Publicamos esta declaración efectuada el 12 de febrero de 1998 por John J. Maresca, vicepresidente de relaciones internacionales de Unocal Corporation, ante el subcomité de Asia Pacífico del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, por considerarla de suma importancia para la comprensión de lo que está sucediendo actualmente en la llamada “guerra” imperialista “contra el terrorismo”. www.moir.org.co
Traducción de Alejandro Torres
Como ustedes saben, Unocal, es una de las principales compañías mundiales de recursos energéticos y desarrollo de proyectos. Considero que estas audiencias son importantes y oportunas. Enhorabuena que ustedes se ocupen del tema de las reservas de gas y petróleo del Asia Central y del papel que ellas juegan en la conformación de la política de Estados Unidos.
Me gustaría centrarme en tres asuntos. Primero, en la necesidad de multiplicar las rutas para el transporte del petróleo y el gas del Asia Central. Segundo, la urgencia que tiene Estados Unidos de apoyar los esfuerzos internacionales y regionales con el fin de conseguir acuerdos políticos duraderos para los conflictos regionales, incluyendo el de Afganistán. Tercero, la obligación de una asistencia integral para impulsar las reformas económicas necesarias con el propósito de crear un clima adecuado para la inversión en la zona.
La región del Caspio posee enormes e inexplotadas reservas de hidrocarburos. Sólo para dar una idea de su dimensión, las reservas probadas de gas natural ascienden a más de 236 billones de metros cúbicos, y las reservas totales de petróleo podrían ser de más de 60 mil millones de barriles. Algunos estimativos llegan a la cifra de 200 mil millones de barriles. En 1995, la región estaba produciendo sólo 870 mil barriles diarios. Para 2010, las compañías occidentales podrían incrementar la producción hasta 4.5 millones de barriles por día, un incremento superior al 500%, en tan solo 15 años. Si esto ocurre esta parte del globo representaría algo así como el 5% de la producción petrolera mundial.
No obstante un inmenso problema ha de ser resuelto: cómo llevar los vastos recursos energéticos de la región a los mercados donde se necesitan. El Asia Central está aislada. Sus recursos naturales están bloqueados geográfica y políticamente. Cada uno de los países en el Cáucaso y el Asia Central enfrenta difíciles desafíos políticos. Algunos tienen guerras sin solucionar o conflictos latentes. Otros tienen sistemas en formación donde las normas y hasta las cortes son inestables y cambiantes. Además, un obstáculo técnico mayúsculo que enfrenta la industria para transportar el petróleo es la actual infraestructura de oleoductos de la región.
Como las líneas de conducción fueron construidas durante la era soviética cuyo centro era Moscú, aquellas se dirigen al norte y al occidente, hacia Rusia. No hay conexiones hacia el sur y el oriente. Empero, es improbable que Rusia pueda absorber actualmente grandes cantidades nuevas de petróleo del exterior y que se convierta en un mercado significativo durante la próxima década, de la misma manera que carece de la capacidad para distribuirlo a otros mercados.
Los dos mayores proyectos de infraestructura de transporte buscan cubrir la necesidad de una mayor capacidad exportadora. Uno de ellos, auspiciado por la compañía, Caspian Pipeline Consortium, planea construir un oleoducto occidental desde el norte del Caspio hasta el puerto ruso de Novorosisk sobre el Mar Negro. Desde este sitio el crudo se embarcaría en tanqueros a través del Bósforo hasta el Mediterráneo, y de ahí a los mercados mundiales.
El otro proyecto es patrocinado por la empresa, Azerbaiján International Operating Company, un consorcio compuesto por once compañías internacionales, que incluye cuatro estadounidenses, Unocal, Amoco, Exxon y Pennzoil. Este consorcio considera dos posibles rutas. Una se dirigiría al norte atravesando el norte del Cáucaso hasta Novorosisk. La otra, a través de Georgia hasta un terminal de embarque en el Mar Negro. Esta segunda ruta podría ser extendida al occidente y al sur a través de Turquía hasta el puerto de Ceyhan en el Mediterráneo.
Pero inclusive si ambos oleoductos fuesen construidos, no tendrían la suficiente capacidad para transportar todo el petróleo que se espera que fluya de la región en el futuro y llevarlo a los mercados que lo requieren. Otros oleoductos de exportación deberán ser construidos.
En Unocal, creemos que el principal factor para la planeación de estos oleoductos debe ser la localización de los futuros mercados de energía que con mayor seguridad necesitarán de estos suministros. Europa Occidental, Central y Oriental, y los Nuevos Estados Independientes que antes eran parte de la antigua Unión Soviética tienen todos mercados de escaso crecimiento, en donde la demanda sólo crecerá entre 0.5% y 1.2% anual durante el período 1995-2010.
Asia es otra historia totalmente diferente. Esta tendrá la necesidad de incrementar rápidamente el consumo de energía. Antes de la reciente turbulencia de las economías de la región del Asia Pacífico, en Unocal anticipamos que la demanda de petróleo allí casi se doblaría para el año 2010. Aunque en el corto plazo el incremento de la demanda probablemente no copará estas expectativas, nosotros mantenemos nuestros estimativos para el largo plazo.
Debo hacer notar que nos interesa a todos que haya un adecuado suministro para las crecientes requerimientos de energía asiáticos. Si sus necesidades no son satisfechas, Asia simplemente presionará los mercados mundiales haciendo subir los precios en todas partes.
La cuestión clave entonces es cómo los recursos energéticos del Asia Central pueden llegar a los cercanos mercados asiáticos. Hay dos posibles soluciones, con distintas variantes. Una opción es dirigirse al oriente a través de China, pero esto significaría construir un oleoducto de más de tres mil kilómetros sólo para llegar a China Central. Además, se debería contar con una conexión de dos mil kilómetros para llegar a los principales centros de población a lo largo de la Costa china. La cuestión es entonces cuál será el costo de transportar el petróleo a través de este oleoducto, y cuál sería el precio que recibiría el productor por su petróleo o su gas en boca de pozo después de deducir los costos del transporte.
La segunda opción es trazar un oleoducto hacia el sur desde Asia Central al Océano Índico. Una ruta obvia hacia el sur atravesaría Irán, pero esto está excluido para las compañías de los Estados Unidos, a causa de la legislación sancionatoria existente al respecto. Queda una única ruta posible que es a través de Afganistán, la cual tiene desde luego sus propios desafíos singulares. El país ha estado envuelto en una amarga guerra por más de dos décadas, y está aún dividido por la guerra civil. Desde el comienzo hemos tenido claro que la construcción del oleoducto que hemos propuesto a través de Afganistán no podría empezarse hasta tanto no haya un gobierno reconocido que tenga la confianza de los demás gobiernos, de los prestamistas y de nuestra compañía.
El Asia Central y la región del Caspio han sido favorecidas con petróleo y gas en abundancia, que pueden mejorar la vida de sus habitantes, y suministrar energía para el crecimiento de Europa y Asia. El impacto de estos recursos sobre los intereses comerciales y la política exterior de los Estados Unidos es también significativo. Sin soluciones pacíficas a los conflictos de la región, no será posible construir las redes de conducción transfronterizas para transportar petróleo y gas. Urgimos a la administración y al Congreso a dar decidido apoyo a los procesos de pacificación liderados por las Nacionales Unidas en Afganistán. El gobierno de Estados Unidos debería usar su influencia para ayudar a hallar soluciones a todos los conflictos de la región.
La asistencia de Estados Unidos en el desarrollo de estas nuevas economías será crucial para el éxito de los negocios. Igualmente estamos a favor de grandes programas de asistencia técnica en toda la región. Específicamente urgimos la eliminación de la sección 907 del Acta de Apoyo de la Libertad. Esta sección restringe injustamente la asistencia del gobierno de Estados Unidos al gobierno de Azerbaiján y limita su influencia en la zona.
Desarrollar
rutas rentables de exportación para los recursos del Asia Central
es una tarea formidable, pero no imposible. Unocal y otras compañías
estadounidenses están totalmente preparadas para acometer este trabajo
y para hacer de nuevo del Asia Central la encrucijada que fuera en el pasado.