FECHA:
10 de Abril, 2002
PARA:
Asistencia a Políticas Extranjera
DE:
Kimberly Stanton, RFK Memorial
Lisa Haugaard, Latin America
Working Group
Betsy Marsh, Amazon Alliance
Adam Isacson, Center for
International Policy
REF:
Cumplimiento con las Condiciones de Fumigación en
Las condiciones de fumigación que el Congreso incluyera en
Aunque ha sido imposible
confirmar fehacientemente cuál es la mezcla química que está siendo rociada,
la información con la que contamos indica que su uso no cumple con los
controles reguladores de
No
existen datos básicos en Colombia que permitan evaluar las repercusiones que
las fumigaciones tienen sobre la salud o el medio. No se han vislumbrado ni
se han planificado estudios epidemiológicos que rastreen el impacto a lo
largo del tiempo.
La fumigación ha sido
llevada a cabo sin tomar en cuenta los requisitos legales y levanta serias
inquietudes constitucionales.
No se ha proporcionado
compensación alguna a los pequeños productores cuyos cultivos legales han
sido destruidos por la fumigación.
No existe
mecanismo alguno que permita evaluar los reclamos de daños a la salud
humana.
No existe vínculo alguno
entre la fumigación y el diseño o ejecución de programas de desarrollo
alterno.
Pese a
estos hechos,
A
continuación se profundiza en estos hallazgos. Sírvase contactarnos con
cualquier pregunta o aclaración que tenga, a su entera conveniencia.
1.
La
fumigación está siendo llevada a cabo de acuerdo con los controles normativos de
A fin de conocer si es que la fumigación cumple con los
controles normativos especificados en las
etiquetas del producto registrado por
Si el
producto formulado corresponde a Roundup SL, es muy reciente la aprobación para
el uso de este producto en los Estados Unidos, pero no para fines agrícolas.
Existe alguna inquietud respecto al registro de este
producto debido a que el fabricante, Monsanto ha declarado que no tiene
intención de comercializar el producto en los EEUU.[3]
Además, tan recientemente como noviembre de 2000,
Si el producto formulado
corresponde a Roundup Ultra, la mezcla de fumigación que se utiliza en Colombia
es tanto más concentrada como aplicada en dosis mayores que los niveles máximos
recomendados por el fabricante, según instrucciones de la etiqueta para uso en
los EEUU.
La mezcla de
fumigación para Colombia contiene 44% de Roundup Ultra por volumen,[5]
mientras que la etiqueta para uso en los EEUU para Roundup Ultra permite
concentraciones de 1.6% a 7.7%[6]
para la mayoría de los usos, y como máximo, una concentración del 29%. La
etiqueta de EEUU indica que en la mayor parte de las condiciones, la aplicación
aérea no deberá exceder de 1 litro (quart) por acre del producto formulado.[7]
En Colombia, la
tasa corresponde a casi 4 ½ veces
esa cantidad.[8]
Los requisitos de etiqueta
parecen haberse excedido bajo las condiciones de uso en Colombia así como
también en otras instancias.
La
etiqueta para Roundup Ultra especifica que los usuarios “no deberán aplicar este
producto de manera que entre en contacto con quienes las apliquen u otras
personas, ya sea directamente o acarreado por el viento. Unicamente quienes lo
manejen y estén debidamente protegidos podrán permanecer en la zona durante su
aplicación.[9]”
Sin embargo, los habitantes locales no han sido
informados respecto de las fumigaciones planificadas y podrían encontrarse en la
zona donde se aplican los herbicidas.
Las etiquetas
de los EEUU tanto para Roundup SL como para Roundup Ultra precisan que el
producto “no sea aplicado directamente al agua, [ni] a zonas donde se encuentre
presente agua” y el usuario debe adoptar medidas específicas de precaución para
evitar el acarreo por el viento.[10]
No
contamos con suficiente información que nos permita evaluar las medidas idóneas
que han sido adoptadas para cumplir con estos requisitos de
La
legalidad de la fumigación bajo las Leyes Colombianas ha sido
reiteradamente cuestionada.
A lo largo del año 2001 varios funcionarios
gubernamentales de Colombia, incluyendo el Portavoz Público, el Contralor
General y un grupo de 22 Senadores y Congresistas Colombianos, identificaron que
los pre-requisitos legales que no habían sido cumplidos al iniciar las
fumigaciones incluían:
·
Ausencia de
planificación para el manejo ambiental de estas zonas que serían fumigadas.
·
Segmentos de
·
Falta
de coordinación entre las agencias responsables, y la incapacidad del Ministerio
de Salud para llevar a ejercicio la autoridad de supervisión que le compete bajo
A finales del año pasado, se emitió por fin un plan de
manejo ambiental, y estamos tratando de obtener una copia con el propósito de
evaluar el cumplimiento que se ha dado a estas disposiciones.
En Agosto del 2001 el Portavoz Público concluyó que
la referencia geográfica que existía era inadecuada para identificar aquellos
eco-sistemas y demás áreas que se ven expuestas y que deberán recibir
tratamiento especial.[12]
Aunque recientemente se ha establecido un
procedimiento para la presentación de quejas, éste no funciona eficazmente
(refiérase a los detalles que constan más adelante).
La
falta de coordinación entre las agencias del gobierno Colombiano no ha sido
rectificada.
Las
leyes Colombianas son inconsistentes con respecto a la condición de los pequeños
productores de coca, quienes son responsables por tanto como el 60 por ciento
del total producido.[13]
Según
Finalmente, y según
el Portavoz Público, la fumigación viola varios de los principios
constitucionales.[15]
El primero de tales principios es el de
precaución que constituye el meollo del derecho a disfrutar de un ambiente
saludable, garantizado por
2.
Los químicos empleados en las fumigaciones aéreas,
de la manera cómo están siendo aplicados, no plantean riesgos irrazonables ni
efectos adversos a los seres humanos o al ambiente.
Basándonos en la información de que disponemos, es imposible conocer con certeza
cuáles son los riesgos que los químicos que están
siendo fumigados en Colombia plantean a los seres humanos y el medio ambiente.
Ni el
Gobierno de los Estados Unidos ni el Gobierno de Colombia han presentado una
evaluación adecuada de los posibles impactos para la salud humana y la ecología
a causa de las mezclas formuladas que están siendo fumigadas bajo las
condiciones de exposición directa que tienen lugar en Colombia. El Departamento
de Estado ha solicitado que se practiquen evaluaciones de toxicidad para tres
distintas fórmulas de herbicidas pero los resultados todavía no han sido
presentados.
A
Noviembre del 2001 no se contaba con sistemas que ayuden a hacer un seguimiento
de los efectos ecológicos o sobre la salud como resultado de las fumigaciones[16]
ni tampoco existen datos básicos en Colombia que coadyuven a evaluar el impacto
que la fumigación haya tenido sobre la salud o el ambiente.
No se ha identificado estudio alguno que demuestre
la seguridad para la salud humana y el ambiente con el tiempo, a causa de esta
combinación de químicos, y por la manera como están siendo aplicados.
Aún así la
etiqueta para estos productos indica que Roundup Ultra causa “irritación de los
ojos,” y Roundup SL causa “daños oculares irreversibles, [es] dañino si se lo
traga o inhala, [y] podría ocasionar irritación de la piel.”
En
situaciones en las que las personas no han sido informadas de cuándo se van a
producir las fumigaciones y por ende no portan la ropa de protección que se
precisa que vistan los trabajadores que aplican pesticidas en los EEUU, podemos
esperar la exposición directa a los herbicidas. También ha habido numerosos
informes de enfermedades asociadas con la exposición a fumigaciones químicas,
tales como lesiones a la piel y urticaria, infecciones gastrointestinales,
infecciones respiratorias agudas y conjuntivitis.[17]
Aunque los
estudios llevados a cabo en Colombia sí indican un posible impacto sobre la
salud humana a causa de la fumigación,
[18] el Departamento de
Estado nos ha dicho que no se están llevando a cabo en la actualidad estudios
ulteriores, ni se los ha planificado a futuro por el momento.
El
Departamento de Estado ha asegurado que la fumigación de herbicidas por aire no
ocasiona daños a la salud humana, pero los tres estudios utilizados ara apoyar
tales declaraciones no presentan evidencia científica confiable en el sentido de
que la fumigación es segura para la salud humana.
El primer estudio de salud es irrelevante porque no considera las repercusiones
que la fumigación realizada para erradicar las plantaciones de coca han tenido,
sino más bien se centra en los impactos originados en el programa de
erradicación de la amapola que ofrecen menos riesgo – las soluciones de
herbicidas utilizadas para el control de la coca son nueve veces más
concentradas que aquellas que se utilizan para el control de amapola. El segundo
estudio fue llevado a cabo cinco meses después de haberse realizado la
fumigación y por lo tanto no fue concluyente.
Con relación a este estudio,
Los
herbicidas de amplio espectro utilizados en las fumigaciones aéreas están
diseñados para matar una amplia gama de plantas y podrían destruir especies
vegetales que se encuentran en peligro de extinción así como interrumpir o
destrozar distintos hábitats. Como Colombia es uno de los países biológicamente
más ricos, la amenaza resultante de las fumigaciones es particularmente grave.[21]
Los estudios demuestran que las fórmulas de glifosato tienen efectos tóxicos
sobre los organismos acuáticos que incluyen peces, anfibios, insectos, cangrejos
y pulgas de agua. El glifosato también puede afectar a los organismos
de tierra tales como lombrices, hongos y microbios. La fumigación también puede
conducir a la deforestación y pérdida de hábitats cuando los agricultores
desbrozan nuevas áreas vírgenes y bosques intocados, como respuesta a la
destrucción de sus cultivos legales e ilegales.[22]
3.
Que se encuentren en ejecución procesos tendientes a
evaluar reclamos por daños ocasionados a la salud humana o a cultivos legales, y
para proporcionar una compensación justa a aquellos reclamos que lo ameriten.
Basándose en las entrevistas con el personal de la oficina
de Portavoz Público, y con funcionarios gubernamentales y dirigentes campesinos
del Putumayo, Nariño, Cauca y Tolima, no
nos es posible documentar ningún caso de compensación por daños a la salud o a
los cultivos legales a causa de las fumigaciones efectuadas desde Diciembre del
2000.
Más de 1.400 quejas
se encuentran en archivo en la oficina del Portavoz Público en Bogotá, pero no
se sabe si alguna de ellas ha resultado en el pago de una compensación.
En
Octubre 4, 2001, el Consejo Nacional Anti-Narcóticos emitió
Este
procedimiento adolece de graves faltas:
Más obviamente, las
mismas agencias responsables de llevar a cabo las aspersiones,
De
acuerdo con la resolución, la policía puede decidir no verificar un reclamo
por razones de seguridad. Bajo tales circunstancias, no habría procedimiento
alterno definido.
El proceso precisa que
las víctimas viajen al pueblo más cercano a presentar sus reclamos. Pero en
regiones en las que la guerrilla o los paramilitares están presentes en el
campo, trasladarse de una zona a otra, colocan la vida de los campesinos en
riesgo.
Las oficinas del
portavoz público son por lo general muy pequeñas y pueden fácilmente verse
irremediablemente inundadas más allá de su capacidad, con unas cuantas
docenas de quejas.
No existe razón para
esperar que la policía cuente con la capacidad de evaluar el valor de los
cultivos perdidos.
Finalmente,
el procedimiento únicamente aplica a las pérdidas
agrícolas. No se cuenta con capacidad alguna para manejar los reclamos por daños
a la salud humana.
4.
Se hayan planificado programas de desarrollo alterno en consulta con las
comunidades y autoridades locales en los departamentos en los cuales se tiene
visto llevar a cabo tales fumigaciones aéreas de los cultivos de coca.
En algunas conversaciones sostenidas con los visitantes a Colombia a lo largo
del último año, los funcionarios del Departamento de Estado, que incluyen a Rand
Beers, han puesto en claro el propósito de la fumigación para demostrar a los
campesinos, donde quiera que se encuentren en Colombia, que no existe lugar
seguro en el que puedan sembrar cultivos ilegales.
La
estrategia de fumigación es explícitamente sancionadora y está diseñada para ser
llevada a ejecución sin importar cuál sea el estado de esfuerzos que propenden
al desarrollo alterno. USAID,
Plante, los gobiernos locales y regionales y demás agencias que tienen
responsabilidades de desarrollo no son consultadas con respecto al momento o
ubicación de la fumigación.
En 2002 el gobierno de los Estados Unidos tiene planeado fumigar 150.000
hectáreas de coca y amapola en toda Colombia, incrementándolas a 200.000 en
2003. Estos planes no están
conectados de ninguna manera a programas de desarrollo alterno.
5.
En los departamentos en los cuales se ha llevado a cabo la fumigación
aérea de coca se están llevando a cabo programas de desarrollo alterno.
El único departamento donde la fumigación aérea de coca ha sido explícitamente
vinculada con programas alternos de desarrollo es Putumayo, mediante pactos
sociales.
Entre diciembre 2000 y Julio 2001 más de 37.000 familias firmaron
convenios con el gobierno Colombiano, mediante los cuales acordaron erradicar
manualmente los cultivos ilegales de coca dentro del plazo de un año, a cambio
de alimentos y ayuda para el desarrollo. Las 37.000 familias – alrededor de
150.000 personas, o casi la mitad de la población del departamento – vinieron de
todas nueve municipalidades del Putumayo que producen coca (en las otras cuatro
municipalidades, no se producen cultivos ilegales).
Se comprometieron a erradicar 37.728 hectáreas de coca,[23]
más de la mitad de alrededor de 66.000 hectáreas plantadas en el departamento.
Los dirigentes campesinos, autoridades locales y el gobernador de
Putumayo arriesgaron sus vidas para promover el concepto del pacto social.
Pese a ello, ocho meses después de que el pacto fuera firmado, únicamente el 30
por ciento de las familias habían recibido algo de la ayuda prometida, y aún ese
30 por ciento no había recibido todo aquello que se les adeudaba conforme a lo
estipulado en los pactos. Como resultado de ello, muy poca de la coca ha sido
erradicada. A la luz de estos resultados, USAID ha llegado a la conclusión de
que los pactos sociales no constituyen una estrategia eficaz para la
erradicación o el desarrollo.
El Departamento de Estado y USAID se han dado por vencidos respecto de los
pactos sociales en Putumayo aún cuando los funcionarios reconocen que los pactos
fueron pobremente diseñados, no se les concedió suficiente tiempo, fueron
llevados a ejecución por organizaciones no-gubernamentales que carecían de
conocimientos o de experiencia en el Putumayo, y se vieron enteramente
perjudicados por la ausencia de entrega de la ayuda prometida.
El año pasado no puede ser
considerado como una prueba justa para verificar si esta estrategia de
desarrollo interno fue adecuadamente diseñada y llevada a ejecución y de si
puede funcionar o no en el Putumayo.
Mientras el gobierno de los Estados Unidos se encuentra retrocediendo con
respecto a los programas de desarrollo alterno en el Putumayo, el INL/NAS ya ha
programado una nueva ronda de fumigaciones que darán inicio el 28 de julio
próximo,
el día siguiente luego del aniversario de la firma del último pacto. La fecha
elegida es un reflejo de la actual posición del gobierno Colombiano, según lo ha
declarado Gonzalo de Francisco, que el año designado para erradicar la coca
comenzó a correr en la fecha en que los pactos sociales fueron firmados. Pero el
Portavoz Público explícitamente contradice esta declaración en el análisis que
hace en diciembre del 2001 respecto de los pactos sociales,[24]
al igual que los dirigentes campesinos quienes se han visto involucrados en las
negociaciones que circundan a los pactos.
La decisión de
acelerar la fumigación a la vez que reducir el compromiso hacia el desarrollo
claramente contradice la intención del Congreso al imponer las condiciones de
fumigación.
Condiciones
de Fumigación, P.L. 107-115
P.L. 107-115,
el AF 2002 acta de asignaciones al extranjero, incluye las siguientes
condiciones para las fumigaciones aéreas:
“Se estipula
ulteriormente,
Que los fondos asignados mediante esta Acta y que se utilicen para el
abastecimiento de químicos para programas de fumigación aérea de plantaciones de
coca pueden ponerse a disposición de tales programas únicamente si es que el
Secretario de Estado, luego de consultar con el Administrador de
[1]El
texto de las condiciones consta en la última página de este memorandum.
[2]Earthjustice,
“Información recibida a la fecha respecto a lo que se está rociando en
Colombia,” Marzo del 2002.
[3]
Información proveniente de varias fuentes en Monsanto.
[4]
Artículo de Prensa de
[5]
Extracto de “Fumigación Aérea
en Colombia: Efectos Ambientales y para
[6]
Extracto de “Fumigación Aérea en Colombia: Efectos
Ambientales y para
[7]
Ibid.
[8]
Extracto de “Fumigación Aérea en Colombia: Efectos Ambientales y sobre
[9]
Etiqueta registrada por
[10]
Etiquetas registradas en los EEUU para Roundup Ultra y Roundup SL.
[11]
César García, "Llamado de las Naciones Unidas para
Luz Angela Pabón, España, Inspector de
[12]Defensoría
del Pueblo, “Intervención en la sesión ordinaria del Senado”, Agosto 21,
2001, p. 9.
[13]Defensoría
del Pueblo, “Estrategia de desarrollo alternativo y pactos voluntarios
para la sustitución de los cultivos con fines ilícitos”, Diciembre 5,
2001, página 3.
[14]Ibid.,
p. 23.
[15]
Sus argumentos se presentan en detalle en el documento de Agosto, 2001.
[16]
Resolución 1065, Ministerio del Ambiente en Colombia, Noviembre 26,
2001. En 1992, cuando el
Consejo nacional de Narcóticos adoptó la política de fumigar cultivos de
amapola, el Ministerio de Salud propuso un plan para hacer un
seguimiento de las repercusiones que las fumigaciones tienen sobre la
epidemiología y para robustecer los servicios de emergencia para quienes
hayan sido afectados. En
1994, cuando el Consejo amplió las fumigaciones hacia los cultivos de
marihuana y coca, el Ministerio de Salud nuevamente argumentó a favor de
un plan de salud. A la
fecha ninguno de ellos ha sido llevado a ejecución. Su Portavoz Público
ha argumentado en el sentido de que la política de fumigación viola el
derecho a la salud de la población afectada, debido a que no existe un
plan de seguimiento epidemiológico debido a que los funcionarios de
salud no ejercen su autoridad (Agosto 2000, p. 15).
17
Departamento Administrativo de Salud, Oficina de Planeación, Sección
Epidemiología, "Efectos de la fumigación: Valle del Guamuez y San Miguel
Putumayo," (Febrero 2001).
Red Europea de Hermandad y Solidaridad con Colombia, “Informe Sobre Los
Efectos de las Fumigaciones y las Constantes Violaciones a los DDHH en
el Valle del Río Cimitarra,” Equipo Nizkor--Serpaj Europa, Septiembre 3,
2001. (Contáctese con nizkor[at]derechos.org para mayor información.)
El Comercio,
Quito, (Octubre 22, 2000) citado por Adolfo Maldonado, Ricardo Buitrón,
Patricia Granda, Lucía Gallardo,
Reporte de
[18]
Véase especialmente Dyva Revelo Calderón, Departamento Administrativo de
Salud, “Efectos de la fumigación Valle del Guamuez y San Miguel
Putumayo,” Febrero 2001.
[19]
Abril 17, 2001 carta de
[20]
Memo de Anna Cederstav, Ph.D., Earthjustice, respecto a la validez de
los informes presentados por el Departamaento de Estado de los EEUU como
evidencia de que no se ocasionan impactos a la salud humana a causa de
las fumigaciones aéreas de herbicidas sobre regiones productoras de
coca, contempladas bajo el “Plan Colombia”.
[21]
William Eichbaum (Vice-Presidente, Programa de Espacios en Peligro,
World Wildlife Fund), carta al Senador Russ Feingold, Noviembre 21,
2001.
[22]
Extracto de
“Fumigación Aérea en Colombia: Efectos Ambientales y para
[23]
Defensoría del Pueblo, “Estrategia de desarrollo alternativo y pactos
voluntarios para la sustitución de los cultivos con fines ilícitos”,
Diciembre 5, 2001, página 39.
Según el mismo documento, 37.775
familias firmaron los pactos.
[24]
Ibid., pp. 34 and 42.