UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA - SEDE BOGOTA
DESPLAZAMIENTO Y SALUD
Un derecho o un mercado ?
Mery Constanza García Vargas
El desplazamiento, como todos sabemos, es una problemática de tal magnitud que afecta prácticamente todos los factores y condiciones de vida, por lo tanto el proceso salud - enfermedad de individuos y colectivos es fuertemente alterado.
En Colombia en el sector salud, ha catalogado el desplazamiento como una «emergencia compleja», como « desastre », como « evento catastrófico ».
Bajo esos preceptos se han estipulado las políticas de salud para los desplazados, en particular lo definido en los acuerdos 59/97 y 185/2000 del CNSSS (Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud).
Si bien es cierto que la población desplazada presenta perturbaciones abruptas y dañinas en sus condiciones de vida, ello exigiría, respuestas coherentes con esa situación, es decir respuestas de « emergencia ».
Así planteada la situación parece existir una coherencia entre la problemática y la solución. Sin embargo, vale la pena reflexionar un poco más sobre las implicaciones reales de ese planteamiento:
Pero antes de continuar, vale la pena tener en cuenta que:
·La presencia de la salud o la enfermedad, en individuos y colectivos son producto de las condiciones favorables o desfavorables de orden biológico- genético, ambiental, cultural, económica, social y hasta políticas e institucionales. Por eso, cuando se habla de la salud de la población desplazada es apenas lógico esperar que individuos y colectivos presenten perturbaciones en ella.
·Los efectos, o alteraciones de salud (las enfermedades, los accidentes y el deterioro de la misma), se pueden presentar, permanecer y reproducir en el corto, mediano y largo plazo, inclusive hasta se puede comprometer la salud y vida de futuras generaciones. Por ejemplo : las enfermedades crónicas y degenarativas.
·Las alteraciones que se dan en la salud pueden ser tanto físicas, como psicológicas, emocionales y ocupacionales.
·Las enfermedades crónicas, las epidemias y las enfermedades de la salud pública en la mayoría de los casos se presentan en el mediano y largo plazo e inclusive hay enfermedades que se incuban y permanecen inactivas durante años. ( el SIDA, por ejemplo).
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede observar que las respuestas para la salud, planteadas (por el Estado), vendidas por las IPS y aceptadas (por los desplazados) son de « emergencia », es decir que se acepta que la perturbación en salud se da en un tiempo inmediato: « el ya », el evento debe por tanto presentarse. En este caso, lo más aproximado sería un accidente, una enfermedad aguda o unos síntomas inmediatos.
De esa manera, las alteraciones en salud que se presenten en el mediano y largo plazo, no son contempladas. Solamente basta con pensar en las posibles secuelas de la salud mental, física y emocional salud de los jóvenes y niños desplazados.
El modelo de salud con los desplazados se va perfilando cada vez más para responder a la creciente demanda del evento. Además es el más liberal y eficiente de los modelos de salud que vienen surgiendo en el mercado de la salud. Es talvez el modelo que mejores estímulos tiene tanto en la oferta y la demanda.
La financiación, la cual esta asegurada a través del Fondo de Riesgos Catastróficos, cada vez dedica más recursos para pagar a toda esa inmensidad de oferentes que a través de facturas logran demostrar que si han atendido las eventualidades o catástrofes de la población desplazada.
Gran parte de esa financiación se dedica a cubrir los gastos de los medicamentos, por eso este negocio ha resultado ser muy prospero y mas aún cuando se trata de población vulnerable y en estados de emergencia.
La salud pública, es decir la salud que se encarga en gran medida de la protección de los colectivos, la que hace énfasis en las externalidades y en la prevención de aspectos de gran impacto en la salud, como el saneamiento básico, las basuras, el abastecimiento de agua y las zoonosis, no están siendo practicadas con la población desplazada.
Por eso, los proyectos de salud colectivos, los planes básicos y las acciones de promoción y prevención tienen poca cabida en ese mercado.
El modelo de salud integral, preventivo, continuo y de calidad esta muy lejos de ser practicado con la población desplazada.
La lógica del mercado neoliberal se impone en la salud de los desplazados.
Las políticas neoliberales de la salud que se practican con la población desplazada, contiene una lógica perfecta, coherente y útil al mercado de la salud impuesto en la ley 100/93.
La salud, en esa ley, se constituye en un « riesgo »Bel cual debe ser focalizado, asegurado y pagado con anticipación.
La catástrofe, - o salud de los desplazados- es la inminente presencia del evento, por tanto no debe existir ninguna barrera en el mercado, ni siquiera el mismo aseguramiento pregonado en los regimenes contributivo y subsidiado. No hay necesidad de afiliación, de diagnóstico, de prevención, ni seguimiento, tampoco habría necesidad del paquete de servicios.
Por eso la catástrofe pasa a ser una mercancía, la cual debe ser vendible y comprable de inmediato, puesto que se debe estar listo para atender la emergencia, la cual no da espera. Se estimula así, la libertad a ultranza del mercado de la salud. ( - Y de la pobreza por supuesto-).
Este mercado tiene sus mejores clientes: – los desplazados- , clientes que, tienen un muy buen comportamiento: pues en menos de año y medio se ha doblado el número de desplazados resgistrados en la Red de Solidaridad. Y dada la precariedad en sus condiciones de vida se aumentan todos los factores de riesgo para enfermar.
Los desplazados- en su mayoría pobres- se están constituyendo en uno de los mejores negocios para los mercaderes de la salud de los pobres, por eso, están en auge las IPS y las droguerías de garaje en los sitios de mayor asentamiento de desplazados.
La política social de corte neoliberal estimula esta lógica, y los pobres focalizados y atrapados se constituyen en la mejor excusa para justificar la equidad, universalidad, libertad, eficiencia que tanto pregona el neoliberalismo.
Por supuesto, es la visión cortoplacista, eficientista, y de libertad a ultranza del mercado.
Ese mercado, no resulto ser perfecto, pues desde ya se están evidenciando sus perversiones:
·Proliferación de mercaderes (en la oferta y en la demanda) de medicamentos y de servicios: IPS Y Droguerías de garaje.
·Guerra en la captación de los desplazados a través de incentivos mercantiles.
·Demanda inducida, sobre demandada y subutilización de servicios.
·Sobrecostos y sobre facturaciones.
·Creciente demanda sobre los recursos de la cuenta de eventos catastróficos del FOSYGA.
·Tensiones entre desplazados y población receptora.
Así el derecho fundamental a la salud se ha constituido en una buena mercancía justificada en extrema pobreza, en la vulnerabilidad y la catástrofe.
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