Tomado de:
http://www.unesco.org.uy/ci/fileadmin/shs/redbioetica/coca_mitos.doc
Consumen hoja de coca estudiantes, trabajadores urbanos y la clase media
"alternativa" en Chile, Paraguay, Ecuador, Venezuela y Brasil; incluso en Europa
y Norteamérica surgen pequeños mercados para productos de coca. De la agencia
Bolpress,
La hoja de coca se ha usado con muchos fines, cada uno de ellos al servicio de
distintos intereses y agendas. Su nombre se ha visto incluso apropiado por un
fabricante de refrescos, que sin embargo aún no quiere reconocer que utiliza
esta planta para producir su "oro negro". La prensa de todo el mundo emplea a
diario la palabra coca en sus titulares cuando se refiere, en realidad, a la
cocaína, señala el informe "Los mitos de la coca" del Transnational Institute
(TNI) publicado en junio de 2009. Es poco probable que la mayoría de países
cuestione que la coca forma parte de la identidad y la historia de la región
andino-amazónica, pero la posible eliminación de la hoja de coca del sistema
internacional de fiscalización se sigue topando con un escepticismo
considerable. El debate lleva demasiado tiempo estancado en el punto muerto en
que se encuentra ahora y, en algún momento de un futuro no muy lejano, se
deberán tomar decisiones políticas sobre el destino y la situación jurídica de
la coca. Especialmente porque un país (Bolivia) ha anunciado recientemente que
emprenderá los pasos necesarios para deshacer el error histórico de incluir la
hoja de coca en
Mito 1: Coca y alimentación El consumo de coca es sintomático de hambre y desnutrición / La coca es una solución al problema mundial del hambre. Mientras para algunos, "el uso de la coca es sintomático de hambre y desnutrición", otros, por el contrario, ven "la coca como una solución a los problemas de hambre en el mundo". Los observadores poco perspicaces tienden a confundir desde hace tiempo el consumo de coca con una dieta inadecuada y, por lo tanto, a sostener que la coca es responsable, en cierta medida, de la desnutrición entre la población andina. En el extremo opuesto, sin embargo, se encuentra un grupo de presión que cada vez se hace oír más que defiende el consumo de coca no tanto como estimulante, sino como un complemento alimenticio y, en ocasiones, realiza afirmaciones desmesuradas sobre los beneficios dietéticos de la coca. El consumo de hojas de coca no es una causa de desnutrición, pero tampoco es la panacea a las carencias nutricionales provocadas por los desequilibrios de los patrones de alimentación modernos. Aunque podría desempeñar un importante papel como complemento alimenticio, lo cierto es que el uso de la coca se ha percibido tradicionalmente no tanto como un sustituto de la alimentación sino como algo que se masca o se bebe después de la comida, con el estómago lleno, es decir, como digestivo a la manera como se toma el té o el café. La principal razón para desestimar la posibilidad de que la coca se vuelva un alimento de importancia es su costo. Aunque, por supuesto, esto no sería un problema para el consumidor urbano relativamente afluente quien es el principal defensor de la coca como alimento, pero pondría indudablemente límites a un potencial rol de la coca para mejorar el estatus nutricional de poblaciones pobres y marginadas.
Mito 2: Coca y alcaloides La cocaína se puede extraer
fácilmente de las hojas de coca / Las hojas de coca no contienen cocaína. Para
algunos, "la cocaína puede extraerse fácilmente de las hojas de coca", mientras
para otros, "la hoja de coca no contiene cocaína". Las posturas extremas en este
debate tienen una historia aún más larga y con mayor carga ideológica que las
encontradas en el de coca y alimentación. Las burocracias de la fiscalización de
estupefacientes citan constantemente la "fácil extracción de la cocaína" como
motivo para mantener las hojas de coca sometidas a las listas de control más
estrictas; por el otro, los defensores de la coca recurren a fórmulas como "la
coca no es cocaína" o "la coca es con respecto a la cocaína lo mismo que la uva
con respecto al vino". La analogía con el vino está especialmente fuera de
lugar, ya que la fermentación del alcohol a partir de azúcares vegetales
naturales no es comparable en modo alguno con la extracción de alcaloides
naturales de una fuente vegetal orgánica. Por un lado, se encuentra la visión
tradicional occidental, consagrada en
Mito 3: Coca y adicción El consumo de coca provoca un tipo de
drogodependencia / El consumo de coca cura la dependencia de la cocaína y el
crack. Para algunos, "el uso de la coca produce un tipo de drogodependencia",
mientras que para otros, "su consumo cura la dependencia de la cocaína y del
crack". Y como anotara irónicamente un experto peruano en 1952, existe una
tercera posición, la de los miembros de
Mito 4: Coca y ambiente El cultivo de coca está destruyendo la
selva / El cultivo de coca es ideal para las tierras menos fértiles de los
trópicos y se cultivará en todos sitios cuando se legalice. Desde al menos los
años ochenta, se ha constatado un esfuerzo sistemático de relacionar el cultivo
de coca con una importante degradación ambiental, un fenómeno recientemente
bautizado por el Gobierno colombiano como "ecocidio". Por otro lado, otros
afirman que la "coca es un cultivo ideal para los suelos pobres de los
trópicos". El impacto del cultivo de la coca en la deforestación de la selva
virgen se ha exagerado deliberadamente, con el claro objetivo de conseguir
apoyos políticos para las campañas de erradicación. La coca raramente se planta
en zonas de bosques vírgenes, ya que éstas exigen un tremendo esfuerzo para
despejar el terreno, en el que quedan tocones y troncos de árbol caídos, y eso
hace que la recolecta de las hojas sea poco práctica y requiera mucha mano de
obra. Los datos de la deforestación, como es de esperar, nunca se han analizado
a la luz de qué tipo exacto de vegetación se ha despejado para plantar coca. El
cultivo de coca, además, se organiza mejor en unidades familiares que en grandes
plantaciones, lo cual produce el efecto de dispersar los cultivos en pequeñas
parcelas que no suelen sobrepasar la hectárea. Por otro lado, hay que destacar -
y no cansarse de repetir - que las campañas de erradicación de la coca han
exacerbado lo que podría haber sido un fenómeno relativamente contenible y han
obligado a los cocaleros a reubicarse, despejar nuevas áreas y dedicarse a
prácticas agrícolas cada vez más depredadoras. Tanto las erradicaciones manuales
como las fumigaciones aéreas con glifosato tienen el efecto de desplazar aún más
a los productores de coca y sus cultivos, lo cual lleva a ocupar y despejar
nuevas zonas. La erradicación forzosa también se traduce en unas prácticas
agrarias más depredadoras, ya que se deben asegurar unas cosechas más rápidas
antes de que lleguen las fuerzas de la erradicación. Esto conduce a una
población excesiva de los campos de coca, el agotamiento del suelo y la
necesidad de utilizar cada vez mayores cantidades de fertilizantes y pesticidas.
Las fumigaciones con glifosato -el eje central del Plan Colombia- han supuesto
el coste ambiental añadido de destruir toda la flora en torno a las zonas de
producción de coca, así como una serie de repercusiones para la salud humana. De
otra parte, con miras a neutralizar este "ecocidio", el Gobierno colombiano -
con la generosa financiación de los Estados Unidos,
Mito 5: Coca y sociedad Los cocaleros deberían ser
consideradoscomo traficantes de drogas / Los cocaleros sólo cultivan coca para
satisfacer los usos indígenas tradicionales. Es en el terreno social donde las
actitudes en torno a la coca pueden a veces encontrar sus expresiones más
intransigentes, con posturas extremas respaldadas por unos prejuicios culturales
profundamente arraigados. Algunos dicen que "los campesinos cocaleros deben ser
acusados de narcotraficantes", mientras otros afirman que "los campesinos
cocaleros cultivan la coca solamente para satisfacer los usos indígenas
tradicionales". Muchas de las primeras condenas del hábito de la coca tenían un
claro sesgo racista o etnocéntrico. No es sorprendente, por lo tanto, que el
reciente renacimiento del sentimiento nacionalista e indigenista en los Andes
haya conducido a una revaloración positiva del uso ancestral de la coca y la
lenta difusión de un mejor entendimiento de la planta en nuevos contextos
sociales. El objetivo de esta reevaluación de la coca es, evidentemente,
distinguir entre el consumo de la hoja y el de su alcaloide refinado y, por
tanto, separar el estereotipo del "drogadicto" de la imagen de un masticador de
coca tradicional. Al mismo tiempo, es innegable que los campesinos han utilizado
muchas veces el estatus tradicional de la hoja para defender sus cultivos ante
la erradicación forzosa, sobre todo en Bolivia y Perú, siendo conscientes de que
la mayor parte de su cosecha terminará probablemente en pozas de maceración para
la producción de cocaína. El cultivo de coca se defiende con argumentos
económicos y culturales. La simple realidad es que aunque los productores
preferirían que su cosecha tuviera un mercado internacional legal, la actual
demanda de coca sigue respondiendo fundamentalmente a la producción de cocaína.
La coca ha dejado de ser hoy día algo exclusivamente étnico y se está
consumiendo en zonas geográficas y entre grupos sociales - estudiantes,
trabajadores urbanos, la clase media ‘alternativa' - que, hace sólo una
generación, la habrían encontrado inaceptable. En Chile, Paraguay, Ecuador,
Venezuela y Brasil - incluso en Europa y Norteamérica - están surgiendo pequeños
mercados para los productos de la coca. Así, en lugar de desaparecer, el consumo
de coca está experimentando actualmente un renacimiento, en gran medida fuera de
los límites de lo que se consideraría "tradicional" en términos puristas. Esto
demuestra lo poco eficaces que han sido las convenciones de
Fuente:
www.ungassondrugs.org/images/stories/debate17s.
diciembre 2009