INICIATIVA REGIONAL ANDINA:

Una estrategia integral para tiempos de guerra global

ATREVIDA EVALUACIÓN GEOESTRATÉGICA DEL LLAMADO PLAN COLOMBIA

“¿Cómo va la noche? En lucha con el día, mitad por mitad”   /  Macbeth (Shakespeare)

1) Los Estados y sociedades civiles que en la subregión andina y el mundo continúen refiriéndose en la actualidad, como únicos focos de a-tensión en el área, exclusivamente al “conflicto interno colombiano” y al “Plan Colombia” cometen, a nuestro parecer, un error: las variables geopolíticas y las modificaciones regionales, aceleradas de manera insospechada en los últimos seis meses, así como los Nuevos Componentes de la Política Exterior estadounidense para el mundo, Latinoamérica y los Andes, obligan a superar ciertas visiones simplistas acerca de las complejas intencionalidades mutantes que los artífices supranacionales del Plan Colombia, fueron aportando en la puesta en marcha de una estrategia mayor para una región “inestable”, cuyo epicentro, por supuesto, es Colombia, y que hoy empieza a emerger, con su verdadero rostro, en los Andes: la llamada Iniciativa Regional Andina, IRA; que, según nuestro enfoque, no puede ser entendida, simplonamente, como una visión “más amplia” o como el “nuevo rostro” del Plan Colombia. Es eso, pero más que eso. Si el mismo Plan Colombia daba para pensar en que se trataba de una estrategia mucho más amplia y compleja que una mera acción combinada antinarcóticos, la Iniciativa Regional Andina no puede ser vista, peor aún después de los acontecimientos del 11 de Septiembre, como una “estrategia regional antinarcóticos”, pues dejamos de lado los otros complejos componentes y espacios que cruza o incluye en su arco de posibilidades analíticas: la potenciación del ALCA, los nuevos escenarios geopolíticos para el control hegemónico de los recursos del cuarto milenio (fuentes de agua dulce, biodiversidad y oxígeno), así como la reconversión militar regional en ciernes, y la configuración de un modelo de Seguridad Regional contra el terrorismo, que incluye el re-diseño de la Seguridad Nacional en los países-modelo.
 

2) Aunque los contenidos ESTRUCTURALES del Plan Colombia puedan continuar aplicándose a futuro, sin mayores variantes, casa adentro en Colombia, con fumigaciones y operaciones militares fundamentalmente, sí debería repararse en un hecho: “algo olía mal en Dinamarca”, es decir que su imagen institucional externa y sus fundamentos básicos, fueron rápidamente erosionados. Decir Plan Colombia, si no en Colombia, por lo menos en una gran parte de la población de sus países vecinos y en otra de la comunidad latinoamericana y mundial, en el actual período, era referir, prácticamente, una “estrategia desprestigiada” y, por lo menos hasta hoy, “fracasada”: ni los cultivos ilícitos han disminuido, ni la guerrilla de las FARC ha sido estratégicamente golpeada. Se imponía, pues, por parte de sus artífices, consolidar y acelerar una ‘nueva estrategia’, más global y -por ello- más riesgosa, por su imposición vertical e inconsulta a nuestras sociedades, pero articulada a tradicionales visiones geopolíticas de EEUU para nuestra región y el continente.

3) La información sobre el aumento de los cultivos ilícitos en Colombia, frente al relativo “éxito” de la destrucción de una cantidad inferior de cultivos ilegales mediante empleo de fumigaciones masivas y campañas militares no consolidadas, desmoronaba la parafernalia inicial que, parapetada en la “lucha antidrogas”, lanzó el Plan Colombia ante la localidad regional y mundial. Por otro lado, el Plan Colombia, desde el punto de vista de amplios sectores de la sociedad ecuatoriana, ha ocasionado efectos, daños y riesgos a la comunidad de naciones vecinas y, especialmente, al Ecuador.

4) El énfasis que la nueva administración norteamericana puso, desde su primer discurso, en la lucha contra el consumo casa adentro, de alguna manera evidenciaba una especie de “preparación mental” de la población mundial, y especialmente interna, para variar el enfoque esencial de esta estrategia y prevenir opiniones en caso de un probable fracaso futuro de las operaciones antidrogas en el país oferente.

Las numerosas opiniones de ex-altos funcionarios, especialistas y analistas de prensa norteamericanos, apuntaban y coincidían en predecir, antes del 11 de Septiembre, el fracaso del Plan Colombia, apreciación, a nuestro entender, correcta desde el punto de vista estratégico.

5) Durante el lanzamiento informativo de la llamada Iniciativa Regional Andina en Washington, el Departamento de Estado -en su párrafo inicial- revelaba la intencionalidad geopolítica de esa “estrategia regional antidrogas”, al señalar -en primer lugar- “los intereses de EEUU", que supuestamente estarían en juego en la región; y, en segundo lugar, cuando evaluaba -desde su particular y unilateral visión- lo que ocurre en los Andes y la Amazonía, prácticamente que NARCOTIZA la agenda nacional, no solo de Colombia (narcotizada ya por el plan que lleva su nombre), sino de toda la región andina. Si coincidimos en que uno de los elementos fundamentales de la política exterior norteamericana ha sido y es  “la Estabilidad” (con mayúscula), entonces es toda la región, y no solo Colombia, la que preocupa y se descompone. Porque incluye al discurso internacional del venezolano Chávez, al fin y al cabo distinto al que se espera de una democracia local, al Brasil con su particular visión geopolítica de lo que ocurre en la región, al Ecuador y su peligroso cocktail movilizador del 21 de Enero del 2000, que desencadenó el derrumbe de un gobierno a través de la unidad táctica entre indígenas, militares y movimientos sociales. Al Perú post-Fujimori, al Bolivia sin Bánzer y con movimiento cocalero in crescendo, etc.

6) Por eso en el documento inicial de la IRA se señalaba que “la democracia está bajo ataque en los Andes” y aunque se cuidaron de no mencionar a Chávez y al peculiar proceso venezolano explícitamente, en el caso ecuatoriano citaba un juicio de valor, cuando advertía que los indígenas son “populistas y radicales”. Si a ese axioma sumamos las opiniones del Departamento de Estado y el Informe Estratégico de la CIA, publicados en la prensa mundial meses atrás (“los indígenas son un factor de inestabilidad democrática”), ya no asistimos -pues- a un "análisis regional antidrogas”, sino a una lectura geopolítica que no solo muestra el grado de injerencia en nuestras democracias talibán, sino su inaceptable visión respecto de los pueblos indígenas del Ecuador y, por extensión, de los pueblos indios de América Latina.

7) En el último párrafo del acápite pertinente a Drogas (“Ayuda antidroga y a la ejecución de la ley”) el Departamento de Estado infiere sutilmente, sin sustento técnico de su afirmación, que los altos y conocidos índices de consumo de drogas en los EEUU (cerca de 40 millones de adictos, según algunos analistas), son equiparables a los índices de consumo existentes en Europa "y los países productores de los Andes". Pero más riesgosa es su apreciación al englobar a todos los países andino amazónicos, cuando pretende dar a entender que “toda la región andina” (en la que incluye erradamente a Panamá, Brasil y Venezuela), sería casi, casi, una región de “coca-naciones” que requerirá de la aplicación de esta dudosa estrategia de “ayuda antidrogas”. En ese mega-marco regional, las bases militares en la zona que rodea el cinturón Atlántico-Pacífico y particularmente el FOL de EEUU en Manta, tendrá vigencia para rato, lo que complicaría, aún más, la posición del Ecuador en una región en ciernes.

El General René Vargas Pazzos y el Coronel Jorge Brito, miembros de una red de trabajo colectiva que organizamos en Ecuador, el Grupo de Monitoreo de los Impactos del Plan Colombia, preguntaban: “¿Cuál es el papel de la base de Manta en esta gran estrategia? Si la base de Manta, como mencionan las autoridades de gobierno simplemente sirve para proveer Inteligencia Electrónica: ¿Por qué se gastan 80 millones de dólares y por qué se reforzó con concreto la pista de la base? Porque en el Acuerdo Operativo se habla de que podrán aterrizar y decolar de ella aviones Galaxy, C-130 y C-140, que son aviones utilizados para el despliegue rápido de tropas.

Un avión de esa naturaleza puede transportar 300 hombres completamente armados y equipados, y es el equivalente en peso, de helicópteros, tanques y fuerzas de intervención rápida que fluctúan de 15.000 a 20.000 hombres. Los aviones que permanentemente se usan en la primera fase pueden ser cuatro, llamados por EEUU "aviones livianos". El C-130 es nuestro avión más pesado, según ellos es liviano. ¿Por qué incluyen al 550 KW, que es un avión tan grande que puede transportar un batallón armado? ¿PARA QUÉ QUIEREN EN MANTA UN AVIÓN MILITAR TAN GRANDE? ¿PARA DETECTAR TRAFICANTES DE DROGAS? ESOS AVIONES SON PARA MONTAR UNA OPERACIÓN DE ATAQUE MILITAR DESDE MANTA”.

8) Es llamativa la visión de la IRA sobre el nuevo papel a asignar a las FFAA de la región andino amazónica. En el acápite “Ayuda de seguridad”, reasigna “nuevos roles” a nuestros ejércitos, basándose exclusivamente en los intereses nacionales de EEUU: ya no el resguardo de la “jurásica” soberanía, sino el combate a las drogas y a lo que el Departamento de Estado cataloga como “amenazas reales y actuales a la seguridad nacional”, las mismas que obligarían a EEUU a “reevaluar las misiones de seguridad nacional de los ejércitos andinos y estimular el intercambio de información e inteligencia en relación con amenazas transnacionales”. Lo curioso es que esta interpretación del Departamento de Estado, se publicó mucho antes del 11 de Septiembre.

Ahora bien: esas amenazas pueden ser definidas unilateralmente por los Departamentos de Estado y de Defensa y podrían incluir, más aún luego del 11 de Septiembre, desde drogas e insurgencia, hasta pueblos indígenas, “las ONGs que los apoyan”, las agrupaciones de DDHH y ecologistas, los movimientos sociales no destruidos y los militares de pensamiento nacional en la región que, aceptémoslo o no, desagradan la hegemonía globalizadora.

9) Cuando el Departamento de Estado dice en este acápite que “la capacidad de las FFAA andinas para controlar sus fronteras, respaldar los esfuerzos antidrogas y apoyar las instituciones democráticas ha declinado” y cita que se debe “mejorar la capacidad militar de acción regional combinada”, da a entender  que los ejércitos nacionales locales son un “fracaso”; y que bien podría requerirse de la asistencia y presencia militar cada vez más notable de EEUU en la región. ¿Se quiere ejércitos andinos globalizados y articulados para “misiones regionales cooperativas” que ciertos intereses vitales demanden? ¿Esta visión incluiría una “reedición posmoderna” para la región andina, de la Seguridad Nacional y el reavivamiento de la concepción del “enemigo interno”?

10) Asistimos, entonces, a una llamativa operación de “alta cirugía facial” y “marketing”; pero -sobre todo- a una profunda reingeniería de la Estrategia norteamericana para los Andes y la Amazonía, que hoy incluye -sin tapujo- a toda la región andina a través de la IRA, y la reconversión de la Seguridad Nacional para la puesta en marcha en los andes del escenario anti-terrorista post-11 de Septiembre. En el caso ecuatoriano existen visos de una 'reconversión' conceptual de la "Seguridad Nacional" y un volver a la teoría del "enemigo interno", reingeniería institucional visible después del levantamiento indígena, popular y militar del 21 de Enero del 2000. De otro lado, no pasó desapercibido para nosotros el reciente encuentro reservado entre los máximos jefes militares y de Inteligencia Militar de ambos países, para afinar la estrategia “de seguridad antiterrorista” fronteriza.

Salvador María Lozada, ex profesor de la Universidad de Buenos Aires y presidente de la Asociación Internacional de Derecho Constitucional, trazó un paralelismo muy actual, llamándonos la atención sobre los peligros de la nueva Doctrina de la Seguridad Inter-Nacional: “Las nuevas comprobaciones sobre el llamado Plan Cóndor (ese travestí ornitológico del águila blanca) y la remilitarización de la América Latina al calor de la obsesión bélica de Washington -magnificada después del 11 de septiembre- supone una nueva actualización de la Ideología de la Seguridad Nacional”.

Las organizaciones sociales, de DDHH y de paz, así como las elites y “mass media” que no aprecien esos cambios, difícilmente podrán afrontar la compleja realidad estratégica circundante y articular propuestas consistentes mancomunadas en su quehacer cotidiano y en sus agendas regionales por la defensa de los DDHH, (DESC, DCP) y la construcción de alternativas democráticas.

 ALIANZAS INTERNACIONALES DESEABLES / ¿PROBABLES?

11) Europa, que ha mantenido una posición un tanto distinta a la de EEUU en la apreciación global de la problemática regional, así como sobre los temas: drogas, conflicto colombiano y DDHH, podría jugar un papel importante, esta vez con relación a la IRA y a sus efectos militares y policíacos de regionalización. América Latina y los Andes, debemos mirar a Europa, como necia y lúcidamente la miraron nuestros antecesores a finales del siglo XIX.

12) Desafortunadamente, a raíz de la acelerada iniciación e implementación del ALCA, que, dicho sea de paso, se incluye en el documento de la IRA como el mega-componente regional, y más aún después de los sucesos del 11, esta región y todo el continente pueden catalogarse como “zona intocable de influencia” de la llamada hegemonía unipolar. Es decir, que los forasteros “no serían bien vistos” en una probable resolución democrática del drama regional y para aportar en el freno internacional a la regionalización belicista. De hecho no conocemos ningún pronunciamiento de la Unión Europea respecto de la Iniciativa Regional Andina. Por ello sostenemos que la sociedad civil de los países andinos, -y por supuesto- las ciudadanías de Ecuador, deberíamos trabajar más a fondo y multilateralmente por una alianza estratégica con Europa, que se fortalezca no solo a nivel de gobiernos o espacios económicos, sino a nivel político y desde la sociedad civil ante la Unión Europea como un todo heterogéneo. El trabajo y prioridad que las hermanas organizaciones de DDHH de Colombia, han dinamizado en los países europeos, la UE en conjunto y los EEUU, debe servirnos de ejemplo a los demás movimientos de DDHH, democracia y paz de los países de la región.

13) Particular atención merece el estímulo a un trabajo coordinado de toda la región, sin mezquindades ni cortoplacismos, con la sociedad civil y sectores abiertos y democráticos de EEUU.

Es imprescindible sensibilizar a los EEUU sobre los efectos que ya tiene y tendrá su actual visión del mundo en su “zona regional de influencia”, pues hoy, a la luz de las consecuencias registradas después del 11 de Septiembre, el andamiaje doctrinal, e incluso jurídico, de los derechos humanos y la profundización desde abajo de la democracia formal, corren peligro. Luego del 11, el paisaje no se pinta lo más optimista como para insistir al G-7 en la democratización económica y social del mundo, y la aplicabilidad de los derechos económicos, sociales y culturales, e incluso los propios DCP, pilares constructivos del discurso “occidental” de los DDHH, están en mayor riesgo hoy.

14) Por ello planteamos una tesis que puede provocar malestar: no se pueden obviar las alianzas por una paz regional y propia, por los DDHH y una democracia constructiva y participativa, que debemos forjar las sociedades civiles de la región andina entre sí, así como con los Gobiernos de Brasil y Venezuela, que han mantenido, en el plano regional, una conducta discursiva distinta a los gobiernos de Ecuador y Colombia, en primer lugar, y Panamá, Perú y Bolivia en segundo lugar.

En este punto, es necesario enfatizar que las organizaciones de DDHH y paz de Colombia, sin variar sus prioridades en Europa y EEUU, pueden y deben volver el rostro, más continuamente, hacia la región más cercana, a los países y pueblos que estamos a su lado geográfica y corazonalmente. De allí que se deba profundizar los espacios de coordinación estratégica entre los movimientos sociales, de DDHH y de paz de toda la región andina, especialmente entre  Venezuela, Colombia y Ecuador, y apostar a salidas regionales de paz, pues sin la reflexión actuante en esa pluralidad, será difícil que cada país logre salidas a sus propios dramas, y en especial nuestra querida Colombia.

ECUADOR: PAPEL DEL GOBIERNO Y LA SOCIEDAD CIVIL / SITUACIÓN DE FRONTERA NORTE
15) El Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina se revelan como elementos programáticos de una “mega-estrategia” para toda la región andina y amazónica, que coadyuve a fortalecer lo que algunos analistas llaman el “posicionamiento unipolar en la zona andino-amazónica”.

En ese contexto, el gobierno de Ecuador mantiene la lógica secretismo y la falta de transparencia en el tema, así como se perciben sus insuficiencias para atender las carencias humanitarias de la frontera y, sobre todo, su total incapacidad para generar una política exterior vigorosa, creativa y consistente que permita afinar una estrategia sólida y multilateral con los países vecinos, en relación a los impactos del Plan Colombia y a la ejecución de la IRA.

16) La principal respuesta estatal de Ecuador ha sido encaminada, sobre todo, a desplazar el “Centro Gravitacional Estratégico” a la frontera norte y a crear un “pie de fuerza” que es considerado como el más grande de toda nuestra historia fronteriza: 10 mil hombres hasta el momento. Si consideramos que en el momento de mayor enfrentamiento militar con el Perú durante la guerra de 1995 (Alto Cenepa, febrero del ’95) el pie de fuerza nacional fue de 6 mil hombres, el número que hoy se mantiene en la frontera con Colombia puede acarrear insospechadas derivaciones externas e internas, algunas de ellas negativas para la propia seguridad que se argumenta otorgar, pero –en lo puntual- en la probable detonación de la llamada “pinza estratégica contrainsurgente” que, se intuye, puede ser asumida por Ecuador. Al respecto, recordar las declaraciones del zar antidrogas Barry McCaffrey y el canciller Heinz Moeller en la prensa colombiana y ecuatoriana de mayo del 2001.

17) Este escenario podría acarrear malestares en algunos mandos de FFAA, dado que esa movilización, artificialmente conducida, no tiene como fuente un "sentimiento de defensa patria" que empuje la moral del soldado al combate. Muchos oficiales coinciden en cuestionar y afirmar que se trata de generar un “ambiente condicionado” para un conflicto de interés supranacional y costos internos irreversibles. Si en algunos eventos militares de las Américas se ha afirmado que el militar ecuatoriano, y quizás debamos arriesgar también al venezolano, es un "militar atípico en la región", asunto que lo conoce el Departamento de Defensa de los EEUU. ¿es posible creer que ese mismo soldado participe a gusto en un conflicto agudizado y regionalizado por un tercer país que no expone la vida de uno solo de sus soldados?
 

18) Del semestre inicial de aplicación del Plan Colombia y de las respuestas emanadas desde la sociedad civil de la región y el Ecuador, se desprende una alerta derivada de la insuficiente apreciación estratégica por parte de sectores sociales, ONGs y, por supuesto, gobiernos de la región.  Se observa duplicación de esfuerzos, de programas, iniciativas, eventos y proyectos que han empezado a surgir en los Andes y el país, a propósito del tema, sin que cuenten con sólidas relaciones en la base social, sin eslabones fuertes con un sector esencial para empujar este tema: el movimiento de paz, DDHH y social de Colombia, es decir su sociedad civil organizada, inevitable actor de toda propuesta de paz, DDHH y alianza regional, para superar los dramas que viviremos con mayor intensidad en los próximos años.

Por otro lado vivimos la época de las sustituciones: no de cultivos sino de representaciones. La sustitución que de la nación y la democracia hacen los gobiernos y gerontocracias partidarias, es la misma sustitución que del pueblo hacen sus autodenominadas “vanguardias” armadas. Y, finalmente, es la misma sustitución que de la “sociedad civil” han hecho las ONGs y dirigencias sociales totémicas de nuestro continente. “Hemos padecido demasiadas vanguardias políticas como para padecer hoy las vanguardias sociales” decía con humor el cuate Marcos, para advertir que el derecho a la democracia desde abajo, también es la democracia hacia abajo.

19) Tres banderas resultarán esenciales para afrontar las veleidades justicieramente infinitas del nuevo orden surgido del 11 de Septiembre, y las adecuaciones del Plan Colombia y la IRA post-11 de Septiembre:  la defensa de la vida, la paz y de los DDHH, seguirá siendo durante todo el tiempo restante de ejecución del Plan Colombia y de aplicación de la IRA y de las estrategias de Seguridad antiterrorista  en la región, uno de los más importantes escudos de protección a la población civil y de búsqueda real de una paz regional. Por ello es necesario preservar y consolidar los espacios que en la región propongan alternativas innovadoras, realistas y dignas, desde la sociedad civil, en todas estas temáticas.

20) Si antes del 11 de Septiembre en Ecuador se cuestionaba, con bajezas, desde las altas cumbres, a los disidentes pacíficos del Plan Colombia y la intervención ecuatoriana vía base en Manta, hoy calza como anillo al dedo a nuestro Gobierno y Alto Mando de las FFAA la teoría de la “triangulación subversiva”: En efecto, la satanización maniquea y el señalamiento oblicuo a los sectores de la sociedad civil opuestos a la FOL de EEUU en Manta, a los impactos del Plan Colombia y a las intencionalidades de la IRA, empezó en nuestro país mucho antes que el 11 de Septiembre: organizaciones de DDHH, ambientalistas, indígenas, militares en retiro, gobiernos locales e iglesia social, hemos sido catalogados como "brazos políticos de la subversión y el narcotráfico colombiano" Resulta obvia la conclusión: la tesis del “enemigo interno“, en el marco de la revigorización de la Seguridad Nacional, puede volver a resurgir, a pesar del fin de la guerra fría y la ejecución práctica de esta lógica bien podría acarrear inseguridades a estos sectores, en especial, a los defensores de DDHH y dirigencias sociales, con el traslado mecánico de la violenta intolerancia sufrida en Colombia por sectores similares.

El 25 de julio dio nacimiento formal al primero y supuesto “escuadrón de la muerte” en Ecuador, desde su primer a quinto anuncios, amenaza, ¡oh! coincidencia, a quienes critican el Plan Colombia, la injerencia ecuatoriana y la base de EEUU en Manta. El Coronel de Estado Mayor (r) Jorge Brito, miembro del Grupo de Monitoreo de los impactos del Plan Colombia que conformamos varias organizaciones ecuatorianas, denunció el 17 de agosto del 2001 que a los autores de la ola de amenazas por e-mail, llamadas telefónicas y visitas de una auto denominada "Legión Blanca", habría que buscarlos en la Comunidad de Inteligencia, la Compañía de Contrainteligencia Quito y su Unidad de Inteligencia Técnica, así como en los Servicios Secretos. ¿Se trata de una "segunda fase" de Inteligencia y ejecución operativa, del eje de alianza interno con el Plan Colombia en Ecuador? Solo sabemos que en Ecuador se prendió un dispositivo inédito de difamación y descrédito, de amenaza y persecución, para crear a propósito condiciones específicas de satanización pública de los sectores opuestos a la regionalización belicista de la IRA.

En Ecuador decimos que todos los grupos sociales debemos releer los manuales actualizados de "Inteligencia y Contrainteligencia", "Guerra Psicológica" y "Operaciones Encubiertas": solo así se podrá contar con elementos adicionales para tener una visión menos superficial o anodina, y más global o estratégica, de lo que viene ocurriendo en Ecuador y los Andes.

21) Por todo lo citado, nuestras actividades deben estar enfocadas a “construir, organizar y consolidar sociedad civil” ; a difundir el rostro oblicuo y las implicaciones del Plan Colombia y la IRA, así como a configurar alternativas estratégicas de las ciudadanías, con énfasis en la ampliación regional de las redes de sectores sociales, personalidades y poderes locales de la región, que pueden ser  potenciales dinamizadores de un embrionario proceso de paz regional ante la internacionalización de un conflicto de mediana intensidad y la regionalización buscada por los señores de la guerra.

Apostillas para entender el nuevo reto de los Andes: citas del cercado ajeno
El ya citado profesor argentino Salvador María Lozada, refiere que Noam Chomsky en el capítulo "El terrorismo: la dimensión ideológica del lenguaje" de su libro "Crónicas de la Discrepancia" nos da las claves para entender lo que ocurre hoy:

"El lenguaje es, en última instancia, un vehículo del pensamiento. Si falsificas el lenguaje falsificas el pensamiento... La palabra 'terrorismo' comenzó a usarse de manera generalizada a finales del siglo XVIII y se empleaba por aquel entonces para referirse a los actos cometidos por los Estados que reprimían a su población por medios violentos. El terror era la actuación de un Estado contra sus propios ciudadanos. Ese concepto no resulta útil en absoluto para quienes detentan el poder. Por tanto, como era de esperar, al final se ha modificado el sentido del término. Ahora se refiere a las acciones de ciudadanos contra un Estado; de hecho, el término `terrorismo' se emplea hoy casi siempre para lo que podríamos denominar `terrorismo al por menor': el terrorismo de pequeños grupos marginales; y no el terrorismo de los Estados poderosos. Por tanto, dos rasgos definen realmente al terrorismo: se comete contra los Estados, no lo cometen los Estados contra sus ciudadanos; y lo cometen ellos, nosotros no”.

El analista internacional del diario Clarín, Oscar Raúl Cardozo, escribía -¡en 1998!-: "Organizaciones como la Jihad islámica, Hamas o los partidos religiosos que invocan el nombre árabe de Dios para producir víctimas inocentes son finalmente tan peligrosos a la idea de un orden internacional civilizado como la secretaria de Estado, Madeleine Albright, cuando afirma que los bombardeos a Sudán  son apenas el comienzo de una lucha en que la acción militar unilateral e inconsulta de su país puede ser la norma y no la excepción".

Nuestro oficial en retiro, el Coronel Brito, ex profesor de la Escuela de las Américas, denunció en julio de este año: “El único beneficiario de esta gran estrategia es EEUU, que a través del Plan Colombia y del monitoreo que efectúa en la región, pues así consolida el control de todos los recursos naturales, desde la cuenca del Orinoco a la cuenca del Guayas, y desde la cuenca del Amazonas al río de la Plata. EEUU debe crear las condiciones propicias de conflictividad para impedir por varias décadas el nacimiento de un proyecto de carácter regional que pueda enfrentar en una forma adecuada sus intereses hegemónicos”.

POSDATA CENSURADA: El papel de los medios en el futuro antiterrorista de la IRA
Sería importante fortalecer en nuestras bárbaras sociedades pre-occidentales, desde nuestros fugaces espacios, aunque sea los principales signos de una democracia realmente liberal, la institucionalización formativa del debido proceso y la apertura cierta a las disidencias pacíficas y moderadas, en torno a estos temas que, en los escenarios del futuro, serán parte del orden del día. ¿Puede una democracia limitar las libertades civiles y coartar los derechos de su población, aún a nombre de su seguridad? ¿Puede sostenerse la democracia pre-occidental por más tiempo si no genera espacios a la disidencia pacífica? ¿Puede pesarse el ejercicio de las libertades de prensa e información? ¿Puede creerse que las voces disidentes, en países como Colombia y otras naciones de la región andina, para citar un probable escenario de la "estrategia global antiterrorista", vayan a ser tomadas en cuenta?.

Los escenarios futuros son harto negativos. De la mano de un orden internacional totalmente injusto en lo económico, excluyente en lo político y deshumanizado en lo cultural, junto a la "globalización" neoliberal y a la supremacía unipolar, se erige ahora el peligro de la gendarmización occidental del planeta, con la visible hegemonía estadounidense y la miope política seguidista de una buena parte de Europa.

Por todo ello, cabe preguntarse: ¿Podemos hacerlo solos? ¿Pueden seguir actuando solas y dispersas las sociedades civiles de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil?.  A los tiempos de guerra global, respondamos, alguna vez, coordinada y cómplicemente todos los amantes y amantas de la paz, la vida y de los sueños.

Alexis Ponce
Vocero APDH / Grupo Civil de Monitoreo de los Impactos del Plan Colombia en el Ecuador