Sierra Nevada de Santa Marta

 

El Foro Andino Amazónico y Encuentro Regional de la Comisión Mundial Independiente (Popayán septiembre 15-19 2004) contó con la participación, con el apoyo de la Fundación Ribunduna, de una comitiva de la Sierra Nevada de Santa Marta conformada por líderes indígenas y representantes del Programa de Familias Guardabosques. Esta comitiva reveló el atropello que se está cometiendo en contra de este patrimonio natural en el que convergen cuatro etnias indígenas descendientes Tayrona, tres reservas naturales y 31 ríos de envergadura.

 

Los indígenas en sus intervenciones manifestaron preocupados que, sin antecedente alguno, su tierra la Madre (hava) no había sufrido un agonía igual a la provocada por las fumigaciones, primero con Paraquat y ahora con glifosato reforzado. "El Caracolí, árbol fuerte de muchos años, murió y con él, murieron también plantas sagradas, peces y la tierra se puso negra".

 

Según aseguró un representante de las familiar guardabosques, Lelber Dimas, las fumigaciones abarcaron 800 hectáreas de cultivos, y con ellas,  600 hectáreas de cultivos de pan coger fueron afectadas.

 

La condición geográfica única y privilegiada de la Sierra Nevada de Santa Marta por su riqueza hídrica y su alto nivel dependiente se vio afectada por el lavado de Glifosato hacia los ríos principales, destruyendo especies endémicas de flora y fauna. Las fumigaciones sobre las fuentes hídricas que surten los acueductos provocan lesiones cutáneas e intoxicación en las poblaciones que, en su desconocimiento de las consecuencias de Glifosato, consumen el agua contaminada.

 

El testimonio más sorprendente de la comitiva de la Sierra Nevada consistió en revelar la cifra impune de 1200 niños afectados con deformaciones genéticas por las fumigaciones a desde los años ochenta con Paraquat.

 

Si bien los cultivos de uso ilícito son una realidad colombiana de la cual forma parte este valioso territorio, en el proceso de negociación para su sustitución que abarca más de 3500 familias de la Sierra, el gobierno se quedó corto en su plan alternativo de 800 bonos a través del Programa de Familias Guardabosques. 

 

En un despliegue masivo,  tres días antes de las fumigaciones de agosto 2004, las restantes 2700 familias cultivadoras manifestaron su voluntad de erradicar manualmente los cultivos de uso ilícito a fin de proteger sus familias y tierras de las fumigaciones.  Como respuesta a esta movilización social, la Administración Uribe decretó tres días para erradicar las 1800 hectáreas bajo la amenaza de fumigación química. Sin tiempo, sin tregua, sin negociación ni conciliación con las condiciones agrarias y sociales que impulsan los cultivos de uso ilícito, el gobierno colombiano se ha empeñado en continuar fumigando la Sierra Nevada de Santa Marta. Una nueva ronda de fumigaciones en la Sierra se tenía planeada para la primera semana del año en curso. Aunque no se ha implementado aún, sigue amenazando la Sierra. Prueba de ello son los sobrevuelos de reconocimiento que se están efectuando.

 

La amplia movilización social, las sentencias condenatorias de los tribunales y las múltiples manifestaciones públicas —que responden a las nefastas consecuencias humanitarias y ambientales de la política  de fumigaciones— constituyen un mandato social y legal de carácter obligatorio que debe ser acatado por el gobernante de turno.

 

Nosotros, los integrantes del Foro Andino Amazónico nos oponemos tajantemente a esta medida que impacta de manera visible la salud y destruye el biodiverso patrimonio natural de la Región Andino Amazónica. Invocamos a la Administración de Alvaro Uribe a que, en consecuencia con su compromiso con la Comunidad Internacional de proteger los Derechos Humanos y su propuesta de cambio de deuda por naturaleza, reconsidere su política de fumigaciones por el sufrimiento que ocasiona al pueblo colombiano y por ser  contraria a la protección del medio ambiente y su patrimonio étnico.  

 

La coca no muere con las fumigaciones, muere el alimento de un pueblo. Solicitamos proyectos que respondan a las necesidades de las comunidades campesinas e indígenas y apoyen sus propuestas de erradicación y desarrollo con coca. 

 

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No son veredas anónimas, allí viven y crecen los niños de Colombia:

Veredas  en la mira de las fumigaciones (ya fumigadas)	Veredas Familia Guardabosques	Veredas sometidas a bombardeos químicos
Las Arepas Casa eTabla El Mamey La Unión La Danta Martín Mendihuaka	Orinoco Miramar Trompito Alto La Esmeralda Los Linderos Quebrada María Quebrada Valencia	Alto de Don Diego Quebrada del Sol Guacoche Los Andes Paz del Caribe La Aguacatera

 

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