Tomado de greitd.free.fr/communicationscolloque/Gonzalezresume.doc
et les Universités de Paris I (IEDES), Paris 8 et
Paris 13
«Mondialisation économique et gouvernement des sociétés :
l’Amérique latine, un laboratoire ? »
Paris, 7-8 juin 2000
(8 juin, 13 h.30 -16 h.30)
Narcotráfico, economía especulativa y violencia El caso colombiano durante los
noventa
Jorge Iván González
Profesor U. Nacional
jigonza[at]cable.net.co
7-jun-11
Resumen
Durante los noventa el crecimiento de la economía
colombiana fue de naturaleza especulativa.
La burbuja se reventó en el 98.
De este proceso se benefició el sector financiero y
los capitales que pudieron centrarse en las actividades de intermediación y de
comercialización.
El creciente déficit en la cuenta corriente de la
balanza de pagos estuvo acompañado de un flujo continuo de capitales
internacionales.
El peso se revalúo y las importaciones se
aceleraron.
La industria y la agricultura nacionales perdieron
competitividad.
La política monetaria aplicada por el Banco de
Los dólares provenientes del narcotráfico no han sido la
causa última de la especulación pero sí la han estimulado.
En medio de esta bonanza especulativa prosperó el
contrabando y el lavado de los dólares se hizo más expedito.
El narcotráfico contribuyó a fortalecer la dinámica
especulativa.
La lucha contra los carteles de Medellín y Cali cambió el
panorama de la producción y de la distribución.
Los carteles se habían especializado en actividades
de intermediación: compraban la pasta proveniente de Bolivia y Perú y colocaban
la cocaína en Estados Unidos.
El debilitamiento de los carteles llevó al
fortalecimiento de los grupos armados (guerrilla y paramilitares) y a un aumento
considerable del área cultivada (cuadro 4
y figura 9).
La guerra se agudizó.
De alguna manera, todos los grupos insurgentes
tienen relación con los cultivos ilícitos.
Los ingresos de la droga han favorecido la
intensificación del conflicto armado.
No obstante el crecimiento del área cultivada, los dólares que entran al país
por narcotráfico tienden a disminuir (cuadro 1)
A comienzos de los años noventa, los narcotraficantes Colombianos eran
intermediarios: compraban la pasta en Bolivia y Perú y colocaban la cocaína en
Estados Unidos.
El fortalecimiento de los grupos armados ha estado
acompañado de una ampliación del área sembrada.
Colombia
se ha convertido en el principal productor de cocaína y los narcotraficantes
mantienen las funciones de intermediación.
Economía especulativa y dólares del narcotráfico
|
Total |
Coca US |
Coca Eur. |
Marih |
Heroína |
|
|
|
|
|
|
76 |
1.520 |
1.120 |
|
400 |
|
77 |
2.180 |
1.680 |
|
500 |
|
78 |
2.560 |
1.960 |
|
600 |
|
79 |
2.130 |
2.080 |
|
50 |
|
80 |
2.800 |
2.400 |
|
400 |
|
81 |
3.660 |
3.360 |
|
300 |
|
82 |
4.520 |
4.320 |
|
200 |
|
83 |
4.170 |
4.000 |
|
170 |
|
84 |
4.490 |
4.320 |
|
170 |
|
85 |
4.270 |
4.160 |
|
110 |
|
86 |
3.875 |
3.840 |
|
35 |
|
87 |
5.270 |
5.200 |
|
70 |
|
88 |
3.655 |
2.090 |
1.400 |
165 |
|
89 |
4.170 |
2.240 |
1.750 |
180 |
|
90 |
3.756 |
2.016 |
1.540 |
200 |
|
91 |
3.360 |
1.760 |
1.350 |
250 |
|
92 |
3.728 |
1.668 |
1.260 |
300 |
500 |
93 |
3.393 |
|
|
|
|
94 |
3.393 |
|
|
|
|
95-98 |
2.219 |
|
|
|
|
|
Durante los noventa la economía colombiana atravesó por
una fase especulativa [1]/.
La forma como se conjugó la independencia de la autoridad
monetaria con la apertura cambiaria desencadenó una dinámica perversa, que
repercutió de manera negativa en el balance fiscal, la producción, la
competitividad
y el empleo.
Los dólares del narcotráfico no fueron los causantes
de la especulación financiera, aunque sí contribuyeron a agudizarla.
Durante
los noventa se observa un notable incremento de la entrada de dólares a América
Latina, así que la llegada de divisas es un fenómeno generalizado y no es
exclusivo de Colombia [2]/.
Los ciclos de la afluencia y salida de capitales no
guardan relación con los ingresos provenientes del narcotráfico.
El
cuadro 1
muestra la evolución que han tenido los ingresos por narcotráfico en los últimos
30 años
[3]/.
Actualmente representan un 2.3% del PIB.
El año de mayor auge fue 1987.
Durante los noventa la tendencia de los ingresos por
narcotráfico fue muy diferente a la del saldo neto de la cuenta de capitales
(cuadro 2
y figura 1).
Mientras que desde comienzo de la década del noventa
los narcodólares perdían importancia (cuadro 1),
el saldo positivo de la cuenta de capitales aumentaba de manera acelerada
(cuadro 2
y figura 1).
Ambas tendencias van en direcciones opuestas, así
que el narcotráfico está lejos de ser el único causante de la afluencia de
divisas.
Los ingresos de la cuenta de capitales únicamente empezaron
a disminuir en el 98.
Figura
1
Balanza de pagos
Saldo neto de las transferencias de la cuenta corriente y
saldo de la cuenta de capitales.
Millones de dólares
El eje izquierdo corresponde a los valores de la
transferencias.
El eje derecho a los de la cuenta de capitales.
Fuente:
Cuadro 2.
Para entender mejor el impacto macroeconómico del
narcotráfico debe tenerse en cuenta que no todos los dólares provenientes de la
droga entran como dinero líquido.
Hay otras prácticas de lavado como el contrabando,
la subfacturación de importaciones, etc.
La comparación de la evolución de las transferencias
y de la cuenta de capitales es interesante porque refleja modalidades diferentes
de lavado.
En los ochenta el rubro transferencias de la cuenta
corriente se utilizó para este propósito.
También se lavó a través de la cuenta de servicios
(Urrutia y Pontón 1993) [4]/.
En los noventa los mecanismos de lavado se
modificaron.
La liberación cambiaria que se realizó a comienzos de la
década, facilitó la entrada de narcodólares utilizando la cuenta de capitales.
El ascenso de la cuenta de capitales contrasta con
la disminución del saldo de las transferencias.
En los noventa era más expedito lavar dólares vía
cuenta de capitales o mediante el contrabando directo, que recurriendo a la
subfacturación, los servicios o las transferencias [5]/.
En los noventa la subfacturación de importaciones
disminuyó porque los dólares podían entrar directamente a través de la cuenta de
capitales (Uribe 1995; Piedrahíta 1996; González y Jiménez 1999).
Colombia tuvo control de cambios entre 1967 y 1991.
En el 91 se liberó la cuenta de capitales y, con el
fin de estimular la repatriación de los dineros que los colombianos tenían en el
exterior, se otorgó amnistía tributaria y cambiaria.
Se eliminaron las barreras a la remisión de capital
y dividendos.
Ex-post y después de analizar lo sucedido con la producción
y el empleo, hay suficientes elementos para afirmar que la liberación cambiaria
fue el mayor error de política económica que se cometió durante los noventa.
Los años setenta y noventa tienen un rasgo común: a los
dólares del narcotráfico se les suma la afluencia de capitales provenientes de
los países con excedentes de liquidez.
A diferencia de lo que sucedió en los setenta y en
los noventa, en los ochenta los capitales internacionales fueron reacios a venir
a América Latina.
Figura
2
Saldo de reservas netas
Millones de dólares
Fuente: Banco de
En los noventa la globalización financiera fue más intensa
que en los setenta.
En los noventa Colombia hizo la apertura cambiaria
antes que la apertura comercial.
Se eliminó la banca especializada y se le dio mayor
flexibilidad al funcionamiento del sistema financiero [7]/.
Se facilitó el acceso de los intermediarios
financieros a los flujos externos de financiación.
Por el lado fiscal, se disminuyó la tasa de
tributación a la inversión extranjera, y se les dio el mismo tratamiento
impositivo que a los nacionales.
Los movimientos especulativos se acentuaron a partir
de 1991.
El diferencial de tasas de interés y las expectativas de
revaluación del peso estimularon la entrada de capitales [8]/.
El saldo de las reservas creció de manera sostenida
hasta 1997 (figura 2).
Figura
3
Indice de la tasa de cambio real (pesos por dólar)
La pendiente negativa significa revaluación del peso y la
positiva devaluación.
Fuente: Banco de la República
La
afluencia de dólares se tradujo en una revaluación del peso (figura 3).
La política monetaria restrictiva redujo el
circulante y estimuló el alza de las tasas de interés, lo que a su vez estimuló
una mayor afluencia de divisas.
La figura 4
muestra que desde
1993 la tasa de interés real ha estado por encima de
Figura
4
Tasa de interés real de los CDT y Libor
La línea continua representa la tasa de interés real de los
Certificados de Depósito a Término (CDT).
La línea punteada corresponde a
La tasa de interés real de los CDTs es igual a la tasa de
interés nominal (promedio mensual) menos la inflación.
Fuente: Cálculos del autor a partir de Banco de
Especulación financiera, deuda pública y crecimiento económico
Figura
5
Tasa de crecimiento del PIB
Fuente: DANE
La
figura 5
presenta las tasas de crecimiento del PIB.
La caída del 99 no tiene precedentes recientes.
La última vez que Colombia tuvo una tasa de
crecimiento del PIB negativa fue en 1930-1931.
En el 99 la tasa de desempleo también llegó a un
récord histórico (21%).
Los últimos estudios sobre industria y agricultura
evidencia la pérdida de productividad y de competitividad [9]/.
La bonanza de los años noventa y la revaluación del
peso no se reflejaron en una modernización del aparato productivo, sino en un
incremento notable de la demanda de bienes de consumo.
La figura 5
muestra claramente el boom 91-97.
Esta bonanza fue de naturaleza especulativa.
El consumo creció y el ahorro se deterioró.
La
tasa de ahorro privado pasó de 12.7% del PIB en
En este proceso los dólares del narcotráfico no han jugado
el papel determinante, aunque sí han contribuido a echarle leña al fuego.
Pero muchos de los efectos son indirectos y no
pueden ser explicados por fuera de la dimensión política.
El contrabando, la importación de bienes de consumo,
la especulación con las propiedades urbana y rural [10]/,
la ampliación de la ganadería en contra de los cultivos, el fortalecimiento de
grupos de defensa privados (paramilitares) en el campo, el secuestro, etc., han
agravado la situación.
La guerra que se vive ahora en Colombia también se
alimenta de los cultivos ilícitos y del narcotráfico.
Los principales grupos armados (Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia - FARC -, Ejército de Liberación Nacional - ELN -, y
paramilitares) cubren zonas en las que hay cultivos ilícitos.
La política macroeconómica que se ha aplicado en Colombia
durante los noventa ha estado muy marcada por dos hechos que se presentaron a
comienzos de la década: la autonomía del Banco de
A finales del año 99, el gobierno firmó un acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional (Banco de
“... el
deterioro del desempeño
[de
la economía colombiana]
ha sido resultado de choques externos, de la incertidumbre política, de la
intensificación del conflicto armado interno, y de los crecientes desequilibrios
fiscales que han impuesto una pesada carga a las políticas monetaria y
cambiaria” (Banco de
Es cierto que los choques externos, especialmente los
financieros, han tenido repercusiones negativas en la actividad económica
interna.
Pero en el examen del BR-MH-FMI se olvida que el impacto de
los golpes externos se intensificó porque el país renunció al control de
cambios.
La apertura de la cuenta de capitales dejó a la economía
colombiana sin protecciones.
Mientras que otros países, como Chile, mantuvieron
los controles de capitales, la administración Gaviria (1990-1994) tomó la
decisión radical de eliminar las regulaciones cambiarias.
El diagnóstico BR-MH-FMI exonera de toda
responsabilidad a las políticas monetaria y cambiaria.
Le atribuye el origen de los males a la crisis
política, a la guerra interna y al déficit fiscal.
De acuerdo con esta lectura, la autoridad monetaria
y cambiaria sólo ha sido una pobre víctima, que ha tratado de responder de la
mejor manera posible a los impactos de la crisis asiática, a los excesos de la
guerra y al irresponsable manejo que han hecho los políticos del gasto público.
Es curioso que el informe del BR-MH-FMI apenas haga
comentarios marginales sobre deuda pública.
En su último informe sobre la situación de las finanzas del
Estado,
Figura
6
Saldo de la deuda (interna y externa) del Gobierno
Nacional, como porcentaje del PIB
Fuente: Cálculos del autor a partir de CGR (1999, p. 50).
La emisión de títulos de deuda interna fue el mecanismo
privilegiado que se utilizó para disminuir el circulante.
La figura 6
muestra la evolución de los saldos de la deuda (interna y externa) del Gobierno
Nacional.
Entre 1991 y 1998 el saldo de la deuda interna creció de
manera continua: pasó de 0.8 billones de pesos a 15.5 billones de pesos.
La deuda pública externa se reduce en la primera
mitad de los noventa porque se hicieron muchos prepagos.
A medida que el saldo de la deuda aumenta, también crecen
los intereses y las nuevas emisiones se destinan a pagar los intereses de las
antiguas.
Según estimaciones de
Ingresos corrientes y desembolsos del crédito interno como
porcentaje de los pagos totales del Gobierno Nacional
El eje vertical izquierdo corresponde a los ingresos
corrientes y el eje vertical derecho a los desembolsos del crédito interno.
Fuente: Cálculos del autor a partir de CGR (1999).
La situación de las finanzas públicas es dramática porque
la deuda interna, como fuente de financiación, está desplazando a los ingresos
corrientes.
La fragilidad estructural de las finanzas públicas que ya
había sido señalada por
Equilibrio macroeconómico
|
Sec.
Púb |
Sec.Ext |
Bal Priv |
91 |
0.2 |
5.5 |
5.3 |
92 |
-0.2 |
1.8 |
2.0 |
93 |
0.3 |
-4.0 |
-4.3 |
94 |
0.2 |
-4.4 |
-4.6 |
95 |
-0.6 |
-5.4 |
-4.8 |
96 |
-2.0 |
-5.6 |
-3.6 |
97 |
-3.1 |
-6.2 |
-3.1 |
98 |
-3.7 |
-5.7 |
-2.0 |
99 |
-4.6 |
-1.3 |
3.3 |
|
El cuadro 3
y la
figura 8
presentan la evolución de los tres equilibrios macroeconómicos entre 1991 y
1999.
La situación es muy distinta antes y después de 1995.
Entre 1991 y 1995, el saldo de la cuenta corriente
pasó de +5.5%
del PIB a –5.4% del PIB.
Y, entre tanto, hubo equilibrio fiscal.
En este período el ahorro privado compensó la
evolución de la cuenta corriente.
El cambio que tiene lugar en el 95 es importante porque el
desahorro privado llega a un límite y el desequilibrio externo tiene que
comenzar a ser compensado con el desahorro público.
El déficit en la cuenta corriente de la balanza de
pagos fue estimulado por la revaluación del peso, consecuencia de la abundancia
de dólares.
Una vez que el déficit fiscal comienza a intensificarse,
los dólares también han sido utilizados para solucionar los problemas
financieros del Estado.
A diferencia del diagnóstico del BR-MH-FMI, el
desbalance fiscal no antecede sino que es consecuencia de los problemas
originados en el frente externo.
Componentes del equilibrio macroeconómico
“Fiscal” es el balance del sector público, “Extern” es el
saldo en cuenta corriente, “Privad” es el balance del sector privado.
Fuente: DANE y Banco de la República
A pesar de que el déficit en la cuenta corriente de la
balanza de pagos se intensificó hasta 1998 (pasó de 2 mil millones de dólares en
El área cultivada
El área de los cultivos ilícitos ha aumentado.
El cuadro 4
y la figura 9
presentan las cifras correspondientes a cocaína en Colombia [13]/.
El DANE (1998) estima que en el 94 los cultivos
ilícitos equivalían al 6.9% de la producción agropecuaria total.
El cuadro 4
y la figura 9
plantean dos problemas diferentes: la extensión del área cultivada y las
limitaciones de la política de erradicación.
No hay
un vínculo claro entre las variaciones del área cultivada y las fluctuaciones de
los narcodólares (cuadro 1).
A partir de la segunda mitad de los noventa se
observa un notable aumento de las hectáreas de cocaína cultivada en Colombia.
La producción nacional ha ido sustituyendo a las
plantaciones de Bolivia y Perú.
Desde la perspectiva del narcotraficante colombiano,
la mayor cercanía de la hoja y de la pasta debería traducirse en un aumento de
la ganancia.
Pero, en contra de lo esperado, el crecimiento del área
cultivada ha estado acompañado de una disminución de los ingresos provenientes
del narcotráfico.
Esta falta de simetría podría explicarse por
diversas razones: el desmantelamiento de los carteles de Cali y Medellín, el
desarrollo de nuevas formas de lavado y las fluctuaciones de la demanda.
El desmantelamiento de los carteles de Cali y Medellín, que tuvo lugar en la primera mitad de los noventa, podría estar incidiendo en una reducción de los ingresos originados en la etapa de comercialización. Kopp (1997, p. 45) desagrega la importancia relativa que tiene cada una de las etapas de la producción y de la distribución en el precio final de la cocaína. Los costos asociados al cultivo representan el 0.5% del precio final. Al exportar la cocaína de Colombia, se agrega un 1% adicional. Al recibir la droga en Miami el porcentaje sube a 9.5%. Así que entre el cultivo, la exportación de Colombia y la recepción en Miami, apenas se ha formado un 11% del precio final de la cocaína al detal. Es claro, entonces, que al intensificar la producción y disminuir la comercialización, se reduce el monto global de los ingresos provenientes de la droga.
Hectáreas de cultivo de coca y hectáreas erradicadas
La línea superior continua es el área cultivada y la línea
punteada inferior representa el área erradicada.
Fuente: Cuadro 4.
El desarrollo de nuevas formas de lavado también explica la
asimetría.
La forma y las razones que inducen al lavado no es un
problema únicamente técnico (Salama 1999).
Los aspectos éticos y las motivaciones subyacentes a
lo que Veblen (1899) llamaba el consumo conspicuo, inciden en las modalidades de
lavado.
La noción de lavado establece a-priori una distinción entre
el origen del activo y la legitimación del activo.
Esta es una distinción fundamental.
El lavado ataca los procesos relacionados con la
legitimación del activo con la idea implícita de que por esta vía se combaten,
de manera indirecta, las actividades ilícitas que dieron origen al activo.
Este planteamiento da pie para distinguir dos
lógicas diferentes que llamaré, por falta de un mejor término: “hacia adelante”
y “hacia atrás”.
La lógica hacia adelante central a atención en los
procedimientos de lavado.
La lógica hacia atrás examina si las cortapisas que
se imponen al lavado están obstaculizando la actividad ilícita que origina el
activo.
Lo ideal sería buscar complementariedad entre ambas.
Pero ello no siempre es posible.
Piénsese, por ejemplo, en el caso de los activos de
un dictador colocados en uno de los paraísos fiscales.
Supongamos un caso extremo en el que se lograra
eliminar toda posibilidad de que los dictadores laven sus activos a través del
sistema financiero internacional.
Esta lucha radical contra el lavado no implica, ipso
facto, la eliminación de la práctica ilegítima que originó el activo: la
extorsión realizada por el gobierno dictatorial.
De este ejemplo se sigue que el éxito de la lucha
contra el lavado “hacia adelante” no garantiza un triunfo “hacia atrás”.
La lógica “hacia adelante ofrece tres opciones: i) lavado a través de
instrumentos y organizaciones legales, ii) lavado a través de instrumentos y
organizaciones que sin ser legales son reconocidas y estimuladas por la sociedad
y, iii) no lavado y reciclaje del activo en otras actividades criminales.
Hay activos que se lavan a través de procesos legales.
El ejemplo más común es el lavado vía la
intermediación financiera formal.
Pero hay numerosos ejemplos más: la compra del
billete de una lotería que cumple todos los requisitos legales, la donación de
dinero al párroco de la localidad, la financiación de campañas políticas, etc.
En estos casos el dinero estimula actividades
legales.
Sin examinar de manera detallada los numerosos problemas
éticos que plantean estas dinámicas de lavado a través de canales legales.
Los capos de la mafia en algunas zonas de Colombia y
en regiones de Italia despiertan simpatía porque destinan sus excedentes a crear
fuentes de trabajo o a mejorar el bienestar de la población.
Reacciona de la misma manera la empresa legal que
ante un problema de liquidez acepta que sus acciones sean compradas con recursos
provenientes de actividades ilegales.
Este fenómeno se presentó en Cali y Medellín.
Corresponde al mismo esquema la colusión que se crea
entre las organizaciones criminales y los políticos.
Las dificultades que plantean estas acciones de
lavado son más relevantes cuando se introduce en el debate las otras dos
opciones en la vía hacia adelante.
El lavado a través de instrumentos y de organizaciones que
sin ser legales son reconocidas y estimuladas por la sociedad, plantea un
problema adicional: el de la represión o el del reconocimiento de dichos
instrumentos y organizaciones.
El caso más claro es el de los sanandresitos en
Colombia (González y Jiménez 1999) [14]/.
Los sanandresitos son aceptados por la sociedad y
tolerados por el gobierno, así haya pleno conocimiento de que la mayor parte de
los artículos extranjeros llegan mediante contrabando abierto.
La tercera opción es el no lavado, o del reciclaje a través
de otras actividades ilegales.
Esta situación se presenta, por ejemplo, cuando se
compra armamento en el mercado negro con dólares provenientes del narcotráfico.
Si, además, este armamento termina en manos de uno
de los grupos insurgentes, el dinero ilegal nunca se lava.
El vínculo que se ha presentado los últimos años
entre los grupos armados y la producción de cocaína podría estar impulsado esta
forma de lavado.
Y como todos los procesos son ilegales, los indicios
se pierden.
Finalmente, la relación entre el área plantada y la
dinámica de la demanda no es directa ni proporcional.
Kopp (1997) muestra que los determinantes de la
demanda de drogas ilícitas es complejo y que no puede afirmarse que la curva que
relaciona la utilidad del drogadicto con la cantidad consumida (x) sea convexa,
u’(x) > 0, u’’(x) > 0.
Si ello fuera así, la demanda de droga aumentaría de
manera exponencial.
La demanda de droga, concluye Kopp, tiene una serie
de características que no niegan la concavidad propia de las funciones de
utilidad convencionales u’(x) > 0, u’’(x) < 0.
La política de erradicación continúa mostrando sus
fracasos.
El área cultivada aumenta en lugar de disminuir.
El llamado Plan Colombia, que discute actualmente el
Congreso norteamericano, busca intensificar la guerra e incrementar las acciones
de destrucción de cultivos.
La droga se ha convertido en una de las principales
fuentes de financiación de los grupos armados colombianos, así que la búsqueda
de la paz tiene que pasar por alternativas de despenalización y legalización.
Conclusiones
Desde el
punto de vista macroeconómico los dólares del narcotráfico no fueron la causa de
la burbuja especulativa de los años noventa, aunque sí contribuyeron a
agudizarla.
La liberación cambiaria realizada a comienzos de los
noventa, en un momento de gran afluencia de capitales internacionales,
desencadenó un círculo perverso que alimentó la especulación y golpeó al sector
real de la economía.
La revaluación del peso unida a las altos intereses,
estimuló la entrada de capitales que, a su vez, generaron nuevos desequilibrios.
La lucha anti-inflacionaria del Banco de
La lucha contra los carteles colombianos de la droga y las
políticas de sustitución y erradicación de cultivos aplicadas en Bolivia y Perú,
le abrió espacio a los grupos armados, que poco a poco han ido vinculando la
financiación de la guerra a la protección de las plantaciones ilegales.
La desconfianza que causa la guerra en los mercados
internacionales ya es evidente.
El spread de los papeles colombianos se ha ido
ampliando y la inversión extranjera ha caído.
Es urgente que Colombia insista en una agenda
internacional en la que se incluya el debate sobre la despenalización y la
legalización de la producción, la distribución y el consumo de las drogas.
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[3]/ ANIF (1980, p. 32) estima que en los setenta Colombia recibía anualmente 2.200 millones de dólares por marihuana. La cifra de Junguito y Caballero (1978) era de 500 millones de dólares. Por el lado de la cocaína el valor calculado era de 154 millones de dólares. En el caso de la marihuana, los cálculos de Kalmanovitz (1992), cuadro 1, son menores que los de ANIF y más cercanos a los de Junguito y Caballero. Ver, también, Anif (1980 b); Kalmanovitz (1990); Salama (1999).
[4]/ Tiene razón Steiner (1997, pp. 56-59) cuando afirma que no se cuenta con la información necesaria para saber exactamente cómo se descomponen las cuentas de transferencias y servicios. No es posible determinar con precisión qué parte de estas cuentas corresponde a lavado.
[5]/ En Colombia, durante 1996, el contrabando abierto vía los “sanandresitos” permitió lavar 878 millones de dólares (González y Jiménez 1999).
[6]/ Ruíz y López (1980, p. 3) calculan que entre 1967 y 1978 el sector externo explicó el 50% del crecimiento de la oferta monetaria.
[7]/ Para
un análisis de los primeros resultados de estas medidas, véase Banco de
[8]/ La causalidad que existe entre el diferencial de rentabilidades y la afluencia de capitales ha sido un tema muy discutido en la literatura. Junto con la brecha de rentabilidades, la afluencia de capitales también está asociada a la disminución del “riesgo país” y a la relocalización de las inversiones. Sobre la interacción entre las causalidades, ver Cárdenas y Barrera (1994, p. 192); Herrera (1993); Cárdenas (1993); Calvo, Leiderman y Reinhart (1993, p. 37); Posada y Misas (1995).
[10]/ Castelli (1999) presenta cifras sobre la especulación inmobiliaria en 11 ciudades de Colombia y en Quito.
[11]/ “... parte de la crisis fiscal del país en los últimos años guardó íntima relación con la evolución de la deuda pública interna y especialmente con el servicio de la misma” (CGR 1999, p. 83).
[12]/ Entre 1990 y 1998, la participación de los servicios personales en los pagos totales del Gobierno Nacional se mantuvo alrededor del 18% y la participación de las transferencias en los pagos totales aumentó del 41% al 45%.
[13]/ Salama (1999, p. 323) presenta un cuadro comparativo de la producción de cocaína en Bolivia, Perú y Colombia, en el período 1980-1995.