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Actualidad Económica
Norman Alarcón Rodas noralar51[at]yahoo.com
La Dorada, enero 27 de 2003
Gran preocupación ha generado en diferentes sectores sociales y gremiales la determinación de la Administración Uribe Vélez de proceder a fumigar los cultivos ilícitos en el oriente del departamento de Caldas que comprende una amplia región del Magdalena Medio colombiano, según lo dio a conocer el gobernador de Caldas, Luis Fernando Arias Aristizabal, a través del diario El Tiempo del sábado 25 de enero.
El alto funcionario afirmó que "aproximadamente unas 700 hectáreas
de coca serán fumigadas por la Policía Antinarcóticos".
Admitió que si no existe otra posibilidad, como la erradicación
manual, acatará las instrucciones dadas por el presidente
Álvaro Uribe Vélez, de fumigar con glifosato. El mandatario
seccional manifestó que aunque la coca esté sembrada entre
cafetales, se debe obedecer la orden de fumigar todos los cultivos ilícitos
en el oriente de Caldas.
Frente a esta drástica medida oficial se deben absolver varios interrogantes.
- ¿Porqué sectores campesinos de esta región llegaron
a esta situación?
¿No será que la crisis agraria ocasionada por el modelo
neoliberal que ha arrasado en nuestro país un millón de hectáreas
no les dejó otra alternativa?
- El oriente de Caldas ha sido una zona donde ha predominado la producción de café, pero la crisis mundial cafetera ocasionada por el rompimiento del pacto mundial de cuotas impuesto por Estados Unidos en 1989 llevó a este renglón productivo a una quiebra generalizada por la sobreoferta y los bajos precios del grano. ¿Porqué el gobierno nacional no ha implementado una política de salvación del sector cafetero?
- Si la producción de café ya no es rentable, menos lo es la producción de otros productos alimenticios que el gobierno nacional le está comprando a manos llenas a los productores norteamericanos. ¿Porqué no se frena la importación y se fomenta la producción nacional que es la base de la seguridad alimentaria de los 43 millones de colombianos?
Además de lo anterior, se debe tener en cuenta que en la zona cafetera hay una gran densidad de población, escuelas y puestos de salud; al lado de los cafetales están las sementeras con los cultivos de pan coger, caña panelera, ganado y como si fuera poco, por sus cuencas hidrográficas serpentean numerosas fuentes de agua y ríos que alimentan los acueductos de municipios y veredas, como es el caso del río Guarinó que surte el acueducto para más de 100 mil doradenses. Es decir, las consecuencias de una fumigación con glifosato en el oriente de Caldas tendría tal cantidad de implicaciones que no se debería tratar a la ligera ni con tufillos intimidatorios. Con la "putumayización" del Magdalena Medio, el remedio sería peor que la enfermedad. Más vale ir al fondo del asunto, implementar una política de protección a la producción nacional agropecuaria para que los empresarios y campesinos no tengan que buscar otras alternativas.
Actualidad Económica
Norman Alarcón Rodas noralar51[at]yahoo.com
La Dorada, enero 27 de 2003
Elsa Nivia
Raplamira
El problema de la siembra de cultivos de uso ilícito en Colombia se conoce quizás desde la década de 1960, cuando existían algunos cultivos de marihuana. Hacia finales de la década de 1970 se iniciaron las fumigaciones en Colombia, en esa época con paraquat, fumigaciones que dejaron destrucción y deterioro de suelos en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el Cauca y otras zonas del país. La marihuana prácticamente se acabó en Colombia, no por las fumigaciones sino porque Estados Unidos se convirtió en el primer productor mundial, sin embargo allá no la fumigan, el pueblo norteamericano no lo permitiría ni los gobiernos estatales lo aceptarían. Las fumigaciones con herbicidas a base del glifosato de Monsanto en zonas de cultivos de uso ilícito se iniciaron en Colombia a comienzos de la década de 1980.
Este breve resumen para ver que el problema de los cultivos de uso ilícito lleva casi 40 años en Colombia y las fumigaciones más de 20, casi 20 de ellos hablando del famoso glifosato (que no se aplica solo sino con surfactantes que hacen a la mezcla altamente peligrosa). Bajo este panorama de fumigaciones Colombia se ha convertido en el primer productor de narcóticos del mundo, con todas sus implicaciones políticas, sociales y ambientales. Y todos los gobiernos, uno tras otro, siguen cayendo en el mismo error, de creer que reforzando la misma estrategia equivocada (Fumigar y fumigar!) podrán resolver un problema de tal magnitud, que no puede mirarse solo sino enmarcado dentro de las políticas socioeconómicas nacionales e internacionales de la misma época y más atrás.
Los cultivos de uso ilícito no se siembran solamente porque haya una demanda de parte de drogadictos norteamericanos y de otras nacionalidades que pagan por las drogas. Si esto fuera cierto, desde hace 30 años el café habría dejado de ser un renglón importante en la economía del país y habría sido reemplazado por coca. Pero no sucedió hace 30 ni 20 años y sí está sucediendo ahora. Y si el gobierno no ataca las causas económicas e insiste en la vieja y equivocada estrategia de fumigar, los impactos en la zona cafetera podrán ser de unas consecuencias sociales y ambientales tan desastrosas, no comparables ni siquiera a las del Putumayo.
Es necesario que la comunidad científica y académica reflexione y profundice en esta problemática desde lo técnico a lo social, y le aporte elementos serios y confiables al Presidente de la República, que le ayuden en la toma de decisiones acertadas y en la innovación de políticas, Y LO MÁS URGENTE, PARA QUE COMPRENDA QUE DEBE SUSPENDER LAS FUMIGACIONES!, PORQUE LAS PRESIONES DE GOBIERNOS EXTRANJEROS PARA QUE ESTAS SE REALICEN NO LO EXHONERARÁ DE SU RESPONSABILIDAD. Con 30 años de historia a cuestas habrá pocas disculpas para justificar fracasos.
Entre los muchos aspectos que la comunidad científica y académica debería analizar estarían:
1. La alta susceptibilidad del café a este herbicida.
2. La alta susceptibilidad de plantas no leñosas como la mayoría
de cultivos alimenticios. 3. La alta densidad de población de la
zona cafetera. 4. La alta producción de alimentos en la zona andina
para surtir mercados urbanos. 5. La susceptibilidad de aves y otros animales
criados en la zona para alimentación humana. 6. La contaminación
de cuencas y subcuencas de donde se surten acueductos rurales y urbanos.
7. La biodiversidad en flora y fauna, terrestre y acuática de la
región. 8. Las deficiencias médicas para atender intoxicaciones
masivas.
Elsa Nivia
Rapalmira (Rap-al Colombia)
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