Baldomero Cáceres
Santa María
baldo.caceres[AT]stanfordalumni.org
El
considerado, pero mal definido, “problema
de las drogas”, la “drogadiccion”
planteada como si fuese un auténtico problema de salud que debe prevenirse,
reprimirse y tratarse, con el apoyo de las fuerzas policiales, ha venido
siendo la razón del ordenamiento legal internacional que condiciona nuestra
propia política.
El caso
ejemplar de nuestra reivindicada hoja de coca demuestra, sin embargo, que su
situación internacional deriva de un proceso llevado hace cincuenta años
(Informe de Naciones Unidas, 1950) donde dominó estrictamente la versión
psiquiátrica del coqueo andino, hoy superada. En los últimos 33 años, en
efecto, se ha producido una transformación radical que reconoce hoy a la
hoja de coca como alimento y medicina. Nuestra ley, pese a ello, sigue sin
cambio.
El análisis
crítico de la versión psiquiátrica del coqueo andino lleva necesariamente a
cuestionar la misma teoría de la “adicción”
vista como “psicopatológica” por
Razones de
orden público, económicas, políticas y sociales están cuestionando en los
últimos tiempos el ordenamiento legal vigente, sin encontrar reales
soluciones prácticas. No se lograrán a menos que se cuestiones el marco de
referencia de la legislación que es la doctrina psiquiátrica cuyo respeto
cuida
Introducción.
Desde la sociedad
civil las fuerzas del orden son vistas, en cuanto a “las drogas” se refiere ,
antes que a su servicio, al servicio del Estado. La ley y el orden les
convierten en inquisidores, antes que en guardianes del orden público.
Como psicólogo
social he venido sosteniendo, tomando como ejemplo paradigmático el coqueo
andino y la coca, que las Convenciones internacionales, desde
Prohibición frente a Legalización:
falso dilema.
La escalada de
violencia en México ha provocado recientemente una reacción civil que actualiza
el debate entre prohibicionistas y legalizadores de las drogas, secundados éstos
por el movimiento europeo de “la reducción del daño “asociado a las drogas”,.
Por otro lado, en
el estado de California, está por someterse a votación la legalización de la
marihuana, la cual le plantearía a
Los términos del debate.
Si piden en
Google “legalización de las drogas” podrán observar la amplitud y los términos
del debate. Aún los reformistas, como los ex.Presidentes , Gaviria, Zedillo y
Cardoso, en la declaración de
El marco de referencia cuestionado.
Un problema
insoluble – se ha observado ya-es muchas veces un problema mal planteado. Más
allá de la legalización o despenalización; fuera de los argumentos económicos,
políticos y sociales con los cuales debaten abogados, sociólogos, políticos e
intelectuales en general, he venido insistiendo en la revisión de los conceptos
psiquiátricos aplicados indistintamente a hábitos tradicionales en grandes
culturas..
El caso del coqueo andino
El caso
particular del cual me hice responsable fue el de la coca. Tratando de evitar el
daño que la percepción de la hoja de coca como “droga”
y del coqueo andino como “toxicomanía”
podía tener- dado que por presión norteamericana se preparaba entonces
Desvirtuar la
versión psiquiátrica de la coca dio pie a su defensa académica, puesta de
manifiesto con la publicación en 1978 de un número monográfico de
América Indígena dedicado a la coca
por el Instituto Indigenista Interamericano con sede en México
Despejado el
estigma del “cocainismo indígena”
asumí la difusión de información olvidada que rescataba el prestigio de la coca,
a partir de la célebre Disertación a
sobre el aspecto, cultivo, comercio y virtudes de la famosa planta del Perú
nombrada Coca del doctor Hipólito Unanue publicada en El Mercurio Peruano en
1794. Largo elogio del “architónico del
reino vegetal” que el padre de la psiquiatría peruana, doctor Hermilio
Valdizán, redujo a lo que habría sido “un
trabajo agronómico” con el título
El Cultivo de
La comunicación
final de la investigación documental fue el artículo Historia prejuicios y
versión psiquiátrica del coqueo andino, aparecido en
Perú Indígena 28 de 1990.
Recién en 1991
El caso de la marihuana y la
amapola.
Fumar hachís o
marihuana es un hábito tradicional en diversos pueblos de la tierra, como lo es
el aprovechamiento medicinal del opio. A diferencia de la coca no han tenido,
sin embargo, la debida defensa. Si bien la morfina y la heroína, derivadas del
opio, tienen reconocimiento médico, no se le reconoce como cultivo legal en
nuestro país, pese a la necesidad de contar con reservas para emergencias,
dependiendo, para atenderlas, de las importaciones.
Es verdad que en
los propios Estados Unidos se estaría siendo reconociendo también el uso
medicinal a la marihuana, ninguno de los movimientos que auspician su
legalización, hasta donde tengo conocimientos, denuncia el prejuicio
psiquiátrico que, como en el caso del coqueo andino, juzga que su
aprovechamiento sería ”drogadicción”,
“adicción” o “dependencia”.
Fundamento de un reordenamiento
internacional.
¿Y entonces?
Distinguir las plantas de las sustancias extraídas de ellas, sería el primer
paso para reordenar el mercado de las sustancias psicoactivas naturales
(amapola, cáñamo, coca, San Pedro, ayahuasa) que, superando la censura
psiquiátrica, debiera ser libre, dejando sus componentes (caso de la morfina y
la cocaína)en manos de la industria farmacéutica formal que recuperaría el
amplio uso que tuvieron antes que
. La cocaína, el
gran estimulante elogiado por Freud y denigrado por
Dedicar los
esfuerzos policiales a perseguir la desobediencia civil frente a las leyes de
drogas equivale- por lo dicho- a actuar como inquisidores sobre el terreno que
actúan en nombre de la prestigiada Psiquiatría y sus enfermedades “mentales”.
entre las cuales- según ella- el coqueo andino.
Baldomero Cáceres
Santa María
Lic. en
Psicología (Universidad N. Mayor de San Marcos)
M.A. (Leland Stanford Jr. University.)
Referencias:
http://www.lamolina.edu.pe/cocachasqui