En defensa de los derechos humanos y la biodiversidad
PARAR LAS FUMIGACIONES!!!


Darío Gonzáles Posso

Fundación Mama Coca, 12 de enero de 2004

 

Fumigar sin pausa por vía aérea las regiones con presencia de cultivos proscritos, sin consideración alguna por la salud y el entorno ambiental, es uno de los lemas del gobierno colombiano de Álvaro Uribe [2002-2006]. Esto no es nuevo desde que se inició el “Plan Colombia”  durante el gobierno de Andrés Pastrana [1998-2002], aprobado por el Congreso de los Estados Unidos, que profundiza una estrategia de vieja dada, iniciada en la Sierra Nevada de Santa Marta durante el gobierno de Julio Cesar Turbay [1978 -1982] y continuada por los siguientes gobiernos. En ningún país de la región andino amazónica esta fumigación es permitida. Pero si bien esta práctica no es nueva en Colombia, nunca antes se había construido tal cúmulo de falacias[1] para intentar justificarla. Los más altos “dignatarios” del gobierno actual sostienen que por la reducción de las hectáreas sembradas en coca y en amapola, más los decomisos de drogas ilícitas, en el año 2003 “se sacaron del mercado mundial cerca de 180 mil millones de dólares que habrían enriquecido más a los narcotraficantes y financiado más al terrorismo”. También afirman a menudo, y contra toda evidencia, que “No es cierto que las fumigaciones afecten la salud humana o perjudiquen cultivos diferentes a los ilegales”[2].

El gobierno busca ocultar que es dudosa la “eficacia” de la erradicación mediante fumigación aérea. Pero los cultivos de coca han reaparecido en otras regiones y en algunas se ha incrementado la productividad, o producción por hectárea: de 4 cosechas años en algunos lugares se ha pasado a 5 y hasta 6 cosechas. Esto ha compensado parcialmente la reducción relativa de las áreas con coca, que no es tan alta como se apresura a anunciar el gobierno.

Además, de acuerdo con las estadísticas de incautaciones, se puede inferir que la cantidad de toneladas de cocaína producidas y exportadas sigue tan campante. Un mayor número de toneladas incautadas no significa una reducción en las exportaciones, pues lo incautado constituyen un porcentaje determinado de lo que se exporta. Así, mayor cantidad de incautaciones significa en realidad que ha ocurrido un incremento correspondiente en las exportaciones. Las fuerzas armadas decomisaron en el año 2003 alrededor de 70 toneladas de cocaína, cuyo valor en el mercado USA se calcula en alrededor de 2 mil millones de dólares, "el equivalente al presupuesto del Plan Colombia”, dice la Revista Semana [edición del 15 al 22 de diciembre de 2003]. El año 2003 fue un año record en cantidad de cocaína incautada por las fuerzas militares, lo cual permite afirmar que si los decomisos son un porcentaje determinado, "la droga sigue saliendo de Colombia como nunca antes" [Semana]. En el 2003 fueron incautadas 70 toneladas, 62 en el 2002, 38 en el 2001, 52 en el 2000. Por esto, en varios análisis hemos indicado que ni el aumento de las fumigaciones, ni la reducción de las hectáreas en coca o amapola, significan que el negocio del narcotráfico esté menos próspero.

En realidad, un incremento de fumigaciones lo que en esencia produce es una escalada en la violación a derechos humanos y en infracciones al Derecho Internacional Humanitario [guerra química y ataque a población y bienes civiles]. La inocuidad de las fumigaciones en relación con la salud humana es otra gran mentira. En primer término, este engaño deliberado parte de una concepción reducida del concepto de salud, que la limita a la ausencia de enfermedad en los seres humanos. Debemos aceptar en este punto que una definición amplia de salud, permite mostrar que los daños de las fumigaciones sobre la salud humana son mucho mayores que los que se han señalado. “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental, social, y no sólo la ausencia de enfermedad o de dolencia” [Organización Mundial de la Salud –OMS. Y con las fumigaciones no solo se pone en riesgo o se dañan los cultivos y fuentes de alimentos, se contaminan cuerpos de agua, se desplaza población, se viola derechos humanos, sino que además se genera zozobra y temor en la población. La contaminación y daño que producen los cultivos, todos los cultivos, incluidos los legales, no autoriza al gobierno para, por su parte, violar los derechos humanos y pasar por encima de su propia normatividad, incrementando su ilegitimidad.

Pero la mayor falacia es quizás la supuesta política “antidrogas” y la “lucha contra el terrorismo”. Así como tras la guerra en Irak están los intereses petroleros, el Plan Colombia y su extensión regional o “Iniciativa Antidrogas Andina” oculta intereses geopolíticos y de dominación sobre recursos esenciales, minerales, agua y biodiversidad.

Llamamiento. Un fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordena suspender las fumigaciones en todo el territorio nacional. Fallo que ha sido apelado por el Gobierno ante el Consejo de Estado. Este deberá decidir en fecha próxima, que se transforma en una oportunidad para afirmar su autonomía ...o para mostrar su obsecuencia. Los pronunciamientos dentro y fuera del país son incontables. Con base en la defensa de los derechos humanos y del Principio de Precaución, es indispensable persistir en la campaña por la abolición de las fumigaciones, que los Estados Unidos han aprobado incluso sobre los Parques Naturales de Colombia.


 

[1] Falacia: f. [lat. fallaciam] Engaño o mentira con que se intenta dañar a otro. // Hábito de emplear falsedades en daño ajeno. LÓG. Sofisma. [Diccionario Enciclopédico Planeta].

[2] Sabas Pretel de la Vega, Ministro del Interior. EL TIEMPO, entrevista, Bogotá, domingo 11 de enero de 2004.

 


QUE CESEN LAS FUMIGACIONES y se piensen las indemnizaciones 2007

 

 

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