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Factores Internos y Externos de la
Guerra civil en Latino America
Rosa Lopez
Oceguera,Ana Lucia Gomez
Mejia[1]
Uppsala, Mayo 29 –
2001
1. Introduction
Mientras la mayoría de la literatura sobre paz y resolución
de conflictos se centra en los factores internos de los conflictos
intraestatales y considera los factores externos únicamente como la
intervención de una tercera parte, considerando la exacerbación si
es negativa o su resolución cuando es positiva, este ensayo plantea que
por razones históricas y estructurales en Latinoamérica los
conflictos son una característica permanente de la intervención
extranjera.
A través del análisis comparado de las
dinámicas de la guerra civil en los países de El Salvador,
Guatemala y Colombia se argumentara que aunque los factores internos tienen
preeminencia en la consideración de los recursos de violencia, los
factores de estatalidad no operan en el vacío y que la combinación
e interacción de las condiciones regionales y sistémicas,
así como las acciones tomadas por el poder hegemónico en la
región cumplen un rol significativo.
Ambos aspectos, condiciones y
acciones, derivadas de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional
que los Estados Unidos instauro en el contexto de la guerra civil y que opero
como legitimizacion ideológica de la expansión global de los
intereses de los Estados Unidos ha cumplido un rol determinante.
En el
hemisferio occidental, la doctrina tomo una expresión muy concreta en una
serie de políticas diseñadas para asegurar la tradicional
área de influencia de los Estados Unidos en un sistema internacional
bipolar. De acuerdo a la conceptualizacion de la seguridad regional de los
Estados Unidos, el rol de los ejércitos latinoamericanos estaban para
garantizar la estabilidad interna, lo que se traducía en preservar
principalmente estrategias de contrainsurgencia para responder a los retos
impuestos por los movimientos guerrilleros. Los resultados fueron el aumento de
la polarización y la desestabilización de aquellas sociedades,
como en el caso de las violentas y prolongadas guerras en El Salvador, Guatemala
y en Colombia, el mas viejo conflicto armado de la región.
La
teoría de Edward Azar sobre conflictos sociales prolongados que a un
nivel intermedio provee un puente entre los modelos genéricos de la
tradición de resolución de conflictos, políticas
especificas y explicaciones históricas de conflictos particulares,
establece los lazos necesarios entre las causas internas y externas de la guerra
civil. Aunque desarrollado durante los setenta y ochenta esta
aproximación teórica ofrece una visión contemporánea
en el análisis de conflictos y ayuda a situar en el contexto social de
las condiciones internacionales.
Retomando el énfasis de Azar que
los recursos de las guerras civiles radican predominantemente en el Estado y el
reconocimiento del rol que cumplen, lo que el autor denomina lazos
internacionales, este ensayo desarrollara el argumento que las políticas
de contrainsurgencia establecidas para neutralizar los movimientos guerrilleros
en los países latinoamericanos desde 1960 y en el marco de la Doctrina de
Seguridad Nacional proclamada por los Estados Unidos en el contexto de la guerra
fria, permitieron al Estado imponer condiciones internas de terror
indiscriminado dirigidas a la población civil con las consecuencias
inmediatas de miles de muertos, desplazamiento masivo y abusos de los derechos
humanos y con resultados imprevistos en los niveles societales, contribuyendo a
una mayor fragmentación de unas ya altamente polarizadas situaciones
internas.
Los tres estudios de caso de conflictos fueron seleccionados
con el criterio de que:
- Todos presentan las características de
conflictos sociales prolongados, comenzando como Guerra civiles pero con una
fuerte dimensión de seguridad regional e
internacional.
- Todos representan expresiones de largas y
enconadas inestabilidades políticas.
- Todos tienen raíces
socioeconómicas concernientes a una historia común de
economías de exportación basadas en cultivos primarios, gran
desigualdad en la tenencia de la tierra y una dirigencia oligárquica
caracterizada por la exclusión económica y política.
- Ninguno fue una manifestación de
etnicidad aunque los tres países tienen sociedades plurales con
diferentes proporciones de población
indígena.
- Todos fueron conducidos por el Estado desde
una perspectiva de contrainsurgencia.
En la sección 2
presentaremos las condiciones en los niveles sistémicos y regionales. En
la sección 3 se dará una breve descripción de los tres
casos de estudio. Sección 4 resumirá las características
comunes y las principales diferencias en la correlación entre los
factores internos y externos en las dinámicas de los conflictos en los
casos. Sección 5 concluye.
El propósito del presente ensayo
es promover la discusión acerca de la interacción de los factores
causales internos y externos en vista de sus implicaciones para la teoría
de resolución de conflictos y su practica, considerando que este campo no
solamente concierne a los síntomas de la destrucción producidos
por el conflicto sino también las causas.
2. El rol de los niveles de
condiciones sistémicas y regionales.
Los Estados Unidos han emergió desde la segunda guerra mundial con
la economía mas fuerte y como el único poder nuclear. El final de
la guerra ha dividido al resto de los países desarrollados, entre los
victoriosos y derrotados, en una terrible situación económica,
creando las condiciones necesarias para el nuevo rol de los Estados Unidos como
país hegemónico con una economía mundial capitalista, a
partir del cual la conferencia de Bretón Woods en Julio de 1944 formulo
las bases. En esta conferencia, El Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial fueron fundadas como instituciones multilaterales diseñadas para
regular los cambios económicos bajo el control y guía de los
Estados Unidos. El dólar se convirtió en la moneda mas importante
internacionalmente y así se convirtió en un pilar crucial del
sistema global financiero de la postguerra.
Pero el nuevo orden
internacional bajo la hegemonía de los Estados Unidos requería de
una política extranjera intervencionista. El apoyo domestico para dicha
política involucraba la creación de un enemigo permanente. Las
aspiraciones de la Unión Soviética de delimitar una área de
influencia en Europa oriental, reconocida como una preocupación legitima
en la Conferencia de Yalta en 1945, fue presentada como una prueba del
expansionismo de los comunistas soviéticos de manera que justificara una
activa postura militar y un involucramiento en los asuntos mundiales.
Bajo el manto de la amenaza a la seguridad nacional estigmatizada bajo
la expansión de comunismo, los Estados Unidos reorganizaron su defensa y
aparato de seguridad, elaborando al mismo tiempo una concepción
geoestratégica y política conocida como la Doctrina de Seguridad
Nacional. En Agosto 30 de 1948, el gobierno de los Estados Unidos instituyo su
primer borrador militar de tiempo de paz. Unos meses después se conformo
la mayor alianza de fuerza militar al convertirse en el signatario del tratado
de la organización del Atlántico Norte (NATO), que representaba el
reconocimiento institucional de la gran división en Europa que
caracterizo la guerra fría.
Sin embargo, el compromiso de los
Estados Unidos en Europa fue posible únicamente porque su propia esfera
de influencia en el hemisferio occidental había sido asegurado a
través de un sistema regional que también implicaba un alto grado
de institucionalización, empezando por el Tratado de Rio de 1947 y la
creación de la organización de los Estados Americanos (OEA) en
1948. En 1951 el congreso de los Estados Unidos aprobó el Acta de
Asistencia de Defensa Militar que creaba nuevos lazos entre Washington y las
fuerzas armadas latinoamericanas y los Estados Unidos retomaron el entrenamiento
de los oficiales latinoamericanos en la Escuela de las Americas en la zona del
canal de Panamá.
El marco organizacional de la Guerra fría
efectivamente unió la región latinoamericana a la coalición
anticomunista bajo el liderazgo de los Estado Unidos, pero no en una
posición equitativa, como en el caso de los aliados de E. U de la Europa
occidental.
Bajo un sistema militar mucho menos estructurado de
“seguridad colectiva”, el rol de las fuerzas armadas
latinoamericanas fue secundario y subordinado. Temprano en los años de
1960, cuando la crisis social elevo el espectro de la revolución
izquierdista en varios países y en el contexto de la “Alianza para
el Progreso” anunciado por la administración Kennedy, el
énfasis del programa de asistencia militar de E.U cambio de la
“defensa hemisférica” a la “seguridad
interna”.
La Doctrina de Seguridad Nacional proporciono una nueva
legitimación para la vieja practica del intervensionismo de los Estados
Unidos en Latino América. La referencia a la amenaza comunista le dio a
los Estados Unidos la oportunidad de intervenir en los asuntos internos de los
países latinoamericanos para sostener las fuerzas políticas y
económicas que representaron los intereses de E. U localmente, los cuales
en el contexto regional significo la intervención en contra de toda forma
de cambio político, económico y social que pudiera afectar el
status quo.
Un caso es Guatemala, donde el experimento
democrático del gobierno elegido popularmente de Jacobo Arbenz, se
oriento a crear una sociedad moderna capitalista que entro en conflicto con los
intereses anacronistas de la oligarquía hacendataria, los de la United
Fruit Company, la International Railways of Central America y la provechosa
compañia Electrical bond and Share, todos bases del monopolio de los
Estados Unidos.
La amenaza directa a los intereses corporativos de los E.
U fue inaceptable. Apuntado a un embarque de armas Checas como una razón
anticomunista, la administración Eisenhower ataco.
El Secretario
de Estado John Foster Dulles y su hermano, director de la CIA Allan Foster,
estuvieron a cargo de la operación. El presidente Arbenz fue derrocado en
Julio de 1954 en una toma militar orquestada por la CIA, y un nuevo
régimen fue instalado bajo el Coronel Carlos Castillo Armas, con el apoyo
y asistencia de los Estados Unidos.
Después de la revolucion
Cubana, los Estados Unidos financio cambios en las fuerzas armadas locales en
toda Latinoamérica. A través de programas de despacho de militares
extranjeros, asistencia, educación y entrenamiento militar, los Estados
Unidos entrenaron, equiparon y profesionalizaron las fuerzas militares y de
seguridad, siempre aumentando su tamaño, su poder coercitivo y su rol
como dirigentes de Estado. La concepción de la función de sus
combatientes cambio también y la defensa en contra de la agresión
externa se convirtió en contrainsurgencia, seguridad nacional y la
supresión de los desacuerdos internos.
Las estrategias de
contrainsurgencia fueron dirigidas en Latino América a la
neutralización de lo que se denomino la primera ola de los movimientos
guerrilleros que trataron de replicar el éxito de la revolución
Cubana, aunque las guerrillas que combatieron en Nicaragua bajo el liderazgo de
Sandino durante 1920 y 1930, y la guerrilla colombiana con sus antecedentes en
la guerra campesina de 1930, comenzaron una guerra de baja intensidad en contra
del Estado en 1958. Como una estrategia de Guerra, la contrainsurgencia
consistía en destruir las bases de población que sostenían
a la guerrilla.
Aunque en teoría esto podía ser logrado por
una variedad de procedimientos incluyendo las protestas de los campesinos por
los agravios cometidos en las áreas que la guerrilla operaba, ofreciendo
una vía para el cambio, las aplicaciones practicas de los métodos
de contrainsurgencia, sin embargo implicaban aumentar una guerra indiscriminada
contra la población desarmada basada en la tortura, masacres y el
entrenamiento y armamento de fuerzas paramilitares, generando un circulo sin fin
de violencia y dejando perdurables heridas y traumas en toda la sociedad.
La primacía de los instrumentos militares y los métodos para
tratar los problemas sociales y económicos reforzaron la siempre presente
tendencia en Latinoamérica de conducción de regímenes
militares, sintomáticos de la caída del Estado a través de
la manipulación de las contradicciones de las instituciones
políticas. En un contexto nacional polarizado y la exclusión
represiva de las demandas populares a través de los aparatos militares y
de seguridad se logro la profundización y escalamiento del
conflicto.
3. Los conflictos en El Salvador,
Guatemala y Colombia
El Salvador
El Salvador es la mas pequeña republica en Centro América.
Cinco millones de personas atiborran el país con una densidad
demográfica mas alta que en la India.
Nueve de cada diez
personas viven en el centro y occidente, con grandes propiedades, haciendas,
plantaciones de café y algodón de exportación, que reclutan
población de trabajadores la mayoría analfabeta. Dos tercios de la
población vive precariamente con impuestos irregulares y un tercio
sobrevive en extrema pobreza. Casi el 60 % de la tierra pertenece al 2% de los
Salvadoreños, una pequeña oligarquía de terratenientes e
industriales sostenidos por los
militares.
[2]Durante 1960 y
bajo la Alianza para el Progreso, la inversión de Estados Unidos aumento
de un valor de 19.4 a 45 millones de dólares. Pero esto también
incluyo equipos de consejeros militares estadounidenses. Para proveer la
estabilidad y la seguridad interna que permitiría el desarrollo
económico, Los Estados Unidos iniciaron programas de ayuda militar y de
policía para “profesionalizar” las fuerzas armadas y mejorar
su habilidad para combatir las guerrillas izquierdistas cubanas, aunque no
existía ningún movimiento guerrillero. Los Estados Unidos
reorganizaron la Escuela de Policía, entrenaron y equiparon unidades
antimotines en la Policía Nacional y en la guardia Nacional. La Oficina
de Seguridad publica de la Agencia Internacional para el desarrollo
estableció una oficina central de records policiales en El Salvador, e
instalo un sistema teletipo que conectaba los países centroamericanos. La
red incluía la detección de entradas de “guerrilleros
sospechosos”.
[3]En 1979
una profunda crisis política precipito El Salvador en un conflicto
violento que duro doce años y costo 70.000 personas muertas la
mayoría de ellos civiles, mas de un millón de Salvadoreños
desplazados de sus hogares, además de otras violaciones a los derechos
humanos y sumarios de arresto, tortura, robo, escuadrones de la muerte y
desalojos.
La mayoría de los muertos fueron victimas de las
fuerzas gubernamentales o irregulares asociadas a ellos. Los Estados Unidos
entro en el juego geopolítico del zero-sum de la revivida Guerra
fría y decidió dibujar una línea en El Salvador para
reencauchar la revolución en Centro
América.
[4] La ayuda
militar aumento, se despacharon consejeros y acusaciones de involucramiento de
poderes comunistas. Washington insistió en un rendimiento incondicional a
los disidentes armados que buscaban acceso al poder y constantemente rechazo la
pacificación de otros actores internacionales.
Durante 1980 el
conflicto armado continuaba, pero era evidente que no era posible una victoria
militar por ninguna de las partes en confrontación. En 1987 una
iniciativa de paz que involucraba los cinco presidentes centroamericanos, el
Secretario y generales de las Naciones Unidas y la OEA – con la
participación de los Estados Unidos abrió el largo camino a las
negociaciones. La transición de la guerra a la paz fue agonizantemente
lenta hasta la culminación del cese al fuego en Octubre de 1992.
Guatemala
Guatemala es el país mas grande y poblado de Centro América,
con un 60% de la población indígena. No obstante la historia de
Guatemala esta llena de gobiernos militares y aun dictaduras militares, que
comenzaron con una revuelta en 1960 de jóvenes oficiales
militares
[5] y especialmente
después de 1963, cuando un fuerte movimiento guerrillero fue organizado,
el dominio de los militares tomo dimensiones complejas. De acuerdo al modelo de
contrainsurgencia, la armada adquirió poderes, funciones y privilegios
que trascendieron la guerra contra la guerrillas. Al mismo tiempo, el
anticomunismo exacerbado como resultado de la propaganda contrarrevolucionaria
de la CIA de 1954.
Escuadrones de la muerte unidos al ejercito o a las
fuerzas de seguridad, que primero aparecieron en 1960, proliferaron, escalando
el terror para desaparecer bajo el manto de la exterminación de
comunistas. Todos estos factores hicieron del conflicto de Guatemala el mas
violento de los tres casos revisados con mas de 200.000 personas muertas en la
mas larga guerra de la región.
Durante los años de
desangre del conflicto – 1979 a 1983 – el espacio para la actividad
política fue completamente cerrado y las opciones moderadas
desaparecieron del espectro político. Fuerzas progresivas, que fueron
enmarcadas como subversivas por los militares que dirigían la estrategia
de contrainsurgencia fueron obligadas a retirarse totalmente o aliarse con
aquellos que habían tomado las armas como la única forma posible
de expresión política. A través del periodo, la estrategia
de contrainsurgencia felicito el tácito y abierto apoyo de la elite
conservadora en el país, en particular, los grandes terratenientes. Para
1982, la alianza de las fuerzas guerrilleras y fuerzas de izquierda y populares
formaron la Unidad Nacional Revolucionaria de Guatemala (URNG). Para mediados de
1980, el URNG había conseguido un gran apoyo de la sociedad guatemalteca,
incluyendo muchos sacerdotes católicos, como tambien una simpatia
extranjera.
Como en el caso del El Salvador, la Guerra civil en Guatemala
alcanzo un punto muerto hacia el final de 1980. La ofensiva lanzada por las
fuerzas armadas en 1988 fallo en la aniquilación de los insurgentes y la
guerra de desgaste siguió indefinidamente. En este contexto, las
negociaciones encontraron un espacio y los cinco presidentes de Centro
América junto con las Naciones Unidas pudieron desempeñar un rol.
Una proceso de paz lento empezo y culmino con la firma del acuerdo de paz entre
el Gobierno de Guatemala y la URNG en Diciembre de 1996.
Colombia
La historia de la ultima mitad de siglo en Colombia ha sido de continua
violencia. Durante 1940 y 1950 la violencia fue canalizada a través de la
confrontación entre los partidos conservadores y liberales, ambos
representantes de los intereses de la oligarquía y de aquellos que han
dominado la escena política desde la independencia. El asesinato del
líder liberal Jorge Eliécer Gaitan en 1948 desato una
rebelión popular en la capital que se expandió al campo. Los
terratenientes organizaron guerrillas campesinas que involucraron las fuerzas
conservadoras del Estado en acciones de golpear y escapar. Asesinos contratados
fueron parte de la respuesta conservadora a las guerrillas liberales.
Criminalidad y violencia sin sentido se mezclo con violencia
política y social. El partido comunista organizo la resistencia campesina
en ciertas áreas, que tomaron primero la forma de autodefensa, pero
gradualmente se convirtieron en fuerzas
guerrilleras.
[6]Despues de un
breve interludio de arbitramento military (1953-1957) un pacto entre dos de las
facciones enfrentadas de la misma clase dirigente se alcanzo a travez de la
figura del estado bipartisano, alternando Conservadores y Liberales no solamente
en la presidencia sino tambien en el resto de los puestos administrativos en
todos los niveles.
Durante los sesentas y setentas, la influencia de las
operaciones y programas de contrainsurgencia promovidos por los Estados Unidos y
la legislación de conmocion interior declarada durante el gobierno de
Julio Cesar Turbay Ayala, contribuyo a la autonomizacion y al otorgamiento de
facultades especiales para controlar el orden publico en manos de los militares.
Al mismo tiempo la organización de grupos paramilitares tuvo lugar en
varias regions del pais
[7] y otros
grupos guerrilleros como el M-19 surgieron.
En consecuencia, la
represión en contra de las movilizaciones campesinas que demandaban
seguridad y soluciones económicas fueron confundidas con
subversión, dándole una justificación a las guerrillas para
expandirse mas allá de los territorios controlados. De otra parte, esta
expansión aumento la escalada de persecución a los lideres
políticos del partido comunista.
Otro factor de agravamiento del
conflicto ha sido el narcotráfico que durante los ochentas tuvo fuertes
efectos de corrupción en muchos sectores de la sociedad, incluyendo
elites políticas, fuerzas de seguridad, guerrillas y paramilitares. Su
impacto cambio las bases ideológicas y las acciones de estos grupos y fue
utilizado como el principal recurso para alcanzar el poder, concentrar la tierra
y expandir el terror.
Sin embargo, el liderazgo contra el narcotrafico
implementado por agencies internacionales como la DEA y la CIA, también
se ha corrompido. La realización de alianzas, negociaciones y pactos con
sectores del paramilitarismo y narcotraficantes para capturar lideres de otras
facciones, en lugar de resolver el problema ha complejizado y extendido las
redes de narcotráfico y de enriquecimiento ilícito.
Una
mayor polarización del conflicto y un factor que ha aumentado su
internacionalización, es el nuevo giro que la guerra
antinarcóticos de los Estados Unidos ha tenido a raíz del Plan
Colombia, con su énfasis en el componente militar, la cual representa una
nueva versión de la estrategia de contrainsurgencia liderada por E.U. De
otra parte, los gobiernos europeos apoyan la inversión social y la
sustitución manual de cultivos ilícitos como estrategia
alternativa contra las fumigaciones y sus impactos sobre el medio ambiente y la
población.
Por ultimo, la ausencia de una política clara de
paz durante la actual administración del Presidente Pastrana en
combinación con los impactos militares del denominado Plan Colombia, ha
escalado la violencia y entorpecido los diálogos con las FARC y el ELN,
agravando la situación de conflicto del país.
4. Similitudes y diferencias en la
correlación de factores internos y externos.
Como muestra el análisis de los tres casos, un numero de elementos
comunes se expresa en la correlación de los factores internos y externos
así como las dinámicas que adquiere la Guerra civil en Latino
América.
En todos los casos, las raíces del conflicto son
socioeconómicas y las condiciones políticas que prevalecen en
estas sociedades evidencian Estados incapaces de atender las necesidades y
demandas de amplios sectores de la población de manera pacifica, dado que
el mismo orden político esta fundamentado en intereses estrechos de la
oligarquía en alianza y control de los Estados Unidos. En este sentido el
proceso de modernización económica ha sido imposible de reformar a
pesar de los reiterados esfuerzos en cada gobierno.
En los tres paises
revisados, aunque se ha alcanzado algún nivel de
industrialización, la economía depende principalmente de la
exportación de productos agrícolas o minerales, o ambos como en el
caso colombiano.
A pesar de que en todos los casos el problema de la
tierra ha sido un factor central en la generación de las guerras civiles,
una reforma agraria no ha sido el eje prioritario de la agenda negociadora del
Estado.
En los conflictos de el Salvador y Guatemala, el rol
histórico de las fuerzas armadas como dirigentes del Estado en nombre de
la oligarquía constituye un factor interno en la polarización y
fragmentación de aquellas sociedades, puesto que la respuesta a cualquier
movilización política que proclama el cambio ha sido la
represión y la brutalidad, creando círculos interminables de
escalamiento de la violencia.
La primacía de los instrumentos
militares y de seguridad en el contexto ideológico y estratégico
de la confrontación de la guerra fría, formulado en el marco de la
Doctrina de Seguridad Nacional e implementado como estrategia de
contrainsurgencia para enfrentar los retos impuestos por las guerrillas al
Estado, constituye un factor externo para su exacerbación y la misma
degradación del comportamiento de los grupos armados.
Aunque en
Colombia no ha existido una historia significativa de dirigencia militar, las
políticas de seguridad nacional implementadas formal o informalmente,
según el modelo de contrainsurgencia, ha aumentado la
participación de los militares en los procesos de toma de decisiones de
las acciones gubernativas y también representan un factor agravador del
conflicto.
Todos los casos muestran la formación de grupos
paramilitares como parte de la estrategia de contrainsurgencia. En los casos de
el Salvador y Guatemala, aquellos grupos tienen un lazo directo con las fuerzas
armadas y de seguridad del Estado o fueron integrados como miembros activos de
estas fuerzas, convirtiéndolos en instrumentos del terrorismo de Estado
en contra de la población civil. En el caso colombiano los grupos
paramilitares han estado integrados no solo por miembros del ejercito y La
Policía sino también por civiles y han alcanzado un gran nivel de
autonomía respecto al aparato ejecutivo, legislativo y judicial, en otras
palabras constituyen fuerzas cada vez mas difíciles de controlar por el
Estado.
El caso colombiano posee complejidades a raíz del trafico
de drogas, un factor no presente en los otros conflictos analizados. La
política antinarcóticos de los Estados Unidos, especialmente
aquella bajo el denominado Plan Colombia, ha adicionado un factor de
agravamiento dado el predominio de su enfoque militarista.
En ninguno de
los casos de El Salvador y Guatemala la solución vino de una victoria
militar, lo que enfatiza el hecho que ninguna solución militar es posible
para la resolución, cuando las demandas políticas y sociales son
tan grandes, los resentimientos históricos también, la autoridad y
legitimidad del Estado es tan débil y fragmentada y la violencia esta
arraigada en las comunidades locales.
En el caso de Colombia la
solución militar también es improbable, aumenta el conflicto y la
degradación del comportamiento de los actores armados.
5. Conclusiones
El final de la Guerra fría afecto radicalmente la estructura del
sistema internacional y la mayoría de los arreglos regionales de
seguridad a través del mundo con excepción de América,
donde el poder hegemónico durante la guerra fría se
convirtió en el único superpoder en el nivel global.
Los
mecanismos e instrumentos creados en el hemisferio para el propósito de
contener el comunismo todavía están presentes y en uso mas de una
década después de la caída del muro del Berlín en
1989. Únicamente que el raciocinio es diferente. En la actualidad las
estrategias de contrainsurgencia no pueden seguir siendo justificadas bajo la
amenaza comunista, así que se explican y dirigen hacia la lucha
antidrogas y el terrorismo como en Colombia en la actualidad.
Se ha
convertido en lugar común mirar los acuerdos del conflicto armado en El
Salvador y Guatemala como un fenómeno post guerra fría, hecho
posible por el colapso de la Unión Soviética y la
sustitución de la dimensión ideológica este - oeste de
seguridad en conflictos internos.
Mientras esto es verdad, necesita de
algunas qualificaciones. La Primera, es esencial entender que con la
caída de la Unión Soviética lo que fue removido fue la
posibilidad de construir un proyecto revolucionario alternativo con las
mínimas aspiraciones para sobrevivir, dada la implacable hostilidad de
los Estados Unidos, hecha evidente con la guerra sucia en contra de
Nicaragua.
Segundo, dimensiones ideológicas y de seguridad
desaparecieron y otros actores internacionales fueron capaces de encontrar un
espacio en la consecución de la paz porque en las nuevas condiciones del
nivel del sistema los procesos de paz, en ambos países no cambiaron de
manera significativa la forma política, económica y social de las
estructuras internas y obviamente no alteraron las bases de la hegemonía
regional de los Estados Unidos.
Tercero, las soluciones políticas
a las guerras civiles en el Salvador y Guatemala estuvieron en línea con
las nuevas proyecciones de la política extranjera de los Estados Unidos
durante la post guerra fría, sin abandonar los instrumentos militares
– como fue observado en la invasión de Panamá y la Guerra
del golfo- que hicieron parte de la extensión de la democracia
representativa y las economías de libre Mercado, principales pilares del
involucramiento de los Estados Unidos en los asuntos mundiales.
El
conflicto colombiano sin resolver después de mas de una década
después del final de la Guerra fría, también ha sido
afectado por los cambios sistémicos. Por una parte, la guerrilla quedo
aislada del apoyo externo, pero ha sido capaz de encontrar recursos internos
para sostener la guerra a partir del secuestro, extorsión y el cobro del
gramaje al narcotráfico.
De otra parte, después de muchos
años de violencia el esfuerzo armado encuentra el progresivo rechazo de
muchos sectores de la sociedad. La presión internacional aumenta y la
situación de derechos humanos continua deteriorándose de manera
que puede ser calificada de grave, masiva y sistemática. Como el Ministro
de Defensa advirtió los principales violadores de los Derechos Humanos
son los miembros de los grupos paramilitares.
El reporte de La Oficina de
la Alta Comisionada para los Derechos Humanos del año 2000 critico la
baja prioridad que el gobierno colombiano ha dado a las recomendaciones a este
respecto y señalo que no era un problema de ausencia de leyes, programas
y mecanismos o instituciones sino la falta de usarlos y así una ausencia
de decisiones tangibles, acciones y
resultados
[8], subrayando la falta de
voluntad política y las ambigüedades del proceso de
negociación del gobierno colombiano.
Una mayor
polarización internacional fue generada alrededor de la
implementación del Plan Colombia, el cual ha involucrado diferentes
aproximaciones entre los Estados Unidos que le ha dado una orientación
militar al proceso, mientras la comunidad europea considera que la paz requiere
que se ponga atención a las condiciones humanitarias y
socioeconómicas.
En la Post Guerra fría, los factores
externos todavía cumplen un rol importante en el conflicto y su
resolución.
Bibliografia
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Washington D.C and Amsterdam: Institute for Poicy Studies Transnational
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Whittaker J.
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Routledge, 1999.
[1] Uppsala University,
Departamento de Paz e Investigacion de
Conflictos
[2] David J. Whittaker,
Conflict and Reconciliation in the Contemporary World, London; Routledge,
1999, p 10.
[3] Cynthia Arnson, El
Salvador; A Revolution confronts the United States, Washington, D.C and
Ámsterdam; Institute for Policy Studies-Transnational Institute, 1982,
p.29.
[4] Debe recordarse que los
Estados Unidos percibian el mundo al final de 1970 como uno en el cual la Union
sovietica estaba obteniendo importantes ganancias politicas. La caida del Sha de
Iran, el triunfo del movimiento New Jewel en la pequeña isla de Granada,
la Victoria de los sandinistas en Nicaragua y la intervención de la Union
Sovietica en Afganistan, presentaron a los Estados Unidos un escenario de
perdida de hegemonía en términos globales y mas retador en lugares
considerados como su esfera de influencia.
[5] Los sentimientos nacionalistas
de los jóvenes oficiales fueron particularmente exasperantes que el
gobierno habia permitido usar el territorio nacional por los Estados Unidos para
el entrenamiento de las fuerzas de invasion en la Bahia de cochinos.
[6] For a further description of
the different stages of Colombia political violence, see Jenny Pearce
Colombia: Inside the labyrinth, London: Latin America Bureau (Research
and action, 1990)
[7] For a more
detailed description of the complexities of the paramilitarism in Colombia, see
Ana Lucia Gomez Mejia
Conflicto Territorial y Transformaciones del
Paramilitarismo, Tesis de Maestria, Centro Interdisciplinario de Estudios
regionales – CIDER- Universidad de Los Andes, 1999,
Bogota.
[8] Reporte de la Oficina
del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Colombia (1 January-31
December 2000), Bogota, March 2001.