El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres
Platón
El arte de
la política y el cambio de paradigma
El arte de la
política es hablar locuazmente sin decir mucho, por no decir nada. También
podría decirse que el arte de la política es como el estupro: prometer para
meter (votos en las urnas) y, después de haber metido, no cumplir lo prometido.
Pero el arte de la política no se limita a ser buchipluma. También es saber
asumir como suyas, emular, las palabras y propuestas ajenas/contradictorias y
vaciarlas de su contenido para revertir sus propósitos. Ahí sí como el Chapulín
: sin querer, queriendo.
El discurso sobre el “cambio de paradigma de drogas”, o más bien la forma como los políticos lo han asumido, refleja a cabalidad el arte de la política en acción. Bajo este cambio de paradigma del que tanto se hace alarde actualmente, ya no es “Un mundo sin drogas” sino “Una Colombia sin coca”. Bajo este nuevo paradigma, decía el Presidente Juan Manuel Santos no hace mucho ante la ONU “…[tras] una discusión seria, técnica y objetiva sobre los métodos y resultados de la llamada ’Guerra contra las Drogas’ .. ya tenemos algunos resultados a nivel hemisférico.”[1] Quienes se mueven dentro del arte de la política no cuestionan que, en cambio, estos "resultados a nivel hemisférico" son el desplazamiento por efecto globo de los cultivos, producción de coca y comercio de cocaína a los vecinos andinos de esa Colombia sin coca. El arte de la política colombiana no modula sobre los cultivos de cánnabis colombianos y sus cultivadores y la necesidad de ponerse a tono con el verdadero cambio de paradigma nivel hemisférico.
Frente a las
victimas, dicen los duchos en el arte de la política,
que estos están al centro del proceso de paz. A La
Habana no se convocó ninguna víctima de desplazamiento, pérdida de medios de
vida, cultivos de pancoger y/o enfermedad por el envenenamiento causado por el
Estado con sus fumigaciones. Y eso que el cese de las fumigaciones encabeza las
exigencias de paz y desarrollo rural. Pero obvio, dentro de este cambio de
paradigma y
en concordancia con la vocación ambiental de Colombia, se sigue fumigando a
pesar del llamado de atención de Relator Especial de las Naciones Unidas al
Gobierno Santos[2]
y de la promesa de Santos de dejar las fumigaciones sólo
como medida extrema.
Naturalmente, para asegurar la vocación ambiental de Colombia (intimamente ligada al desarrollo rural integral y erradicación de la pobreza que impulsa los usos declarados ilictos de algunos cultivos), en su segundo mandato [2014-2018], el Presidente Santos ha encargado a un abogado con capacidad gerencial y de mercadeo. Dentro de esta perspectiva de asumir que el futuro de Colombia radica en su vocación ambiental y en recentrar la guerra contra el narcotráfico propiamente (y no, como era el caso antes de este cambio de paradigma, contra las poblaciones más vulnerables —consumidores y cultivadores—), el hecho de que el narcotráfico se esté renovando con su regreso a sus orígenes -la minería ilegal- no exige un liderazgo ambientalista a la cabeza del Ministerio de Medioambiente. Lo que debemos saber es que, de lo que padecen los recursos naturales colombianos, es de la falta de un buen gerente y de mercadotecnia y no de licencias antinaturales que condonan la cultura extractivista y de la lilegalidad y de leyes que tienen los únicos micos que el arte de la política va a dejar a las generaciones futuras..... si nos dejamos.
Este cambio de paradigma de drogas
es indiferente al hecho de que se clasifiquen algunas plantas
escogidas politicamente como drogas. Para este cambio de paradigma,
poco importa que el
narcotráfico esté cada vez más enquistado en las instituciones y
que
se sepa que el verdadero problema de fondo con las drogas no
es ni que se
consuman y vendan al por menor en las calles, sino la corrupción que subsiste ante el hecho de
que no haya un verdadero cambio de paradigma.
¿Cambio de paradigma o arte de la política? Está por verse con la reformulación del Nuevo Estatuto Nacional de Drogas que reemplazará la Ley 30 de 1986, una ley plenamente dentro del paradigma de drogas que estamos ¿cambiando?
Podemos soñar que no estamos siendo gobernados por los peores hombres.... pero no podemos desentedernos.
María Mercedes
Moreno
[1]
Discurso del 25 de septiembre ante la Asamblea General de las Naciones
Unidas en el 69° Período de Sesiones: