Algunos comentarios puntuales al estudio de
Ricardo Vargas
Website
del TNI, 30 Mayo 2005
Véase
Estudio de la CICAD
sobre glifosato
1.
En el desarrollo del ejercicio de evaluación, no se hicieron estudios de riesgo
por exposición directa de los cultivadores y personas susceptibles de ser
afectadas por las fumigaciones aéreas.
Para tratar este punto, según el informe:
"se estimaron las exposiciones de personas al glifosato de estudios extensos y
bien documentados en otros territorios y se cree que son precisos con respecto a
los circunstantes que recibieron directamente la aspersión. Se consideró que las
aspersiones eran pequeñas y que en todos los casos estuvieron considerablemente
por debajo del umbral de importancia."
(1)
El documento no reseña las fuentes de esos "estudios extensos y bien
documentados en otros territorios" lo cual, a la luz de la deficiencia que tiene
el ejercicio frente a los riesgos para las personas expuestas, se constituye un
error de fondo, ya que dicha referencia se convierte en los sustitutos del vacío
de experimentación en campo dejado por los autores del informe.
o
Surge una pregunta de la inferencia que saca el equipo de
o
La conclusión en este punto es que el informe adolece de grandes vacíos en esta
materia y que el intento por llenarlo, descubre serias deficiencias en el
tratamiento y análisis de la documentación que se toma como referencia, tal como
se puede apreciar en esa cita.
2.
No se reconoce que haya habido una investigación de campo en Colombia, esto es,
en un escenario propio del trópico, acerca del comportamiento de la mezcla usada
en la fumigación sino que se alude a experimentaciones adelantadas en escenarios
distintos y no se es claro exactamente si dichas experimentaciones fueron con la
mezcla como tal o con los ingredientes y surfactantes por separado.
3.
Los datos sobre químicos utilizados en la producción y procesamiento de la coca
y la amapola son de
4.
Se hacen afirmaciones sin sustento como esa de que "la experiencia con el
sistema de rociado del utilizado en Colombia, sugiere (sic) que la deriva de la
aspersión es mínima" y se da como referencia un documento de 1990 cuando las
condiciones para la fumigación, tamaño de la gota, altura, concentración del
glifosato, etc. eran otras muy distintas a las actuales. Además no se precisa
cómo se seleccionó la muestra de los supuestos 22 campos utilizados para medir
errores en la fumigación (en el 2002). El hecho de que no se hayan tenido en
cuenta las quejas de la población afectada que, en términos generales hablan
casi siempre de errores por la aplicación del herbicida en extensas áreas de
pastos y otros cultivos lícitos, deja mucho que desear como argumento sólido
para "demostrar" que no ha habido mayores errores y que a partir de allí se
infiere que siempre será así.
(2)
5.
El tema de los riesgos por exposición al glifosato, se hace con base en fuentes
secundarias bajo condiciones de ensayo que muy seguramente son distintas a las
características en cuanto al estado físico de niños y personas que son colonos,
con una situación de alimentación no balanceada y expuestos a enfermedades
propias del trópico (paludismo, diarreas, fiebres, etc.) escenario en el cual
debería establecerse la especificidad de los impactos en salud por exposición al
uso indiscriminado de la mezcla. El estudio no ahonda el análisis bajo estas
condiciones y se refiere a un tipo ideal de persona que se sustrae totalmente de
estas características.
6.
En relación con los impactos por la aspersión sobre aguas superficiales que se
utilizan para el consumo, se hace una afirmación concluyente:
"Las exposiciones por el consumo de aguas superficiales no tratadas se
consideraron bajas y poco frecuentes, en áreas en donde se realiza la aspersión
para la erradicación".
(3)
Sin embargo, a la luz del deficiente muestreo con que se desarrolló el análisis
de aguas superficiales, esto es, en zonas periféricas a los escenarios donde se
adelantan las fumigaciones, resulta sorprendente que se llegue a tal dimensión
de conclusiones.
El mismo informe reconoce esas deficiencias cuando anota que:
"La carencia de información sobre la caracterización de la exposición radica en
la falta de mediciones precisas de la proximidad de los campos asperjados a las
aguas superficiales y de la proporción de áreas tratadas que se encuentran en
estrecha vecindad con esta agua superficiales. El muestreo de las aguas
superficiales solamente se llevó a cabo durante un período de 24 semanas y
únicamente en 5 localidades. Se tomaron muestras en esta forma. Aunque dos de
estas estaban programadas para ser asperjadas, solo un sitio fue tratado durante
el período de muestreo. Por razones de logística. no fue tampoco posible obtener
muestras de sitios cercanos a los de la aplicación. Si se hubieran obtenido
muestras de un mayor número de sitios más cercanos a los cultivos asperjados y
durante un período más prolongado, se hubieran podido detectar residuos con
mayor frecuencia".
(4)
El estudio no muestra la correlación entre la ocupación de territorios por parte
de la población cultivadora de coca, el tamaño de esta, el uso de aguas
superficiales para el consumo, la relación entre zonas cultivadoras y presencia
de esas aguas (todo lo cual requiere de una cartografía que demuestre esas
relaciones, cosa que el estudio no presenta), para luego si desarrollar ensayos
con base en muestreos de tales aguas y llegar a conclusiones realmente basadas
en experimentos en campo.
Si bien la referencia que se toma como fuente para establecer los impactos por
consumo de aguas no tratadas por la aspersión es Norteamérica, los autores
creyeron poner a tono su análisis con las características de Colombia, sólo
tomando como referencia el incremento de la dosis usada en este país. Nuevamente
se extrapolan características propias del hábitat norteamericano, esto es, sin
reconocer las condiciones ambientales ni estado de salud de la población
cultivadora, entre otras, y estas circunstancias se "superan" en relación
exclusiva con el tipo de dosis utilizada.
Adicionalmente, en este punto no se tienen en cuenta los niveles de
concentración del glifosato utilizado en la mezcla para cultivos ilícitos, lo
cual deja por fuera cualquier inferencia obtenida con base en el uso de la
formulación usada en Estados Unidos o para usos agrícolas.
7.
El estudio se inscribe en un contexto muy politizado y bajo la presión de tener
que mostrar la inocuidad de la mezcla usada en Colombia, en la aspersión aérea
de los cultivos ilícitos. Este tema buscó resolverse bajo una obsoleta premisa
de "cientificidad" que se reduce a separar los problemas de orden social,
económicos y políticos que están presentes allí, como no calificados ( en sí
mismos) para ser tratados científicamente. Esta premisa descalifica la seriedad
del mismo informe. Así mismo al crearse este referente de cientificidad y poner
todo el empeño en la demostración medible del fenómeno, se dejan por fuera
aspectos íntimamente relacionados con esta política, como el grave problema del
traslado de los cultivos que estimula la misma fumigación generando la
consiguiente deforestación y quema de suelos frágiles, con lo cual se
incrementan los daños ambientales. En otras palabras, la "ciencia" se roba el
escenario de definición de objetividad y se instituye - en sí misma - como el
gran tribunal que va a decidir quién tiene la razón frente a este debate. Sin
embargo, en la práctica los evaluadores se instaura como juez y parte ya que la
evaluación no constituye de ninguna manera, un ejercicio independiente sino,
como se desprende a lo largo de su lectura, en una verdadera búsqueda anticipada
por mostrar la inocuidad del Round Up usado para las fumigaciones de cultivos
ilícitos.
8.
Finalmente pretender que el programa de fumigación se reduce a la acción de
esparcir el glifosato es un error craso. Fumigación en Colombia implica también,
presencia de 5 helicópteros artillados en plan de combate, que se podrían
explicar por la presencia de grupos armados en los campos de producción ilegal,
pero que no justifican el ambiente de guerra que se desarrolla también contra
los cultivadores. Fumigación en Colombia implica su inscripción en la lucha
antiterrorista y este elemento le introduce un contexto político muy particular
que golpea a la población civil y desacredita alternativas pacíficas como la
erradicación manual, técnica que resulta tácitamente descalificada en el
informe, cuando sus conclusiones no tienen en cuenta esta modalidad de
erradicación, la cual es desconocida hoy en Colombia. Como es sabido, esta
genera los menores impactos ambientales y en la salud de los cultivadores y en
general de las personas expuestas. Es pues un informe tan "científico" - esto
es, hecho en nombre de una pretendida "neutralidad" - que resulta siendo
profundamente político, en la medida en que hay en la práctica, una toma de
posición por la guerra química ya que desconoció completamente, entre otras, su
contrastación en términos de impactos frente a otras técnicas como la
erradicación manual.
Notas
1.
Véase "Estudio de los efectos del programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos
mediante aspersión aérea con el herbicida glifosato (PECIG) y de los cultivos
ilícitos en la salud humana y el medio ambiente." Informe preparado para
2.
Informe OEA - CICAD, página 38.
3.
Ibídem, página 50.
4.
Ibídem página 108.