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Tomado de greitd.free.fr/communicationscolloque/Gonzalezresume.doc

      
et les Universités de Paris I (IEDES), Paris 8 et 
Paris 13 
«Mondialisation économique et gouvernement des sociétés :
l’Amérique latine, un laboratoire ? »
Paris, 7-8 juin 2000
(8 juin, 13 h.30 -16 h.30)
Narcotráfico, economía especulativa y violencia El caso colombiano durante los 
noventa
Jorge Iván González
Profesor U. Nacional
jigonza[at]cable.net.co
7-jun-11
Resumen
Durante los noventa el crecimiento de la economía 
colombiana fue de naturaleza especulativa. 
La burbuja se reventó en el 98. 
De este proceso se benefició el sector financiero y 
los capitales que pudieron centrarse en las actividades de intermediación y de 
comercialización. 
El creciente déficit en la cuenta corriente de la 
balanza de pagos estuvo acompañado de un flujo continuo de capitales 
internacionales. 
El peso se revalúo y las importaciones se 
aceleraron.  
La industria y la agricultura nacionales perdieron 
competitividad. 
La política monetaria aplicada por el Banco de 
Los dólares provenientes del narcotráfico no han sido la 
causa última de la especulación pero sí la han estimulado. 
En medio de esta bonanza especulativa prosperó el 
contrabando y el lavado de los dólares se hizo más expedito. 
El narcotráfico contribuyó a fortalecer la dinámica 
especulativa.  
La lucha contra los carteles de Medellín y Cali cambió el 
panorama de la producción y de la distribución. 
Los carteles se habían especializado en actividades 
de intermediación: compraban la pasta proveniente de Bolivia y Perú y colocaban 
la cocaína en Estados Unidos. 
El debilitamiento de los carteles llevó al 
fortalecimiento de los grupos armados (guerrilla y paramilitares) y a un aumento 
considerable del área cultivada (cuadro 4 
y figura 9). 
La guerra se agudizó. 
De alguna manera, todos los grupos insurgentes 
tienen relación con los cultivos ilícitos. 
Los ingresos de la droga han favorecido la 
intensificación del conflicto armado.
No obstante el crecimiento del área cultivada, los dólares que entran al país 
por narcotráfico tienden a disminuir (cuadro 1) 
A comienzos de los años noventa, los narcotraficantes Colombianos eran 
intermediarios: compraban la pasta en Bolivia y Perú y colocaban la cocaína en 
Estados Unidos. 
El fortalecimiento de los grupos armados ha estado 
acompañado de una ampliación del área sembrada. 
 Colombia 
se ha convertido en el principal productor de cocaína y los narcotraficantes 
mantienen las funciones de intermediación.
Economía especulativa y dólares del narcotráfico
| 
		 
		  | 
		
		 
		
		Total  | 
		
		 
		
		Coca US  | 
		
		 
		
		Coca Eur.  | 
		
		 
		
		Marih  | 
		
		 
		
		Heroína  | 
	
| 
		 
		
		  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		76    | 
		
		 
		
		1.520   | 
		
		 
		
		1.120   | 
		
		 
		  | 
		
		 
		
		400   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		77   | 
		
		 
		
		2.180   | 
		
		 
		
		1.680   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		500   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		78   | 
		
		 
		
		2.560   | 
		
		 
		
		1.960   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		600   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		79   | 
		
		 
		
		2.130   | 
		
		 
		
		2.080   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		50   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		80   | 
		
		 
		
		2.800   | 
		
		 
		
		2.400   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		400   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		81   | 
		
		 
		
		3.660   | 
		
		 
		
		3.360   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		300   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		82   | 
		
		 
		
		4.520   | 
		
		 
		
		4.320   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		200   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		83   | 
		
		 
		
		4.170   | 
		
		 
		
		4.000   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		170   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		84   | 
		
		 
		
		4.490   | 
		
		 
		
		4.320   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		170   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		85   | 
		
		 
		
		4.270   | 
		
		 
		
		4.160   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		110   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		86   | 
		
		 
		
		3.875   | 
		
		 
		
		3.840   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		35   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		87   | 
		
		 
		
		5.270   | 
		
		 
		
		5.200   | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		
		70   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		88   | 
		
		 
		
		3.655   | 
		
		 
		
		2.090   | 
		
		 
		
		1.400    | 
		
		 
		
		165   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		89   | 
		
		 
		
		4.170   | 
		
		 
		
		2.240   | 
		
		 
		
		1.750   | 
		
		 
		
		180   | 
		
		 
		
		  | 
	
| 
		 
		
		90   | 
		
		 
		
		3.756   | 
		
		 
		
		2.016   | 
		
		 
		
		1.540    | 
		
		 
		
		200   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		91   | 
		
		 
		
		3.360   | 
		
		 
		
		1.760   | 
		
		 
		
		1.350    | 
		
		 
		
		250   | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		92   | 
		
		 
		
		3.728   | 
		
		 
		
		1.668   | 
		
		 
		
		1.260    | 
		
		 
		
		300   | 
		
		 
		
		500   | 
	
| 
		 
		
		93  | 
		
		 
		
		3.393  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		94  | 
		
		 
		
		3.393  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		
		  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		95-98  | 
		
		 
		
		2.219  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		  | 
		
		 
		  | 
	
| 
		 
		
		  | 
	|||||
Durante los noventa la economía colombiana atravesó por 
una fase especulativa [1]/. 
La forma como se conjugó la independencia de la autoridad 
monetaria con la apertura cambiaria desencadenó una dinámica perversa, que 
repercutió de manera negativa en el balance fiscal, la producción, la 
competitividad 
y el empleo. 
Los dólares del narcotráfico no fueron los causantes 
de la especulación financiera, aunque sí contribuyeron a agudizarla.
Durante 
los noventa se observa un notable incremento de la entrada de dólares a América 
Latina, así que la llegada de divisas es un fenómeno generalizado y no es 
exclusivo de Colombia [2]/. 
Los ciclos de la afluencia y salida de capitales no 
guardan relación con los ingresos provenientes del narcotráfico.
El 
cuadro 1 
muestra la evolución que han tenido los ingresos por narcotráfico en los últimos 
30 años 
[3]/. 
Actualmente representan un 2.3% del PIB. 
El año de mayor auge fue 1987. 
Durante los noventa la tendencia de los ingresos por 
narcotráfico fue muy diferente a la del saldo neto de la cuenta de capitales 
(cuadro 2 
y figura 1). 
Mientras que desde comienzo de la década del noventa 
los narcodólares perdían importancia (cuadro 1), 
el saldo positivo de la cuenta de capitales aumentaba de manera acelerada 
(cuadro 2 
y figura 1). 
Ambas tendencias van en direcciones opuestas, así 
que el narcotráfico está lejos de ser el único causante de la afluencia de 
divisas.  
Los ingresos de la cuenta de capitales únicamente empezaron 
a disminuir en el 98.
Figura 
1
Balanza de pagos
Saldo neto de las transferencias de la cuenta corriente y 
saldo de la cuenta de capitales.
Millones de dólares

El eje izquierdo corresponde a los valores de la 
transferencias. 
El eje derecho a los de la cuenta de capitales.
Fuente: 
Cuadro 2.
Para entender mejor el impacto macroeconómico del 
narcotráfico debe tenerse en cuenta que no todos los dólares provenientes de la 
droga entran como dinero líquido. 
Hay otras prácticas de lavado como el contrabando, 
la subfacturación de importaciones, etc. 
La comparación de la evolución de las transferencias 
y de la cuenta de capitales es interesante porque refleja modalidades diferentes 
de lavado.  
En los ochenta el rubro transferencias de la cuenta 
corriente se utilizó para este propósito. 
También se lavó a través de la cuenta de servicios 
(Urrutia y Pontón 1993) [4]/. 
En los noventa los mecanismos de lavado se 
modificaron.  
La liberación cambiaria que se realizó a comienzos de la 
década, facilitó la entrada de narcodólares utilizando la cuenta de capitales. 
El ascenso de la cuenta de capitales contrasta con 
la disminución del saldo de las transferencias. 
En los noventa era más expedito lavar dólares vía 
cuenta de capitales o mediante el contrabando directo, que recurriendo a la 
subfacturación, los servicios o las transferencias [5]/. 
En los noventa la subfacturación de importaciones 
disminuyó porque los dólares podían entrar directamente a través de la cuenta de 
capitales (Uribe 1995; Piedrahíta 1996; González y Jiménez 1999).
Colombia tuvo control de cambios entre 1967 y 1991. 
En el 91 se liberó la cuenta de capitales y, con el 
fin de estimular la repatriación de los dineros que los colombianos tenían en el 
exterior, se otorgó amnistía tributaria y cambiaria. 
Se eliminaron las barreras a la remisión de capital 
y dividendos.  
Ex-post y después de analizar lo sucedido con la producción 
y el empleo, hay suficientes elementos para afirmar que la liberación cambiaria 
fue el mayor error de política económica que se cometió durante los noventa.
Los años setenta y noventa tienen un rasgo común: a los 
dólares del narcotráfico se les suma la afluencia de capitales provenientes de 
los países con excedentes de liquidez.  
A diferencia de lo que sucedió en los setenta y en 
los noventa, en los ochenta los capitales internacionales fueron reacios a venir 
a América Latina.
Figura 
2
Saldo de reservas netas
Millones de dólares

Fuente: Banco de  
En los noventa la globalización financiera fue más intensa 
que en los setenta. 
En los noventa Colombia hizo la apertura cambiaria 
antes que la apertura comercial. 
Se eliminó la banca especializada y se le dio mayor 
flexibilidad al funcionamiento del sistema financiero [7]/. 
Se facilitó el acceso de los intermediarios 
financieros a los flujos externos de financiación. 
Por el lado fiscal, se disminuyó la tasa de 
tributación a la inversión extranjera, y se les dio el mismo tratamiento 
impositivo que a los nacionales. 
Los movimientos especulativos se acentuaron a partir 
de 1991.  
El diferencial de tasas de interés y las expectativas de 
revaluación del peso estimularon la entrada de capitales [8]/. 
El saldo de las reservas creció de manera sostenida 
hasta 1997 (figura 2).
Figura 
3
Indice de la tasa de cambio real (pesos por dólar)

La pendiente negativa significa revaluación del peso y la 
positiva devaluación.
Fuente: Banco de la República
La 
afluencia de dólares se tradujo en una revaluación del peso (figura 3). 
La política monetaria restrictiva redujo el 
circulante y estimuló el alza de las tasas de interés, lo que a su vez estimuló 
una mayor afluencia de divisas. 
La figura 4 
muestra que desde 
1993 la tasa de interés real ha estado por encima de
 
Figura 
4
Tasa de interés real de los CDT y Libor

La línea continua representa la tasa de interés real de los 
Certificados de Depósito a Término (CDT). 
La línea punteada corresponde a 
La tasa de interés real de los CDTs es igual a la tasa de 
interés nominal (promedio mensual) menos la inflación.
Fuente: Cálculos del autor a partir de Banco de  
Especulación financiera, deuda pública y crecimiento económico
Figura 
5
Tasa de crecimiento del PIB

Fuente: DANE
La 
figura 5 
presenta las tasas de crecimiento del PIB. 
La caída del 99 no tiene precedentes recientes. 
La última vez que Colombia tuvo una tasa de 
crecimiento del PIB negativa fue en 1930-1931. 
En el 99 la tasa de desempleo también llegó a un 
récord histórico (21%). 
Los últimos estudios sobre industria y agricultura 
evidencia la pérdida de productividad y de competitividad [9]/. 
La bonanza de los años noventa y la revaluación del 
peso no se reflejaron en una modernización del aparato productivo, sino en un 
incremento notable de la demanda de bienes de consumo. 
La figura 5 
muestra claramente el boom 91-97. 
Esta bonanza fue de naturaleza especulativa. 
El consumo creció y el ahorro se deterioró. 
La 
tasa de ahorro privado pasó de 12.7% del PIB en 
En este proceso los dólares del narcotráfico no han jugado 
el papel determinante, aunque sí han contribuido a echarle leña al fuego. 
Pero muchos de los efectos son indirectos y no 
pueden ser explicados por fuera de la dimensión política. 
El contrabando, la importación de bienes de consumo, 
la especulación con las propiedades urbana y rural [10]/, 
la ampliación de la ganadería en contra de los cultivos, el fortalecimiento de 
grupos de defensa privados (paramilitares) en el campo, el secuestro, etc., han 
agravado la situación. 
La guerra que se vive ahora en Colombia también se 
alimenta de los cultivos ilícitos y del narcotráfico. 
Los principales grupos armados (Fuerzas Armadas 
Revolucionarias de Colombia - FARC -, Ejército de Liberación Nacional - ELN -, y 
paramilitares) cubren zonas en las que hay cultivos ilícitos.
La política macroeconómica que se ha aplicado en Colombia 
durante los noventa ha estado muy marcada por dos hechos que se presentaron a 
comienzos de la década: la autonomía del Banco de 
A finales del año 99, el gobierno firmó un acuerdo con el 
Fondo Monetario Internacional (Banco de 
“... el 
deterioro del desempeño 
[de 
la economía colombiana] 
ha sido resultado de choques externos, de la incertidumbre política, de la 
intensificación del conflicto armado interno, y de los crecientes desequilibrios 
fiscales que han impuesto una pesada carga a las políticas monetaria y 
cambiaria” (Banco de 
Es cierto que los choques externos, especialmente los 
financieros, han tenido repercusiones negativas en la actividad económica 
interna.  
Pero en el examen del BR-MH-FMI se olvida que el impacto de 
los golpes externos se intensificó porque el país renunció al control de 
cambios.  
La apertura de la cuenta de capitales dejó a la economía 
colombiana sin protecciones. 
Mientras que otros países, como Chile, mantuvieron 
los controles de capitales, la administración Gaviria (1990-1994) tomó la 
decisión radical de eliminar las regulaciones cambiarias. 
El diagnóstico BR-MH-FMI exonera de toda 
responsabilidad a las políticas monetaria y cambiaria. 
Le atribuye el origen de los males a la crisis 
política, a la guerra interna y al déficit fiscal. 
De acuerdo con esta lectura, la autoridad monetaria 
y cambiaria sólo ha sido una pobre víctima, que ha tratado de responder de la 
mejor manera posible a los impactos de la crisis asiática, a los excesos de la 
guerra y al irresponsable manejo que han hecho los políticos del gasto público.
Es curioso que el informe del BR-MH-FMI apenas haga 
comentarios marginales sobre deuda pública. 
En su último informe sobre la situación de las finanzas del 
Estado, 
Figura 
6
Saldo de la deuda (interna y externa) del Gobierno 
Nacional, como porcentaje del PIB

Fuente: Cálculos del autor a partir de CGR (1999, p. 50).
La emisión de títulos de deuda interna fue el mecanismo 
privilegiado que se utilizó para disminuir el circulante. 
La figura 6 
muestra la evolución de los saldos de la deuda (interna y externa) del Gobierno 
Nacional.  
Entre 1991 y 1998 el saldo de la deuda interna creció de 
manera continua: pasó de 0.8 billones de pesos a 15.5 billones de pesos. 
La deuda pública externa se reduce en la primera 
mitad de los noventa porque se hicieron muchos prepagos.
A medida que el saldo de la deuda aumenta, también crecen 
los intereses y las nuevas emisiones se destinan a pagar los intereses de las 
antiguas.  
Según estimaciones de 
Ingresos corrientes y desembolsos del crédito interno como 
porcentaje de los pagos totales del Gobierno Nacional

El eje vertical izquierdo corresponde a los ingresos 
corrientes y el eje vertical derecho a los desembolsos del crédito interno.
Fuente: Cálculos del autor a partir de CGR (1999).
La situación de las finanzas públicas es dramática porque 
la deuda interna, como fuente de financiación, está desplazando a los ingresos 
corrientes.  
La fragilidad estructural de las finanzas públicas que ya 
había sido señalada por 
Equilibrio macroeconómico
| 
		 
		  | 
		
		 
		
		 Sec. 
		Púb  | 
		
		 
		
		Sec.Ext  | 
		
		 
		
		Bal Priv  | 
	
| 
		 
		
		91   | 
		
		 
		
		0.2  | 
		
		 
		
		5.5  | 
		
		 
		
		5.3  | 
	
| 
		 
		
		92   | 
		
		 
		
		-0.2  | 
		
		 
		
		1.8  | 
		
		 
		
		2.0  | 
	
| 
		 
		
		93   | 
		
		 
		
		0.3  | 
		
		 
		
		-4.0  | 
		
		 
		
		-4.3  | 
	
| 
		 
		
		94   | 
		
		 
		
		0.2  | 
		
		 
		
		-4.4  | 
		
		 
		
		-4.6  | 
	
| 
		 
		
		95   | 
		
		 
		
		-0.6  | 
		
		 
		
		-5.4  | 
		
		 
		
		-4.8  | 
	
| 
		 
		
		96   | 
		
		 
		
		-2.0  | 
		
		 
		
		-5.6  | 
		
		 
		
		-3.6  | 
	
| 
		 
		
		97   | 
		
		 
		
		-3.1  | 
		
		 
		
		-6.2  | 
		
		 
		
		-3.1  | 
	
| 
		 
		
		98   | 
		
		 
		
		-3.7  | 
		
		 
		
		-5.7  | 
		
		 
		
		-2.0  | 
	
| 
		 
		
		99   | 
		
		 
		
		-4.6  | 
		
		 
		
		-1.3  | 
		
		 
		
		3.3  | 
	
| 
		 
		
		  | 
	|||
El cuadro 3 
y la  
figura 8 
presentan la evolución de los tres equilibrios macroeconómicos entre 1991 y 
1999.  
La situación es muy distinta antes y después de 1995. 
Entre 1991 y 1995, el saldo de la cuenta corriente 
pasó de +5.5%  
del PIB a –5.4% del PIB. 
Y, entre tanto, hubo equilibrio fiscal. 
En este período el ahorro privado compensó la 
evolución de la cuenta corriente. 
El cambio que tiene lugar en el 95 es importante porque el 
desahorro privado llega a un límite y el desequilibrio externo tiene que 
comenzar a ser compensado con el desahorro público. 
El déficit en la cuenta corriente de la balanza de 
pagos fue estimulado por la revaluación del peso, consecuencia de la abundancia 
de dólares.  
Una vez que el déficit fiscal comienza a intensificarse, 
los dólares también han sido utilizados para solucionar los problemas 
financieros del Estado. 
A diferencia del diagnóstico del BR-MH-FMI, el 
desbalance fiscal no antecede sino que es consecuencia de los problemas 
originados en el frente externo.
Componentes del equilibrio macroeconómico

“Fiscal” es el balance del sector público, “Extern” es el 
saldo en cuenta corriente, “Privad” es el balance del sector privado.
Fuente: DANE y Banco de la República
A pesar de que el déficit en la cuenta corriente de la 
balanza de pagos se intensificó hasta 1998 (pasó de 2 mil millones de dólares en 
El área cultivada
El área de los cultivos ilícitos ha aumentado. 
El cuadro 4 
y la figura 9 
presentan las cifras correspondientes a cocaína en Colombia [13]/. 
El DANE (1998) estima que en el 94 los cultivos 
ilícitos equivalían al 6.9% de la producción agropecuaria total. 
El cuadro 4 
y la figura 9 
plantean dos problemas diferentes: la extensión del área cultivada y las 
limitaciones de la política de erradicación.
No hay 
un vínculo claro entre las variaciones del área cultivada y las fluctuaciones de 
los narcodólares (cuadro 1). 
A partir de la segunda mitad de los noventa se 
observa un notable aumento de las hectáreas de cocaína cultivada en Colombia. 
La producción nacional ha ido sustituyendo a las 
plantaciones de Bolivia y Perú. 
Desde la perspectiva del narcotraficante colombiano, 
la mayor cercanía de la hoja y de la pasta debería traducirse en un aumento de 
la ganancia.  
Pero, en contra de lo esperado, el crecimiento del área 
cultivada ha estado acompañado de una disminución de los ingresos provenientes 
del narcotráfico. 
Esta falta de simetría podría explicarse por 
diversas razones: el desmantelamiento de los carteles de Cali y Medellín, el 
desarrollo de nuevas formas de lavado y las fluctuaciones de la demanda.
El desmantelamiento de los carteles de Cali y Medellín, que tuvo lugar en la primera mitad de los noventa, podría estar incidiendo en una reducción de los ingresos originados en la etapa de comercialización. Kopp (1997, p. 45) desagrega la importancia relativa que tiene cada una de las etapas de la producción y de la distribución en el precio final de la cocaína. Los costos asociados al cultivo representan el 0.5% del precio final. Al exportar la cocaína de Colombia, se agrega un 1% adicional. Al recibir la droga en Miami el porcentaje sube a 9.5%. Así que entre el cultivo, la exportación de Colombia y la recepción en Miami, apenas se ha formado un 11% del precio final de la cocaína al detal. Es claro, entonces, que al intensificar la producción y disminuir la comercialización, se reduce el monto global de los ingresos provenientes de la droga.
Hectáreas de cultivo de coca y hectáreas erradicadas

La línea superior continua es el área cultivada y la línea 
punteada inferior representa el área erradicada.
Fuente: Cuadro 4.
El desarrollo de nuevas formas de lavado también explica la 
asimetría.  
La forma y las razones que inducen al lavado no es un 
problema únicamente técnico (Salama 1999). 
Los aspectos éticos y las motivaciones subyacentes a 
lo que Veblen (1899) llamaba el consumo conspicuo, inciden en las modalidades de 
lavado.
La noción de lavado establece a-priori una distinción entre 
el origen del activo y la legitimación del activo. 
Esta es una distinción fundamental. 
El lavado ataca los procesos relacionados con la 
legitimación del activo con la idea implícita de que por esta vía se combaten, 
de manera indirecta, las actividades ilícitas que dieron origen al activo. 
Este planteamiento da pie para distinguir dos 
lógicas diferentes que llamaré, por falta de un mejor término: “hacia adelante” 
y “hacia atrás”. 
La lógica hacia adelante central a atención en los 
procedimientos de lavado. 
La lógica hacia atrás examina si las cortapisas que 
se imponen al lavado están obstaculizando la actividad ilícita que origina el 
activo.  
Lo ideal sería buscar complementariedad entre ambas. 
Pero ello no siempre es posible. 
Piénsese, por ejemplo, en el caso de los activos de 
un dictador colocados en uno de los paraísos fiscales. 
Supongamos un caso extremo en el que se lograra 
eliminar toda posibilidad de que los dictadores laven sus activos a través del 
sistema financiero internacional. 
Esta lucha radical contra el lavado no implica, ipso 
facto, la eliminación de la práctica ilegítima que originó el activo: la 
extorsión realizada por el gobierno dictatorial. 
De este ejemplo se sigue que el éxito de la lucha 
contra el lavado “hacia adelante” no garantiza un triunfo “hacia atrás”.
La lógica “hacia adelante ofrece tres opciones: i) lavado a través de 
instrumentos y organizaciones legales, ii) lavado a través de instrumentos y 
organizaciones que sin ser legales son reconocidas y estimuladas por la sociedad 
y, iii) no lavado y reciclaje del activo en otras actividades criminales.
Hay activos que se lavan a través de procesos legales. 
El ejemplo más común es el lavado vía la 
intermediación financiera formal. 
Pero hay numerosos ejemplos más: la compra del 
billete de una lotería que cumple todos los requisitos legales, la donación de 
dinero al párroco de la localidad, la financiación de campañas políticas, etc. 
En estos casos el dinero estimula actividades 
legales.  
Sin examinar de manera detallada los numerosos problemas 
éticos que plantean estas dinámicas de lavado a través de canales legales. 
Los capos de la mafia en algunas zonas de Colombia y 
en regiones de Italia despiertan simpatía porque destinan sus excedentes a crear 
fuentes de trabajo o a mejorar el bienestar de la población. 
Reacciona de la misma manera la empresa legal que 
ante un problema de liquidez acepta que sus acciones sean compradas con recursos 
provenientes de actividades ilegales. 
Este fenómeno se presentó en Cali y Medellín. 
Corresponde al mismo esquema la colusión que se crea 
entre las organizaciones criminales y los políticos. 
Las dificultades que plantean estas acciones de 
lavado son más relevantes cuando se introduce en el debate las otras dos 
opciones en la vía hacia adelante.
El lavado a través de instrumentos y de organizaciones que 
sin ser legales son reconocidas y estimuladas por la sociedad, plantea un 
problema adicional: el de la represión o el del reconocimiento de dichos 
instrumentos y organizaciones. 
El caso más claro es el de los sanandresitos en 
Colombia (González y Jiménez 1999) [14]/. 
Los sanandresitos son aceptados por la sociedad y 
tolerados por el gobierno, así haya pleno conocimiento de que la mayor parte de 
los artículos extranjeros llegan mediante contrabando abierto.
La tercera opción es el no lavado, o del reciclaje a través 
de otras actividades ilegales. 
Esta situación se presenta, por ejemplo, cuando se 
compra armamento en el mercado negro con dólares provenientes del narcotráfico. 
Si, además, este armamento termina en manos de uno 
de los grupos insurgentes, el dinero ilegal nunca se lava. 
El vínculo que se ha presentado los últimos años 
entre los grupos armados y la producción de cocaína podría estar impulsado esta 
forma de lavado. 
Y como todos los procesos son ilegales, los indicios 
se pierden.
Finalmente, la relación entre el área plantada y la 
dinámica de la demanda no es directa ni proporcional. 
Kopp (1997) muestra que los determinantes de la 
demanda de drogas ilícitas es complejo y que no puede afirmarse que la curva que 
relaciona la utilidad del drogadicto con la cantidad consumida (x) sea convexa, 
u’(x) > 0, u’’(x) > 0. 
Si ello fuera así, la demanda de droga aumentaría de 
manera exponencial. 
La demanda de droga, concluye Kopp, tiene una serie 
de características que no niegan la concavidad propia de las funciones de 
utilidad convencionales u’(x) > 0, u’’(x) < 0.
La política de erradicación continúa mostrando sus 
fracasos.  
El área cultivada aumenta en lugar de disminuir. 
El llamado Plan Colombia, que discute actualmente el 
Congreso norteamericano, busca intensificar la guerra e incrementar las acciones 
de destrucción de cultivos. 
La droga se ha convertido en una de las principales 
fuentes de financiación de los grupos armados colombianos, así que la búsqueda 
de la paz tiene que pasar por alternativas de despenalización y legalización.
Conclusiones
Desde el 
punto de vista macroeconómico los dólares del narcotráfico no fueron la causa de 
la burbuja especulativa de los años noventa, aunque sí contribuyeron a 
agudizarla.
La liberación cambiaria realizada a comienzos de los 
noventa, en un momento de gran afluencia de capitales internacionales, 
desencadenó un círculo perverso que alimentó la especulación y golpeó al sector 
real de la economía. 
La revaluación del peso unida a las altos intereses, 
estimuló la entrada de capitales que, a su vez, generaron nuevos desequilibrios. 
La lucha anti-inflacionaria del Banco de 
La lucha contra los carteles colombianos de la droga y las 
políticas de sustitución y erradicación de cultivos aplicadas en Bolivia y Perú, 
le abrió espacio a los grupos armados, que poco a poco han ido vinculando la 
financiación de la guerra a la protección de las plantaciones ilegales. 
La desconfianza que causa la guerra en los mercados 
internacionales ya es evidente. 
El spread de los papeles colombianos se ha ido 
ampliando y la inversión extranjera ha caído. 
Es urgente que Colombia insista en una agenda 
internacional en la que se incluya el debate sobre la despenalización y la 
legalización de la producción, la distribución y el consumo de las drogas.
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[3]/ ANIF (1980, p. 32) estima que en los setenta Colombia recibía anualmente 2.200 millones de dólares por marihuana. La cifra de Junguito y Caballero (1978) era de 500 millones de dólares. Por el lado de la cocaína el valor calculado era de 154 millones de dólares. En el caso de la marihuana, los cálculos de Kalmanovitz (1992), cuadro 1, son menores que los de ANIF y más cercanos a los de Junguito y Caballero. Ver, también, Anif (1980 b); Kalmanovitz (1990); Salama (1999).
[4]/ Tiene razón Steiner (1997, pp. 56-59) cuando afirma que no se cuenta con la información necesaria para saber exactamente cómo se descomponen las cuentas de transferencias y servicios. No es posible determinar con precisión qué parte de estas cuentas corresponde a lavado.
[5]/ En Colombia, durante 1996, el contrabando abierto vía los “sanandresitos” permitió lavar 878 millones de dólares (González y Jiménez 1999).
[6]/ Ruíz y López (1980, p. 3) calculan que entre 1967 y 1978 el sector externo explicó el 50% del crecimiento de la oferta monetaria.
		
		
		
		
		[7]/ Para 
		un análisis de los primeros resultados de estas medidas, véase Banco de 
[8]/ La causalidad que existe entre el diferencial de rentabilidades y la afluencia de capitales ha sido un tema muy discutido en la literatura. Junto con la brecha de rentabilidades, la afluencia de capitales también está asociada a la disminución del “riesgo país” y a la relocalización de las inversiones. Sobre la interacción entre las causalidades, ver Cárdenas y Barrera (1994, p. 192); Herrera (1993); Cárdenas (1993); Calvo, Leiderman y Reinhart (1993, p. 37); Posada y Misas (1995).
[10]/ Castelli (1999) presenta cifras sobre la especulación inmobiliaria en 11 ciudades de Colombia y en Quito.
[11]/ “... parte de la crisis fiscal del país en los últimos años guardó íntima relación con la evolución de la deuda pública interna y especialmente con el servicio de la misma” (CGR 1999, p. 83).
[12]/ Entre 1990 y 1998, la participación de los servicios personales en los pagos totales del Gobierno Nacional se mantuvo alrededor del 18% y la participación de las transferencias en los pagos totales aumentó del 41% al 45%.
[13]/ Salama (1999, p. 323) presenta un cuadro comparativo de la producción de cocaína en Bolivia, Perú y Colombia, en el período 1980-1995.