La conspiración del Endosulfan
COVER STORY
Una cruda exposición por la CSE, de cómo la industria de los plaguicidas intriga con los oficiales del gobierno y científicos en Kerala para levantar la prohibición de un plaguicida mortal. En juego está aquí la integridad de las decisiones del gobierno que impactarán las generaciones en el futuro. No solo crearán daños irreparables a los residentes de Kerala, sino que también hace una burla a lo que tiene que ver con la salud publica.
Se pudo establecer una relación entre una extraña alta incidencia de deformidades y enfermedades en Padre – una pequeña población en el distrito de Kerala Kasaragod— y el endosulfan, un insecticida organoclorado. La “Plantation Corporation of Kerala” (PCK) ha estado asperjando endosulfan desde mediados de los 70 en sus plantaciones de marañón ó nuez de la india. La gente de Padre ha estado batallando sola durante mucho rato contra la aspersión de este plaguicida. Análisis de laboratorios conducidos por el Centro para la Ciencia y el Ambiente (Centre for Science and Environment, CSE), en Nueva Delhi, revelaron que todas las muestras colectadas en el pueblo contenían niveles muy altos de endosulfan, el cual ha sido irónicamente prohibido ó restringido en muchos países.
Una vez que la noticia se dio a conocer en los medios nacionales, la presión pública forzó a muchas decisiones. La Comisión Nacional de Derechos Humanos solicitó a las agencias gubernamentales incluyendo el Consejo Hindú de Investigaciones Médicas (ICMR), tomar acciones. Se inició un estudio del Instituto Nacional de Salud Ocupacional (NIOH). El gobierno de Kerala también estableció un comité dirigido por un ingeniero eminente: A. Achyuthan para evaluar el asunto. Tanto la Union como el gobierno estatal prohibieron las aspersiones aéreas de endosulfan. La cruzada parecía dirigirse hacia su lógica conclusión.
En vez, se abrió el “lobby” para el plaguicida ya que se lanzó una ofensiva para luchar por su permanencia. En juego estaba la suerte de una industria que vale Rs 4,100 crore (un crore=10 millones de rupias). Fue así como se inició una campaña virulenta que involucró altos funcionarios oficiales, científicos y agricultores. La agenda tenía dos objetivos: desacreditar el estudio de la CSE y probar que el endosulfan era seguro e inocuo. La estrategia de la campaña tuvo tres componentes: desinformación, fabricación de datos e influenciar a las agencias gubernamentales para levantar la prohibición.
Muy pronto artículos, entrevistas y anuncios empezaron a aparecer en los medios de comunicación mostrando al endosulfan como un insecticida seguro. Mientras tanto, un informe patrocinado por la industria se estaba preparando — PCK había comisionado al Fredrick Institute of Plant Protection and Toxicology (FIPPAT) en Kancheepuram, Tamil Nadu, para conducir un estudio. Sin sorpresas, los resultados absolvieron completamente el endosulfan. Activistas que se oponían al endosulfan fueron amenazados con acciones legales, este fue solo el comienzo. A través de socialización de la empresa del insecticida con los científicos invitándolos a fiestas de cinco estrellas y lograr así el envío de emisarios o acompañantes oficiales a las reuniones. El “lobby” al plaguicida usó cada regla en el libro y fuera de ella para acabar con la campaña del público.
En muchas formas la batalla por el endosulfan es una prueba crucial para la industria — una derrota aquí podría no solo herir las ganancias, sino también animar más comunidades para salir al aire y colocar más plaguicidas en la lista negra.
Hasta el momento parece que su estrategia está funcionando. En marzo de este año, la prohibición del endosulfan se levantó bajo circunstancias misteriosas. El informe confidencial del NIOH — que Down To Earth posee — claramente implica al endosulfan como el agente causal de las enfermedades. Se ve con claridad cómo los clamores silenciosos de los residentes de Padre por una justicia ambiental han caído en oídos sordos.
KUSHAL P S YADAV, quien estuvo encubierto para socavar las suciedades y S S JEEVAN descubrieron las triquiñuelas que la industria utiliza para favorecer sus beneficios económicos sobre la salud del pueblo.
Fue una amenaza velada que Padma S Vankar nunca esperaba. Como consultora del laboratorio del CSE para monitorear la polución, ella había supervisado las pruebas de las muestras colectadas en Padre. Vankar está también encargada de las Facilidades para Pruebas Ecológicas y Analíticas en el Instituto Tecnológico de la India (IIT) en Kanpur. La amenaza vino en la forma de un inesperado visitante al IIT en septiembre del 2001. Conozca a M Raghavender.
Raghavender trabaja para EMFA (Endosulfan Manufacturers and Formulators Association= Asociación de Fabricantes y Formuladores de Endosulfan). Él fue al IIT con una agenda muy clara: distanciar el IIT del estudio del CSE y hacer que Vankar admitiera que sus hallazgos eran errados. En resumen desacreditar la credibilidad del estudio. “Él -me aconsejó- mantenerme lejos de estas controversias ya que era una mujer”, dijo Vankar. Pero Raghavender falló en ambos intentos, él era solo un pequeño peón en una bien orquestada campaña que había sido lanzada nacionalmente. La poderosa industria de plaguicidas se había enfrentado a su más duro desafío.
La industria de plaguicidas en India es la cuarta más grande en el mundo y la segunda más grande en la región Asia – Pacífica, solo después de la China. Estimativos del valor total de su mercado varían entre Rs 3,800 y Rs 4,100 crore. De acuerdo con la Asociación India de Productores y Formuladores de Plaguicidas (PMFAI), existen cerca de 55 productores básicos y 300 formuladores de plaguicidas. Además, hay un gran número de pequeños cerca de 200 que formulan productos genéricos en India. Los insecticidas solos son alrededor del 75% de este mercado y el cultivo del algodón consume casi la mitad de los plaguicidas producidos en el país. Las exportaciones de plaguicidas ascienden a Rs 1,600 crore (un crore=10 millones de rupias) en 2000-2001 y la industria confía en que llegue a Rs 1,800 crore durante este año.
La India es el productor más grande de endosulfan en el mundo, de acuerdo con EMFA. Las tres compañías más importantes que producen endosulfan en la India son: Excel Industries, Hindustan Insecticides Limited (HIL) y EID Parry.
De estas, Excel es la líder en el mercado en cuanto a endosulfan se trata. Por consiguiente, no es sorprendente que muchos de sus funcionarios hayan estado visitando Kerala durante el último año tratando de que el gobierno estatal levante la prohibición. “S Ganesan y otros funcionarios de Excel Industries han gastado una gran cantidad de tiempo en reuniones en Kerala con funcionarios del gobierno y científicos,” dice Sridhar R, un activista que trabaja con Thanal Conservation Action and Information Network, una ONG localizada en Thiruvananthapuram.
El Director General de Excel Industries, Ashwin C Shroff, rehusó hablar con Down To Earth aduciendo que el periódico tenía un cierto punto de vista. Pero él no pudo negar que endosulfan dicta los intereses de negocios de su compañía. “Estamos muy conscientes de nuestra dependencia del endosulfan. Es así como en los últimos 6-7 años de una muy alta dependencia de más del 60-65%, hemos llegado a un nivel de menos del 40%. Pero es como el producto bandera,” él le dijo a Business Line (Enero 21, 2001). Las ganancias tienen que protegerse a cualquier costo y así empezó la campaña.
En mayo del 2001, un anuncio aparentemente inocuo apareció en el diario de Bangalore. PMFAI había emitido una “clarificación sobre el endosulfan”. Los problemas de salud en el distrito de Kasaragod no se debían al endosulfan y que este era un plaguicida “registrado” y seguro”, decía. Esta clarificación se hacía para “el beneficio de los usuarios y del público en general y para aclarar la impresión incorrecta creada por los medios informativos”.
El anuncio fue un ejercicio para controlar el daño. Todos los periódicos y canales de televisión importantes habían cubierto extensivamente la tragedia del endosulfan en Padre. Las súplicas de los aldeanos en Padre con casos de parálisis cerebral, retardos mentales, cáncer y otras enfermedades capturaron la imaginación del público. Endosulfan había llegado a ser una mala palabra para todos. “El anuncio se distribuyó a los periódicos para educar a la gente (sic). “No le pusimos mucha atención al informe durante los primeros tres meses. Más tarde nos dimos cuenta que debíamos intervenir ya que estaba errado“, argumenta el presidente de PMFAI Pradeep P Dave. La Asociación organizó varias conferencias de prensa en Kerala aduciendo que el endosulfan se utilizaba en más de 60 países. Ambientalistas en Kerala cuestionaban el motivo detrás de la organización de tantas conferencias de prensa en un periodo de tiempo tan corto. “Esto fue claramente para desorientar a la gente,” dice Jayakumar C, coordinador de Thanal.
En junio, artículos que retomaban el caso del endosulfan aparecieron en revistas como Agriculture Today. Uno de estos artículos escrito por E V V Bhaskara Rao, Director del Centro Nacional de Investigaciones del Madroño (National Research Centre for Cashew) en Puttur, Karnataka, dijo: “Primero condenar el sospechoso luego conducir la investigación”. Obviamente refiriéndose al estudio del caso. Esta cita llegó a ser la más preferida para el “lobby” al plaguicida. Ganesan llegó a ser el seguidor más grande de la cita y escribió una carta con unos elogios desproporcionados: “Es una obra maestra, una mezcla perfecta de información científica y habilidad literaria”. En otro artículo, S K Handa, antes jefe de la División de Química Agrícola del ICMR, alegó que el estudio del CSE era “cuestionable” y “seudocientífico”. Es otro asunto que estos expertos no pudieran encontrar ninguna inexactitud científica en el estudio del CSE (ver ‘Pesticide Plot’, Down To Earth, Vol 10, No 10). Dave asentía cualquier cosa que Handa decía. Hablando a Business Standard, Dave decía que “el tema del endosulfan había sido exagerado”. Un miembro de PMFAI fue a implicar la endogamia como la causa de las “enfermedades extrañas” — “muchos de los afectados por estas enfermedades se reportan que están muy emparentados”. Teniendo en cuenta la radiación, esta Asociación ofrecía muchas explicaciones, “podrían ser contaminaciones microbiales en las corrientes de agua. O contaminaciones con metales pesados. O niveles nutricionales muy bajos”. En otras palabras, cualquier cosa bajo el sol pero no endosulfan.
La campaña de desinformación trajo solo dividendos limitados para el “lobby” del plaguicida. Ellos aún necesitaban un estudio “científico” para contrarrestar el caso de CSE, y no tuvieron que esperar mucho. En febrero del 2001, un grupo de la Universidad de Agricultura de Kerala (Kerala Agricultural University, KAU), dirigido por M Abdul Salam, decano asociado del Colegio de Agricultura de esta universidad condujo un estudio en Kasaragod. Los resultados fueron sorprendentes. No encontraron residuos significativos de endosulfan en ninguna de las muestras. La industria no podía haber pedido más y se fueron a la ciudad con los resultados. Pero hubo pocos que lo tomaron. El estudio de KAU había llegado a ser algo como un chiste entre los círculos del conocimiento.
Las diferencias en el grupo de KAU habían lanzado una sombra sobre su credibilidad. Thomas George, quien analizó los residuos, se había lavado sus manos en lo concerniente al proceso del muestreo. “Yo nunca visité ese lugar (Kasaragod), por lo tanto no conozco como se colectaron las muestras ni dónde se colectaron. Simplemente hice el análisis de residuos para el grupo”, dijo George. El también fue muy claro indicando que solo estuvo vinculado con el grupo de KAU en la primera ronda de los análisis. “Yo no estuve involucrado la segunda vez,” dijo. Pero otros científicos del grupo juraron que George estuvo involucrado en ambos análisis — los documentos claramente mencionan su nombre en ambos trabajos.
Los activistas alegan que Salam y Samuel Mathew, otro miembro del grupo de KAU, fueron muy complacientes con los representantes de la industria. “Yo me reuní con ellos solo para realizar el estudio científico con endosulfan”, se defiende Mathew. La situación de Mathew es similar a la de un juez solicitando al acusado evidencias para salvarlo. Salam dice que él no fue influenciado por nadie. Más aún, aunque el grupo de KAU admitió los problemas encontrados durante la investigación en su informe “No disponibilidad de métodos rápidos y confiables para evaluar el nivel de contaminación del endosulfan en las muestras del ambiente, animales y humanos”, los activistas y la gente de Kerala habrían rechazado el estudio de KAU.
La conspiración del endosulfan tomó un nuevo rumbo cuando el PCK comisionó al Fredrick Institute of Plant Protection and Toxicology (FIPPAT) en Kancheepuram, Tamil Nadu, para conducir un estudios a un costo de Rs 7 lakh, de acuerdo con el PCK . La controversia se armó desde el comienzo del estudio. Los aldeanos de Padre y otras áreas rehusaron cooperar con este grupo para tomar muestras ya que ellos sabían que era un estudio patrocinado por la industria. “Nosotros no supimos siquiera cuando ellos tomaron las muestras,” dijo Shree Padre, un periodista agrícola quien junto con Mohana Kumar Y S, un doctor en medicina en Padre, había protestado contra las aspersiones durante muchos años. “Más tarde supimos que las muestras fueron colectadas de trabajadores jóvenes de PCK, y no de los aldeanos”, dice Sripathy Kajampady, un doctor en Kasaragod quien ha estado luchando por las víctimas. El Director de FIPPAT, Balakrishnamurthy refuta estas alegaciones: “Nosotros realizamos una colección científica con la ayuda de las autoridades apropiadas”. Los miembros del comité Achyuthan — constituidos por el gobierno estatal. — están sin embargo poco satisfechos. Ellos han criticado el informe por inadecuada toma de muestras y también la falta de chequeo cruzado de los resultados con un laboratorio diferente.
El “lobby” al plaguicida fue rápido en cuestionar el estudio del CSE diciendo que había usado ácido sulfúrico concentrado y por esto debía ser verificado por personal independiente experto en residuos. Es otro tema a discutir que mientras el estudio del CSE no utilizó ácido sulfúrico en muestras de sangres, el estudio del FIPPAT, que la industria condujo si lo utilizó.
Es increíble. CSE colectó las muestras unos pocos días después de la aspersión y encontró altos niveles de endosulfan en todas las muestras. “El estudio de FIPPAT, aunque se inició un mes más tarde que el de CSE, muestra justo los resultados opuestos, esto es, completa ausencia de residuos de endosulfan en las muestras de sangre, leche de vaca y agua”, dice el informe de NIOH.
Más aún, NIOH, que hizo su estudio casi 10 meses después de la última aspersión, encontró residuos de endosulfan en muestras de agua colectadas en Kasaragod. NIOH también encontró residuos en las muestras de sangre de niños de la escuela de Vaninagar. “La detección de endosulfan en las muestras de sangre y agua, 10 meses después de la última aspersión de endosulfan, significa una exposición continua al endosulfan”, dice el informe. Aunque el estudio de FIPPAT fue comisionado al PCK, este fue presentado por Dave de PMFAI en una conferencia de prensa en Kozhikode y Thiruvananthapuram, donde apartes seleccionados se reprodujeron para la prensa. “Esto claramente señala los nexos entre la industria- PCK y FIPPAT,” dice Jayakumar. Activistas en Kerala y gente de Kasaragod habían marcado el estudio de FIPPAT como “un esfuerzo bien orquestado de la industria”.
Un incidente interesante que prueba el nexo entre la industria y los laboratorios privados ocurrió cuando la industria hizo una presentación ante el Comité de Achyuthan. El científico de FIPPAT, A Ramesh, acompañó al grupo de la industria que incluía a Dave y S Ganesan de Excel Industries. “Irónicamente el científico de FIPPAT no acompañó al grupo de PCK, que había solicitado el estudio,” dice Achyuthan. Cuando Down To Earth preguntó al Director de FIPPAT que negocio tenía el científico al acompañar al grupo de la industria a una reunión con un Comité del gobierno, él dijo: “Él podría haber ido en el mismo carro, pero no estaba con ellos”. Cuando se le dijo que las criticas de Ramesh del análisis del CSE se registraron en el informe final del comité, él dio una respuesta contradictoria, “No es un gran crimen (acompañar el grupo de la industria), pero no estamos asociados con ninguna industria.”
Los próximos blancos de la industria fueron científicos y funcionarios que estaban en los comités que podían decidir sobre la suerte del endosulfan.
Un informe del Instituto Nacional de Salud Ocupacional se pregunta sobre el endosulfan. ¿Por qué los productores de plaguicidas lo quieren mantener a toda costa?
En agosto del 2001, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (NHRC) solicitó al Consejo Hindú de Investigación Médica (Indian Council of Medical Research, ICMR), someter un informe sobre los riesgos a la salud debidos a las aspersiones con endosulfan en las plantaciones de marañón en el distrito de Kasaragod durante cuatro meses. La ICMR a su vez solicitó al Instituto Nacional de Salud Ocupacional (NIOH) en Ahmedabad, que enviara un grupo a Kerala.
Un grupo de tres miembros del NIOH — conformado por el Director del NIOH, H N Saiyed, el diputado Aruna Dewan y H R Rajmohan del Centro Regional de salud ocupacional (Regional Occupational Health Centre, ROHC) en Bangalore — visitaron el distrito en agosto 9-11 y de nuevo en septiembre. Ellos tenían un mandato claro: un estudio epidemiológico ambiental a través de las zonas para investigar el patrón de la enfermedad en las villas afectadas y en una población control.
El grupo fue conducido por Saiyed y estaba conformado por miembros de NIOH, ROHC y el Departamento Pediátrico del Kasturba Medical College en Mangalore. El estudio de campo fue conducido entre septiembre 24 y octubre 7. En la primera fase, muestras de sangre de 262 niños de escuela (170 expuestos y 92 control) se colectaron para detectar residuos de endosulfan, análisis hormonal, hormonas de la tiroides, hormonas sexuales y estudios citogenéticos.
Es significativo que el grupo del NIOH decidió seleccionar un grupo control. Un grupo control es comparable con el grupo expuesto en todos los aspectos, excepto por la exposición al insecticida en este caso el endosulfan.
El informe de NIOH indica que endosulfan es la causa de un buen número de problemas de salud entre los niños de escuela que viven en las zonas expuestas. Estos niños tienen significativamente un menor nivel de inteligencia que el grupo control. Ellos también tienen una alta incidencia de varios desordenes sexuales cuando se los compara con el grupo control.
El informe finalizó en marzo del 2002, pero ha sido mantenido en secreto. Solo unos pocos tienen acceso a sus resultados. Down To Earth se las arregló para conseguir una copia, del cual solo hay disponibles unas pocas copias. Muchos activistas y los medios periodísticos no tienen una sola información de los hallazgos. “Este maldito informe se ha mantenido en secreto debido a que claramente implica la industria de los plaguicidas”, pregunta Jayakumar C de Thanal, una ONG de Thiruvananthapuram.
Endosulfan constituye solo una pequeña porción del mercado de plaguicidas. ¿Entonces por qué la industria esta paranoica?
La protesta contra el endosulfan en Kerala ha sido un símbolo de lucha contra plaguicidas en la India. La industria de plaguicidas está preocupada con el endosulfan así como con otros de sus productos. Como Dave orgullosamente lo pone, “Yo no defiendo solo una molécula, soy el presidente de 200 moléculas. Nosotros no prohibimos cualquier cosa solo sobre la base de que esté prohibido en otros países”. Si endosulfan se prohibe en Kerala, esto podría tener un efecto de cascada en el resto del país.
Una campaña exitosa para prohibir un plaguicida en particular alimentaria el fuego para otros movimientos también en la India. Más plaguicidas deberían estar bajo escrutinio. Más comunidades deberían sentirse animadas a protestar. Y más plaguicidas deberían estar en la lista negra. Esto es algo que la industria no puede permitir que ocurra.
Hay informes de que un problema similar ocurre en Karnataka.
La Corporación de Desarrollo de Karnataka del Marañón (The Karnataka Cashew Development Corporation) ha estado asperjando el endosulfan sobre sus plantaciones en los distritos de Dakshina Kannada y Udipi desde 1987. La gente en estas áreas está también sufriendo de enfermedades extrañas (ver ‘Double Trouble’, Down To Earth, Vol 10, No 11).
La mira de la campaña de la industria es, de hecho, mucho más grande. Es estrangular todas las voces que están abogando por una prohibición de los plaguicidas. En el ámbito mundial, la concientización acerca de los efectos dañinos de los plaguicidas en humanos así como en el ambiente está incrementándose. Los gobiernos están amarrados a la presión de los grupos civiles de la sociedad para prohibir plaguicidas y químicos dañinos. El año pasado, Colombia prohibió el endosulfan. Filipinas reinstaló la prohibición del endosulfan después de una larga batalla con la industria. Otros países están restringiendo el uso de este insecticida ó prohibiendo su uso completamente. La industria está sintiendo el calor por más de una razón. Recientemente, la India firmó la Convención de Estocolmo, un tratado global para proteger la salud humana y el ambiente de polutos orgánicos persistentes (POPS). Los Pops son químicos que permanecen en el ambiente por largos periodos de tiempo. Al implementar la Convención, los gobiernos eliminarían o reducirían la liberación de Pops en el ambiente. En la primera fase, 12 Pops se han identificado para ser eliminados. Endosulfan no está aún en esta lista, pero tiene todos los ingredientes para hacerlo en la próxima ronda.
A medida que la presión de los consumidores aumenta, las organizaciones corporativas se están alejando voluntariamente de los plaguicidas. “Los representantes de la industria me dijeron que el endosulfan para las plantaciones de marañón es solo un mercado pequeño. Ellos están más interesados en el uso del endosulfan en algodón y en otros estados, dicen que si se prohibe en Kerala, tendría repercusiones en toda la India”, comenta Salam. Cuando a Dave se le preguntó si ellos se sentían amenazados por estas campañas (como la de Kerala) él respondió: “Es solo que tenemos que proteger nuestros intereses y presentar nuestro lado de la historia”.
Las regulaciones de plaguicidas en la India son laxas. La industria ha aprovechado todas las oportunidades para corromper el sistema y el gobierno se ha hecho el ciego ante el problema. Los plaguicidas son regulados bajo el Acta de Insecticidas de 1998 y la reglamentación de los Insecticidas de 1971. En mayo del 2000, La ley 2000 de Insecticidas (Enmienda), se pasó bajo la sombra de muertes suicidas de los agricultores debido a plaguicidas adulterados. Esta enmienda hizo que la penalización por plaguicidas adulterados fuera más estricta. Pero hizo muy poco para limpiar las regulaciones de registro de los plaguicidas y monitorear esta industria del veneno. El Acta de Insecticidas regula la importación, manufactura, venta, transporte, distribución y uso de insecticidas para prevenir cualquier riesgo a la gente y animales. El Comité de registros, constituido bajo la Sección 5 del Acta, registra un insecticida después de verificar su eficacia y seguridad a humanos, animales y el ambiente. La Oficina Central de Insecticidas (Central Insecticides Board, CIB) localizada en Faridabad, Haryana, aconseja a la Union y gobiernos estatales sobre asuntos técnicos. En el 2001, un total de 2718 solicitudes se recibieron para registro, de las cuales 1439 se aprobaron, de acuerdo al gobierno.
Básicamente, hay dos tipos de registros bajo la Sección 9 del Acta de Insecticidas — primaria y secundaria. Cuando una molécula nueva se registra en India consigue un registro primario. Solicitudes subsecuentes para la misma molécula logran el registro secundario. Para registrar una molécula nueva se requiere generar estudios — información dependiente del ambiente bajo las condiciones agroclimáticas de la India e información independiente del ambiente. Los datos independientes del ambiente se pueden tomar directamente de la información existente en otras partes del mundo. Pero la generación de información dependiente del ambiente por lo general toma entre 4-5 años. La información sobre varios sujetos que incluyen toxicología y fitotoxicología es necesario generarla para el registro de cualquier molécula nueva. Una vez que un registro primario existe, otros que solicitan registros nuevos pueden solicitar un registro secundario. Por supuesto estas son solo reglas prescritas por el gobierno pero rara vez se cumplen.
El primer paso para registrar un insecticida nuevo es la generación de información. Este es también el primer paso donde la corrupción se inicia. Una compañía tiene la opción de ir a un laboratorio del gobierno ó a laboratorios privados comerciales aprobados por el gobierno “Las compañías por lo general prefieren los laboratorios privados comerciales ya que ellos pueden generar los resultados y muy rápidamente. Los trámites burocráticos en los laboratorios del gobierno pueden causar grandes demoras”, dice N G Waghle, antes vicepresidente, de Pest Control India Limited. “Los laboratorios privados son los primeros en satisfacer las demandas de la industria”, él adiciona. Donde todo tiene su precio.
“Los procedimientos hindúes para el registro son desconsoladores. Es un gran tamasha,” dice P D Deshmukh, un funcionario antiguo de una industria de plaguicidas. Con una experiencia en la industria de 30 años, Deshmukh tiene anécdotas asombrosas para contar. “Yo conozco un laboratorio que promete generar datos toxicológicos para un producto en un día. Generar estos datos normalmente toma entre un año y año y medio. El director del laboratorio me dijo que él arreglaba el intercambio de cartas por un año — haciéndolas aparecer como si la solicitud se hubiera hecho hace un año. Muchas compañías multinacionales e Hindúes son parte de esta patraña,” alega Deshmukh. “Es tenebroso imaginar cuantos plaguicidas peligrosos han podido llegar a los agricultores sin pruebas adecuadas”, se asusta Waghle.
Recordando sus 35 años de experiencia en la industria, Waghle, recuerda historias chocantes de cómo las compañías han corrompido altos funcionarios de los organismos de registros de plaguicidas. “Las compañías están atentas a contactar directamente los funcionarios del CIB, para que ellos usen los servicios de un negociador”, él dice. Los agentes actúan como un enlace entre la industria y el CIB. El soborno a los funcionarios de bajo y alto perfil en los CIB se hace a través de estos agentes designados. La industria ha convertido estos sobornos en un arte y el agente ó negociador es una parte integral de este juego.
El negociador es por lo general una cara regular en el CIB, dice Waghle, por lo que los funcionarios se sienten cómodos interactuando con él. La industria paga este agente por todo el trabajo sucio que ellos quieren que se haga — el registro de una nueva molécula, ó robar información de una molécula previamente registrada, ó aún sobornando los miembros del Comité para influenciar la toma de decisiones a alto nivel. Pero el soborno no es siempre dinero.
Muchos altos funcionarios del CIB, incluyendo los miembros del Comité de Registros, regularmente reciben invitaciones a viajes de recreo, dice Waghle. La compañía paga todos los gastos — tiquetes aéreos, acomodaciones en hoteles de cinco estrellas y aún gastos de compras en almacenes. De nuevo no hay una relación directa con la industria, todo es hecho por el agente.
“El funcionario simplemente tiene que informar al agente, con quién tiene después que entrar en contacto la compañía. La compañía paga al agente por todo el trabajo sucio”, él adiciona. Waghle le ha proporcionado a Down To Earth los nombres de unos pocos de los legendarios agentes y de sus clientes.
Las leyes están hechas para proteger a la industria. La industria del endosulfan ha utilizado estos agujeros para su gran provecho. Por ejemplo, el PCK violó muchas regulaciones mientras conducía aspersiones aéreas. El Acta de Insecticidas hace mandatorio que una compañía informe a la gente acerca de las aspersiones aéreas de plaguicidas. Todos los reservorios de aguas en el área deben estar cubiertos durante la aspersión. Pero esto no fue hecho por el PCK. “El CIB ha prescrito que las aspersiones con endosulfan deben ser hechas a una altura no mayor de 2-3 metros sobre el follaje. Pero aún esto no se cumplió en las plantaciones del PCK”, dice L Sundaresan, antiguo Director del Departamento de Agricultura de Kerala.
“Las aspersiones aéreas de endosulfan no fueron permitidas por el CIB después de 1993. El CIB había dado aprobación para las aspersiones aéreas de endosulfan al PCK solo hasta diciembre de 1992. Pero el Departamento de Agricultura en Kerala y el distrito han autorizado aplicaciones aéreas aún hasta enero del 2001”, alega Jayakumar.
La Union del gobierno hizo muchos esfuerzos para hacer el uso de los plaguicidas “seguro”. Esto apuntó hacia los comités. Estos comités permitieron el uso de endosulfan con una palabra de precaución: los plaguicidas deben usarse muy cuidadosamente y especificar las áreas donde no deben ser usados. En 1991 la Union del gobierno organizó un comité liderado por S N Banerjee, anteriormente Consejero del Gobierno en Protección de Plantas, para revisar si algunos plaguicidas, incluyendo endosulfan, deberían ser utilizados en la India. El Comité dijo que el Comité de Registros del CIB no debería permitir el uso del endosulfan cerca a ríos, lagos, mar o pantanos. El Comité también recomendó que se colocara un anuncio de advertencia en todos los rótulos y folletos de los recipientes. En relación con otros anuncios, las compañías despliegan esta advertencia en una letra tan pequeña que es difícil leerla.
Otro Comité liderado por R B Singh, hizo recomendaciones similares en 1999. El reenforzó el hecho de que el rótulo debería ser obligatorio en letras en negrilla para evitar el uso del endosulfan cerca a fuentes de agua. La 195ava reunión del Comité de Registros del CIB, conducida en diciembre de 1999, acordó implementar las recomendaciones. Pero nunca fueron realmente implementadas. El CIB ha escogido sentarse en estas recomendaciones. Endosulfan aún se utiliza indiscriminadamente, como la tragedia de Kasaragod lo muestra.
A la industria de plaguicidas no le gusta las regulaciones del Acta de Insecticidas diciendo que los procedimientos engorrosos para el registro están estrangulando su crecimiento. Pero, viendo la forma que la industria tiene para sortear estos procedimientos, ciertamente, saltándose sobre todas las normas de decencia en el caso del endosulfan, queda muy claro que este negocio “sucio” necesita más y no menos controles. Pero esta vez necesita monitores que tengan un control público. De otra forma, esta industria de muerte llegará a ser aún más mortal en los próximos años.
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