Por Diana Paola
Valenzuela
Unidad de Investigación –
Indepaz
No es fácil explicar que desde columnas y editoriales de periódicos tan influyentes como El Tiempo se le haga el juego a la estigmatización de productores indígenas y campesinos colombianos con análisis superficiales que sólo ven criminalidad en zonas de cultivo de marihuana. Con la continuidad de esos enfoques, propios de las “páginas rojas” en tantos años de guerra, se oculta el proceso de legalización para usos medicinales y la perspectiva de la regulación que el país ha hecho para la producción, fabricación y comercialización de Cannabis para uso medicinal y científico.[1]
Me refiero especialmente a dos notas del periódico
El Tiempo
que remataron con un
editorial
la semana del 20 al 25 de junio de este año. En los escritos, periodistas y
columnistas despotrican sin conocimiento del tema sobre las realidades que viven
los y las productoras de Cannabis en el norte del Cauca, confundiendo al lector
presentando datos falsos o sin contexto.
Examinemos un poco y
veamos a que me refiero.
Comienza el periódico su arremetida con este llamativo
título: “Dos disidencias de las Farc, tras negocio de la marihuana en el Cauca”.[2]
Es importante demarcar con cuidado esta situación que se
sugiere: una cosa es que la marihuana haya proporcionado algunos de los recursos
para la Economía de Guerra que tuvieron
las
FARC en las zonas de cultivo y otra muy distinta es decir que esa guerrilla
haya
controlado el negocio ilegal de la marihuana, como pretende establecer el
artículo del periódico
El Tiempo.
En el norte del Cauca, como dato interesantísimo,
tenemos que el circuito de producción y comercialización de la flor femenina de
Cannabis ha estado en su mayoría bajo la dirección de las mujeres de las
familias cultivadoras. Ellas son en su mayoría las directoras y administradoras
de los cultivos y han tenido que entenderse con diversos compradores o
financistas del negocio. Así que la idea de un reemplazo del papel de las FARC
por el de unas disidencias es sólo un pedazo de la realidad.
Continúa
El Tiempo con este
subtítulo:
“A
diferencia del cultivo de coca, las siembras de marihuana estaban en su mayoría
bajo control directo de las FARC.”[3]
Las cifras de las FARC y su participación en el negocio han
sido muy difusas; antes se decía con frecuencia desde los periódicos que el 70 %
de los cultivos de coca en el país estaban en manos de ese grupo; hoy vemos que
eso cambia tan estrepitosamente al punto de que ahora
El
Tiempo invierte el sentido de la historia y
establece que no es tanto el control que esa guerrilla tiene o tuvo de los
cultivos de coca sino que resulta que el control lo tienen sobre la marihuana…Me
pregunto ¿Cuál es el criterio para este cambio?
Lo que sí está demostrado es que la estrategia de guerra fracasó, y aunque se
siga practicando, la tendencia en la política de drogas mundial al respecto del
consumo de marihuana propone estrategias de educación y no de guerra, indica que
es un tema de salud pública, que es un aspecto insoslayable de la cultura y
sobre todo, que es un innegable asunto de mercado, el cual por fin transita
hacia la legalidad de donde no debió haber salido nunca; porque es así…la
marihuana hasta hace muy poco era completamente legal[4].
Continuemos el examen:
Dice la nota publicada por
El Tiempo: “No es un área tan
extensa, pero tiene dos particularidades que la convierten en el escenario ideal
para los narcos: casi
todas están en áreas de resguardo, donde la Fuerza Pública no puede ingresar con
tranquilidad y, además, muchas de ellas corresponden a cultivos hidropónicos
fácilmente camuflados y altamente productivos.”
[5]
¿En donde está el censo
que le permite al articulista afirmar que esos cultivos están en su mayoría en
resguardos? ¿Todos los del norte del Cauca o sólo en unas veredas escogidas como
muestra?
En
lo relativo a cultivos hidropónicos el despiste es evidente. No hay tal
mayoría…esos
cultivos son costosos y lo que hará competitiva la producción de marihuana en el
Cauca es precisamente que se cultive a cielo abierto o en invernadero pero
aprovechando las 12 horas que tenemos de luz solar al día y que generan ventajas
al momento de competir en un mercado internacional donde estar en el trópico
gozando de este fotoperiodo tan generoso de sol diario hace toda la diferencia.
La luz del sol en Colombia cae perpendicular al suelo, tenemos mucha energía,
tenemos mucha radiación ultravioleta y eso le sirve a la planta de Cannabis para
producir más volumen y floración durante todo el año; 12 horas de luz y 12 horas
de oscuridad sin variaciones dramáticas donde un cultivo escalonado puede
producir cosechas cada dos meses, cada tres o incluso menos; por estas razones y
no por la hidroponía es que los productores del Cauca pueden producir mucho más,
más barato, orgánico y con un componente de construcción de paz como valor
agregado que no existe en ningún lugar en el mundo.
No se necesita gastar
tanta energía eléctrica en lámparas de alta presión de sodio para florar las
plantas de Cannabis
[6]
que es lo que tienen que hacer los cultivadores a muy altos costos en Europa, en
Canadá y en
Estados Unidos para dar algunos ejemplos.
Sigue en la misma nota:
…“La muerte de Campo evidenció la guerra territorial que libran las dos
disidencias de la guerrilla en ese departamento por el control de menos de un
centenar de hectáreas donde verdea la marihuana”. [7]
Es sabido en la región
del norte del Cauca y por todas las autoridades que hay varias miles de
hectáreas sembradas con marihuana. Así que esa guerrita territorial que menciona
el artículo en cuestión es un tratamiento marginal de la situación. Para muchos
colombianos es bien sabido que los cultivos de marihuana en el Cauca se ven
desde muy lejos, se demarcan en la noche como pequeños pueblitos, por tanto el
tema de que hoy no tengamos cifras oficiales no obedece a que estos cultivos
estén ocultos; la razón por la que no hay cifras acerca de las cantidades de
áreas, de los sistemas de rentabilidad, de la microeconomía de la marihuana
entre otros aspectos es porque por un lado hay una carencia técnica para los
registros, el Estado no tiene herramientas de control de espectro
electromagnético para Cannabis*, solo existen para las plantas de coca y con
dificultades y, por el otro lado se trata de un tratamiento deliberadamente
diferenciado con respecto a la coca.
Continua
El Tiempo:
“Esa guerra, señalan las autoridades, explica buena parte de los más de 223
homicidios registrados este año en ese departamento, especialmente en los
municipios del norte, que concentran las siembras”[8]
Sería bueno que el
editorialista hablara de la fuente de esta información que fácilmente se muestra
tendenciosa si tenemos en cuenta que el departamento del Cauca es donde se han
reportado más muertes de líderes sociales y defensores de derechos humanos
[9].
Explicar las muertes de líderes sociales y defensores de derechos humanos
relacionándolas con los cultivos de
marihuana en el Cauca es una gran manipulación de los hechos, una simplificación
burda y un irrespeto a las familias.
Culpar sólo al narcotráfico por los asesinatos, es desconocer que en el Cauca
confluyen varios actores armados y muchos conflictos con respuesta violenta en
temas de tierras, mineria, agua o de tipo político.
Se desconoce que el negocio para usos medicinales o recreativos se basa
principalmente en el uso de la flor de la planta de Cannabis y no de la hoja.[10]
Hay una necesidad inmensa de profundizar en el asunto de la
fisiología de la planta de Cannabis, el hecho de que es hembra y macho, a veces
hermafrodita y además que muchas de las historietas de terror que escandalizaron
su uso no tienen reales bases científicas y los beneficiarios de sus narrativas
tuvieron intereses económicos, sociales y políticos en desacreditar a la
marihuana. Es imperativo cuestionar mitos que tanto daño le han hecho a la
humanidad. En
toda esta oscuridad, no ha sido posible estudiar formalmente a la planta en la
Academia y como consecuencia, las referencias comunes están plagadas de
imprecisiones como la de considerar que es la hoja lo que se fuma, que la
marihuana “biche” reduce a las personas, etc. Me refiero a la confusión que
demuestra el autor de la nota al decir que las redes ilegales compran en el
Cauca la hoja de la planta. Eso es un error que comúnmente comete el ciudadano
que no conoce del tema pero para alguien que pretende sentar su opinión o más
grave aún, informar con veracidad sobre los hechos, es inadmisible que no
distinga que el mercado ilegal busca la flor femenina del Cannabis y no la Hoja.
Pero bueno, aprovechemos esta situación para indagar sobre las oportunidades,
los verdaderos retos y las buenas noticias; las razones por las cuales
variedades de supuesta alta productividad fueron ingresadas a la zona del norte
del Cauca son una importante pregunta de investigación en la que trabajan
personas serias que han venido estudiando a través de entrevistas a profundidad
a las comunidades, trabajo de campo en el territorio, conversando con ellos en
sus fincas, con la historia y procesando algunos registros escritos: Así se
descubrió que hubo una nefasta introducción no controlada de semillas, de
variedades ajenas a nuestros suelos, a nuestro clima lo cual produjo pérdida de
biodiversidad por la demanda del mercado ilegal , hijo de la prohibición y de la
guerra contra las drogas.
Las comunidades indígenas están proponiendo caminos para la reconversión no para
la erradicación, y menos para una nueva guerra en el territorio. Las comunidades
del norte del Cauca tienen un conocimiento valiosísimo sobre el proceso de
producción del Cannabis, saben trabajar el ciclo del cultivo, hoy están
cualificando sus prácticas agriculturales para producir alta calidad en el
mercado regulado; es un oportunidad de oro para no repetir los fracasos de la
política de guerra y erradicación de los cultivos de coca que lo único que han
dejado es más deterioro ambiental, resiembra, violencia y mayor pobreza. Aquí
hay una esperanza para los pequeños y medianos productores de Cannabis, un
mercado real y sobre todo, lo más importante, la posibilidad de cultivar para
producir medicinas de alta calidad y con acceso para la comunidad.
Vale la pena destacar lo
oportuno de este emprendimiento nortecaucano para la implementación del punto
cuarto de los acuerdos de paz entre el Gobierno Colombiano y las FARC llamado
“La solución al problema de las drogas ilícitas”. Aquí se muestra el camino para
un programa de reconversión de Cannabis que se inserte en el mercado regulado.
Se debe trabajar para que los productores que siempre han sido perseguidos por
la prohibición y la actitud de guerra contra las drogas, entren en el marco
legal y produzcan Cannabis de alta calidad con fines medicinales. Ahora que por
fin se está entendiendo la evidencia cientìfica que soporta el uso de
cannabinoides como medicina en los círculos más especializados de la academia,
la ciencia y la política, no podemos condenar a los productores en el Cauca a
otra guerra.
Nos encontramos frente a
una
excelente oportunidad para salir de la espiral de fracasos que ha sido en
Colombia el desarrollo alternativo y la sustitución de cultivos declarados
ilícitos. La sustitución se puede hacer ahora con marihuana de uso medicinal,
ahora declarada lícita. Marihuana ilegal por marihuana legal.
En la reconversión para el mercado legal cobra especial
importancia el rol de las mujeres en el circuito productivo de
Cannabis:
Aún en la ilegalidad se observa por el papel de la mujer: baja criminalidad
asociada al mercado, mejora en el nivel de vida de las familias cultivadoras que
ha permitido a los jóvenes del territorio tener acceso a educación dado que las
mujeres no suelen malgastar el dinero producto del trabajo en el cultivo, sino
que garantizan que la economía doméstica funcione, mayor productividad en un
cultivo que exige precisión y delicado manejo de las plantas, entre muchos otros
aspectos que tendrán que ser estudiados como factores de agregación de valor.
Vale la pena esta cuña que tiene asiento en varios artículos científicos que
denotan este espléndido atributo: En
Cannabis
si reina lo femenino, todo está en equilibrio.
En lugar de continuar
con la estigmatización de territorios como escenario de nuevas guerras, lo que
se espera es un reconocimiento a la nueva política de legalización o regulación
para usos saludables de la marihuana. El reto es superar los lenguajes de la
violencia y destacar nuevos enfoques que parten de evidencias científicas. Por
ejemplo se sabe poco sobre el hecho de que
todos tenemos en nuestro cuerpo un
Sistema de regulación homeostática llamado Sistema Endocannabinoide que se
compone de receptores celulares, endocannabinoides y enzimas para su degradación
y síntesis. El cuerpo humano produce su propia marihuana, sus propios
cannabinoides. La planta imita a los endocannabinoides humanos y por eso su
potencial medicinal. Y por otro lado están las
realidades económicas del mercado regulado de Cannabis medicinal y también
recreativo en Estados Unidos y Canadá que mueven al año alrededor de
7.000
millones de dólares[11].
Finalmente, para cerrar este comentario que invita a otras miradas hacia las comunidades del Cauca, es importante reclamar que el Gobierno Nacional acompañe el proceso de reconversión que los indígenas están haciendo por su cuenta y riesgo para salir de las trampas de la ilegalidad. Entre los ejemplos a destacar está el de las comunidades pertenecientes a la cooperativa de Caucannabis Colombia en Toribío, Tacueyó y San Francisco, adelantado con el acompañamiento de docentes de la Universidad del Cauca, de empresas y centros de pensamiento colombianos como Anandamida Gardens, Cannalivio y el Grupo Curativa. Caucannabis Colombia y sus aliados científicos se encuentran diseñando protocolos para la entrada de productores caucanos de Cannabis a las dinámicas de producción, transformación y comercialización regulada y posibilitar la participación de éstos en el mercado nacional y mundial de Cannabis medicinal.
[1] No olvidar que en Colombia se han venido aprobando normas para el uso legal de la marihuana y sus componentes con fines científicos y medicinales: Ley 1787 del 6 de julio de 2016 y Decreto 780 del 6 de mayo de 2016 y sus reglamentaciones subsiguientes.
[2] Nota del Tiempo, 20 de junio de 2017 http://www.eltiempo.com/justicia/conflicto-y-narcotrafico/dos-disidencias-de-farc-en-disputa-por-negocio-de-marihuana-en-cauca-100686
[3] Ídem
[4]https://harpers.org/archive/2016/04/legalize-it-all/; Convención de drogas 1941 Prohibición que se extendió a Colombia https://www.incb.org/documents/Narcotic-Drugs/1961-Convention/convention_1961_es.pdf. Presidente Mariano Ospina Pérez en Colombia decretó en 1949 “Prohíbase en el territorio de la República el cultivo y comercio de la marihuana”, y conminó a las autoridades a proceder “a la inmediata destrucción de las plantas existentes”.
[5] Nota del Tiempo, 20 de junio de 2017 http://www.eltiempo.com/justicia/conflicto-y-narcotrafico/dos-disidencias-de-farc-en-disputa-por-negocio-de-marihuana-en-cauca-100686
.[6]
La lámpara de vapor de sodio es un tipo de lámpara
de descarga de gas que
usa vapor de sodio para
producir luz.
Son una de las fuentes de iluminación más eficientes, ya que
proporcionan gran cantidad de lúmenes por vatio.
El color de la luz que producen es amarillo brillante
https://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%A1mpara_de_vapor_de_sodio
.
[7]
Nota del Tiempo, 20 de junio de 2017
http://www.eltiempo.com/justicia/conflicto-y-narcotrafico/dos-disidencias-de-farc-en-disputa-por-negocio-de-marihuana-en-cauca-100686
[8]
Nota de El Tiempo
http://www.eltiempo.com/opinion/editorial/la-guerra-de-la-marihuana-102330
[9]
Caracol Radio http://caracol.com.co/emisora/2017/07/05/popayan/1499284259_389070.html
[10]
Ver
https://www.lamota.org/es/blog/hojas-cannabis-fuman/ ¿Las hojas de
Cannabis se fuman?,
©1998