Sociedad|Jueves, 08 de Septiembre de 2005
ONG, jueces y legisladores debaten en el Senado la creación de una coalición en América latina para impulsar en la ONU la despenalización de la tenencia de drogas para consumo y la legalización de la marihuana con fines terapéuticos. Aquí, el debate, los argumentos y las experiencias.
Por Mariana Carbajal
El debate por la despenalización del consumo de
drogas aterrizó ayer en el Senado. Hasta mañana, destacados
especialistas latinoamericanos y de Europa discutirán el tema con
legisladores y jueces en un ciclo de mesas redondas. El objetivo del
encuentro es formar una coalición regional para promover reformas en las
convenciones de la ONU que hoy son el sostén de las leyes
prohibicionistas nacionales, como la vigente en la Argentina. “Las
políticas prohibicionistas han demostrado su fracaso. Existen
incrementos de producción, de comercio y de consumo en todas las
sustancias e incluso la creación de nuevas drogas sintéticas. Entonces,
¿por qué no empezamos a cambiar?”, se preguntó el italiano Marco Perduca,
presidente de la Liga Internacional Antiprohibicionista y uno de los
visitantes estrella, en diálogo con Página/12 (ver aparte).
Las discusiones tienen como escenario el Salón Manuel Belgrano del
Senado. Al mismo tiempo se desarrollarán el Encuentro Latinoamericano
por la Reforma de las Políticas de Drogas y el Primer Simposio Regional
de Legisladores y Jueces sobre Políticas de Drogas, con expertos de
Argentina, Uruguay, Bolivia, Colombia, Brasil, Perú, Chile, Estados
Unidos, Italia, Bélgica, Francia y Jamaica. El evento es organizado por
Reforma, una red que agrupa a las principales organizaciones
antiprohibicionistas y de reducción de daños de América latina, cuyo
comité ejecutivo integra la rosarina Silvia Inchaurraga, titular de ARDA
(Asociación de Reducción de Daños de la Argentina). “Proponemos la
despenalización de la tenencia de drogas y del autocultivo para consumo
personal y la legalización de la marihuana con fines terapéuticos como
propuestas perfectamente viables en la región a mediano plazo”, señaló
Inchaurraga.
Según explicó, la idea del encuentro es abrir el debate sobre las
alternativas de legalización abierta y controlada y analizar las
experiencias que se están llevando en otros países. El objetivo final es
consensuar una campaña internacional para instalar la necesidad de
modificar la Convención Unica sobre los Psicotrópicos y Estupefacientes
de 1961 y los otros dos tratados de la ONU sobre drogas de 1971 y 1988
que establecen un régimen de control, a través de la prohibición del
cultivo de las plantas de marihuana, coca y amapola –estas dos últimas
sólo pueden cultivarse para fines médicos y científicos pero en
cantidades muy limitadas– y del consumo de las sustancias psicotrópicas
en el ámbito mundial. “No se puede cambiar una ley si no se reforma el
derecho internacional”, reflexionó el italiano Perduca.
Y agregó: “La propuesta de usar la cannabis con fines terapéuticos se
contrapone a las normas que fijan estas convenciones, porque la planta
de marihuana está prohibida, como la heroína”, ejemplificó. El debate en
el seno de las Naciones Unidas se llevará a cabo en 2008, en una Sesión
Especial convocada en Viena.
En América latina, países como en Colombia, Uruguay, Perú, Paraguay,
Guatemala y El Salvador han despenalizado la tenencia para el consumo
personal. “En Colombia se logró a partir de una presentación de un
particular ante la Corte Suprema de Justicia para que declare la
inconstitucionalidad de una ley que penalizaba la posesión personal de
drogas para consumo propio. Fue hace unos doce años. Pero actualmente el
gobierno (de Alvaro Uribe), absolutamente vasallo de los EE.UU.,
pretende que se modifique la Constitución para que en la misma Carta
Magna se establezca la prohibición y la penalización de la tenencia”,
precisó a Página/12 Gustavo de Greiff, presidente honorario de Reforma y
ex fiscal general de Colombia. La argentina Inchaurraga tiene esperanzas
de que un proceso similar se lleve adelante en el país. “Difícilmente
avancen los dos proyectos de ley que hay en el Congreso, uno de la
senadora Diana Conti y el otro del diputado Eduardo García, que plantean
despenalizar la tenencia para consumo personal. Pero pensamos que hay
más posibilidades de que la Corte Suprema, por su actual composición,
pueda modificar la ley de drogas, declarándola inconstitucional. Esta
Corte ha mostrado estar preocupada por las garantías individuales, y por
lo que dice el artículo 19 de la Constitución, que las acciones privadas
de los hombres deben estar exentas de la autoridad de los magistrados”,
opinó la titular de ARDA.
El uruguayo Agustín Lapetina, de la ONG El Abrojo, contó cuál es la
situación del otro lado del Río de la Plata, donde tampoco está penada
la tenencia para el consumo personal de ninguna droga. “En los últimos
años se ha observado un cambio en cuanto a la represión: ni siquiera se
detiene a quien consume marihuana en un ámbito público. En las plazas se
ve y se huele. No hay una criminalización del usuario de drogas”, apuntó.
–¿Cómo se entiende la posición de los Estados Unidos en contra de la
despenalización de las drogas, cuando es uno de los países con niveles
más altos de consumo? –le preguntó Página/12 a De Greiff.
–Eso es lo más irónico de todo. Detrás de esa posición se conjugan
distintos factores: la moral victoriana, que comete los pecados pero los
oculta; el oportunismo de algunos políticos, que se muestran como los
salvadores de la humanidad, los protectores de la moral pública y de las
esperanzas de la juventud, hablando de la política antidrogas; y el
interés de los corruptos que no quieren que la prohibición se termine
porque ganan dinero con ella como los jefes de aduana, jefes o
controladores de aeropuertos, policías e inclusive jueces.
–¿Este panorama que usted describe se da no solo en Estados Unidos?
–Se da en todo el mundo. Hasta la ONU tiene interés en que siga la
prohibición porque vive de eso. Por todas estas cosas hay que luchar
contra esta política prohibicionista.
–¿Piensa que se puede cambiar este paradigma?
–Creo que finalmente va a ocurrir (con las drogas) lo que sucedió con la
prohibición del alcohol, que un buen día el gobierno norteamericano se
hartó de las muertes de policías, de los combates en las calles entre
bandas de traficantes. No puede persistir tanta corrupción y tanta
tragedia con los adictos que son llevados a las cárceles cuando habría
que darles ayuda médica. Ahora si me pregunta cuándo va a suceder, le
digo que no lo alcanzo a ver yo que tengo 78 años.
ENTREVISTA AL EXPERTO ITALIANO MARCO PERDUCA
“La marihuana no es una droga”
Por M. C.
En Italia se despenalizó la tenencia de droga para
uso personal en 1993 a través de un referéndum, en el que apoyaron la
medida unos 20 millones de ciudadanos. El resultado de la consulta
popular fue la reacción a la sanción unos años antes de una de las leyes
más estrictas del mundo. Detrás de ese movimiento estuvo el italiano
Marco Perduca, presidente de la Liga Internacional Antiprohibicionista,
hoy de visita en Buenos Aires. En una entrevista con Página/12 analizó
las experiencias de legalización que se están desarrollando en Europa y
explicó su propuesta. “Para nosotros, la marihuana no es una droga. Si
se pueden vender los cigarrillos de tabaco, que son problemáticos para
la salud, también se debería poder vender la marihuana sin problemas.
Para la cocaína y una droga más fuerte como la heroína proponemos el
ejemplo suizo, donde la distribución está bajo estricto control oficial”,
describió.
–¿Cómo funciona la experiencia suiza?
–El primer proyecto, que empezó en 1993, fue un fracaso porque terminó
yendo a Zurich y Berna, donde se desarrollaba la experiencia, gente de
todo el mundo. Después se limitó a personas suizas y en los últimos años
se volvió a abrir a otros ciudadanos. Hoy en distintos cantones hay diez
centros reconocidos por el Estado, públicos y privados, donde se proveen
las sustancias. Se llaman programas de prescripción médica de
estupefacientes.
–¿Son sólo para adictas?
–También para usuarios y consumidores que se pueden tomar un poquito de
heroína o de cocaína de vez en cuando, sin tener el problema de la
adicción. Para nosotros éste es un modelo, pero no el único.
–Los que se oponen a la despenalización sostienen que se empieza con la
marihuana y se termina con una adicción a la cocaína...
–No está probado científicamente que el camino sea así. Lo único cierto
es que cuando se compra la marihuana, el mismo vendedor ve a las dos
semanas que eres un buen cliente y te dice: “Tengo esto también, que es
un poquito más caro, por qué no lo prueba”. El pasaje es éste. Cuando es
ilegal siempre le vas a comprar a la misma persona que va a querer
venderte más y más. Por eso en Holanda se buscó diferenciar las drogas
blandas de las duras y se crearon los coffee shops, pequeños locales
donde se venden derivados de la cannabis –hachís y marihuana–, y así se
logra que el usuario no tenga que tomar contacto con los dealers de
heroína. Se ha observado que el consumo de hachís se mantiene, pero no
ha aumentado el de heroína.
–¿Qué otras experiencias de legalización hay en Europa?
–En Bélgica, Portugal, España e Inglaterra se han dado procesos de
despenalización para uso personal. En Inglaterra también hay una
experiencia por la cual los médicos prescriben cocaína y heroína a los
usuarios de esas sustancias. Y en varias ciudades de España hay
narco-salas, donde se puede inyectar la heroína, como una estrategia de
reducción de daños, que han logrado buenos resultados en la contención
del contagio de sida.
Tres voces para el debate
POR EDUARDO GARCIA*.
“Hay una gran hipocresía”
“El consumo sigue penalizado no sólo porque el debate es superficial
sino porque se lo niega. La sociedad y la dirigencia creen que la
solución pasa por castigar y que aquel que consume es un peligro social.
No es cierto que la droga sea sinónimo de delincuencia aunque haya
delincuentes que la comercialicen. Existe una gran hipocresía y no se
habla del tema porque tiene mala prensa. Hasta el titular de la Sedronar
(José Granero) escribe artículos confundiendo conceptos como
‘despenalización’ y ‘legalización’. La legalización implicaría la venta
libre, y nadie pide eso. Despenalizar implica mantener la droga como una
sustancia ilícita sin penalizar a quien la consume en su intimidad. La
Ley de Estupefacientes tiene 15 años y en ese lapso aumentó el consumo
drogas prohibidas. No podemos esperar que la Corte resuelva la
inconstitucionalidad, como hizo en 1986. Ahora bien, despenalizamos ¿y
después qué? Habrá que trabajar en políticas de reducción de daños para
no estigmatizar al que consume.”
* Diputado nacional socialista.
POR DIANA CONTI*.
“Una discusión en bloque”
“Creo que el encuentro que acaba de empezar va a consolidar un bloque
regional que será el encargado de llevar sus posturas a la ONU, en 2008.
Si no lo hiciéramos como bloque perderíamos fuerzas. Y si lo hacemos, la
Argentina quedará en la cabeza de este tipo de debates. Dentro del país,
a veces se confunde que estar a favor de la ‘despenalización’ es estar a
favor del uso o del consumo. Y sabemos que no es así. Países
latinoamericanos están estigmatizadas porque gran parte de su economía
se basa en el cultivo de sustancias que fueron declaradas drogas
ilegales, aunque tienen uso medicinal. El alcohol, el tabaco y los
psicofármacos también producen la muerte. Lo que tenemos que
preguntarnos es si la prohibición tiene que ver más con la salud o con
la incidencia que esas sustancias de uso medicinal puedan tener en los
ingresos económicos de empresas productoras de medicamentos.”
* Senadora nacional (Frepaso).
POR ALBERTO CALABRESE*.
“Hay discursos inducidos”
“La discusión en la agenda de ONU 2008 será mantener o no la reducción
de daños, lo cual será importante porque se podrán definir o reafirmar
políticas inteligentes. De todos modos, no se puede anticipar qué
ocurrirá porque la postura oficial no ha razonado nada y sigue con
discursos inducidos. Inclusive, a nivel nacional, desde la Sedronar se
dicen cosas que denotan que no entienden mucho sobre el tema o que no
les interesa entender. La discusión que deberíamos establecer dentro del
país es si desincriminamos o no la tenencia para el consumo personal
porque al adicto no se lo puede proteger con la ley penal. Resulta que
uno puede ser fumador, corrupto o desestabilizador, pero no drogadicto.
Y aquel sobre el que se han agotado las posibilidades de tratamiento no
tiene por qué ser condenado a morir en cárceles o el abandono social.
Esto tiene que ver con un reduccionismo absurdo que dice que lo
prohibido deja de ocurrir.”
* Sociólogo.
DOS JUECES EXPLICAN SU POSTURA
“Esta ley no sirve”
Por Carlos Rodríguez
El juez Martín Vázquez Acuña, miembro del Tribunal
Oral 1 de la Capital Federal, se manifestó en contra de las medidas
“netamente punitivas” que están contempladas tanto en las leyes penales
como en las del fuero civil. Puso como ejemplo la Ley de Estupefacientes
(23.737) o el artículo 482 del Código Civil que prevén “la internación
compulsiva” de un usuario de drogas ilegales, por pedido de familiares o
de un fiscal, cuando lo único que se hace es “darle medicación, ponerle
un ‘chaleco químico’ que no constituye una terapia y que atenta contra
la dignidad de la persona”. Otro juez penal, Luis Niño, del Tribunal
Oral 20, también cuestionó la judicialización de los casos de “tenencia
simple o de tenencia para consumo, que constituyen el 60 por ciento de
las causas que llegan a la Justicia; la mayoría son archivadas y sólo el
tres por ciento llega a una pena, lo que está indicando que esto no
sirve para combatir el problema” del narcotráfico. Otro dato estadístico,
aportado por el diputado socialista Eduardo García, señala que “el 97,3
de los detenidos por la Ley de Estupefacientes tenían menos de cinco
gramos” de droga.
García coincidió en criticar la penalización del consumo y aseguró que
se trata de “una postura superficial, de la sociedad y de la dirigencia,
que piensan que la solución pasa por castigar, porque se dice que
consumir es delito y el consumidor un peligro social, cuando está
probado que el 87 por ciento de las personas no tienen antecedentes
penales ni estaban armados” al momento de ser detenidos. Los dos
magistrados y el diputado García, entrevistados por Página/12, expondrán
sus ponencias en el Primer Simposio Regional de Legisladores y Jueces.
El juez Vázquez Acuña anticipó su posición contra la judicialización de
los usuarios de drogas prohibidas. “Tanto las leyes penales como las
civiles contemplan medidas netamente punitivas” que hacen que, “en lugar
de hacer cumplir las penas previstas, se someta al usuario a un
tratamiento sin su consentimiento y sin tener en cuenta el derecho de
esas personas”. Para Vázquez Acuña, “lo que supuestamente se decide a
favor de estas personas, se vuelve en contra de principios básicos como
el de protección de la dignidad, dado que se los somete a tratamientos
que los obligan a trabajar todo el día, que les impiden mantener
contacto con sus familiares o tener relaciones sexuales”. El juez dejó
planteado el siguiente interrogante: “¿Cómo resguardamos el derecho de
esas personas?”.
Vázquez Acuña cuestionó los tratamientos “en establecimientos no idóneos”
donde “lo único que se hace es medicarlos, ponerles un ‘chaleco químico’
sin tomar en cuenta sus derechos sociales, con el único propósito de
‘calmar’ al paciente, tal como se hace con las personas internadas en un
neuropsiquiátrico”. El juez sostuvo que “sin ser médico”, está en
condiciones de asegurar que “ese tratamiento compulsivo no sirve porque
no está comprobado que tenga resultados positivos, dado que se parte de
la teoría de la abstinencia, del sufrimiento, y eso va en contra del
pacto sobre derechos civiles y políticos”.
El juez admitió que uno de los problemas es que “no hay una norma
internacional específica” que garantice el derecho de los consumidores
de drogas prohibidas y en ese sentido se manifestó a favor de que el
tratamiento compulsivo se disponga “sólo en casos extremos y por el
tiempo estrictamente necesario, porque se trata de una privación de la
libertad que se hace con la excusa de una supuesta enfermedad y sin el
consentimiento de la persona involucrada”.
El juez Luis Niño, por su parte, elogió los resultados alcanzados en
Holanda “donde el abuso con las drogas es tomado como un problema de
salud pública y no de seguridad nacional; se hace una división entre las
drogas blandas y las duras, lo que significa que el consumo de los
derivados del cannabis es permitido en determinados lugares, mientras
que se hace hincapié en el combate contra las drogas duras. Eso permitió
el descenso de consumo en las edades críticas que van desde la
preadolescencia a la adolescencia. Hay una creencia errónea que dice que
se cambió esa política en Holanda, cuando sólo se han mejorado algunos
aspectos, sin modificar la política de fondo”.
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