Conferencia
Consejo Seccional de
Plaguicidas de Antioquia, 30 años construyendo transición
*
Lilliam E. Gómez Álvarez, PhD.
Presidente
Consejo Seccional de
Plaguicidas
de Antioquia
Revisión de estilo: Dr.
Feliz Giraldo G., MD
Introducción
La
problemática de contaminación con plaguicidas en los ecosistemas que son la
expresión de la naturaleza, en los que se encuentran incluidos el ser humano y
su salud, son estas sustancias químicas artificiales, llamadas xenobióticos,
utilizadas en la agricultura desde finales del siglo XIX y luego aumentadas en
las décadas de las posguerra, las que han creado la grave problemática a la que
hoy enfrentamos.
Con la llamada primera revolución agrícola en Europa a finales de los siglos
XVIII y XIX, se dio también la simplificación del ecosistema y la ruptura del
manejo del agroecosistema y se procedió a separar la agricultura de la
ganadería, lo que ocasionó la degradación de los suelos, por falta de los
nutrientes orgánicos con que los deshechos animales los enriquecían. Hacia 1870
comenzó la intervención de los abonos químicos, y los suelos empiezan a mostrar
entonces sus principales carencias minerales y la aparición de las primeras
plagas, asegura René
Dumont.
Luego,
a partir de 1946, en la postguerra de la segunda guerra mundial, el
apuntalamiento de la industria de las multinacionales productoras de plaguicidas
y agroquímicos, toma auge, así como el nacimiento los grandes centros de
investigación agrícola que ven la luz en los años 1950, 60 y 70 (el G.C.I.A.T
crea el IRRI, CIMMYT, ICRISAT, CIAT, ICARDA), instituciones creadas con dineros
públicos que apoyan la ciencia con el objetivo de creer encontrar soluciones a
los problemas de hambre en el mundo. Sus investigadores hijos de la educación de
la llamada revolución verde, no ven más allá del “Rendimiento”: el sacar de la
tierra el máximo de plantas verdes por metros cuadrados de suelo, obteniendo así
mayores ganancias y rendimientos, sin preocuparse de la cuestión fundamental ¿A
qué costo ecológico?
En 1962 el libro de Rachel Carson
“Primavera
silenciosa” dio el primer aviso de que ciertos
productos químicos artificiales se habían difundido por todo el planeta,
contaminando prácticamente a todos los seres vivos hasta en las tierras vírgenes
más remotas. Pero hasta ahora no se habían advertido las plenas consecuencias de
esta insidiosa invasión, que está trastornando el desarrollo sexual y la
reproducción, no sólo de numerosas poblaciones animales, sino también de los
seres humanos.
El daño
a la microfauna benéfica, en la que se incluyen depredadores y enemigos
naturales, cuyas especies son por su especialidad, seres muy frágiles. El
ascenso de plagas secundarias al lugar de plagas importantes, por reducción de
hábitat y depredadores. Eliminación de insectos polinizadores, de gran cantidad
de plantas cultivadas, bajando entonces el rendimiento y las cosechas.
Sucesos cronológicos
1987-1990
En
Antioquia, un grupo de personas iniciaron en 1987 un Comité de plaguicidas con
el fin de estudiar, analizar y dar recomendaciones a las problemáticas sentidas
con el uso indiscriminado que de éstos, se daba en todo el departamento por el
sector de la agricultura.
Con el
apoyo de las Secretarias Departamentales de Salud y Agricultura, la asistencia
del ICA, presencia de representantes de universidades y el Inderena, se empezó
una labor de análisis y denuncia en muchas de las regiones donde los problemas
de plagas se había agudizado, debido a la resistencia creada por el uso de estas
sustancias. Desde entonces, las reuniones se vienen realizando los primeros
jueves de cada mes.
Es
importante anotar que para entonces el país no contaba con una legislación en
este aspecto y no existía el Ministerio de Medio Ambiente. Y que este Comité se
guiaba por el Código de plaguicidas de la FAO, como lo hacían muchos países de
Latinoamérica.
El
comité empezó a organizar cursos de formación para técnicos y profesionales en
el área agrícola, tanto en Medellín como en el Oriente antioqueño donde se
realizaron seminarios en los distintos municipios.
La introducción irresponsable de la plagas, la mosca de la
fruta
Ceratitis capitata, plaga cuarentenaria, que
apareció en mangos traídos desde el Ecuador y que no había sido reportada hasta
entonces. La plaga se presentó en cercanías de la Estación “Tulio Ospina” del
ICA. La propuesta inmediata fue la aspersión aérea con insecticidas de todo el
Valle del Abura. El Comité fue consultado y éste se opuso a dichas aspersiones y
se propuso otros tipos de solución, entre ellos un manejo con control biológico
en el que se incluían medidas culturales, recogiendo las frutas maduras del
suelo y su entierro para impedir la dispersión de la plaga.
1990 – 1991
El
entonces Ministerio de Salud, expidió un Decreto, el 775 de 1990 sobre
plaguicidas, para todo el país; la revisión y aporte para su realización fueron
hechas por el Comité de Antioquia. Esta es la primera normatización expedida
sobre plaguicidas y con ella se ponen en marcha el Consejo Nacional y los
Regionales de Plaguicidas, así como los Comités municipales. En él se legisla
sobre licencias para plaguicidas, transporte, almacenamiento, aplicadores,
derrame, se dan directrices sobre operación de las pistas aeroportuarias
utilizadas para las aspersiones aéreas y las pólizas que estas deben poseer para
su operación.
Al
Decreto 775 de 1990 se hace una gran oposición debido a lo que tiene que ver con
el cumplimiento de las pólizas y entonces es derogado y remplazado por el
Decreto 1843 de 1991.
En
cuanto la creación de los Consejos tanto nacional como seccionales, así como los
Comités municipales, el 1843/91 mantiene lo ya legislado. En el Consejo tienen
asiento instituciones tanto públicas como privadas, con membresías o
delegaciones, con voz y voto e invitados permanentes, solo con voz. Ejerce sus
funciones como asesor, sin personería jurídica, ya que la autoridad ambiental
era ejercida por el ICA y el Inderena para aquel entonces.
Para el
Consejos Seccional de Plaguicidas de Antioquia, aún cuando su calidad es la de
ente asesor del departamento, ello no le ha impedido la realización de un
trabajado amplio, dando apoyo a campañas internacionales y nacionales en
cuestiones de plaguicidas, apoyando e involucrándose en toda el quehacer el PAN,
la Repal y la OMS en salud ambiental.
1991 – 1995
El Consejo siguió atendiendo las problemáticas de las
diferentes regiones, aún cuando parte de los archivos de esta época no aparecen,
si quedan trabajos realizados como seminarios y cursos permanentes. Atenciones
puntuales a problemáticas en el Departamento, caso de la palomilla blanca, plaga
en hortalizas en el Oriente,
Trialeurodes vaporariorum,
la realización de campañas educativas y preventivas, utilizando medidas como la
colocación de trampas cromáticas de color amarillo impregnadas con aceite
usados. Con dichas trampas se logró descender en gran medida las poblaciones, ya
que el mayor problema se presentaba con la resistencia adquirida por el insecto.
Este
ente asesor, fue cuidadoso en alertar sobre el peligro de las aspersiones
realizadas por la campaña antimalárica casa por casa, con DDT; cuando ellas eran
hechas se dejaba una calcomanía sobre la puerta, que llevaba la fecha de la
realización. Siempre se insistió desde entonces, ante las entidades encargadas,
en la necesidad de realizar labores preventivas y educativas de la población,
así como con el cuidado que se debe tener con la residualita del producto
utilizado.
En
aquel entonces se empezaron las denuncias desde entidades internacionales, de la
peligrosidad con el herbicida Paraquat, producto que no tiene antídoto: La
médica Maria Elena Arroyave, realizó un estudio en el Oriente Antioqueño con
apoyo del Comité de plaguicidas, ya que en tres años se presentaron 136 muertos,
se reportó que se utilizaban 80.000 litros del producto; el diagnóstico, se
realizó con una muestra de 5.000 pacientes, quienes presentaban problemas
respiratorios. Su trabajo fue catalogado como uno de los mejores, por la OMS.
Con Corpoica y la Corporación para la Investigación
Biológica (CIB), se trabajó ampliamente la solución a la problemática de la
chiza o mojojoy, cucarrón mayero, conocida con los nombres científicos de:
Ancognatha
spp. Eutheola spp.
Cyclocephala spp,
en busca de una solución para el manejo de esta plaga, Se emprendieron campañas
de recolección de ejemplares, los cuales eran identificados y se procedió al
aislamiento de insectos y larvas que se encontraban enfermas, para obtener
agentes
infecciosos y utilizarlos en diluciones para ser usados como control biológico.
Corpoica obtuvo controles con el hongo
Metarhizium
anisopliae, las bacterias
Bacillus popilliae,
Beauveria bassiana y nemátodos entomopatógenos.
Lo importante fue el trabajo preventivo realizado con los estudiantes de las
escuelas, a quienes se les dieron instrucciones para que en su tiempo libre
recogieran cucarrones, los cuales eran pesados. Y la institución que más
ejemplares recogiera, recibía como estímulo un premio. Campaña, que aún se
llevan a cabo en algunos municipios.
1995 - 2017
En 1995
tiene nacimiento la mayoría de las CARS, Corporaciones Autónomas Regionales, ya
que la Constitución de 1991 dio origen al Ministerio de Medio Ambiente y la Ley
99 de 1993 da origen a dichas corporaciones, quienes en el decreto 1843 de 1991,
no era contempladas, en su lugar, el Inderena ejercía la autoridad ambiental, es
así, como Antioquia cuenta con tres instituciones de éstas: Corantioquia,
Cornare y Corpourabá, ellas tienen representación en el Consejo seccional de
plaguicidas.
Desde
entonces, Corantioquia es la sede de este ente asesor. El sueño de este Consejo
Seccional de Plaguicidas de Antioquia desde 1995, ha sido el de lograr la
transición del uso mesurado de plaguicidas a un mundo sin plaguicidas, donde se
manejen humanamente los ecosistemas y la Agroecología, sea entonces la forma más
racional para cultivar de los campos, desde el respeto por la vida.
Siguiendo las orientaciones políticas, que lo han caracterizado como ente asesor
y con un concepto muy claro del respeto y sobre todo, ese de la Democracia, este
Consejo se ha comprometido en campañas de gran envergadura: fue así como se sumó
en estos años a la campaña educativa emprendida desde la oficina para América
Latina de Pesticides Action Nework, apoyada por OMS y el PAN para sacar de
circulación la llamada “Docena sucia”: o los “Doce al patíbulo”: ellos son:
Nombre
Científico
Nombre común
1.- DDT
Diclorodifenil
tricloroetano,
2.-
Lindano
Gamesan, Gamexane,
3.- Aldrin,
Dieldrin,
Endrin,
4.-
Clordano- Heptacloros
Clordano/ Heptacloro,
5.-
Paratión
Paratión
6.-
Paraquat
Gramoxone
7.-
7-2-4-5 T
Tordón, Basal, Tributon 60, Tordón 225e
8.-
Pentaclorofenol (PCB)
Pentaclorofenol
9.-
Dibromoclorpropano (DBCP)
Nemafume Nemagón, Fumazone (Gaseoso)
10.- Di
bromuro de Etileno (EDB)
Bromufume, Dibrome, Gramosan (Gaseoso)
11.-
Canfecloro
Canfecloro, Toxafeno,
12.-
Cloridimeformo (CDF)
Fundal.
Todos
ellos son hepatotoxicos, producen envenenamiento crónico, altamente persistentes
y contaminan fuentes de aguas subterráneas, viajan a grandes distancias, a
través de nuestros “Bienes naturales”: agua y aire y permanecen en los suelos.
Se han logrado hacer prohibir en muchos países del mundo, en Latinoamérica aún
quedan algunos, especialmente en nuestro país.
Nuestra actuación en la campañas nacional por la
prohibición del Endosulfan, utilizado en las zonas caficultoras de todo el país,
para el control de la llamada Broca del Café (Hypotenemus
ampei), fue una de las emprendidas por este
Consejo Seccional con gran vigor, constancia y tesón; para ella realizamos
durante cinco años campañas educativas seminarios, talleres, cartas,
comunicados, derechos de petición, recolección de 5.000 firmas y se acompañó la
Tutela interpuesta por Rapal.
El último derecho de petición enviado por este ente asesor
ante Consejo de Estado y documentado luego de seminarios en Andes, donde
conocimos la muerte de una niña de 4 años cuya cama cuna había sido asperjada
con Endosulfan para control de pulgas (Pulex
irritans), igualmente el hecho ocurrido en
Ciudad Bolívar, luego de un debate en el Teatro Municipal entre integrantes de
este Consejo y representantes de casas comerciales, después de presentar todas
las evidencias, alguien de las casas comerciales afirmó que el Endosulfan,
Thiodan o Thionil, no era un veneno tan peligroso, el Dr. Darío Córdoba, nuestro
toxicólogo asesor, así como los demás participantes fuimos enfáticos afirmando
que los plaguicidas todos son veneno y pueden matar.
Cuál sería nuestra impacto cuando media hora más tarde
alguien del personal local de la Dirección Seccional de Salud de Antioquia se
acercó en busca del Dr. Manuel Méndez, presidente en este entonces del Consejo,
para informar que:
“un campesino al salir del conversatorio, había apostado
con otro, que eso no era veneno; alcanzó a ingerir media copa aguardentera de
Endosulfan”. Naturalmente, su amigo no tuvo a
quién cobrar la apuesta. Dos muertes tan dolorosas y no acontecidas por
intoxicación laboral, llevaron de inmediato a la Consejera Ponente, la doctora
Olga Inés Navarrete Barrero a emitir el fallo prohibiendo en Colombia el
producto. Por desgracia, él se sigue vendiendo de contrabando y como “vacuna” de
cierto grupo; se continúa entonces causando daños a los ecosistemas y por ende,
a los seres humanos.
La profesora de la Universidad de Antioquia Lía Isabel
Alviar, quien por muchos años fue parte de nuestro Consejo, durante un curso de
plaguicidas al que asistió en Alemania, preguntó a la jefe de custodia de la
Bayer: “¿Si
un europeo, un africano, un latinoamericano, son seres humanos con las mismas
condiciones fisiológicas, por qué, en Europa si estaba prohibido este producto,
ustedes lo seguían fabricando y vendiéndolo a los países del tercer mundo?”.
La respuesta fue contundente: “porque
sus gobiernos permiten su circulación y su compra.
Y
mientras haya
compradores nosotros lo fabricamos”.
Paralelo a nuestras luchas con el Endosulfan, el Consejo
solicitó el apoyo de Corantioquia y la Federación de Cafeteros para realizar un
estudio de Control Biológico, en miras a la transición. Este trabajo, con una
hormiga depredadora de broca del café, la Hormiga Turmerita,
Pheidole spp,
ha sido ampliamente divulgado en nuestros seminarios.
Del mismo modo, que todos los otros trabajos de control biológico de la
Federación, quien es integrante de este ente asesor.
Igualmente, la Secretaria de salud, apoyó la publicación de
5.000 ejemplares de la cartilla:
“Manejo Eco-Sanitario de plagas casera residenciales y de
industrias alimenticias”. Para presentar otro
tipo de manejo de esta problemática en los hogares.
En este
mismo periodo se dieron además múltiples apoyos a Corpourabá para resolver
problemas de pistas de aviones de aspersión, problemas con contenedores volcados
en el mar, problemáticas difíciles con las montañas de plásticos contaminados
con Clorpirifos, que llevaron a esta CARS a la creación de su Comité de
Plaguicidas, para ello, el Dr. Darío Córdoba y Lilliam Gómez, realizaron varios
viajes a la zona, apoyando la creación de dicho Comité y los primeros seminarios
fueron dictados con el apoyo de nuestro consejo en Urrao y en Cañasgordas.
Igualmente, se han dado todo tipo de asesorías, así como la recolección del Mata
ratas Guayaquil, problemática esta de difícil solución, ya que era necesario la
desnaturalización todo lo requisicionado y la consecución de los dineros para
esta labor fue la gran dificultad. Fue gracias a la SIU de la UdeA y al
científico Claudio Jiménez Cartagena, quienes lograron conseguir el dinero para
la desnaturalización y él aportó su trabajo voluntario, él ha sido por mucho
tiempo parte importante de nuestro Consejo.
Se
atendieron las graves problemáticas con las aspersiones a residencias, casos de
intoxicaciones y daños ambientales, denunciándolos permanentemente y se solicitó
la reanudación de los cursos para los aplicadores y en ellos hemos participado.
Pidiendo además se cumpla la norma de carnetizar a quienes ejercen esta labor.
Desde el año 1995 hasta el 2000, se dieron álgidas
discusiones en Minambiente, con el Director de la Cámara de producción de la
Andi, para que la industria productora de plaguicidas se encargara de la
recolección de envases y sobrantes de plaguicidas. Campaña y proceso que solo
logró consolidarse en el 2010, luego de años de insistencia de este Consejo,
sumadas a muchas Ongs y la Repal, al fin la Andi organizó el programa
“Campo Limpio”,
hoy una ONG, al que acompañan separadamente otras instituciones recolectoras.
Se
realizó un trabajo en una comisión amplia con el apoyo de una asesora jurídica,
trabajo detallado y permanente durante dos años, para realizar propuesta para la
modificación del Decreto 1843 de 1991, ya que para 1993 se creó el ministerio de
Medio ambiente y se da la Ley 99 del 1993, lo que lleva a que el decreto de 1991
presente muchas falencias. Esta propuesta ha sido enviada a los MinSalud,
MinAmbiente y MinAgricultura; se ha actualizado varias veces y reenviado de
nuevo hace pocos días.
Se dio
un sinnúmero de conferencias, seminarios y talleres en municipios y veredas, así
como en otras ciudades, en instituciones gubernamentales, privadas, educativas.
Igualmente, es importante anotar que cada sesión de este Consejo asesor, se
inicia con una conferencia magistral sobre un tema de actualidad que permite a
los asistentes estar al día. Así mismo, son muchos los estudiantes que han
sustentado sus tesis de grado y los investigadores que presentan los avances de
sus trabajos.
Con un delegado de Naciones Unidas se censaron todos los cementerios de
plaguicidas existentes en Antioquia. Y un nuevo Decreto ministerial
estipuló que el último poseedor de un deshecho
tóxico está obligado a darle disposición final; algunos de estos cementerios aún
permanecen, debido al costo que implica el desentierro y el traslado de los
deshechos hasta un horno incinerador en lugares lejanos del mundo y no se cuenta
con estos montos para asumir el gasto.
En el último trimestre de 1999, se quiso incinerar 6.232
kilos de
Metil Paratión, canecas sacadas del “Cementerio
de pesticidas de Codazzi” introducidas a Antioquia por Industrias Quimor S.A.,
de Cartagena, para ser incineradas en A.S.I. situada en zona urbana del
municipio de Itagüí. El Consejo de plaguicidas
conoció
a
tiempo esta intensión y procedió a citar una sesión extraordinaria, para la que
se convocó al señor Procurador Agrario de Antioquia.
La decisión de este ente asesor fue de no permitir en ningún momento
que
A.S.I. realizara esta incineración. El concepto emitido por el Dr. Darío
Córdoba, fue contundente:
“Si se lleva a cabo esta incineración, el área
metropolitana del Valle del Aburrá, quedara para ser repoblada”,
ya que este organofosforado, por encima de 38º C, produce un gas llamado
Paraoxono, que se inhala pero no se alcanza a exhalar.
La valiente posición del Procurador Agrario, Dr. Julio Cesar Vásquez, quien
acompañado del Dr. Darío Córdoba, procedió de inmediato a sellar a A.S.I.
mientras el Dr. Córdoba filmaba todas las canecas de Metil Paratión depositas
allí. La orden fue de inmovilizar las canecas con este producto, las cuales
estaban en mal estado, corroídas y con perforaciones. Mas, sin embargo, con los
locales sellados, éstas desaparecieron; se especuló con qué fueron llevadas
hacia Cartagena o Barranquilla. Y más tarde se dijo que se incinerarían en
Pereira, así mismo, que ellas habían sido botadas en el río Medellín, hoy río
Aburrá; nunca se supo el paradero este producto, por lo cual, se dio una rueda
de prensa, con autorización de ser
realizada en Corantioquia; informando todo lo
acontecido y mal manejo dado por parte de A.S.I. a esta problemática. Sumado a
ello, el agravante de que sus hornos para ese entonces, no tenían licencia
ambiental de funcionamiento, esta se encontraba en proceso de visita y los
documentos empapelados en la jurídica del Área Metropolitana. Es de anotar, que
en el mundo solo existen cinco hornos incineradores, que pueden realizar este
proceso y ninguno está situado en Latinoamérica.
El
señor Procurador, da la alerta nacional para que no se movilice ningún material
de este tipo entre departamentos y menos que salga ningún producto más de
Codazzi, de allí “nada debía ser sacado”, ni ser movilzadó. Quedaba solo a
Minambiente resolver la problemática, cumpliendo el Convenio de Basilea
transfronterizo, para dar disposición final a dicho Metil Paratión. Los costos
los asumiría este ministerio ya que para entonces la empresa dueña del producto
se había liquidado.
Las denuncias y advertencias de la peligrosidad del producto y el impedimento de
su incineración enfurecieron al propietario de la empresa A.S.I. quien con un
bufete de abogados presentó demanda ante la Fiscalía General de la Nación,
contra el Consejo Seccional de Plaguicidas, en cabeza de su presidente
encargada, Lilliam Eugenia Gómez, para este entonces el presidente Dr. Jorge
Bolívar, ante la gravedad de
la problemática, sufrió de un infarto cardiaco y presentó su dimisión.
Fue así como durante más de un largo año con la defensa del
abogado Alejandro Bañol, se debió presentar declaración libre y seguir un
proceso judicial para responder ante las acusaciones de:
“Calumnia, injuria y
abuso de autoridad”, solicitando una condena de
cinco años de cárcel. Ante un primer fallo a favor de parte de la Fiscalía,
A.S.I., a través de sus abogados presenta:
“Apelación a investigación previa #367755 denunciante A.S.I.”
En
abril del 2001, el abogado defensor logra hacer anular las causales de calumnia
y abuso de autoridad y queda solo en el requerimiento para ser juzgado, el
delito de Injuria.
Es solo en julio de 2001, que la Fiscal Delegada de la
Nación, Guiomar Arenas, falla luego de una larga y documentada exposición basada
en la ficha técnica del producto Metil Paratión que dice:
“A 38ºC el producto
produce un gas Paraoxono que es mortal y que los vientos hubiesen expandido por
el Valle del Aburra produciéndose una catástrofe que no hubiera sido posible
dimensionar”… Agrega luego…
“La Dra. Gómez actuó
cumpliendo con su deber y en defensa del derecho fundamental de la vida. No es
cierto como lo sostiene el demandante que se haya causado daños a la empresa en
su imagen y comercio… y él debe saber que prima el interés general sobre el
particular… Por lo tanto confirma la resolución del fallo dada en la primera
instancia, entérese de esta decisión al señor censor”.
El
Consejo Seccional de Plaguicidas en el año 2004, dio apoyo por solicitud de la
ciudad de Nobsa, Boyacá, cuando la sociedad Holcim de Colombia S. A. pretendió
realizar allí la incineración de Metil Paratión que se encontraba en Codazzi, se
realizó entonces una Acción Popular. Del Consejo, viajaron como asesores, el Dr.
Darío Córdoba, la Dra. Lía Isabel Alviar y el Dr. Gustavo Peñuela, quienes
brindaron el apoyo científico y técnico. La Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil, con el magistrado ponente, César Julio Valencia Copete, se
pronuncia contra la impugnación de la sentencia con que se quería dejar sin
vigencia la aceptación dada por el Ministerio de Medio Ambiente a la Tutela que
impedía dicha incineración.
Desde el 2000 al 2005, se trabajó también arduamente en los
“Lineamientos
de Políticas sobre uso y manejo mesurado de plaguicidas”,
con énfasis en el sector agropecuario y forestal del departamento de Antioquia.
Para ello, se contó con un convenio interinstitucional: Cornare, La Ceiba (ONG),
Dama (hoy Secretaria departamental de Medio ambiente), y el Consejo Seccional de
Plaguicidas de Antioquia. Fue un trabajo minucioso, donde se incluyó zonificado
detallado del Departamento, un diagnóstico de usos de plaguicidas en cada
cultivo, con un análisis integral del diagnóstico, lineamientos para el uso
mesurado de los plaguicidas y por último, un glosario. El trabajo se logró
editar y difundir con talleres y seminarios en todo el departamento con el apoyo
de la Dra. Françoise Coupe, para ese entonces, directora del Dama; quien
aprobara un proyecto para ejecutar este dicho proyecto.
Se atendió a la problemática presentada en Medellín, al ser abandonadas varias
toneladas de plástico contaminado con Clorpirifos, provenientes de las zonas
bananeras y cafeteras de Antioquia. Dicho plástico se utiliza para recubrir los
racimos de banano y plátano, evitando así
el ataque de insectos. El Dr. Darío Córdoba y
Lilliam Gómez, atendieron la emergencia, logrando desnaturalizar, con control
bilógico a base de bacterias nativas del suelo el compuesto químico. El apoyo
logístico del Cuerpo de Bomberos de la ciudad, de Corantioquia y el Área
Metropolitana fue importante.
Durante todos los años que este ente asesor lleva, ha dado
una lucha sin retroceso contra las miopes medidas con las que el gobierno
decidió denominar:
“Fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos”,
con
diferentes herbicidas para ser utilizados y pretendido usar para tal fin, desde
el Paraquat, el Tebuthiuron, Imidazolinona y
por
último el Glifosato.
Nuestro primera acción fue demostrar que los términos
enunciados para la acción a realizar, desde todo punto de vista son incorrectos.
Una aclaración necesaria: el adjetivo que demos a la acción del uso que se haga
de los cultivos, es una decisión humana, no de la naturaleza; ella no ha
evolucionado en especies lícitas o ilícitas, simplemente ha evolucionado y
coevolucionado. En consecuencia, se está calificando para una cultura, que el
uso de tales cultivos no es permitido. Atendiendo a las razones anteriores, en
adelante hablaremos de cultivos de cuya producción se hace uso ilícito.
Aclaremos también, que el término correcto es ASPERJAR y no FUMIGAR, ya que solo
se fumiga con gas, en sitios cerrados, como fue el caso de las cámaras de gas
nazis, donde se fumigaron seres humanos con el pesticida Cyclon B, a base de
ácido cianhídrico (ácido prúsico). Se escribió entonces el ensayo
“Solo una pieza del
rompecabezas” por Lía Isabel Alviar, Lilliam
Gomez y Cristina Agudelo, integrantes de este ente asesor para ese entonces.
Se ha
repetido hasta el cansancio que las normas de la ficha técnicas de los
plaguicidas dicen muy claro que un herbicida no puede aplicarse aéreamente, en
el caso del glifosato se hace a máximo 25 centímetros de altura del piso.
Desde
que el Consejo de estupefacientes aprobó las aspersiones con glifosato, este
ente se ha unido a todas las campañas de denuncias dadas en Colombia, apoyando
con requerimientos, conferencias, firmas todas las peticiones para la suspensión
de su aspersión aérea.
Se realizó una serie de Derechos de petición al alto gobierno para la
prohibición del uso del Glifosato; durante los dos últimos años se presentaron
los siguientes: Derecho de Petición Público, para invocar el Principio de
Precaución y el Principio de Democracia; los derechos fundamentales a la vida,
la salud y el goce de un ambiente sano; para que en un futuro no se repitan las
aspersiones aéreas de “Glifosato, Glufosinato de Amonio, Paraquat” y demás
herbicidas, tanto para suprimir cultivos de cuya producción se hace un uso
ilícito, como para mantener cultivos agrícolas libres de plantas arvenses
(malezas); éste fue dirigido a la Presidencia de la Republica, a los ministerios
de Salud, Agricultura, Justicia, Medio Ambiente, Dirección de licencias
ambientales y Fiscalía General de la Nación. Igualmente nos vimos en la
necesidad de intervenir con un Derecho de petición en el mismo sentido, que el
anterior, ante el Gobernador de Antioquia, quien iba a proceder a realizar
aspersiones por medio de helicópteros.
Se
atendió el difícil caso de EPM, en el 2012 quien intentara realizar una “Prueba
Piloto” con un herbicida, el WEEDAR 64 a base de 2,4-D., en la represa Porce II,
donde se da uno de los llamados “Puntos de quiebre” del cambio climático, por la
denominada eutrofización a causa de la cantidad de nitrógeno que aportan a sus
aguas el río Aburrá; situación manejable por ellos, hasta diciembre de 2011 con
30 Ha. de Buchón de agua. Según parece, EPM había olvidado realizar
contrataciones de quienes lo extraían, y la población de dicha planta, alcanzó
305 Ha. La solución decidida fue la más inmediatista, aplicar un herbicida,
sabiendo que allí se pesca y 140 pescadores y sus familias, es decir 400
personas viven de lo extraído y que diariamente llegan a Medellín, entre 800 y
1000 Kg de pescado. Y de la población que habita aguas abajo es usuaria de sus
aguas. El Consejo de Plaguicidas unánimemente y con el apoyo decidido y valeroso
de la Señora Procuradora Agraria, Dra. Fanny Henríquez, impidió se realizara tal
aplicación, para evitar que la historia señalara con dedo acusatorio, dentro de
25 ó 30 años, por las consecuencias que un compuesto como el 2,4-D con sus
dioxinas y metabólitos, que pueden ser más peligrosos que el mismo compuesto y
producir mutagénesis en las generaciones futuras.
Grosso modo,
estos eventos escritos son parte del quehacer en estos treinta años de este
Consejo Seccional de Plaguicidas de Antioquia.
Medellín, diciembre 7 de 2017.
El
Consejo Seccional de Plaguicidas del Departamento de Antioquia, se reúne de
nuevo en estos primeros días del mes de diciembre, para unirse con el sentir
colectivo del Mundo consiente y conmemorar esta fecha de recuerdos de trágicos
acontecimientos para muchos de los habitantes de este planeta.
Nuestro Consejo de plaguicidas, viene
realizando esta conmemoración desde
antes
de 1998, en recuerdo de las víctimas de la
tragedia de Chiquinquirá con Metil Paratión en 1967 y luego la de Taucamarca,
Perú, donde 24 niños murieron
intoxicados al consumir productos envasados en recipientes donde se
almacenaban plaguicidas (El Tiempo 1967)
Esta
fecha se hizo oficial desde 1998 para 60 países, que son miembros del PAN y que
cuentan con 400 organizaciones conscientes de la problemática ocasionada por los
plaguicidas; fueron estas organizaciones quienes establecieron dicha
conmemoración en recuerdo del día
aciago, en que 8,000 personas fallecieron a consecuencia del accidente de Bophal
en la India en 1984, al liberase un componente químico utilizado en la
elaboración de un plaguicida de la Corporación Unión Carbide (PAN 1998).
Es así como se comprueba el negocio de los plaguicidas. Lo percibimos cuando las
multinacionales recurren a
implantar sus fábricas en países del tercer Mundo, donde la mano de obra es más
barata y se permiten mayores ganancias en dinero, ya que no se consideran costos
de mantenimiento de equipos e instalaciones como es debido para una industria.
Mantenimiento que en Europa o en USAmerica sería de obligatorio cumplimiento.
Tampoco se contempla que la vida humana es algo tan sagrado que no tiene valor
monetario alguno, ya que ella es la vida… y en última instancia lo único
con que cuenta el ser humano.
Que
siga siendo esta fecha la mensajera de la necesidad de cambios fundamentales en
el sistema político económico Capitalista Neoliberal, para el que
la vida no cuenta, ya que solo es importante la producción y el consumo.
Hoy la magnitud de las intoxicaciones masivas a nivel mundial, es estimada en 3
millones de casos de personas intoxicadas, mientras que 220.000, mueren en el
mundo a consecuencia de la exposición a estos venenos (PAN. 2016). Es decir que
debemos tener en cuenta no son solo las intoxicaciones agudas, sino también las
crónicas.
La
expresión de la vida en cualquier forma que ella se dé, es apenas pestañeo
humano, un instante tan solo del transcurrir
del tiempo geológico y olvidamos que han
sido fruto de miles de millones de años
de procesos evolutivos y de coevolución, lo
que nos ha permitido hoy la existencia.
El
desconocimiento de lo que son los Ecosistemas, es decir de la misma naturaleza,
ha hecho que el inventor de los sistemas políticos, el ser humano,
ignore cual es el manejo que a ellos se les debe dar; es por esto que se
procede casi a ciegas, a desarrollar tecnologías inmediatistas, sin conocer los
daños que a mediano y a largo plazo o a veces en forma casi inmediata, dichas
medidas le causan al ecosistema.
Y
hoy, no es solo la salud de las personas la que se encuentra comprometida, sino
también la de la biodiversidad en
sus ecosistemas, los que acumulan los daños causados por sustancias xenobióticas
como los plaguicidas, los cuales se
mezclan en la naturaleza con otros compuestos, migran, viajan en el agua, suelo,
aire y la mayoría de las veces forman nuevos compuestos aún más tóxicos, que el
mismo compuesto aplicado, son los llamados metabolitos. Todos ellos inciden
envenenando también los « Bienes naturales[1]»
(mal llamados Recursos Naturales, que son propiedad Colectiva de la Humanidad).
Es
decir lo que se hace aplicando dichas
sustancia, con la pretensión de subsanar todo tipo de problemáticas en la
agricultura del monocultivo, con su simple utilización, no es más que
llevar al incremento de resistencia de los insectos a los que se les
aplica dichos plaguicidas,
esta resistencia se ha incrementado
dramáticamente en los últimos 50 años. Se estimaban que había 25 especies de
insectos resistentes a los plaguicidas en 1954, este número se ha incrementado a
más de 500 especies en la actualidad. Dicho dato, sólo para USAmerica, los
costos sociales y Ecosistémicos causados por el uso de plaguicidas se elevan a
8.123 millones de dólares anualmente.
Tenemos un solo planeta, nuestra Casa Común: « La Tierra », los daños que a ella
le hagamos tienen un límite en su resiliencia, las consecuencias son
irreversibles. Solo pueden evitarse, si se logra que los seres humanos tengan un
pensamiento sistémico para enfocar la vida y su historia: Para poder llegar a un
desarrollo Sostenible con nuevos
perspectivas, entre ellas el de un manejo de los
Ecosistema, a través de la AGROECOLOGÍA; en la que se empiece a aceptar
la reflexión de una nueva visión,
con la mirada de una lectura analítica de la incidencia que nuestros sistemas
productivos y el manejo que se hace de la « Economía de la Naturaleza».
Declaro instalada la sesión 407 del Consejo seccional de plaguicidas de
Antioquia, con el acto de conmemoración del Día Mundial del no uso de
plaguicidas.
Lilliam
Eugenia
GÓMEZ
ÁLVAREZ, Ph.D
Presidente
Consejo
de
Plaguicidas.
[1]
Con conocimiento de causa he
decidido llamar Bienes naturales, y no Recursos naturales, ya que en el
Capitalismo un Recurso es algo para gastarse. Tanto en el discurso, como
en el lenguaje se debe ser
coherente, es decir se debe tener un pensamiento crítico y no utilizar
las palabras del sistema.
(Concepto desarrollado por Lilliam Eugenia Gómez Álvarez)