EL ALCA A LA LUZ DE
LA DOCTRINA DE LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS
(Un documento de economía substantiva[1] que busca la verdad entre el texto formal y la libertad de los pies de página)
José Mirtenbaum
Kniebel
Director de la Escuela de
Postgrado-UAGRM
Santa Cruz
Con esta
nueva mirada al problema de la “Guerra contra las Drogas”, parece obvio que el
principal vector de asistencia del “Plan Colombia” es el componente militar que
estaría destinado a la función neta de la interdicción armada de las
“narcoguerrillas”, “los terroristas” y cualquier otro sector que este asociado
con la producción de substancias “controladas” señaladas en las listas anexas
de la Convención Unica de las NNUU de 1988.[4] Aunque también la presencia
militar norteamericana en la amazonía continental responde a intereses económicos
sobre la biodiversidad y las reservas de petróleo existentes en ésta zona.
Sise
levanta un censo demográfico, veremos que son millones de campesinos que
producen coca, cannabis y amapola en países como
México, Guatemala, Panamá Colombia, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Jamaica, Brazil, Paraguay, inclusive granjeros en Canadá y los
Estados Unidos quienes serían los sujetos hostiles en la perspectiva de la
doctrina de la “Guerra contra las Drogas”. Pero se debe señalar que existen a
nivel mundial, muchos más productores campesinos de materia prima para la
elaboración de substancias controladas[5]. Esta es la omisión perversa de
los proyectistas financieros y economistas de la globalización cuando se hacen
los de la vista gorda, respecto a lo que yo denomino el “vector transversal” de
la acumulación de capital financiero de alta circulación y otros llaman “el
lavado” de dinero. Por cierto en los últimos años se ha estado estudiando las
posibilidades de romper con la tradición del secreto bancario, para entrar a
una labor de interdicción financiera de un sistema en crisis.
Hasta la
fecha el fracaso de la doctrina de la guerra contra las drogas[6] en Latinoamérica ha costado al
contribuyente norteamericano alrededor de 17,000 millones de $us, cifra que corresponde aproximadamente a la necesidad
anual de las industria armamentista de los Estados Unidos. Aunque probablemente
ésta cifra se ha incrementado substancialmente con la incorporación de
tecnología de punta. Pero nótese lo siguiente: “La conferencia (de la NNUU) de
1994 (¡¡¡hace ocho años atrás¡¡¡) sobre el Crimen
Organizado Global estimó que el tráfico global de drogas suponía en torno a
500,000 millones de $us.- anuales; es decir, era
mayor que el comercio global del petróleo”[7].
Si
asumimos, con el propósito de argumentación crítica, que el 20% de este flujo
(100,000 millones) que por cierto corresponde a la cifra de gasto de consumo de
cocaína de los 12 a 20 millones de consumidores “recreacionales”
de los Estados Unidos que se estimaba en el año 1990 y que además esta cifra no
incluye aquellos localizados en las zonas urbanas de Latinoamérica,
probablemente estaríamos cerca de los 150,000 millones de $us.
De otro
lado y en este marco de estimaciones, se ha aceptado oficialmente que la
economía del complejo coca—cocaína, reportaba a las cuentas nacionales de
Bolivia unos 500 millones de $us.- anualmente, lo que
corresponde al .003%. Por lo tanto Bolivia es un país sin importancia en la
globalización de la economía estructural del tráfico de drogas. Entonces surge
una interrogante, que aspecto es tan importante en el Chapare boliviano que
interesa a los organismos represores como la DEA, la respuesta es: el alto
valor de la biodiversidad y las fuentes de hidrocarburos localizados en ésta
zona para limpiar el camino a los capitales transnacionales, sin descontar el
hecho de que la coca es, para efectos de su futura circulación legal, una
fuente de ingresos substanciales. Bajo +esta lógica tampoco es inverosímil
pensar también, que el Chapare es un buen ecosistema para plantaciones de cannabis sativa e indiga de alto rendimiento ecológico y mercantil en los
mercados mundiales de los fumadores de marihuana.[8]
En un
documento controvertido que fue elaborado entre 1989-1990 por un pequeño grupo
de cinco asesores políticos norteamericanos ultra—liberales, (conservadores, si
hablamos en el lenguaje político europeo y que frecuentaban al entorno directo
de los expresidentes norteamericanos Ronald Reagan y George Busch Sr.) sustentaba en
forma vehemente la ampliación de la ideología de una política del
neoliberalismo desenfrenado en los países de América Latina. En el texto de Santa Fe II se da rienda suelta a una
ideología de libertinaje en los anales de una economía política postmoderna,
para ejecutar un capitalismo salvaje y depredador de los recursos naturales del
continente y la explotación de la fuerza de trabajo barata, sobre la base de un
modelo de “desarrollo económico” basado en los marcos de la “libertad” llevados
de la mano invisible de Adam Smith
y del mercado[9] que rodeaba su mente anglosajona.
Por
ciento los resultados de esta conducta depredadora tuvo su mejor representación
colectiva entre los jóvenes ejecutivos de la generación light
de 1980que todavía existen en los pasillos de Wall Street y otros centros bursátiles de nuestra América Latina
imitativa. Las transgresiones financieras constaban en el acto de compra y
venta de compañías solventes en los mercados bursátiles y en la praxis de la
producción, para luego destruirlas por efecto de la mano invisible de Smith. Esta generación “light”
escandalizo inclusive al viejo “establishment” del
complejo militar/postindustrial de los Estados Unidos[10] y todo este ejercicio de altas finanzas,
consideradas por las mejores escuelas de Administración de Empresas como
maniobras de genialidad al estilo Harvard, estaban
diseñadas para acumular capitales especulativos y de rápida circulación, sin
considerar por un solo instante el impacto sociológico sobre la vida cotidiana
de los trabajadores de dichas compañías.
Entre los
miembros del grupo de los cinco de Santa
Fe II se encontraba un hombre llamado Lewis Tambs que tuvo el dudoso crédito de bautizar a las FARC y
otros grupos insurgentes, como “narcogerrilleros”
desde la ventanilla de su cómodo avión Cessna cuando
sobrevolaba la zonas de conflicto en Colombia. El
documento elaborado por éstos personajes se bautiza con el nombre de Santa Fe II[11] en referencia a la ciudad donde
éste se elaboró y sin pensar demasiada en las connotaciones religiosas
cristianas, y tuvo una circulación restringida entre los entendidos en la
materia de la geopolítica de las drogas.[12] Ya en ese entonces, el documento
planteaba las bases fundamentalistas del libre mercado, desencadenando la
“libertad” irrestricta de la circulación del capital transnacional que hoy
vemos plasmado en los cronogramas cerrados unilateralmente por la OMC a espaldas de la población
latinoamericana para cumplir con exigencias de la estructura jurídica, política
y económica del ALCA.[13] De hecho las soberanías[14] de los Estados-nación son
absolutamente violentados por las normas de este tratado, aunque el ALCA presupone una falsa igualdad de
condiciones entre los países signatarios para efectos de presentar el “área”
del libre mercado, como una gran herramienta para el desarrollo de los pueblos,
en la medida que éstos serán depositarios del “know how” tecnológico y el
capital norteamericano.
Con el
tenor que Max Weber
describió en su obra clásica “La Etica
protestante y Espíritu del Capitalismo” el discurso casi evangelista
del Santa Fe II, se despoja de sus
controles y restricciones morales y éticas, al igual que el del actual
protocolo del ALCA. Ambos
documentos, uno teórico y el otro de tipo agenda cronogramada
y además “consensuada”, plantean una “política” unilateral norteamericana de
corte abiertamente imperial que hoy vemos consolidada en exigencias coercitivas
alrededor del concepto de un “libre” comercio para los “americanos” y un
comercio absolutamente restringido para los países “latinoamericanos”.
Pero lo
más sorprendente del Santa Fe II es uno de sus acápites, en el cual se propone
examinar la posibilidad de paulatinamente entrar en un programa de legalización
del consumo de drogas, refiriéndose con ello en forma muy sutil al consumo de cannabis y cocaína que son patrones de consumo que ya han
sido prácticamente domesticados en la mayoría de las sociedades urbanas de Norteamérica
y América Latina. Adicionalmente se planteas que la legalización del consumo
debería estar acompañado de un sistema educativo de
prevención y rehabilitación.
Por
cierto en el documento de Santa Fe II
se habla solamente de la esfera del consumo y no el de la producción. La
interrogante surge entonces, ¿quien produciría el cannabis
y cocaína para el consumo masivo de una población que estaría aglutinada en el
espacio del ALCA?.
¿Los peruanos, los bolivianos, los colombianos, los mexicanos o los granjeros y
peones migrantes del norte de California, Texas y los
estados tabacaleros?
En pocas
palabras, tanto Santa Fe II como el
tenor de los protocolos del ALCA
plantean en principio una ciudadanía económica continental, la cual es rica en
fuerza de trabajo barato en América Latina y dentro de los propios Estados
Unidos.[15] El capital intensivo de transnacionales
norteamericanas en manos de los anglosajones sería el motor más gigante de
acumulación de capital que se haya visto en la historia del capitalismo
moderno.
Por otro
lado, si tomamos en cuenta seriamente la perspectiva de una posición de la legalización
del consumo de drogas, pues los “ciudadanos” trabajadores del ALCA sean éstos norteamericanos o
latinoamericanos, adquieren el derecho “inalianable”[16] a una pequeña dosis periódica de
“recreación” psicotrópica como el “remedio” más barato al enajenamiento
espiritual en una atmósfera de trabajo urbano poco creativo.[17] Esta pulsación para favorecer la
despenalización de drogas procede de la ampliación del consumo de marihuana
entre la generación de los excombatientes de la guerra de Vietnam. Es decir que
los para propósitos prácticos de la rápida apertura de mercados de consumo,
drogas definidas como “suaves” ya han sido despenalizadas en su circulación
cotidiana.
Estaríamos
hablando algo así como la función del alto consumo de azúcar refinado entre las
clases obreras de la Inglaterra de la revolución industrial.[18] Todo apunta a un negocio redondo
para las transnacionales farmacéuticas y las compañías de tabaco
norteamericanas que hace más de treinta años ya tienen preparado el lanzamiento
de paquetes de 20 “tronchos” de marihuana a un precio
módico para los bolsillos de los trabajadores. Ahí también viene el ahorro en
las acciones de prevención y rehabilitación costeadas por dinero público y al
mismo tiempo un sistema de imposición generoso para los gobiernos administrados
por el complejo militar/postindustrial.[19]
De otro
lado, la industrialización de la coca, que ya por cierto es un hecho consumado
a través de la muy exitosa bebida Coca Cola que todos consumimos tan
inocentemente, podría ser ampliada a una instancia de una formula secreta mejorada,
es decir usar hojas cocainizadas, tal como lo hacían entre 1880 y 1914 para
finalmente cumplir con el mensaje de que de verdad la Coca Cola es “la chispa
de la vida”.
Además
con chicles de coca, producto que ha sido ya desarrollado en los Estado Unidos
por la NASA. Ante estas circunstancias de una planificación econométrica de
búsqueda de fuentes alternativas de acumulación de capital bien diseñada, el
problema es ¿cómo se toma el control de la materia prima y los medios que la
producen?. La respuesta obvia, erradicando coca y los
campesinos que la producen, privatizando la tenencia de la tierra y expandiendo
el cultivo de la coca a otros países con un campesinado menos organizado que a
la postre podrían ser empleados como trabajadores agrícolas.
La
cocaína pura y bien calibrada químicamente, podría ser desarrollada por las
farmacéuticas, obviamente para el consumo de las clases ejecutivas que en sus
momentos de recreación y estimulación alcohólica en las horas de “almuerzos de
trabajo”, para que después puedan volver a sus trabajos con cierto grado de
“extra” lucidez mimetizando el efecto del alcohol con una pequeña dosis de
cocaína.
Este
fenómeno sociocultural del capitalismo de alto consumo de substancias químicas
ha sido un “secreto” a voces desde 1980, y ocurre con frecuencia hoy entre los
ejecutivos de alto rango en las ciudades de Nueva York,
Los Angeles, Buenos Aires, México, Bogotá, Lima, Sao
Paulo, etc., es decir en todas aquellas ciudades donde se da una actividad
bursátil importante y donde no hay tiempo para un cafecito.[20]
Pero, el
espíritu ideológico de Santa Fe II
no solamente plantea un sentido de “política económica” imperial de un
“valiente nuevo mundo”[21], sino que plantea también las
bases de una desestructuración política programada en
contra de cualquier intento de volver a una economía administrada desde el
Estado con una fuerte agenda social de inversiones públicas. Es irónico que los
Estados Unidos no sería el imperio que es ahora sin la
existencia de una estructura estatal gigantesca, que mantiene el gasto público
para un presupuesto militar muy superior a la sumatoria de los productos
internos brutos de varios países latinoamericanos
Todos
sabemos que los problemas de pobreza aguda de los países de América Latina
solamente podrían resolverse con acciones bien definidas desde un Estado que
esté libre de intermediarios corruptos para la ejecución de inversiones masivas
en educación, salud y redistribución impositiva de las concentraciones de
capital en pocas manos.
Sin
embargo, el documento de Santa Fe II
considera a las Fuerzas Armadas de América Latina como la única instancia
institucional “estable” dándole una identidad de institución que tiene sostenibilidad en el tiempo y siempre aliada al gran
capital.[22] Por extensión descarta a los
partidos políticos latinoamericanos como instituciones poco confiables para
efectos de implementar una economía “coercitiva” de libre comercio, en la
medida que sus ideologías son asociadas al populismo.
En todo caso, el tenor general de éste extraño documento plantea una serie de medidas que tenderían a socializar la doctrina del “liberalismo económico” en forma compulsiva en todos los países que tradicionalmente favorecen más el surgimiento de una economía de bienestar administrada por un Estado honesto y soberano. Este documento continua confundiendo, como siempre lo que han hecho los pensadores neoconservadores del capitalismo contemporáneo, es decir hacer sinonimia del principio de la “libertad individual” con el principio de “democracia” política.[23]
Después
del fatídico evento del 11 de septiembre, todos los norteamericanos están
obligados a portar un documento de identidad en todo tiempo y se ha cerrado la
válvula de las inmigraciones con un control más estricto de las visas en el
nuevo muro de Berlín, bien representado por la frontera México—USA. Pues bien,
ahora el pueblo norteamericano puede sentir un poco más lo que los
latinoamericanos sentimos todos los días en los regímenes que su gobierno apoya
y ha apoyado desde décadas atrás, no importando el carácter político del
régimen. Bienvenidos ciudadanos del ALCA
a las verdaderas normas jurídicas del Imperio.
Desde
otra perspectiva aún más preocupante, se ha hermanado[24] en forma discursiva al
“narcotráfico” con el “terrorismo” creando un espacio jurídico de represión
sutil y sumamente ambiguo que permite acusaciones peligrosas e intercambiables
de acuerdo a coyunturas políticas, dependiendo de cómo se querría sacrificar a
un potencial enemigo. Es decir, para los efectos pragmáticos del “libre
mercado”, Evo Morales puede ser considerado hoy “narcotraficante” o
“terrorista” indistintamente, de acuerdo al perfil “delictivo” que se quiera
pintar frente a una muchedumbre que poco entiende de los detalles jurídicos,
económicos y sociales de la interrelación entre el libre mercado y el sistema
legal de la estigmatización. Lo mismo podría pasar con cualquier dirigente
cocalero que está defendiendo con su vida el derecho al k’atu de coca y el
rechazo a la erradicación forzosa. O de un campesino mexicano que produce cannabis para su subsistencia.
En este
sentido, el Chapare y otras zonas llenas de campesinos productores de materia
prima para la elaboración de drogas o en su caso procesamiento de empaque, se
han convertido en “espacios de terror”[25] y a la vez un espacio de “narcotraficantes”.
Por extensión también son considerados “territorios libres” a ser conquistados
y “liberados” de las garras de un “flagelo”, según el discurso y la lógica de
la “guerra contra las drogas”. Todo esto es el principio de la envoltura imperial
que convoca la doctrina de la Seguridad
del Estado norteamericano en todo el hinterlandt
continental (dicho de manera criolla, su patio trasero) antes de incorporar a
800 millones de habitantes.
Tomando
en cuenta esta forma de planteamiento “territorial”, examinemos los marcos de
referencia del ALCA que nos muestra
una situación cuyas reglas del “examen de ingreso” al mundo del “libre
comercio” son las siguientes:[26]
Respuesta debe ser NO para
aprobarse:
·
¿Ha
tomado o expropiado propiedad de algún norteamericano?
·
¿Ha
violado o anulado indebidamente algún contrato con un norteamericano o empresa
norteamericana, o violado sus derechos de propiedad intelectual?
·
¿Ha
aplicado impuestos o condiciones a alguna empresa norteamericana, que implica
de hecho una “expropiación”?
·
¿Ha
desacatado un fallo de algún tribunal de arbitraje donde algún norteamericano
ganó?
·
¿Ha
extendido trato comercial preferencial a un tercer país, en perjuicio a los
intereses comerciales de Estados Unidos?
·
¿Ha
demostrado satisfactoriamente a EEUU que otorgará acceso a sus mercados y
recursos básicos del país?
·
¿Ha
seguido en general las reglas aceptadas del comercio internacional bajo el
GATT?
·
¿En
el ámbito del comercio internacional, ha eliminado el uso de subsidios,
requerimientos de “performance” (rendimiento) o de
contenido nacional, que distorsionen el comercio?
ATPDEA:
nuevas condiciones 2002 en adelante:
Respuesta debe ser SI para
aprobarse:
·
¿Esta
participando activamente en concluir el ALCA o otros tratados de libre
comercio?
·
¿Esta
aplicando procedimientos no discriminatorios en sus políticas de compras del
sector público?
·
¿Esta
tomando medidas para apoyar a los esfuerzos de EEUU en la lucha contra el
terrorismo?
Pero quien es el economista que se atrevería a
plantear un estudio serio a alguna fundación científica o de ciencias sociales
europea o norteamericana que permita ver las dimensiones de la econometría, por
ejemplo de la sumatoria input/output de la venta y
compra de aspirinas+viagra+marihuana+cocaína+alcohol+tabaco
entre los miembros masculinos y femeninos del área del ALCA dentro de los segmentos etáreos que
van desde los 10 hasta los 85 años, considerando una población de 800 millones
de habitantes. Quizás sea tiempo de que veamos las dimensiones verdaderas de un
capital circulante que está asociado directamente a la función de lo que he
definido en 1989 como la “plusvalía” orgánica.[29]
Por más de quince años, aquellos que nos dedicamos al
estudio de la economía social “clandestina” de las drogas legales e ilegales,
no podemos encontrar ni un intento serio de evaluar las verdaderas dimensiones
de la “economía psícotrópica” de las grandes
farmacéuticas, sumadas a las grandes productoras de alcohol, tabaco y si se
quiere los “carteles” de las drogas, sobre el conjunto de los productos
internos brutos de cada país en el área del ALCA.
Me quedo con una interrogante: ¿QUO VADIS U.S.A? con ese liberalismo tan secante e inhumano.
Articulo publicado en Le Monde Diplomatique, Bolivia
[1] Economía substantiva es el área de
estudio que Karl Polanyi
desarrollo en su obra “La gran Transformación”. También
ver el trabajo de Dominique Temple acerca de la
economía del don.
[2] Washington Office on Latin America:“Colombia Monitor”. Julio, 2002. Washington. D.C.
[3] La Convención Unica
de las NNUU de 1961 esperaba que los cultivos de coca podrían ser erradicados
totalmente en un periodo de 25 años, en la perspectiva de que la masticación de
la coca era considerada un hábito adictivo, que además iba en contra del “desarrollo”
mental de los indígenas que masticaban esta “substancia
controlada”.
[4] “La ONU funciona como una bisagra
en la genealogía de las estructuras jurídicas, desde las internacionales hasta
las globales”. Micahel Hardt
y Antoni Negri en “Imperio”.
Editorial PAIDOS. Buenos Aires. 2002. Pag. 20.
[5] Los otros campesinos productores
de materia prima para la elaboración de Heroína, Hashish
estan distribuidos en el Oriente Medio, Asia Central,
India y China.
[6] Ver el último informe de WOLA-Wahington, 2001., respecto al fracaso total de la doctrina
de la “Guerra contra las Drogas” y su alta incidencia en la violación de los
derechos humanos. En especial este informe contiene una crítica severa a los
eventos violentos del Chapare boliviano en al año 2001, durante la presidencia
de “Tuto” Quiroga, heredada del General Hugo Banzer. Es más, durante esta presidencia de un año,
hubieron más víctimas en la “guerra contra las drogas” que en cualquier otra
gestión democrática.
[7] Manuel Castells:”La
Era de la Información: Economía, Sociedad y Cultura” Volumen 3.
Alianza Editorial. pag. 196. Madrid. 1998.
[8] En un articulo de “entretenimiento”
del diario “El Deber” de Santa Cruz de fecha 20 de octubre, 2002, se señala que
el gobierno federal de Canadá ha invertido 500,000 $us.-
( pero en ralidad es mucho más)
para investigar los efectos medicinales del componente activo TCP de la
marihuana en relación a los problemas de apetito de sidáticos,
los anoréxicos y otros malnutridos que requerirían de
una planta medicinal tan noble como el cannabis, cuya
descendencia real proviene de Egipto.
[9] A veces como antropólogo uno se
pregunta: ¿que hubiera pensado y escrito Adam Smith al ver un mercado andino, mexicano o uno de la India?. Para la respuesta leer a Karl Polanyi citado en el pie de página 1.
[10] Ver la obra de C. Wright Mills: “La elite del Poder” para
entender el significado del complejo militar/industrial de la década de 1960 y
su relación a la guerra de Corea y Vietnam. El complejo militar/postindustrial está vinculado a la guerra contra las drogas
y la guerra del Golfo.
[11] Documentos Santa Fe I y II, en El
Imperio y América Latina, Ediciones Sudamérica, Bogota.1989.
[12] Es interesante hacer notar que
este documento se ha vuelto un documento de culto a la oscuridad del tema. Aquí
deseo hacer un homenaje a Rosa del Olmo, una mujer de mucha valentía que fue la
única mujer que investigo los archivos de la DEA. Que su espíritu descanse
junto a Mama Coca a quien ella amo y respeto mucho.
[13] vese los
documentos de OXFAM (mimeo) y el trabajo de P. Greogorio Iriarte sobre el ALCA: “El Alca
¿si o no?: Una reflexión sobre el Area de libre
Comercio de América” Organización Ltinoamericana
“Amerindia”. 2002
[14] El tema de la “soberanía nacional”
toma un sentido diferente cuando se lo contextualiza
en los procesos de la globalización financiera y jurídica.
[15] Debemos recordar al lector que
casi un 40% de la población norteamericana procede de raíces latinoamericanas e
hispánicas y es probable que ésta proporción de incremente significativamente
en las próximas décadas.
[16] En 1989 se le pregunto a un Juez
de la Corte Suprema alemana si estaría a favor de la legalización del consumo
de drogas. Después de una reflexión profunda el dictamino que el Estado no
puede quitar el derecho de los ciudadanos a alterarse la conciencia o el físico
como parte de un derecho inalienable del individuo adulto
[17] Por la misma lógica, piénsese en
le tipo de trabajo que desarrolla un trabajador agrícola en las tierras de una
transnacional como Del Monte o la United Fruit Co. En la historia social
de la cocaína, las poblaciones de afronorteamericanos
que trabajaban en plantaciones de algodón en el sur profundo de los EE.UU. a principios del siglo XX, consumían ésta substancia como energizante, al igual que los pisadores de
coca fuman sulfato base de cocaína para trabajar de noche.
[18] El antropólogo norteamericano Stanley Mintz argumentaba en un
trabajo clásico de que el azúcar refinada, era la “droga” de las clases
proletarias de la Inglaterra de fines del siglo XIX. La función era el de
proveer de una fuente de energía orgánica barata, mas o menos una función
parecida al rol de la coca entre los mineros bolivianos.
[19] Ver la obra del sociólogo crítico
C. Wright Mills: “La
Elite del Poder”.
[20] En su momento, durante los siglos XVI
y XVII el consumo de café era también considerado una especie de adicción
asociado a fuerzas demoniacas. Y para un dato más,
uno de los establecimientos clandestinos más famosos de Nueva Amsterdam en el siglo XVII se llamaba WALL STREET
[21] Ver las obras del científico
futurista ingles Aldous Huxley
[22] Recordemos el gran clásico del sociólogo norteamericano C.W. Mills: “La Eltite del Poder” donde éste postula la existencia de un “conglomerado militar-industrial” que nos ha brindado las Guerras de alta intensidad, asociadas a un tráfico de drogas. Por ejemplo Vietnam y otras después de ésta.
[23] “Desde el comienzo (de la historia humana), las tentativas
más serias y sistemáticas de escribir historias universales consideraron como
eje de la historia el desarrollo de la
libertad”. Francis Fukuyama: “El Fin de la Historia y el ültimo hombre” Editorial Planeta. S.A.
Barcelona. 1992. Pg. 89
[24] Para el expresidente
boliviano “Tuto” Quiroga, el terrorismo y
narcotráfico eran “hermanos gemelos”.
[25] Vease la
obra del antropólogo Michael Taussig: “Shamanism, Colonialism and the Wildman”
para entender el tema de los “espacios” sociales del ejercicio del poder. Otras
obras en este sentido son los que Michel Foucault ha producido. Por ejemplo: “Vigilar y Castigar”
[26] Este análisis de listado ha sido
elaborado por Tom Kruse del
CEDLA, Bolivia.
[27] hoyBolivia.com. 17/10/02. “La ley de Promoción Comercial Andina y de
Erradicación de la Droga (Atpda) permitirá al
país exportar productos intensivos en mano de obra a Estados Unidos, como
textiles, cueros y otros. Los textiles se constituyen en uno de los principales
rubros, dada la potencialidad nacional.”
[28] “Los empresarios privados
nacionales sorprendieron el domingo (al exigir al gobierno considere al tema de
la exportación de productos al mercado de Estados Unidos (EE.UU.)
en el marco de la Ley de Preferencias Arancelarias y Erradicación de Coca (Atpdea) como prioridad nacional número uno”
(Hoybolivia.com. 13 de Octubre,2002)
[29] ver: “Coca no es cocaina” en
Revista Nueva Sociedad. No. 102. Julio-Agosto. 1989. La plusvalía orgánica
es una condición de “auto—explotación” donde el cuerpo humano es artificialmente
“estimulado” más allá de su capacidad natural con la asistencia de substancias
químicas y/o naturales para generar un mayor rendimiento físico y mental
dentro de los “tiempos” de ocio y/o actividad “productiva” definidos por
el sistema de trabajo en el capitalismo moderno.
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