We fight neither for revenge nor conquest; neither from pride nor passion; we are not insulting the world with our fleets and armies, nor ravaging the globe for plunder. Beneath the shade of our own vines are we attacked; in our own houses, and on our own lands, is the violence committed against us.

 

(Thomas Paine, Common Sense, 1776)

 

 

Geopolítica, imaginario y la supresión de la oferta de drogas

 

María Mercedes Moreno

 

I.    INTRODUCCIÓN

    La actual interdicción legal que pesa sobre los estupefacientes no tiene fundamentos científicos ni universalmente morales.[1] Si bien es cierto que algunas de estas sustancias pueden ser físicamente o emocionalmente adictivas para los individuos propensos o inadvertidos, la actual legislación prohibicionista no se funda en las recomendaciones de serios estudios científicos sobre los diversos usos medicinales, efectos y formas de consumo de estupefacientes, [2] los precede. No se sustenta en consideraciones de valores y costumbres culturales diversas y de equivalente validez ni en la búsqueda del bienestar sanitario de los usuarios. Lo que es más, a pesar de una constatación ampliamente compartida[3] sobre las contradicciones y sinsalida inherentes a esta política, se le ha declarado una guerra a las drogas. Así, esta prohibición de amplio porte viene a sumar, a la ya compleja situación de conflicto interno colombiano, una Guerra contra la Droga en el territorio nacional colombiano: el mal llamado Plan Colombia.

 

    El objetivo aducido por el Plan Colombia es "la paz, la prosperidad y el fortalecimiento del Estado" colombianos bajo el supuesto de que es el narcotráfico el factor que genera los desequilibrios en Colombia y en la Región Andina; que la supresión militar de la oferta de este bien de consumo, desde Colombia, acabará con el consumo de estupefacientes y con la incapacidad del Estado colombiano para cumplir con su papel con la nación que justifica su existencia. La coherencia, viabilidad y el acierto de estos postulados sólo se pueden dictaminar mediante un análisis detallado de cada uno de los aspectos que cubre el Plan Clinton/Pastrana: drogas ilícitas, paz, prosperidad y fortalecimiento del Estado colombianos. En su aspecto antinarcóticos, la comprensión de esta política extranjera estadounidense y política doméstica colombiana pasa necesariamente por un análisis de cómo se llegó a la militarización de un asunto de salud personal como es el consumo de estupefacientes. Este es el objetivo del presente escrito en el cual no se trata de buscar causalidades exhaustivas; sólo de un intento por desentrañar correlaciones —o uno de los hilos conductores— de la actual Guerra contra la Droga. El presente análisis parte del supuesto de que a los orígenes del actual manejo que se tiene de las drogas está el puritanismo y a la evolución geopolítica estadounidense y que para entender la actual interdicción militante se hace necesario entrar a analizar cómo se ha venido construyendo y propagando el imaginario estadounidense sobre los fármacos a lo largo de su historia y su expansión geográfica.

 

    El fenómeno de las drogas se puede concebir desde diversas representaciones sociales. Primero —como todo fenómeno que involucra intereses nacionales y financieros— los fármacos se deben vislumbrar desde la geopolítica o “... influencia de los factores geográficos en la vida y evolución de los Estados, con el fin de llegar a conclusiones de naturaleza política”.[4] En segundo lugar, los fármacos se perfilan desde la construcción del enfoque o imaginario dominante, entendido como la visión de los fármacos que opera en todas nuestras creencias y actitudes, en nuestros comportamientos e interacciones. En una tercera instancia este fenómeno se descubre desde la consagración legal de la evolución de este imaginario, las convenciones internacionales y la legislación nacional, la distinción entre drogas lícitas e ilícitas, los productos y objetivos que se abarcan.

 

    A.     Orígenes y tendencias

 

    En lo que se refiere a los orígenes más remotos de la cruzada contra las drogas, Antonio Escohotado, en un desarrollo en tres volúmenes, asevera que la verdadera cruzada contra las drogas es iniciada por los monoteísmos con vocación de imperio universal dentro de una estrategia de poder dirigida a evitar la competencia “desleal” de las religiones paganas cuyos ritos iniciáticos con su contenido de drogas proponían sensaciones más llamativas, entre otras razones.[5] Según este autor, “que la euforia sea un fin en sí no es admisible para el Cristianismo. Sólo cierto tipo de euforia —la pura o legítima— puede considerarse digna...”[6] Con el Cristianismo comienza la persecución tenaz de los focos de cultura farmacológica y, ya desde el comienzo “la Cruzada muestra una considerable instrumentalización, apoyada sobre prejuicios étnicos y de clase, cuando no políticos”.[7] La primera secta cristiana, el Catolicismo, no es ajena a esta cruzada y será ella quien alimenta con más de 500.000 muertos uno de los apogeos de esta cruzada y establece el nexo entre brujería (o satanización) y la ebriedad con fármacos distintos del alcohol. Sin embargo, las pretensiones universales de la Iglesia Católica se ven socavadas por los dos sismos y con la Reforma Protestante; y el Cristianismo reformado pareciera ser más moralista y “universalista” que el Catolicismo.

 

    La impregnación protestante de la historia y política estadounidense es, entre otras, una de las razones por la que los Estados Unidos se proyectan como quienes convocan la Cruzada Antinarcóticos Universal de la era moderna. La otra razón aducida para sustentar la tesis de que los estereotipos negativos sobre los fármacos han sido propagados notoriamente por los Estados Unidos es de índole geopolítico. Conformación protestante del Estado estadounidense e intereses financieros geopolíticos son dos historias y razonamientos que están entrañablemente ligados —en este, y otros, procesos de alcance internacional— pues si el narcotráfico colombiano está ligado a factores históricos internos, está guerra es mundial y Colombia ha sido y sigue siendo un simple acólito en las cruzadas internacionales.

 

    La actual cruzada contra las drogas parece estar generando un mercado creciente de consumidores y sectores financieros con partes del mercado. Aunque no existen cifras precisas por su clandestinidad, Ernesto Samper[8] en el estudio hecho por la ANIF en 1980 afirma que “[E]l comercio de drogas vale anualmente en los Estados Unidos cerca de US$40 mil millones”;[9] se dice que las drogas en 1990 mueven aproximadamente US$122 mil millones[10] y en 1998, el UNDCP calcula que este negocio genera un comercio de US$400 mil millones anuales lo que equivale al 8% del comercio internacional.[11] Kalmanovitz en 1993[12] y Schiray en 1994 calculan que los colombianos reciben aproximadamente 4 mil millones de las ganancias del comercio, lo que según este ultimo es el 1% de las ganancias por producción de cocaína y, si se tiene en cuenta su participación en el tráfico y distribución, sus ganancias pueden ascender a un 17% de la suma total.[13] La mayor rentabilidad del negocio de drogas está en su comercio y no en su producción y este es un mercado en plena expansión y hoy por hoy el número creciente de nuevos fármacos químicos del grupo de las anfetaminas parecen estar tomándose el mercado y desplazando las “drogas del Sur”.[14]

 

 Figuran hoy en la lista internacional de drogas ilícitas —que se alarga bajo el impulso de la represión— 118 sustancias,[15] y la prohibición afecta más de 150 países y estamos, unos más que otros, en una guerra antinarcóticos —o fortalecimiento de los vínculos entre tráfico de drogas y armas— desde hace muchísimos años. Actualmente, en términos generales, se vislumbran dos tendencias a nivel internacional: el fin del consenso prohibicionistas en los países industrializados, más precisamente en Europa, y una creciente represión contra el uso y tráfico de narcóticos en los países pobres del Sur y en los Estados Unidos.[16] Sobre los fármacos reina un oscurantismo que, en su primera instancia perjudica a los consumidores (a nombre de quienes se instaura la lucha antinarcóticos[17]); oscurantismo que construye los imaginarios (y destruye alternativas) y nos lleva a otra incomprensible cruzada del Cristianismo occidental, cuyo terreno de debacle para el s. XXI es Colombia.

 

  1. II. INTERESES ESTRATÉGICOS

 

La desconsoladora degradación de la situación interna, nos lleva a los colombianos a olvidar los orígenes de la guerra que estamos librando desde mediados del s. XX: lucha —desarrollada dentro del marco de la Guerra Fría— contra la injusticia social reinante. La actual guerra de guerrillas se inició, según Manuel Marulanda, por la persecución de la que eran objeto los campesinos desarmados, y se continuó a nombre de la igualdad social.[18] Aunque esta guerra contra la injusticia social perdió su “Norte” y hoy por hoy afecta primordialmente a quienes estaba llamada a defender, no deja de ser concomitante con la falta de espacios democráticos en Colombia y la concentración de los recursos. Es, como toda guerra, inhumana y degradante, deshumaniza y banaliza la tortura, la muerte, el desplazamiento de poblaciones y todo tipo de atropellos. Y, aunque es difícil justificar una nueva guerra —sea por violencia económica o armada— el desarraigo colombiano y los intereses que están en juego en la Guerra contra la Droga son de tal índole que ya prácticamente no se requiere justificación para una mayor intervención. La descomposición política, económica y social justifica de sobra una intervención doméstica reformadora, sin embargo, en lo que se refiere a la guerra antinarcóticos, habría que entrar a analizar rápidamente algunos de los intereses que la inspiran.

 

 En 1987, la Comisión mundial para el medio ambiente y desarrollo de las Naciones Unidas (UNCED) recalca que el stress ambiental no sólo podría constituirse en fuente de conflicto sino también ser su desenlace”.[19] La serie de reuniones sobre el tema ambiental o de los recursos que se han llevado a cabo en instancias internacionales refleja su importancia en el imaginario y en la práctica,[20] y numerosos analistas señalan la creciente interrelación entre conflicto y medio ambiente.[21] La lucha interna colombiana no parece ya detentar otra finalidad que el control de los recursos, y el conflicto externo que se avecina parecería ir por el mismo camino. Basta una lectura rápida del Plan Colombia para notar la frecuencia con la que se hace referencia a la privatización de los recursos (la captación y monopolización del mercado) en todos los campos. Basta con ver la incidencia del tema petrolero en el discurso del Departamento de Estado estadounidense y las múltiples referencias al mercado potencial que traería una América Latina “cooptada”, para comenzar a vislumbrar esta posibilidad.

El mercado de los recursos —naturales o genéticamente manipulados— es supremamente promisorio y viene de la mano de los nuevos tratados de estabilización y “pacificación” o comerciales.[22] Si bien la Administración Clinton ha mostrado una marcada desidia frente a los asuntos ambientales, temas como la industria de los productos transgénicos —estimada en varios miles de millones de dólares— sí han encontrado eco en su gobierno. Según la Declaración latinoamericana sobre organismos transgénicos,[23] América Latina ya es (después de los Estados Unidos que desarrolla las dos terceras partes de los transgénicos del mundo) la segunda región del mundo en términos de área sembrada.[24] Las empresas que monopolizan los recursos no dan tregua y las semillas transgénicas, manipuladas a manera de esterilizarlas en la segunda generación, prometen acabar con la agricultura tradicional y el sentido de pertenencia a la tierra, entre otras.

La Región Andina posee una rica base de flora, fauna, y microorganismos que son esenciales a la obtención de nuevos productos para las industrias farmacéuticas y alimenticias; actualmente, para una industria de biotecnología concentrada en manos de un número limitado de transnacionales.[25] “Los países con alta diversidad biológica tienen una gran cantidad de estos recursos que no se han explorado con fines comerciales. Los recursos naturales muchas veces han sido sacados de los países de origen y usados en la elaboración de productos que han generado millones de dólares en ganancias de los cuales nada ha quedado en los países de origen”.[26] La naturaleza ha sido generosa con la tierra colombiana: su situación estratégica entre dos mares, su riquísima biodiversidad la coloca como el segundo país en el mundo con mayor diversidad de plantas (de las 55.000 un tercio son endémicas); es el país que más especies de aves tiene en el mundo (19% del total); mayor número de especies de palmas; mayor cantidad de anfibios reportados; quinto lugar en diversidad de número de especies de primates; cuarto lugar a nivel de diversidad de mamíferos; tercero en reptiles; es uno de los países con mayor número de recursos hídricos.[27] La lista no es exhaustiva pero a Colombia, también sus reservas de petróleo, esmeraldas, drogas y mercado para las armas la hacen codiciable por grupos privados.

 

Los daños causados a los ecosistemas colombianos por el actual conflicto son incalculables: derrames de petróleo; tala de selva virgen para alejar los cultivos ilícitos del brazo de la ley; precursores químicos; y enfrentamientos armados. Se afirma, sin embargo, que "[L]a polución genética es notoriamente más peligrosa que los derrames de petróleo” [28] y los desastres que causará la andinización de la conflictiva política extranjera estadounidense con su mercado inagotable de armas[29] con seguridad afectarán perdurablemente el pulmón del mundo y el legado natural de la Región Andina, patrimonio de la humanidad. La liberación en 1997 de la restricciones que regían desde Jimmy Carter sobre la venta “legal” de armas gracias al lobbying —y una agresiva estrategia de mercadeo en América Latina— de compañías como Lockheed Martin, McDonnell Douglas, Bell Helicopter Textron, Inc. y Boeing se calcula que tiene múltiples ventajas: crear miles de empleos “at home”; constituir un mercado cuya dinámica es imparable; y contribuir al desarrollo de nuevas armas gracias a la liberación de las existencias obsoletas.

 

Complementariamente, Colombia ofrece otras ventajas como es la de poder servir de sede a una de las tantas bases de ensayo y descarga de las “sofisticadas” operaciones armamentistas estadounidenses, como el Clark y el Subic en Filipinas, Vieques, Guantánamo, Guam, etc., etc.; algunas de las cuales tuvieron que ser abandonadas por el grado de desastre ecológico que generaron. Una de las propuestas articuladas con el Plan Colombia, el Western Hemisphere Drug Elimination Act de 1998 prevé la provisión de US$300 millones para la construcción de una base aérea que albergue las operaciones antinarcóticos estadounidenses[30] en el Caribe sur, el norte de Sur América, y el Pacífico del este; “estas instalaciones asumirán las operaciones que actualmente coordina el Howard Air Force Base en Panama”.[31] Por otro lado, es poco probable que los Estados Unidos se conforme con sólo construir una base más en América Latina y que haya abandonado la búsqueda del canal en territorio colombiano, sobretodo frente a la concurrencia o “amenaza” china en Panamá.[32].  

  1. II. GEOPOLÍTICA

Colombia es ancha y ajena y estos son solamente algunos de los fantasmas que suscita el Plan Colombia y, aunque no ha habido desmembramiento de los países latinoamericanos a raíz de las embestidas estadounidenses desde Panamá en 1903, esto no niega la posibilidad de parcelación territorial dentro de las estrategias por precisar la forma que tomará el Nuevo Orden Mundial. El proceso de conformación de este Nuevo Orden parece moverse en un contrapunteo entre la “balcanización” (o fragmentación cultural/étnica/económica de los países) y un fortalecimiento —a diferentes niveles— de los vínculos supranacionales. La fragmentación opera tanto a favor de quienes buscan ejercer una dominación, como a favor de la autonomía de ciertos sectores que se encuentran alejados de las sedes de poder. En cualquier caso, la lucha por la imposición de la democracia de mercado y monopolización de los recursos se consolida legalmente e, indudablemente, la riqueza de la Región Andina es tentadora y la de Colombia está up for grabs.. La debilidad de su dirigencia nacional, de su Estado, de su construcción nacional e infraestructura la hacen vulnerable. Colombia no tiene liderazgo y se encuentra confrontada a la acomodaticia inconsciencia de sus ricos y a un vecino regional cuya historia se ha desarrollado a partir de la conquista territorial y de un liderazgo con confianza en sí mismo (en su misión) y con una creciente influencia económica a nivel internacional.

 

    Es por contraposición a estas caracterizaciones generales sobre el valor estratégico y lasitud permisiva colombianos que proponemos una lectura, o apreciación, de algunos de los orígenes posibles de la campaña moralizadora estadounidense contra los fármacos. La incidencia del proceso de construcción nacional estadounidense en su actual relación con los fármacos (en calidad de agente moral y económico) hace preciso tener en cuenta el significado de su ética protestante, cultura tabacalera y el recorrido de su expansión geográfica por América.[33]

 

            A. La ética protestante

 

    La reforma protestante promueve las guerras de religión europeas que tiñen de sangre el continente a lo largo del s. XVI al proponer cambios radicales frente a los valores vigentes. Ante lo que se tilda de degeneración moral de la Iglesia Católica y debido a un creciente individualismo y como respuesta a las necesidades religiosas de la época, el Protestantismo propone una relación directa, sin intermediarios, del individuo con su Dios; así como la necesidad de construir la Ciudad de Dios en la tierra mediante un trabajo arduo cuya compensación material sería la sanción de Dios a sus elegidos. Es un movimiento político y económico y de ahí se afirma que Calvino, doctrinario de la predestinación o elección particular y perseverancia final, es uno de los ideólogos del capitalismo. Mientras para los católicos, la viabilidad económica y la justificabilidad moral entran en conflicto y el estatus moral es sopesado de acuerdo con su congruencia frente a la liturgia o las enseñanzas de los Evangelios; a las encíclicas papales; y a los documentos de los Concilios del Vaticano, los protestantes se guían por su interpretación directa de la Biblia, es decir, se basan en la exégesis bíblica y el pensamiento filosófico. Esto les daría una seguridad individual de conocer y detentar los únicos preceptos, y les permitiría evolucionar con las mutaciones sociales en su seno. Esta convicción les lleva a afirmar la universalidad de sus creencias y desarrollar discursos, adaptados a las épocas, que sustenten sus campañas para salvar a la humanidad de sí misma.[34] Esta ética protestante subyace tras la visión universalista que tiene los Estados Unidos de su nación y de su misión en la conformación de una historia única lineal. Los principios religiosos protestantes, que se propagan desde la colonización estadounidense, y se centran en la formación puritana de líderes y una visión empresarial, son uno de los factores que ocasionan lo que aparenta ser una contradicción en el manejo de los fármacos por parte de este Estado americano.

 

    Habría que destacar, a manera de comparación de los orígenes, que las colonias latinoamericanas nacen un siglo antes bajo el imperio de una España contrarreformista, cuya historia, hasta ese entonces, contradictoriamente, se había caracterizado por la tolerancia.[35] Los marinos, gracias a la decisiva herramienta de la carabela, preparan el camino para los Conquistadores. El proceso de Conquista está, según Benassar, en manos de “pequeños nobles, hidalgos quebrados, soldados de fortuna, sin papel a desempeñar pues España venía de encontrar la paz interior después de la larga guerra para la reconquista de Granada (1481-1492) y sin perspectivas gloriosas después de la firma del Tratado de Madrid...”. Algunos de estos soldados traían sus experiencias de las guerras de Italia otros “es simplemente probable que ... se hayan lanzado a la aventura americana como, en otros tiempos, hubiesen nutrido los ejércitos europeos y, ante todo, evidentemente, los de las Españas”. A América del Sur llegaron hombre solos y, como lo observa Ruggiero Romano, el delirio erótico desempeña su papel a lado de la atracción de aventura y la búsqueda de oro.[36] Al lado de estos aventureros surge el grupo de los misioneros y mártires imbuidos de una reforma reciente en su seno que los impulsa a la conquista espiritual de este mundo nuevo, y a la defensa de los indígenas. La historia latinoamericana ha de hablar de sus Conquistadores, los estadounidenses de sus colonos (settlers).[37]

 

    Los primeros colonos a los que hacen referencia los historiadores estadounidenses es la secta protestante de los Puritanos. Otro grupo de colonos cuya influencia resaltan los historiadores estadounidenses es la secta de los Quakers de Pennsylvania, de rígidos principios religiosos y políticos, considerados talentosos negociantes. Una tercera formación religiosa son los Mormones, a quienes el haber recibido la revelación divina —durante el segundo renacer cristiano en los Estados Unidos— incita a la universalización de sus principios. Este grupo es representativo del movimiento expansionista estadounidense. Estas visiones religiosas, Puritana, Quaker y Mormón, son centrales a la construcción nacional estadounidense y a su proyección internacional aunque indudablemente, las divisiones regionales estadounidenses son marcadas por diferencias religiosas, étnicas, culturales y en la modalidad de subsistencia. Valga la aclaración de que estas generalizaciones pretenden sencillamente enmarcar una discusión y no abarcar todos los aspectos históricos del factor religioso como pauta dogmática de la Guerra contra la Droga.

 

              B. Los Puritanos

 

  Los Estados Unidos nacen a partir de la persecución religiosa contra los puritanos —secta radical separatista de la Iglesia Anglicana—[38] en la Inglaterra del s. XVII; como proyecto competitivo; para subsanar un problema de sobrepoblación de la isla británica; y como una serie de empresas privadas y familiares con religiones, objetivos y estatutos progresivamente diferenciables. La búsqueda primaria de los colonos era el enriquecimiento y la libertad de culto —en su gran mayoría dentro de la gran denominación protestante— y cada nueva colonia fue fruto de una apreciación diferente del Protestantismo. Los primeros Puritanos que colonizaron América fueron los 102 Pilgrims que fundaron la colonia de Plymouth (Massachusetts) en 1620. Estos “peregrinos” —mujeres, hombres y niños— venían de una época de asilo en Holanda, de donde partieron para el Nuevo Mundo por sentirse discriminados económicamente. El segundo grupo de Puritanos que emigró a América era, a diferencia de los primeros, gente de dinero y posición, que fundó el Massachusetts Bay Colony en 1630. La puritana teocrática “mother-colony” Massachussets Bay Colony, ha de marcar la pauta inicial de las políticas de conformación nacional y de relación espacial con el territorio americano y otros países de ultramar; habría de ser significativa para el desarrollo de las primeras trece colonias, el corazón de América.

 

De acuerdo con la representación que hace Boorstin de los norteamericanos, los Puritanos, por la gran extensión del territorio colonizable, no necesitaban tolerar la disensión por lo cual “gozaban” de una ortodoxia pura y simple y su empresa en el Nuevo Mundo no era filosófica sino práctica: la construcción comunitaria. El Puritano americano tenía clara tanto la necesidad de trabajar arduamente hacia el perfeccionamiento de sus instituciones en la tierra como el hecho de detentar la verdad dictada por su comunicación directa con Dios. La pertenencia a la comunidad exigía una conducta intachable y una serie de deberes, y los líderes laicos y pastores lo eran por aprobación de la comunidad y no por derecho propio; de ahí su legitimidad ante sí mismos y ante sus adherentes. Lo más significativo, para su confianza en sí mismos y la convivencia, es que desde su llegada América supieron ejercer el auto gobierno (self-government) estableciendo estatutos acordes con las circunstancias en las nueva tierra y con sus objetivos a largo plazo. Si algunos venían buscando tesoros, la mayoría venía con sus familias a instalarse y producir nación y riqueza que para ellos eran una sola. Llegaron, se tomaron la tierra, se apropiaron de ella y establecieron un pacto social entre ellos.

 

La institución por excelencia del Protestantismo es el Pastor; y en el Protestantismo el sermón, más que la palabra escrita, es la afirmación pública de que el auditorio comparte un discurso y un conjunto de valores comunes. El discurso oral, comparado con la palabra escrita, se puede referir de inmediato a los problemas de los hombres en un momento y lugar dado y proponer soluciones al presente. Esto se conjuga con la ley común anglosajona en la que son las costumbres, y sus cambios las que dictaminan las leyes dentro de conceptos “universales” del bien y del mal tal y como revelado en las Sagradas Escrituras y los Evangelios. Las leyes se aplican porque surgen de las costumbres mismas de la comunidad; la interpretan según un sistema que legisla mediante el establecimiento de precedentes, discriminados por casos particulares.[39] No son leyes “para ángeles” a las cuales se buscaría acomodar al hombre; es el hombre social bueno (por elegido) el que dictamina el bien y el legislador lo interpreta directamente. Esta aceptación pragmática de la relatividad se enmarca dentro de una profunda convicción etnocentrista sobre el poder discriminatorio (de valor universal) entre el bien y mal  y, en términos muy generales, el bien podría ser todo aquello que contribuye a hacer del individuo un ser productivo mientras que el mal es todo aquello que lo distraiga de este propósito. Los principios calvinistas del Puritanismo, teñidos de pesimismo y un sentido vívido del mal, son coherentes con un discurso que rechazaría las sustancias recreativas mientras que su encaminamiento hacia empresas comunitarias pondría el Protestantismo en contradicción con el desacato de la norma. Ni siquiera en su primera fase de reforma buscaba el Protestantismo romper con la comunidad; lo que buscaba era volver a los orígenes del Cristianismo.

 

            C. Los Quakers

 

Mientras que el Puritanismo regía los destinos de Nueva Inglaterra, en las colonias del medio (Middle Colonies), los Quakers de Pennsylvania, según Boorstin, “poseían un conjunto de actitudes que concuerdan con las posteriores definiciones textuales de la democracia Americana”: la creencia en igualdad; la informalidad y sencillez; y la tolerancia de diferentes doctrinas. La rígida obstinación de los Quakers en sus creencias fue decisiva en la conformación de la cultura estadounidense; eran los que los estadounidenses llaman single-minded (inflexibles en su monovisión) y tenían un gran sentido del sacrificio al deber con respecto a sus creencias. Eran justicieros (self-righteous) y, en las palabras del fundador de Pennsylvania, William Penn, “Los gobiernos, como los relojes, operan a partir del impulso que le dan los hombres; así como los gobiernos son hechos e impulsados por los hombres, asimismo son destruidos por ellos. Considerando que los gobiernos dependen más de los hombres que los hombres de los gobiernos, permítanse los hombres ser buenos y el gobierno no podrá ser malo; en caso de enfermedad, lo curarán. Pero si los hombres son malos, por bueno que sea el gobierno, procurarán distorsionarlo y contornarlo para beneficio propio". El hombre es dueño de su destino y lo moldea con el bien o con el mal tal y como lo manda Dios. Los líderes estadounidenses han tenido un visión a largo plazo del papel que deben desempeñar en la conformación moral de la humanidad. Su sentido de que la política (al igual que la religión) es un llamado, es algo que se resalta en escritos y análisis de autores estadounidenses de todas la épocas.

 

El pacifismo de los Quakers, que les impedía tomar las armas para la guerra, prefiguraría la contradicción entre aislacionistas e intervencionistas en la expansión imperialista estadounidense (y su ambivalente renuencia y persistencia en involucrarse en conflictos ajenos no sólo de manera proactiva sino también proyectiva de las consecuencias). Mientras la mayoría de los colonos vivían armados y conformaban fácilmente milicias ciudadanas,[40] los Quakers acabaron solucionando esta contradicción entre colonización armada y pacifismo mediante la recaudación de fondos para financiar la defensa de Pennsylvania con milicias privadas, en lugar de defenderse por mano propia. En una gran medida, los Quakers contribuyeron con su “apatía” política a la definición (y evolución) de los Puritanos como bien se trasluce a través de la lectura del “llamado de Thomas Paine, Common Sense. Por su parte, en un proceso de ajuste o de compromiso histórico con los Puritanos, los tolerantes Quakers cedieron ante la pena capital inglesa y acogieron en sus normas un sinnúmero de crímenes a cambio de poder seguir adhiriendo a uno de su principios fundamentales: su renuencia a prestar juramento.[41]

 

            D. Los Mormones

 

Si la expansión hacía nuevos territorios indígenas se llevó a cabo por el comercio de pieles y la necesidad de tierras de cultivo, tanto la religión como la política de autogobierno están a la base del éxito de organizaciones que lograron transplantar e instalar duraderamente familias enteras en territorios desconocidos. Al igual que los Puritanos, los Mormones no dudaban ni remotamente que poseían la Verdad según la cual se debía construir la buena sociedad. “Por el poder del Santo Espíritu sabrás la verdad de todas la cosas”. Su libro sagrado los incita a marchar en búsqueda de su tierra prometida y tomar la armas para defender su nación y a llevar la palabra de su Dios a los incrédulos. Consideran que los hombres serán castigados por sus propios pecados y no por el de Adán.[42] Los principios generales de los monoteísmos parten de la misma fuente y lo que cambia es la interpretación cultural, como sucede con las sectas protestantes, naturalmente. Al igual que los Puritanos por la Biblia, los Mormones eran regidos dentro de un espíritu paternalista y autoritario según el Libro de los Mormones, único libro sagrado revelado en América. Los Mormones se desplazaron y recorrieron varios sitios antes de encontrar su lugar en América. Las marchas de los Mormones, ante todo la de 1846, son un ejemplo de valentía, fortaleza y coraje además de una hazaña de organización. Aunque este es sólo uno de los múltiples grupos que partieron en caravanas abriendo fronteras, sus particularidades y cabida para difundir sus heteróclitas doctrinas metafísicas son muestra de una enorme fe y tolerancia religiosa que existe en los Estados Unidos. El movimiento mesiánico estadounidense es fruto de esta formidable certidumbre retroalimentada por un éxito económico sustentado en una primera instancia por la expansión del tabaco.

 

            E. El tabaco

 

Las colonias de Nueva Inglaterra y del Medio eran comerciales y pronto llegaron a ser los primeros fabricantes de buques para la gran marina inglesa. Las colonias del Sur, en cambio, eran eminentemente rurales y difícilmente lograban subsistir gracias a la explotación maderera. La primera colonia inglesa en América fundada por 100 aventureros financiados por una compañía londinense de colonización en 1606, en el sureño Jamestown (Virginia), tenía como primer empeño la búsqueda de enriquecimiento. Las colonias subsistían de su calidad de sucursal comercial del Continente y en 1612 ocurrió lo que habría de revolucionar la economía de Virginia y el imaginario europeo sobre el tabaco. John Rolfe, el futuro marido de Pocahontas, descubrió una nueva variedad de semilla cuyo gusto era del agrado de los europeos. Antes de que terminase la década, el tabaco era la principal fuente de ingresos de la colonia y se le adjudicaban propiedades curativas. Aunque en 1604 el Rey James I había escrito una vehemente crítica del tabaco, Counterblaste to Tobacco,[44] la posibilidades de enriquecimiento a través de gravámenes acabaron por convencer a este monarca de las bondades de esta planta.[45] Para 1618 la cosecha era de 20.000 libras. Cuatro años más tarde, a pesar de un ataque indígena que mató casi una tercera parte de los 1.200 colonos de Virginia, se enviaron 60.000 libras. Ya para 1627, el embarque fue de 500.000 libras y, dos años después, se triplicaron los embarques. La hoja de tabaco servía de moneda legal; los impuestos derivados sirvieron para construir una de las primeras instituciones de educación superior en las colonias, y la producción estadounidense llegó a representar la casi totalidad de lo producido en los dominios británicos.[46] A partir de 1695, el sueldo anual de los miembros del clero era fijado en 16.000 libras de tabaco.[47]

 

El éxito del tabaco trajo nuevos inmigrantes y esclavos africanos. Según una jerarquía racial ya establecida, la esclavitud apareció en 1660 y fue sistematizada en un código en 1705. El valor de un esclavo se medía en libras de tabaco; por lo general a mayor valor que para los siervos blancos (indentured servants) pues los esclavos eran propiedad adquirida a perpetuidad. La mano de obra barata esclavizada fortaleció aún más este cultivo extensivo y la concentración de la tierra en grandes plantaciones así como el surgimiento de una oligarquía que iría a conformar en parte el grupo de los Founding Fathers o fundadores de la patria; entre otros, George Washington, Thomas Jefferson y James Monroe. Por otra parte, el hecho de que el tabaco acabe con los nutrientes de la tierra hace necesario cambiar constantemente de terreno y es así que se ejerce una de las presiones que incita la primera expansión estadounidense, la expansión hacia el Oeste. La sobreproducción de tabaco, y la concomitante baja en sus precios lleva en su momento a los agricultores a convertirse a cultivos más rentables como el trigo y el maíz. El tabaco, naturalmente, no desapareció y su producción se expandió con las fronteras agrícolas en Carolina del Norte y Kentucky.

 

La costumbre del tabaco no fue aceptada con unanimidad. En las colonias del Norte (no productoras de tabaco) se manifestaba un menor entusiasmo con este negocio y en 1632, el Court de Massachusetts Bay tomó la iniciativa y prohibió fumar en recintos públicos y, para 1638, la proscripción fue extendida a las tabernas.[48] Y, aunque varias otras colonias no productoras tomaron medidas similares, fue imposible suprimir el tabaco. En el s. XIX se lanzó una cruzada antitabaco, que lo relacionaba con el alcohol pero con mucho menos fervor que los movimientos temperantes. Lo cierto es que esta primera prohibición era también un movimiento de ajuste del naciente sistema federal estadounidense que, al igual que el cultivo del tabaco (y del algodón), conforma el proceso de conquista del territorio americano.

 

F. La expansión hacia el Oeste

 

La frontera moldeó la vida estadounidense: la conquista de Oeste se ve impulsada por la búsqueda de terrenos más fértiles que los rocosos de Nueva Inglaterra; desde el Sur se ve inspirada por la búsqueda para escapar de la dominación política de la oligarquía de la plantaciones; y de todo el país, sobreviene por la apurada carrera por el oro, el “Gold Rush” hacia la costa oeste en 1848. Estos colonos salían —a diferencia de Colombia, no expulsados por diferentes olas de codicia y violencia— sino en búsqueda de una tierra, agrícola o minera, que al laborarla sería suya. El gobierno facilitó el acceso a la tierra vendiéndola a bajos precios y, a partir del Homestead Act de 1862, bastaba con ocupar la tierra y trabajarla para que fuese propia. También se facilitaban las herramientas para poner la tierra a producir. Primero llegaban los colonos granjeros y mineros y tras ellos, médicos, abogados, predicadores y políticos. Venían con sus familias y con la intención (y posibilidad) de quedarse; construían carreteras y colegios, e iglesias. La edificación de la escuela servía de lugar de culto y consejo comunitario con estatutos particulares adaptados a cada comunidad tal y como lo estipulaba el afán de federalismo de los Puritanos[49] y la lejanía del centro de poder. Rápidamente echaban raíces y mancomunadademente construían pueblos y nación.

 

            G. La expansión por el continente americano

 

Ávidamente fueron conquistando el territorio de diversas maneras. La compra de Louisiana en 1803 duplicó el territorio nacional por sólo US$15 millones; más de 2.600.000 kilómetros cuadrados, y de ñapa el puerto de Nuevo Orleáns. La expansión en territorio indígena fue una constante y en medio de la guerra de 1812, la rebelión de los Creeks fue violentamente reprimida y dos terceras partes de su territorio “cedido”. Los Seminolas de Florida fueron desterrados de Florida y, en 1819, con su compra a los españoles por la suma de US$5 millones, los Estados Unidos adquirió los derechos sobre este territorio. En 1820, el Secretario de Guerra del Presidente Monroe implantó una política de reubicación de poblaciones indígenas más allá del Mississippi que se continuó con Andrew Jackson (Indian Removal Act de 1830), entre los cuales uno de los mas infames episodios es el “Trail of Tears”[50]: el desplazamiento en 1835 de 16.000 Cherokees de los cuales 4.000 murieron por el camino. Las tomas territoriales se sucedían rápidamente y la expansión hacia el Oeste vino acompañada de una búsqueda constante por desarrollar la infraestructura requerida. En 1811 se construyó la carretera (Cumberland Road) que hoy en día es una de la rutas vivas del país. En 1817 el barco a vapor, desarrollado por Fulton, facilitó el transporte fluvial. El éxito de la National Road y del Erie Canal conllevó a empresas que buscaron imitar estos logros. La vía férrea transcontinental desde 1868 también acompañó el proceso de consolidación nacional.

 

Con la apertura del s. XIX América Central y del Sur se dirigen hacia la revolución. El imperialismo napoleónico dio la señal y para 1822, bajo el liderazgo de Simón Bolívar, Francisco Miranda, José de San Martín y Miguel Hidalgo, la América Hispánica se ha independizado de España y comenzado sus diferentes calvarios nacionales, bajo sus querellas militares intestinas y la Doctrina Monroe de 1823, como confirmación de que los Estados Unidos no toleraría la intervención europea en los asuntos hemisféricos: “Los Continentes americanos ... no serán, de ahora en adelante, considerados como sujetos para una futura colonización por ninguna de las potencias europeas. Debemos, por lo tanto, por candor y por las relaciones amigables entre los Estados Unidos y estas potencias [europeas] declarar que consideraríamos cualquier intento de su parte por extender su sistema [político] a cualquier parte de este hemisferio como un peligro para nuestra paz y seguridad. Con las colonias o dependencias existentes de cualesquiera de las potencias europeas, no interferiremos. Pero con los gobiernos que han declarado su independencia y la han mantenido, y cuya independencia hemos reconocido, no vislumbraríamos interposición alguna con el propósito de oprimir o controlar su destino de parte de las potencias europeas, de otra manera que como la manifestación de una disposición inamistosa hacia los Estados Unidos”.

 

La migración de ciudadanos estadounidenses hacía el estado mejicano de Tejas, fue la pérdida para Méjico. Según el Presidente Polk “los continuos y no rectificados agravios (unredressed wrongs) y lesiones y ofensas (injuries) perpetradas por el Gobierno Mejicano contra los ciudadanos de los Estados Unidos en sus personas y su propiedad”[51] justificaban su declaración de guerra. Mediante el “Louisiana Purchase”, Tejas, según los Estados Unidos, había llegado a ser parte de los Estados Unidos. Sin embargo, en 1819, con las negociaciones por Florida, Tejas había sido “cedido” a España. Los Estados Unidos había intentado infructuosamente comprarlo y con la independencia de Méjico de España se facilitó la secesión de este estado y su anexación por los Estados Unidos con la guerra que concluyó con el Tratado Guadalupe Hidalgo de 1848 que significó también la conquista de Tejas, Nuevo Méjico, Arizona y Alta California. Por esta misma época, Oregon, en el Pacifico del Noroeste, pasó asimismo a manos exclusivamente estadounidenses después de 10 años de mandato conjunto con los ingleses. Paralelamente, se daban los mismos debates intervencionistas vs. aislacionistas que se dan actualmente, siglo y medio después, y la conquista se guiaba por el mismo discurso ambivalente; y se dieron de ahí en adelante intervenciones periódicas en gran parte de la América Latina, entro otras.

 

La primera expansión “definitiva” más allá de sus fronteras continentales fue la compra de Alaska a Rusia en 1867 por US$7 millones. Treinta años más tarde se encontró oro y años más tarde petróleo, al igual que en Tejas. En 1959 Alaska se convirtió en el estado más grade de la Unión después de Tejas. Con la Guerra entre España y los Estados Unidos de 1898 los Estados Unidos comenzó a ejercer su control en el Caribe, el Pacífico y en las puertas de Asia. Concluida la guerra, España transfirió lo que quedaba de su vasto imperio: Cuba, para su ocupación temporal; Puerto Rico y Guam como indemnización de guerra; y las Filipinas (entrada a China) por US$20 millones. Esta Guerra también perfiló la anexación de Hawai con la estratégica Pearl Harbor. Hawai se convirtió en el 50 estado de la Unión; y la llegada de Castro, en 1959, abortó este proyecto en Cuba; mientras Puerto Rico debate periódicamente una mayor anexación. Con el fin de siglo se cierra la expansión hacia el Oeste como lo confirma un boletín del Superintendent of the Census de 1890: "Hasta, e incluso en 1880, el país tenía una frontera de colonización, pero actualmente las áreas sin colonizar han sido integradas por cuerpos aislados de asentamientos que ya prácticamente no se puede afirmar que haya una línea de frontera.”[52] Es el final de un largo movimiento histórico y el comienzo de otro.

 

En la transición, Colombia pierde Panamá en 1903 por US$25 millones frente al previsivo Roosevelt quien supo asimismo apartar casi 60.000 hectáreas del territorio estadounidense para su conservación natural. En 1925, el Presidente Calvin Coolidge confirmaba que “la incumbencia (o negocio) principal del pueblo americano son los negocios”.[53] A cualquier precio en dólares las adquisiciones territoriales fueron baratas, sin embargo, las pérdidas de vida para las poblaciones locales son cada vez mayores.[54] Consolidación nacional y expansión geográfica de unos valores morales “universales” son una sola: la conquista sigue destructivamente por América y otros. Entre 1914 y 1949 los Estados Unidos estuvo ocupado en la Primera y Segunda Guerras Mundiales en el continente europeo y sus demás escenarios, África y el Medio Oriente y el Lejano Oriente para la Segunda. Con la guerra ideológica entablada antes del final de la segunda Guerra Mundial y concretada después con la doctrina de contención de George Kennan desde la embajada estadounidense en Moscú, llegan los conflictos de baja intensidad para contener el Comunismo con renovada fuerza, armas y horrores a América. La afirmación de Kennan sería la justificación del Departamento de Estado: “La Unión Soviética está fanáticamente comprometida con la creencia de que no puede haber un modus vivendi permanente con nuestra sociedad, que es deseable y necesario que la armonía interna de nuestra sociedad sea socavada (disrupted)”. Según Kennan, la presión ejercida por Moscú para extender su poderío debía ser detenida “a través de una contención firme y vigilante de las tendencias expansionistas rusas...”. El recién posesionado Truman —quien si fue “capaz” de lanzar la bomba atómica y quien, a diferencia de Roosevelt, aceptó la idea de Kennan de que Stalin no podría entrar a formar parte del “club” de líderes mundiales— estaba más que dispuesto a aceptar esta doctrina y emitió la suya propia: “Creo que debe ser la política de los Estados Unidos respaldar a los pueblos libres que están resistiendo la subyugación de parte de minorías armadas o presiones externas”. La primera medida de Contención fue apropiar US$400 millones para ayudar a los militares griegos y turcos,[55] mas, naturalmente, este fue sólo el comienzo. Nos limitamos a una lista cronológica —aunque no exhaustiva— de la trayectoria de la doctrina de seguridad nacional estadounidense por América:

 

·        Guatemala entre 1953-1990s la amenaza de la nacionalización de la United Fruit Company por Jacobo Arbenz.

·        Cuba, desde 1959 embargos y intentos de invasión y asesinato por la amenaza que representa Fidel Castro y su obstinada independencia y reformismo interno.

·        Brasil 1961-1964 la amenaza de la nacionalización por el Presidente Joao Goulart de una subsidiaria de la ITT.

·        Republica Dominicana 1964 una invasión 23,000 soldados para impedir el retorno de Juan Bosch.

·        Chile 1963-1974 la amenaza del Marxismo de Salvador Allende.

·        Nicaragua 1978-1989 la amenaza del Sandinismo.

·        El Salvador la necesidad de asesorar de manera participante a partir de 1980.

·        Granada 1983 la amenaza roja de Maurice Bishop y la necesidad de proteger la vida de 600 estudiantes estadounidenses.

·        Haití 1987 para restaurar la democracia después de haber apoyado la dictadura de la familia Duvalier durante 30 años.

·        Panamá 1989 invasión con 27.000 soldados para secuestrar al antiguo colaborador Manuel Noriega.

 

Ya la Guerra contra la Droga estaba entamada. El discurso, —desde la Doctrina Monroe pasando por el “Big Stick”; la democracia wilsoniana; el “Good Neighbor Policy”; la doctrina de contención y la Truman; por Nixon con su Guerra contra la Droga; por Reagan con su National Security Decision Directive No. 221 (que declara el narcotráfico como amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos) y por la Iniciativa Andina de Bush— no cambia realmente: los intereses nacionales estadounidenses son causa justa y suficiente. En el 2000, la Administración Clinton declara (en una de la muchísimas afirmaciones de este talante), como nueva justificación de las intervenciones desastrosas, la “amenaza que el tráfico de narcóticos en Colombia y la región circundante constituye para los intereses de seguridad nacional estadounidenses y la estabilidad democrática en Sur América”.[56] Es bajo la política de contención que se propone el Plan Marshall y bajo la Guerra contra la Droga de Clinton y Pastrana que se propone el Plan Colombia. Si las doctrinas se asemejan, ni el Plan Colombia es equiparable al Plan Marshall ni Pastrana a Churchill y De Gaulle. La diferencia es de talla.

 

El primero en declarar abiertamente la “Guerra contra la Droga” fue aparentemente Richard Nixon en los años 70. En su mensaje de 1971 al Congreso, Nixon propuso una guerra global y total al tráfico internacional de drogas, en plena derrota en Vietnam. Para dramatizar sus intenciones, Nixon convocó a sus embajadores en Turquía, Francia, Méjico, Luxemburgo, Tailandia, la Republica de Vietnam y las Naciones Unidas para discutir la manera de impulsar una mayor cooperación de otras naciones en el esfuerzo por controlar el cultivo y tráfico ilegal mundial de opio. Explicando ante el Congreso los fines de esta reunión, Nixon afirmaría: “Yo buscaba dejar en claro que considero la adicción a la heroína de ciudadanos americanos como un problema internacional de grave preocupación para esta Nación y di instrucciones a nuestros embajadores para que precisasen esto a su gobiernos anfitriones. Queremos buenas relaciones con otros países pero no podemos comprar buenas relaciones a costo de contemporizar con este problema.[57] Ya para 1972, los Estados Unidos proponen la financiación de su primer programa de sustitución de cultivos: Turquía ha de recibir US$35.7 millones a lo largo de cinco años para compensar su pérdida financiera por la venta legal de opio y para el desarrollo de cultivos alternativos. La sustitución en Turquía parece haber asimismo propagado cultivos, procesamiento y tráfico hacia Pakistán, Afganistán, Myanmar (Birmania), etc. Turquía, al igual que Nigeria para el África —otro “narcopaís” estratégico— son también receptores de paquetes antinarcóticos estadounidense y en la década de los 90 Turquía ya se dedica —no sólo al cultivo— sino a la transformación, a la distribución y al lavado de dineros de diversos narcóticos y a una guerra sangrienta desde 1984.[58]

 

Otro de los orígenes de esta Guerra contra la Droga fue la “Contra War” de Reagan contra Nicaragua que comenzó en 1979 y para cuya financiación se vendió crack (tipo de bazuco producido de cocaína reprocesada) en los ghettos negros de Los Angeles.[59] En 1986 todavía se ventilaban acusaciones sobre lazos entre traficantes de drogas y los Contras[60] sin que por lo tanto se amedrente el discurso sobre el derecho de la CIA y la DEA de proteger al mundo contra el “flagelo de la droga”. En la década de los 90 todavía se insiste: “El pueblo americano tiene que entender mucho mejor que en el pasado, como [nuestra] seguridad y la de nuestros hijos está siendo amenazada por la conspiración latina de la droga [que es] dramáticamente más exitosa para la subversión en los Estados Unidos, que ninguna de las que ha tenido su centro en Moscú”.[61]

 

Ahora el turno es de Colombia y la Región Andina[62] adonde el proceso de militarización parece haber comenzado en los años 90 —sin tanta propaganda y es justamente el intento por eliminar los cultivos en Perú y Bolivia lo que contribuyo a aumentar los cultivos en Colombia, país que hasta la segunda mitad del s. XX no era cultivador industrial del arbusto de coca. El Plan Colombia parece sentar un precedente doctrinario concreto de una Guerra Militar contra la Droga como cruzada del s. XXI, que se proyecta como un paso más en esta evolución geopolítica cuyo discurso justificatorio —imaginario satánico— ha venido construyéndose, en lo que a la temperancia se refiere, a lo largo de los siglos por diferentes procesos históricos.

 

IV.   EL IMAGINARIO

Los productos estimulantes (café, nicotina, coca) y narcóticos (opio y sedantes naturales) han sido parte integral de diferentes ritos culturales desde que la humanidad existe y la proscripciones varían según cada cultura y su época. Sin embargo, se desconoce en la historia una cruzada prohibicionista contra la euforia —“tanto positiva (por obtención de contento) como negativa (por alivio de dolor)”— con pretensiones universales como la actual. El uso de las drogas en las sociedades ha estado tradicionalmente sujeto a ciertas reglas según las costumbres de la época y el lugar; y durante la era pagana, las plantas eran medicinales o no y no sugerían ni remotamente cuestiones políticas, morales o teológicas. Con los monoteísmos se inician las proscripciones que separan a los elegidos de los satanizados. En épocas antiguas, algunos musulmanes utilizaban el café, que se dice es de Etiopía, para prolongar sus vigilias religiosas mientras que los más ortodoxos consideraban que el café estaba vedado por el Corán. Sin embargo, el café en Arabia se convierte en un hábito comúnmente aceptado y se combina muy bien con el opio liquido relegando el vino a un segundo plano. Los Musulmanes aceptaban más fácilmente el opio que el alcohol pues este último “se hace notar a primera vista por desmañamiento, farfulleos verbales y halitosis”.[63] Mientras los árabes recomendaban el opio para sobrellevar los sinsabores del paso de la segunda a la tercera edad, y Platón recomendaba el alcohol, es probablemente en Estados Unidos adonde se ingenia el café sin cafeína pensando en el mercado de los senior citizens.

 

El alambique, de origen egipcio, para conseguir esencia de vino o alcohol fue una contribución del medioevo europeo y sus principales consumidores eran el estamento clerical, la nobleza y los burgueses. La iglesia Católica lo sacraliza en su vino de consagrar y Occidente propaga su consumo por el mundo. El primer país occidental que intenta su prohibición es los Estados Unidos sin embargo, el alcohol también fue prohibido por la misma época en dos países nórdicos, Finlandia entre 1919-1932 y Noruega entre 1919-1926. Su prohibición se dificulta por el rol social y económico que desempeña en la cultura occidental (entre otros, en el medio de quienes proponen y aprueban las leyes). Calirmont y Cavanagh afirman, en 1986, que representa un mercado de US$170 mil millones dominado por 27 multinacionales y que en 1980 los gastos en alcohol por los países del Sur pasaron de US$325 millones a US$ 1.3 millones.[64]

 

Según Escohotado, los derivados del cáñamo se conocen en Extremo Oriente desde el comienzo de la escritura. El cáñamo encuentra su connotación religiosa en el budismo y el hinduismo pues, como lo hace notar Escohotado, “el Islam es una fe monoteísta demasiado perfecta para admitir instituciones de comunión, y ningún fármaco puede ortodoxamente servir de vehículo místico”. Sin embargo, las calidades medicinales, terapéuticas y prácticas del cáñamo parecen haber sido universalmente aceptadas hasta que se inició la campaña de difamación del s. XX. El Dr. Lester Grinspoon, afirma que desde que Estados Unidos descubrió la calidades terapéuticas de esta planta en 1839, hasta 1900 aparecen más de 100 artículos alabando sus virtudes en las revistas científicas estadounidenses.[65] Afirma este médico que una de las históricas tergiversaciones en el imaginario occidental sobre la droga viene de la propagación de lo que los expertos[66] consideran un mito originado en un lectura errada de los escritos dictados por Marco Polo, quien nunca mencionó ni el haschish ni el canabis sino el opio en relación con el movimiento de los haschischins. De ahí surge la estigmatización de que la etimología de la palabra “asesino” es “haschish” y no Hassan, el fundador de dicho movimiento.

 

La importancia de este debate radica en el hecho de que fue el imaginario de crueldad de este grupo de combatientes que se destacó por su brava resistencia al “imperialismo” cristiano de las Cruzadas unida a la aceptación del uso de ciertas drogas en Persia lo que permitió al Comisionado del Federal Bureau of Narcotics. H. J. Anslinger, sustentar su campaña de desinformación (que contradecía los conocimientos vigentes) contra la marihuana en 1937. Las maniobras de difamación en las guerras y concurrencias comerciales son cosa común y hay quienes, en lo que llaman el segundo movimiento de análisis de la legalización, desarrollan la teoría del complot en contra de la competencia que implicaba el cáñamo para la industria del papel controlada por Du Pont y su satanización por los Trusts.[67] Complot por competencia desleal, puritanismo y llamados a las buenas costumbres son senderos que con frecuencia se cruzan en el accionar económico-político estadounidense.

En lo que se refiere al tabaco, proveniente de América donde el uso era ampliamente difundido, no parece haber habido en América persecución inquisitorial por su uso. Los invasores adoptaron rápidamente el tabaco y en México en 1575 la Iglesia Católica se limita a prohibir su consumo en los sitios de culto. No así en Oriente adonde a comienzos del s. XVII el tabaco es introducido en Turquía y los religiosos lo denuncian y le aplican la pena capital; China prohíbe su cultivo y consumo; en 1634 Zar Alexis de Rusia penaliza el consumo de tabaco y a quien fuma se le fustiga, se le corta la nariz y despacha a Siberia. España, por su parte, establece gravámenes a su importación desde comienzos del s. XVII. Recientemente, la OMS acusó en un informe de 248 páginas como cualquier intento por luchar contra el tabaquismo se enfrenta a “tentativas de subversión bien financiadas, sofisticadas y generalmente invisibles” de parte de la industria tabacalera.[68] Se dice que las expectativas de estas compañías son amplias y que la Philip Morris tiene ya trazado la licitación para sacar el primer paquete de barillos de marihuana en cuanto, inevitablemente, se libere su comercialización. Los políticos estadounidenses son absolutamente capaces de llevar a cabo un debate frente a las demandas civiles contra sus compañías tabacaleras (que hasta el año 97 se comprometieron a pagar una compensación de US$368.5 mil millones en 25 años[69]) y la progresiva despenalización de la homegrown marihuana sin darse por enterados de la incongruencia de un discurso de guerra militar contra las drogas cuyo mercado no controlan. Lo que es más grave aún es que los países más afectados los siguen en su alucinante discurso.

 

La segunda gran droga originada en América es la coca. Según Hermes Tovar, “aún en el Reino de Granada la coca fue a mediados de s. XVI, ‘la cosa de más sustancia’ para sus naturales y para los encomenderos que cobraban de ella tributos”.[70] Aparentemente, los católicos españoles encontraron un modus vivendi con esta droga y se optó por tolerar su cultivo siempre y cuando su uso en cualquier ceremonia religiosa fuese prohibido y las transacciones fuesen gravadas. El clero percibe el 10% del valor de las compraventas con esta sustancia y se confirma así la vocación de los Conquistadores de explotar al máximo la mano de obra indígena. Se repande así su uso y se relajan lo severos controles indígenas sobre la masticación sagrada de la coca. La coca parece haber llegado a Oriente ya con la Guerra contra la Droga, es decir, impulsada bajo la “Prohibición Universal”.

 

“También es posible que un día nuestros vecinos del norte invadan el país de los Andes, con el apoyo de Occidente, y decidan controlar la coca creando enclaves, como hicieron con las repúblicas bananeras. Entonces, legalizarán la coca, la mejorarán y la industrializarán a gran escala, para venderle las patentes a España, a Francia, a Italia y a Inglaterra. En el Cuzco ya no se tomarán infusiones de coca elaboradas primitivamente y nuestros indígenas dejarán de mascarla diariamente, mientras evaden su hambre y raquitismo. Será importada desde territorios extraños, en sofisticados envases de todo género y con etiquetas de pronunciación confusa”.[71] Esta sustancia nacida en América es hoy reivindicada por los indígenas de Bolivia en sus marchas de protesta y el Cauca colombiano afirma “Hoy, MAMA COCA, alma de nuestros pueblos, expresión de lo que somos, le recordamos al mundo blanco que te ha satanizado y perseguido, bajo el argumento que eras parte de ritos demoníacos y a los conquistadores modernos que te siguen hostigando con la disculpa del narcotráfico, que eres el más sagrado símbolo de creación y de la vida, pues sin ti no es posible la existencia, divino regalo de los hacedores del mundo a la humanidad, poseedora del don de la Palabra, de la fecundidad y soporte de la vida material.”[72]

 

 “Teodoto de Esmirna cuenta que en el año 750 el jugo de la adormidera era consumido en Constantinopla por todas las clases sociales, igual que siglos antes en la Roma imperial” mientras que el Sacro Imperio Romano-Germánico agrupaba todas las drogas como “hierbas maléficas” o un vehículo de Satán. La cultura musulmana utilizaba el opio para fines medicinales y como euforizante. Con la expansión árabe, el opio se disemina por Oriente y usa para confraternizar y concibe como una droga que ha de consumirse ante todo en la senectud como medio para ir envejeciendo sin amargura y para preservar la salud física.[73] Esta costumbre ancestral oriental es aprovechada por las potencias comerciales occidentales para establecer un comercio a gran escala cuya ilegalidad convenía perfectamente a la rentabilidad del negocio. “Sin embargo, entre mediados del s- XVII hasta finales del XIX nadie en Occidente atribuye al opio rasgos teológicamente sospechosos ni efectos esclavizadores para el alma o el cuerpo.”[74]

 

Los primeros Movimientos Temperantes estadounidenses del s. XIX (que se propagan en esta cruzada mundial “universal” que es la Guerra contra la Droga) no habían vislumbrado el opio[75] y para el presidente estadounidense, John Quincy Adams, las Guerras del Opio libradas entre 1839-42 y 1856-58 por los ingleses a fin de imponer la compra de opio en China eran la “causa justa” (righteous cause). Las leyes domésticas estadounidenses contra el comercio del opio anteceden en cinco años a la Prohibición del alcohol y, dado que el consumo y la cruzada contra el alcohol son previos al “descubrimiento” del opio por los estadounidenses y más pronunciadas a nivel interno, se podría deducir que esto obedeció a intereses de política extranjera. Mientras que en Inglaterra la estructurada organización de la asociación de farmaceutas, el Pharmaceutical Society, establecida desde 1841, da pie al Pharmacy Act de 1868, que controló la venta no autorizada del opio y sus preparaciones, en Estados Unidos la amapola para el opio fue cultivada legalmente hasta 1942.[76] Sin embargo la campaña contra el opio ajeno se anticipa y ya establecido en las Filipinas, los Estados Unidos desean establecer lazos comerciales con una China sometida comercialmente por el opio hindú de los ingleses.

 

En 1906 Charles Henry Brent, el obispo Protestante Episcopal de Manila, envía una carta al Presidente Roosevelt quejándose de la abominable costumbre de los “coolíes”[77] que construyen la vía férrea y colaboran en la explotación minera, en la conquista de las Filipinas. De hecho, ya se habían tomado medidas para que las poblaciones asiáticas no se trasladarán con sus despreciables costumbres ajenas a los Estados Unidos, las Exclusion Laws de 1882. La convocación por Roosevelt de la Convención de Shangai de 1909 habría de apaciguar los ánimos de una China ansiosa por combatir la propagación del consumo de opio en su seno y agraviada por la leyes de exclusión migratoria y, de paso, servir los intereses estadounidenses de romper el monopolio comercial inglés en la China mediante la prohibición del opio.[78] Tanto esta Convención como la de la Haya de 1912 fueron presididas por Mgr. Brent. Francis Caballero afirma que Mgr. Brent “desempeña un papel capital en la historia del derecho de la droga”.[79]

 

La introducción de estas drogas a culturas ajenas a ellas (que no las cuentan entre sus costumbres y ritos sagrados) suscita ultraje moral y esfuerzos por detener su consumo. Son sustancias cuyos efectos se desconocen (como los organismos genéticamente modificados) y generan resistencias morales, religiosas y económicas. Es posible que la mayor resistencia a las drogas en la época moderna alimente y se deba en buena parte a los avances en la industria química, pero en sus orígenes esta campaña, los estudiosos del tema concuerdan, tiene marcados visos racistas. La búsqueda de comprensión a través de la ciencia y la creación de extensiones tecnológicas a los sentidos del hombre son atributos de la Civilización Occidental. Actualmente Occidente encamina su desarrollo científico hacia el geneticismo, y el rumbo que está tomando la manipulación genética parecería confirmar la incapacidad del hombre occidental para entrar en armonía con su biodiversidad, su naturaleza étnica diversa. En este contexto, la respuesta occidental con sus productos químicos de sustitución parece reflejar la perduración de un razonamiento comercial etnocentrista, eugenista.

 

A. Connotaciones racistas

 

Numerosos analistas del fenómeno de las drogas afirman que la representación que se tiene de las drogas está teñida históricamente por connotaciones racistas.[80] Una parte de la sociedad WASP (White Anglo-Saxon Protestant) estadounidense es tildada de racista y la historia no parece contradecir esta caracterización. La guerra más feroz librada en territorio estadounidense, la “Civil War” (1861-1865) mató 600.000 estadounidenses a nombre de la contradicción entre el deseo de reforma y la defensa de la esclavitud, o racismo; una tara que aparentemente aún no se supera. Otro ejemplo de este temor del “otro” —de la persistencia de un imaginario racista en el seno de la nación estadounidenses— sería el tardío reconocimiento legal y una postergada inclusión real de sus comunidades no anglosajonas. Una muestra en tiempos recientes es el hecho de que la mayoría de los individuos condenados por delitos conexos a las drogas pertenecen a minorías étnicas.[81]

 

A comienzos del s. XX la visión racista se ve reforzada en el temor de los sindicatos obreros a cuya petición el Presidente Theodore Roosevelt responde en 1907 mediante un intento por persuadir al gobierno japonés para que suspenda temporalmente la emigración de trabajadores hacia los Estados Unidos. Los inmigrantes eran vistos simple y llanamente como mano de obra barata y la ignorancia impedía el paso a la incorporación de sus costumbres en la vida nacional estadounidense; los inmigrantes, por lo general, vivían (y viven en muchos casos) en ghettos. La existencia de empleos hace que hasta 1920 no se impusieran restricciones legales de consideración a la inmigración. Sin embargo, a partir de los años 20 se establece una alianza entre los sindicatos obreros y los grupos nativistas que clamaban por un inmigración restringida aduciendo razonamientos religiosos o raciales; ente otros el Ku Klux Klan y el Immigration Restriction League. El Johnson-Reed Immigration Act de 1924 establece las primeras cuotas por país de origen.

 

El punto de partida para la legislación prohibicionista estadounidense es el Harrison Narcotics Act de 1914 cuyo enfoque es el de establecer gravámenes sobre el opio ajeno. Por esta misma época, 1914, surgen las primeras proscripciones contra la marihuana, percibida como una mal traído por los trabajadores inmigrantes mejicanos a los estados del oeste americano.[82] La marihuana, consumida legalmente hasta finales de lo años 30, se considera como un sustituto al tabaco; sustituto sobre el cual no se pagaban impuestos. A este fin se promulga el Marihuana Tax Act de 1937. Entretanto, en países mayoritariamente musulmanes como Túnez y Marruecos, el canabis fue monopolio privado delegado por el Estado antes de la colonización; y posterior a ella, Francia asume su control entre 1881-1954 en Túnez y entre 1914-1952 en Marruecos. Ya para 1956 el protestante Estado estadounidense logra proscribir la marihuana con el Narcotics Control Act, cerrando así toda importación legal de países como Méjico y dedicándose a su cultivo interno.

 

B. Los movimientos reformadores

 

Son protestantes y católicos —cristianos de principios— quienes protegieron en su momento a judíos y moros conversos, “brujas”, indígenas, judíos acechados por nazis; y son estos cristianos de fe quienes actualmente se solidarizan con los desposeídos —sin distinción de raza ni de credo— y movilizan organizaciones no gubernamentales para contrarrestar los efectos de las políticas de gobiernos y organizaciones guerreristas a través del mundo y de lo que consideran moralmente intolerable.[83] Aunque los Pilgrims trajeron el alcohol de Europa y era una parte importante de su dieta por ser considerado saludable y curativo y desempeñar un papel esencial en los ritos colectivos de convivencia, la ebriedad era considerada un abuso de un bien dado por Dios y una de las primeras rebeliones internas, el “Whiskey Rebellion”, que tuvo que enfrentar el joven gobierno federal de George Washington se debió a un intento por establecer gravámenes sobre el whisky. Fue éste también el primer uso del Militia Law de 1792 que sentó el precedente para la utilización de milicias con el fin de "ejecutar la leyes de la Union [y] suprimir insurrecciones” ejerciendo el derecho del gobierno nacional de mantener el orden en un estado con tropas reclutadas en otros estados. La búsqueda de temperancia es desde entonces una constante y el primer movimiento contra el consumo de alcohol surge a comienzos del s. XVIII (entre 1825 a 1855) aduciendo razones morales. El segundo movimiento de temperancia surgió hacia finales del s. XVIII con el Women's Christian Temperance Movement y ya enfocaba la prohibición.

 

Mientras América Latina hubo de esperar la Teología de la Liberación como adaptación del Catolicismo, en Estados Unidos, el Protestantismo prolifera gracias a sus constantes reformas o renaceres para adaptarse a un mundo cambiante. Al Great Awakening de 1730 sigue el Segundo Despertar Religioso que surge a principios del s. XIX y que da origen a un entusiasmo evangelizador cuyos apóstoles operaron como educadores, líderes cívicos y exponentes de la cultura estadounidense del Este. Numerosas publicaciones y sociedades educativas promovieron la educación cristiana; la más notable de entre ellas, la Sociedad Bíblica fue fundada en 1816 en Estados Unidos (y hacia 1825 en Colombia, adonde no fue bien acogida y su Ministro Thompson salió por presiones de la Iglesia Católica[84]). El activismo social que inspiró este despertar impulsó asimismo la “Society for the Promotion of Temperance”; los movimientos abolicionistas; así como  esfuerzos por reformar las prisiones y los asilos mentales y de discapacitados; los movimientos de igualdad femenina; y las organizaciones sindicales. Impulsó reformas burguesas absolutamente indispensables aunque aún no hayan cumplido su cometido. Estos movimientos renovadores ponían en tela de juicio los valores de otras épocas como son el consumo de sustancias que generan estados síquicos alterados y, a nombre de sus creencias, emprendieron una cruzada moral.

 

La oposición al alcohol invocaba varias razones: motivos religiosos, el efecto del alcohol en la fuerza laboral; y la violencia sufrida por las mujeres e hijos de los alcohólicos. Siete años después de su fundación en 1826 por los pastores de Boston, la “Society for the Promotion of Temperance” convocó a su primera convención nacional que formó el “American Temperance Union”. La Union pedía la renunciación a bebidas alcohólicas y conminaba a los legisladores estatales a prohibir su producción y venta. Ya para 1855 trece de los 33 estados lo habían hecho aunque esta proscripción sólo resistió la embestida pública en el puritano norte de la Nueva Inglaterra. No obstante, la división entre estados secos y estados mojadas habría de resurgir con la obstinación de las ligas temperantes pocos años después. También surgió un movimiento fundamentalista que contrapone la interpretación de la Biblia a la ciencia evolucionista de Darwin. En 1920 aparecen los primeros proyectos de ley para prohibir que se enseñe la teoría de la evolución, y esta escuela de pensamiento, tenía, en 1990-1991, entre 248,500 y 353,500 alumnos y, en 1995-1996, entre 700,000 to 750,000.[85] Este sistema, el “homeschooling system” —educación parental por razones de credo; de una alta estima de la capacidad propia para educar y socializar a los hijos; y de falta de fe en el Estado— es financiada por los estados y contribuye a perpetuar la doctrina protestante en la comunidad estadounidense. Para 1833 en Democracy In America, Tocqueville afirma que una de las cosas que más lo impactó del los Estados Unidos es su atmósfera religiosa. Se maravilla del número de sectas, y del enfoque moralista que casi que excluye la doctrina. El proselitismo del Cristianismo parece estar dando frutos y se calcula que estamos actualmente frente a un nuevo renacer religioso —tanto cristiano como musulmán— y que, en 1980, 30% de la población mundial es cristiana.[86]

 

El Prohibitión nace, y se consolidad legalmente, en un ambiente moralista cristiano dentro de los movimientos reformadores del s. XIX en tanto que la Prohibición de la era moderna —que se inicia contra los fármacos de origen extranjero— tiene un claro componente eugenista aunado a intereses estratégicos en la política extranjera estadounidense. La contradicción de la Prohibición interna estadounidense, fomentada a lo largo del s. XIX, es rápidamente superada (dura sólo 14 años) a nivel de la legislación: en 1919 se promulga la enmienda 18ª a la Constitución que decretaba la prohibición de producir, vender o transportar bebidas alcohólicas. El objetivo era eliminar las tabernas (saloons), un sitio de reunión (y originalmente, de explotación a semejanza de la tienda de raya en la hacienda).[87] Esta interdicción sirvió para crear miles de bares ilegales, los llamados speakeasies (hablar quedamente o descomplicadamente) y nuevas e ingeniosas formas de rentables actividades ilegales. El “noble experimento” dio fe de la imposibilidad de reprimir por medio de leyes el gusto por el alcohol: las leyes prohibicionistas generaron una dislocación social, política y económica de tal magnitud que se tuvo que dar marcha atrás en 1933.

 

Para Boorstin, “[E]ntre las explicaciones para la promulgación de la Prohibición debemos incluir los persistentes abusos del saloon; la preocupación en tiempos de guerra de conservar los granos para fines alimentarios, el sentimiento chauvinista contra los alemanes-americanos que sobresalían en la elaboración y destilación, y la desproporcionada influencia política de la Anti-Saloon League en un época en la que muchos de los hombres estaban ausentes en la fuerzas armadas”. ... Una galería impresionante de Go-Getters[88] prosperaba en las fronteras ilegales vendiendo a los americanos algo que los americanos querían prohibir por ley. Leyes moralistas e irrealistas, como explicaba Walter Lippman, surtían al bajo mundo (underworld) con su propia tarifa protectora.” Así como los movimientos temperantes se asociaban a la lucha pro derechos civiles, el tráfico de alcohol se fusionaba con la trata de blancas, la prostitución y los juegos de azar. Las redes de tráfico del alcohol en los Estados Unidos están rápidamente en manos de los enlaces (inmigrantes) italianos y, en medio de la peor depresión económica de la era moderna, se vinculan con los sindicatos y entran en guerra con los capitales establecidos. Millones de desempleados y una guerra mundial que precede, y otra que sucede al Prohibition, alimentan la constatación de decadencia pero también la necesidad de pragmatismo. “La Depresión y el desempleo y la necesidad de empleos en una industria de licor legalizada hacía del moralismo un lujo demasiado costoso“. Hoy estamos lejos de la imagen romántica de los gángsteres estadounidenses. Lejos de los logros de integración social de familias como las de Joseph Kennedy que logran que sus fortunas —incrementadas con el negocio del alcohol ilegal— sean aceptadas y legitimadas. Los mitos de la colonización armada del Lejano Oeste y de los gángsteres (palabra que surge con la Prohibición) son venerados como confirmación de que el sueño americano sí es realizable. ¿Sobrará decir que esas mismas figuras, a escala de la concentración de los recursos y del armamentismo y del s. XX, son —en Colombia— satanizadas?

 

Las sociedades sufren mutaciones al ritmo de los acontecimientos que las marcan. Es posible que el vínculo entre el renacer de un fundamentalismo religioso y la Prohibición sea —al igual que el caso de la revolución de los Hipíes— una reacción a la revolución social e intelectual de la época: la era del Jazz y los Roaring 20’s. Los cambios en la juventud de comienzos del s. XX (producto de los movimientos liberadores del s. XIX) escandalizaron a la sociedad puritana estadounidense. Las similitudes con la época que marca los cambios en los imaginarios sobre el mundo bipolar —con los movimientos hipíes por el regreso a la naturaleza, la paz, la libertad sexual y el libre consumo drogas— no son nada remotas. Los movimientos reformadores y temperantes de finales del s. XIX y comienzos del XX estarían vinculados al origen de muchas de las libertades y derechos de los que hoy disfrutamos así como del pavor al comunismo y a su negación de Dios. Los movimientos de contracultura de los años 60 probablemente están vinculados al origen del ecologismo; de una visión más “científica” de la sexualidad; y de una agravación de la contradicción del hombre frente a su deseo de experimentar (Vg. su asociatividad de otra manera), conocer e innovar, y el miedo de lo desconocido, de no controlar. De ahí que se afirme que las repuestas ya están dadas por la Democracia Liberal,[89] que el camino es único: la supresión de todo lo que contraríe al progreso capitalista por oposición a la secularización de la naturaleza en todas sus facetas. El hombre trata de amaestrarse a sí mismo y a su entorno natural a partir de su visión del mundo y de esto se tratan las leyes que promulga para cada contexto y coyuntura. La representación legal del imaginario sobre la droga no escapa a su época. La necesidad de lograr el control del comercio internacional se apoya en los discursos temperantes y se legisla en consecuencia con la resolución de la aparente contradicción entre moral cristiana temperante; realismo comercial; y la seguridad en la propia superioridad y desconocimiento del “otro”.

 

En la actualidad, según la OGD, los países europeos concentran su lucha contra las drogas en los fármacos sintéticos. Paralelamente, laboratorios estadounidenses desarrollan y experimentan con drogas que vendrían a reemplazar las propiedades analgésicas de la morfina sin producir adicción. La methylamfetamina llamada “ice” ya ha remplazado la cocaína y el crack en la costa oeste de los Estados Unidos. La marihuana que se propone para aliviar la presión del glaucoma y las nauseas producidas por la quimioterapia ya viene en pastillas.[90] Otro ejemplo clásico de “dos pesos dos medidas” es el dopaje. Este fenómeno afecta un mundo dominado por representantes de las sociedades occidentales pues si bien el deporte es un camino de ascenso social para las “minorías”, este es un escenario casi totalmente bajo la gestión y competencia occidentales, en lo que se refiere a determinaciones, medios masivos, y triunfos por números. El consumo “abierto” de fármacos por parte de deportistas —costumbre cada vez más difundida— no tiene, de hecho, repercusiones penales. Se le retiran los honores al consumidor más no se le encarcela, aunque, en Francia en épocas recientes, en lo que se refiere a quien surte el doping, las penas previstas se asemejan a las que rigen sobre el jibareo de otras drogas ilegales. No se persigue a los laboratorios occidentales que producen estas drogas. La legislación contra las familias de drogas naturales de los países del Sur claramente no tiene su equivalente en las leyes que liberan mercados para las drogas de Occidente.

 

V.  LA SUPRESIÓN: CONVENCIONES INTERNACIONALES Y LAS LEGISLACIONES NACIONALES

 

Según Caballero,[91] los orígenes del derecho de la droga son relativamente recientes pues los primeros elementos de control internacional de estupefacientes surgen a raíz de las Guerras del Opio gracias a un proceso liderado por los Estados Unidos.[92] La primera conferencia internacional que se reúne en Shangai en 1909 versa sobre el opio y a ella asisten 13 países. Se trata, en principio, de un tratado de comercio con visos morales que se limita a recomendaciones y que enfrenta —con alguna semejanza con Viena en 1971— los países occidentales que comercian con el opio a los países narcopendientes que buscan la prohibición. Aunque se promueven nueve resoluciones sin obligación jurídica, para Caballero, el de 1909 es el primer texto de derecho de la droga de alcance realmente internacional así como la primera vez que los Estados aceptan la idea de reducir sus exportaciones para proteger el bienestar de otros Estados.

 

            A. Convención de la Haya

 

La Convención de la Haya de 1912 no se limita a una sola droga ni a una única región; afirma la vocación “universal” de los trece Estados reunidos: se aplica al opio y a sus derivados (morfina y codeína) y a la cocaína y sus sales, entre otros. Nuevamente, el prohibicionismo estadounidense se enfrenta a las potencias coloniales que comercian con el opio. En un tercer aparte y en lo que se refiere al opio medicinal y a la cocaína y sus preparaciones, las partes deben promulgar leyes que reglamenten la farmacia de su fabricación, venta y uso exclusivamente a fines médicos y “legítimos”. Esta Convención ya hace mención a la ligera a demás drogas “nocivas”. A nivel de política interna, en los Estados Unidos, el debate sobre los narcóticos lo lidera Hamilton Wright, médico con intereses en política y cuya propuesta antinarcóticos ya para 1910 pretendía abarcar no sólo el opio, la cocaína y sus derivados sino asimismo el canabis. La divergencia se da dentro de un enfrentamiento entre los estados del Norte y los estados del Sur para lograr e impedir, respectivamente, que las leyes federales interfiriesen con la segregación racial en los estados del Sur y, por otro lado, con el consumo de alcohol en los estados llamados mojados (wet states). A pesar de este temprano intento por prohibir (mediante gravámenes) el uso de la marihuana, el hecho de que ésta sea cultivada localmente dificulta la legislación en su contra.[93] A pesar de que ya se había iniciado la satanización, a diferencia de Colombia que regula la marihuana desde 1920, en los Estados Unidos no es sino hasta el Marihuana Tax Act de 1937 que la posesión ilícita de marihuana se convierte en crimen federal, de acuerdo con la ley común anglosajona que refleja la evolución gradual de sus sociedades.

 

La legislación colombiana sobre los fármacos nace con la Ley 11 de 1920 así ratificando la recomendaciones de la convención en la que no participó y reza así:

 

 Artículo 1°. No podrán venderse las siguientes sustancias por mayor ni al detal, ni en recetas o prescripciones, sino por orden o receta escrita de un médico o licenciado en medicina, dentista o veterinario graduados en Facultades aceptadas por el Gobierno: cocaína o sus sales, eucaína, alfa o beta, sean solas o combinadas con otras sustancias, y sea cual fuere el nombre con que se las distinga; opio o preparaciones oficinales de éste, como láudano, opio concentrado, bálsamo anodino, etc., codeína y morfina o las sales de éstas o sus derivados; heroína, belladona, atropina o sus sales; cánnabis índica y las demás sustancias de esta misma clase.

 

Artículo 2°. Las especialidades farmacéuticas, llamadas de patente o específicos, sean nacionales o extranjeros, que contengan en cualquier dosis alguna o algunas de las sustancias de que trata el artículo anterior, no podrán venderse sino en farmacias...

 

Artículo 4°. En vista del informe de la Comisión de que trata el artículo anterior, el Gobierno reglamentará y limitará la importación y la venta de estas especialidades. También puede limitar la importación de las sustancias de que trata el artículo 1° de esta Ley.

 

B. Convención de Ginebra de 1925

 

La tercera conferencia internacional se reúne en Ginebra en 1925 y de ella nacen dos convenciones diferentes: una Conferencia (15 Estados) sobre la supresión del comercio y el uso del opio preparado y una Conferencia (40 Estados) sobre el opio crudo y demás estupefacientes. El enfrentamiento se presenta entre “realistas” (comerciantes) o partidarios de una reglamentación de la distribución del opio bajo la idea de que en el Extremo Oriente su consumo no es tan nocivo por ser una tradición secular y que su prohibición llevaría al contrabando y tráfico; y los “idealistas” que sostienen que no se puede tener una moral (oriental) para el Oriente y una moral (occidental) para el Occidente. Se adopta una distribución controlada por un monopolio de Estado —a semejanza de la Ley 12 de 1923 que establece el monopolio del Estado Colombiano sobre el alcohol y la administración de las rentas departamentales— que permite alimentar sus reservas fiscales. Los delegados estadounidense y chino no logran que se prohíba todo uso recreativo del opio. La segunda Convención que nace de Ginebra en 1925 abarca las tres grandes drogas naturales: el opio, la coca y el canabis y sus derivados la heroína, la cocaína y el haschich. Se exigen estimativos sobre las necesidades en fármacos y se crean entidades de control por media de las cuales se establece la colaboración internacional. En los años 20 la legislación estadounidense enfoca básicamente limitaciones a la importación de sustancias procesadas pues se permitía la importación de opio crudo y hojas de coca para su procesamiento monopólico por compañías farmacéuticas estadounidenses.[94]

 

Sin embargo, en Ginebra en 1925 se instauran las bases para un prohibicionismo total (y de acuerdo con las costumbres de la época en Occidente, lo consumidores eran confinados en asilos) y en Colombia se promulga la Ley 118 de 1928 que abre campo a la inclusión de nuevas drogas:

 

Artículo 1°. El gobierno agregará a las sustancias enumeradas en el artículo 1° de la Ley 11 de 1920, las nuevas preparaciones que pueden formar hábito pernicioso, y suprimirá aquellas que, en concepto de la Dirección Nacional de Higiene, no tengan ese peligro.

 

Artículo 6°. “Los que hicieren personalmente uso indebido de las drogas a que se refieren la Ley 11 de 1920 y la presente, serán recluidos en una casa de salud, en un hospital o en algún otro asilo durante el tiempo que señale la respectiva autoridad sanitaria, y se les someterá a un tratamiento conveniente.

 

Artículo 14. La Dirección Nacional de Higiene procederá inmediatamente a hacer un catálogo de las especialidades farmacéuticas comprendidas en estas disposiciones

 

            C. Las convenciones posteriores

 

            Entre 1931 y 1953 se llevaron a cabo seis Convenciones que reforzaron el prohibicionismo y sus controles, y expandieron la lista de drogas hasta incluir nuevos desarrollos, como las drogas de origen sintético. A partir del Protocolo de Nueva York en 1953, se estipula el control de la oferta con todo lo que eso implica en cuanto a soberanía sobre los recursos naturales de los países productores, que se comienzan a delimitar claramente como los países del Sur. Esta evolución es consecuente con los cambios que se comienzan a configurar en el escenario económico internacional adonde comienza a apremiar, a raíz de la revolución cultural de los años 60, la conciencia sobre la escasez de los recursos. Actualmente rigen tres Convenciones: la Convención Única de 1961 y el Protocolo de Ginebra de 1972; la Convención de Viena de 1971 y la Convención de Viena de 1988.

 

            En Colombia, la Resolución No. 25 de 1938 se inicia así:

 

“Considerando que la Republica de Colombia está comprometida, bajo convenciones internacionales, a supervisar el comercio de la hoja de coca ... la hoja de coca no podrá ser vendida sino en los dispensarios autorizados...”

 

            Para 1941, la Resolución No. 578 ya controlaba no sólo el comercio sino el cultivo —la oferta— exigía el censo de las matas de coca, del área sembrada, los nombres de los dueños y el rendimiento anual y si las cosechas eran para la venta. En 1946, la Ley No. 45 prohíbe el cultivo de la coca, según convenios internacionales y en su artículo 5, considera que cualquier persona a quien se le encuentre morfina, cocaína, heroína o cualquier otra droga narcótica sin el debido permiso será considerada un traficante ilegal. “La legislación colombiana sobre el cultivo y comercio de esta planta sagrada de sus pueblos indígenas es, desde un comienzo, auténticamente diseñada por convenios internacionales”.[95]

 

            D. La Convención Única de 1961

 

            La Convención Única es el texto más importante de derecho de la droga pues remplaza y abroga todas las Convenciones anteriores. Fue adoptada por 77 delegaciones y ratificada por 149 Estados y se aplica a 120 plantas y sustancias naturales o sintéticas aunque visa principalmente el opio, la coca y el canabis. Tiene que ser universal pues de lo contrario no cumple con su cometido principal: la organización de una prohibición general y absoluta. Lo que se inició como una lucha por hacer contrapeso al dominio comercial británico en la India y China, alimentado por una misión mesiánica con pretensiones universales terminó siendo la mayor incitación al consumo; a la creación de nuevas drogas; nuevas formas de ilegalidad; y de violación de los derechos humanos y de los pueblos. Las cárceles se llenan y las poblaciones se desplazan a nombre de los cultivos ilícitos y los jóvenes se ven enfrentados a un creciente número de drogas cada vez más potentes y sofisticadas. La lista de drogas y de delitos se alarga con cada nueva Convención.

 

E. La Convención de Viena de 1971

 

Esta Convención abarca exclusivamente las drogas sintéticas con lo cual se invierten los papeles entre países “productores” y países “consumidores”. Es el logro del Sur en el marco de una escalada prohibicionista pues para algunos países todavía era imposible considerar la posibilidad de concebir el tema de las drogas de otra manera. Con esta Convención, los Estados no signatarios se verán obligados a acatar las disposiciones so pena de embargo, entre otras. Este obligación, según Caballero, deroga los principios fundamentales de derecho internacional pues ningún Estado se puede ver obligado a acatar un tratado que no firmó. Este tratado internacional, como tantos otros, no es consensual.

En Holanda en 1972 un informe gubernamental propone utilizar, como criterio de reglamentación sobre las drogas, el riesgo que acarrea el consumo de drogas para la sociedad. Una posición que lleva a distinguir entre drogas duras y drogas suaves partiendo del principio de que el canabis es una droga inofensiva. Desde 1976, se tolera oficialmente el cultivo o producción de una dosis personal y la venta al detal de la marihuana y no se persigue a los consumidores de drogas duras y, lo que es más importante aún, el 95% de los dineros consagrados a la lucha contra la droga se destinan a la acción sanitaria y social. Caballero afirma que esta política en un principio aumentó el consumo pero que actualmente está volviendo a los porcentajes de 1984 año para el cual los consumidores ocasionales de canabis constituían casi el 5% de la población después de haber llegado al 13% de la población en 1994). Lo más válido del modelo holandés es la mayor transparencia sobre el uso de estupefacientes lo cual permite desarrollar políticas mejor fundamentadas.

En Colombia, la evolución es otra y con la Ley 17 de 1973 se le otorgan poderes especiales al Presidente a nombre de la droga:

 

“... por la cual se dictan normas que reprimen conductas relacionadas con drogas o sustancias que producen dependencia física o síquica, y se reviste, por el término de un año, contado a partir de la fecha de la presente Ley, al Presidente de la República de facultades extraordinarias para elaborar un estatuto que regule íntegramente el fenómeno de aquellas drogas o sustancias, cree el organismo administrativo que cumpla las funciones que le atribuye el estatuto y haga las apropiaciones en el Presupuesto Nacional, verifique los traslados, abra los créditos y contracréditos, y se dictan otras disposiciones. “

 

            La ley 23 de 1981 dicta normas en materia de ética médica:

 

Artículo 26. El médico no prestará sus servicios profesionales a personas de su familia o que de él dependan en casos de enfermedad grave o toxicomanía, salvo en aquellas de urgencia o cuando en la localidad no existiere otro médico.

La ética también evoluciona y los que en un momento dado fueron enfermos —que necesitaban ser protegidos de sí mismos para que no le hiciesen daño a sus familias y a la sociedad— ahora son marginales, criminales que tienen que ser delatados. Un médico nunca debe tratar a un miembro de su propia familia pero en la sombra de la ilegalidad de la droga, los problemas éticos que surgen no son tan nítidos. 

La Ley 30 de 1986 hace todo el resto. Es la plataforma hecha a la medida del Prohibicionismo. Como tal, merece un estudio aparte y completo.  

 

F. La Convención de Viena de 1988          

 

El campo de aplicación de esta Convención es mucho más amplio, abarca estupefacientes, sicotrópicos y precursores; esto último a petición del poco campo de maniobra de los países productores cuyo gran logro es el reconocimiento por los países consumidores de su parte de responsabilidad en la expansión del fenómeno de la droga. Se abarca asimismo todas las plantas de género canabis; la dosis personal (allí adonde aún existe); la incitación al uso (censura de prensa) y un sinnúmero creciente de delitos que condonan abusos por la fuerzas de seguridad de los Estados. Por otra parte, el aparato burocrático también se expande y, si todo sigue como previsto, se logrará la aceptación del principio nocivo de todas las drogas. Sin embargo, es posible que el hecho de que algunas drogas —como el tabaco y el alcohol imbricadas en las economías occidentales— sean más difíciles de prohibir conlleve a la admisión de que el fortalecimiento de la responsabilidad individual y de los entornos sociales contribuye más que cualquier otra factor al control de lo que es perjudicial para la salud.

En la Suiza, cuna de Calvino, se han sabido desarrollar políticas más acordes con su vocación bancaria y pragmáticas frente a lo que hoy en día sí es una epidemia de consumo. En 1994 el Estado asume una posición abiertamente “liberal” frente al consumo —otro que médico— de ciertas drogas y adopta un modelo basado en cuatro pilares:[96]

·        reducir el número de nuevos consumidores (prevención);

·        aumentar el número de desintoxicaciones exitosas (terapia);

·        limitar los efectos perversos de enfermedad y exclusión social (ayuda a la supervivencia y reducción de riesgos);

·        proteger a la sociedad contra las consecuencias nefastas de la droga y luchar contra el crimen organizado (represión).

Levy afirma que todo parece indicar que con este programa el promedio de edad de iniciación al consumo ha aumentado; el número de muertes relacionadas con las drogas ha disminuido así como la incidencia de contaminación del sida entre los toxicómanos.

 

En Colombia la legislación que más incumbe es aquella dirigida a la represión de la oferta. El artículo 35 de la constitución de 1991 intenta prohibir la extradición de nacionales (incorporado al derecho penal interno por un tratado de 1980) y la Corte Constitucional bajo el gobierno de Samper intenta despenalizar la dosis personal. Este intento por recuperar un mínimo de autonomía no dura y nuevamente se discute en la actualidad, y la extradición (unilateral en los hechos) de Colombia hacia Estados Unidos ya es una realidad.

 

La Ley número 333 de 1996 promulgada bajo la sombra del proceso 8.000 establece las normas de extinción de dominio sobre los bienes adquiridos en forma ilícita. La época en que más se legisla contra las droga es bajo el gobierno de Samper y no faltan leyes —falta aplicarlas— y a eso se refiere el fortalecimiento del Estado, sin embargo, las normas descritas nos dan un idea de cómo se va endureciendo el “delito” de la droga en todos sus alcances y como estos alcances parecen no tener limites ni en los controles que se intentan ejercer en su contra ni en la conducta cada vez más delincuencial de esta Guerra contra la Droga.

 

VI. CONCLUSION

 

La construcción nacional estadounidense es un ejemplo de fe, confianza y capacidad asociativa. Aunque se habla de las crecientes desigualdades en su seno y de su racismo, la fuerza y solidaridad que aún hoy caracterizan la sociedad civil estadounidense tiene sus orígenes en su religiosidad y habilidad para dictaminar reglas acordes con sus propias características y necesidades, lo que a su vez ha permitido la federación de comunidades, en ocasiones disímiles, mediante un denso tejido social. Sus líderes, por elección, han sabido tener una vocación de lo público y defender los intereses de sus gentes. Sin embargo, las políticas extranjeras que han guiado la expansión imperial estadounidense parecerían contradecir la generosidad y principios con la que la sociedad civil estadounidense se compromete con los desposeídos en su seno y en otras naciones a través de un voluntariado cuyo objetivo es contribuir al bienestar del “otro”, a la construcción comunitaria. En todas sus etapas, las políticas extranjeras estadounidenses han defendido sus intereses nacionales con discursos que necesariamente han tenido que ser ambivalentes por lo injustificable de muchas de las atrocidades cometidas contra otros pueblos. Hoy por hoy, los demonios que atentan contra los intereses nacionales estadounidenses son los “rogue states” (Estados rufianes) entre los cuales caben los Estados que representan un amenaza nuclear, terrorista o narcótica. Sin embargo, es ante todo en el seno de una fuerte y liberal –en el sentido amplio del término— sociedad civil occidental que estallan los debates sobre los métodos terroristas utilizados por el FBI, la CIA y la DEA; sobre las armas nucleares, el uranio, utilizado por el Pentágono en sus más recientes misiones; y sobre las medios puestos al servicio de la construcción capitalista y la destrucción de naciones más débiles.

 

Actualmente son muchos los detractores de las ideas de otras épocas: que las drogas son un flagelo que justifican una guerra; que la guerra es justificable; que la concentración de la riqueza es el camino inevitable de la mundialización y sirve a la humanidad. No obstante, aunque ya comienzan a vislumbrarse las grietas en el imaginario que propulsa la Guerra contra la Droga, la política extranjera estadounidense respecto al hemisferio americano aún no supera la doctrina de seguridad nacional, que ahora busca sus sustento en la satanización de los estupefacientes. Todo parece indicar que la conflictividad estadounidense seguirá su curso en lo inmediato en la Región Andina con el Plan Colombia, presagiando así la postergación de la integración regional entre las dos Américas. Si bien una actitud más fundamentada frente a las drogas y una integración regional americana consensual podría ser benéfica para todos, para la política estadounidense, la conquista por la disensión ha sido hasta ahora un paso inexorable y la selección de Bush Jr. como presidente de los Estados Unidos es un dejà vu de desolación. Su asesores, escogidos entre los estamentos más conservadores, de la era Ford y Bush Sr., ya pronostican lo que espera a Colombia. La afirmación de Robert Zoellick, futuro asesor de política internacional y posible representante principal de comercio exterior de Bush Jr. no deja la menor duda sobre el curso que tomarán los “acontecimientos”: "No podemos continuar haciendo una distinción falsa entre esfuerzos contrainsurgencia y contranarcóticos. Los narcotraficantes y guerrillas constituyen una [única] red peligrosa.”[97]

 

Colombia tendrá que tejer sus propios lazos sociales, alimentar su proceso de paz, superar su guerra interna, si desea prevenir que el tema de los narcóticos siga siendo un monólogo del Pentágono y la justificación para una mayor intervención militar que sólo agravará la debilidad nacional colombiana. Los movimientos reformadores de todas las épocas han cambiado los imaginarios así enrumbado la historia por caminos otros que la guerra, como lo muestra la construcción comunitaria europea. Y, aunque el futuro de Colombia parece sombrío, la guerra total no es inevitable en parte gracias a la fuerza asociativa de la sociedad civil estadounidense cuyos grupos de presión abogan por la construcción comunitaria en Colombia y en el mundo entero. El movimiento ciudadano de Seattle, impulsado por el grado de organización de sindicatos estadounidenses como el AFL-CIO en defensa de intereses laborales nacionales y transnacionales, se propaga rápidamente (próximamente en Porto Alegre, Brasil) y actualmente articula un sinnúmero de intereses particulares, locales y nacionales. “Los movimientos antimundialización han entendido muy bien que las luchas nacionales se deben fundar en alianzas y consensos elaborados a nivel internacional”.[98] Dado que la inquietud principal que ronda a la nación colombiana actualmente es la amenaza adicional que pesa sobre su supervivencia con la Guerra contra la Droga —o Plan Colombia— la sociedad colombiana podría incorporar a este movimiento ciudadano la defensa de un mundo libre de droga por medios otros que la guerra, como, por ejemplo, mediante el fortalecimiento de la autonomía individual y social. Sería necesario interpelar a la comunidad civil colombiana e internacional y someter a su consideración la urgencia de responder —desde todos los ángulos— si ¿será la droga la que nos mata o será la Guerra contra la Droga la que nos va a rematar?  

 

Enero del 2001


 


[1] Uno de los tantos en afirmar esto fue Lindsmith en Dope Fiend Myhology [1980]. Estudios de expertos en diferentes aspectos del tema como Bernard Roques, La dangerosité de drogues [1999]; Milton Friedman, Prohibition and Drugs [1972] y There’s No Justice in the War on Drugs [1998]; Ethan Nadelman, Commonsense Drug Policy [1998]; Francis Caballero, Droit de la drogue [2000], Pierre Kopp, L’Economie de la drogue, [1997], Alain Labrousse del Observatoire Géopolitique des Drogues (OGD), y muchos otros coinciden en señalar los desconocimientos que socavan las políticas públicas sobre las drogas.

[2] Comenzando por un genérico que pretende abarcar jurídicamente (bajo el concepto de drogas sedantes que inducen al sueño) una serie de productos (como la cocaína y la methylamfetamina “ice”) que surten el efecto contrario, como es estimular el sistema nervioso central.

[3] Entre otras, está la Carta abierta a Kofi Annan y al UN General Assembly Special Session on Drugs de 1998 firmada por un inmenso número de personalidades de estampa internacional, y representativos de sus países, en la cual se afirma que “Creemos que la guerra global contra las drogas está haciendo más daño que el abuso de drogas en sí”.

[4] Reyes Alejandro et al., Estatuto de Seguridad, CINEP, 1978.

[5] Escohotado, Antonio, Historia de la drogas”, (3 Vols.), Madrid, Alianza Editorial (3era ed.), 1992, pp. 236-242

[6] Escohotado aclara que el Cristianismo, que en sus inicios adoptó la costumbre de ayuno previo al consumo de vino, solucionó este antagonismo “frente al placer que ofende a Dios” mediante “ una eucaristía estrictamente formal ... reduciendo a mero símbolo el ayuno y, algo más tarde, reservando el vino para el ministro”. p.240 Escohotado, Ibíd. p.242

[7] Síntesis de la Historia de las drogas a cargo de Pablo Cohen en www.

[8] En un libro que el gobierno estadounidense seguramente tomó como señal de alerta y que posiblemente le costó a Samper y al país la divulgación de los narcocasetes y el Proceso 8.000. En prologo al libro La legalización de la Marihuana: Fundamentos de una propuesta.

[9] Samper Pizano, Ernesto; Ruiz, Bernardo; Pearson, Annett; Gaitan Mahecha, Bernardo y Zinberg, Norman: Legalización de la Marihuana, ANIF Fondo Editorial, 1980.

[10] Cifras del GAFI citadas en Kopp, Pierre, L’économie de la drogue, La Découverte, 1997

[11] United Nations Office for Drug Control and Crime Prevention, Economic and Social Consequences of Drug Abuse and Illicit Trafficking (New York, NY: UNODCCP, 1998), p. 3.

[12] Kalmanovitz, Salomón, Documento de discusión, CIDE, 1993

[13] En Kopp, op. cit. pp. 51-52

[14] Esta aseveración se basa, entre otras, en el informe de la DEA, 1999 National Household Survey on Drug Abuse y el Information Sheet No. 2 de la Asamblea General de la Naciones Unidas, Special Session on the World Drug Problem, New York, 8-10 junio 1998.

[15] Francis Caballero recalca que en Francia la clasificación jurídica de estupefacientes abarcaba 7 sustancias en 1916; 16 en 1930; 27 en 1948; 91 en 1975; y 174 en 1999. op. cit., pp. 475

[16] Esta idea es desarrollada por Caballero con base en su comparación rigurosa de las legislaciones vigentes y el manejo de facto frente al consumo.

[17] Como diría Andrés López “matar al adicto para salvarlo” en Colombia cambio de s iglo y perspectivas, IEPRI, Ed. Planeta, 2000

[18] En documental de Yves Billon et Mylène Sauloy, Colombie la Poudrière, Films du Village 1999, TV 5. En el mismo documental, las milicias urbanas sostienen un discurso similar: “El pueblo lo dice y tiene la razón: este gobierno es de hambre y tiene represión”.

[19]Gizewski, Peter, “Pénuries de ressources et conflits”, Commentaire #71, Service Canadien du Renseignement du Sécurité , Primavera 1997.

[20] A manera de ejemplo está la conquista territorial por parte de Israel del Golan, Cisjordanía y del Sur de Líbano cuyo objetivo podría ser el de pasar sus fronteras “río arriba” para controlar las fuentes de agua.

[21] Entre otros Antoine, Jacques, L’humanité mourra-t-elle de soif?, Etudes, Abril 2000, No. 3924; Stacy D. VanDeveer, In Focus: Environment and Security Policy, John F. Kennedy School of Government, Harvard University, Vol. 4 #2, enero 1999; y Kennedy, Donald, Environmental Quality and Regional Conflict, A Report to the Carnegie Commission on Preventing Deadly Conflict, Carnegie Corporation of New York, diciembre 1998.

[22] La globalización de la agricultura, o satisfacción del mercado mundial de alimentos por monopolios transnacionales, es una de la metas afichadas por lo lobbies que participan en el diseño de las políticas externas así como de comercio internacional. Está el ejemplo de la batalla casada entre los Estados Unidos y la Unión Europea (y la aparente claudicación de esta última con la aceptación de soya transgénica ante el pánico de las harinas animales y su secuela, la “vaca loca). Otro sería la contienda por el derecho a contaminar el planeta o —por ridículo que parezca— “comprar” la “cuota” de polución de los países pobres.

[23] Firmada por más de 50 organizaciones campesinas, indígenas, ambientales y de la sociedad civil en Quito en enero de 1999.

[24]Méjico y Argentina pasaron de producir un 6% de soya transgénica en 1996 (36.735 hectáreas) a un 80% (5.760.000 ha.) en 1999. Ver Rodrigo Artunduaga-Salas, Ph.D, 6th International Symposium on The Biosafety of Genetically Modified Organisms, julio 8-13 2000. Una de la ironías de la “evolución” es que el maíz (Zea mays), que se originó en la región Andina, ahora vuelve en su forma transgénica en buques provenientes de los Estados Unidos. Ver Reuters Press 20-02-99.  

[25] Estas empresas son entre otras la Monsanto, productora del glifosato Roundup y es justamente esta transnacional la que vende la soya transgénica resistente al Roundup. Para 1998 los Estados Unidos tiene más de 18 millones de acres sembradas en Roundup Ready”®” soybeans, introducidas por primera vez en 1996. En "How the Terminator Terminates" Martha L. Crouch, Associate Professor of Biology Indiana University, Bloomington, Indiana, USA, The Edmonds Institute. Estas empresas están en una franca guerra por el mercado mediante la adquisición y fusión de las empresas de semillas.  

[27] La sola cuenca amazónica dispone del 15% de las reservas de agua para una superficie de solamente el 4% del planeta. La región de la amazonía es el hábitat de 80,000 especies de plantas (entre las cuales 600 tipos de palmas) y posiblemente 30 millones de especies animal, en su mayoría insectos. Paul E. Colinvaux, The Past and Future Amazon, Scientific American, 1989. Sobre esta región ejercen jurisdicción Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú.

[28] Kristin Dawkins del Institute for Agriculture and Trade Policy in Minneapolis en " U.S. 'Observers' Lobby Against Trade Curbs on Biotechnology Accord Would Be First to Target Genetically Engineered Products", Washington Post, febrero 13, 1999.

[29]A manera de ejemplo, 1997 fue el año en el que más se redujo la compra de armas “legales” después de la Guerra Fría., y en él se acordó la venta “legal” de US$24.5 millones de los cuales 71% a los países de Sur. En ese mismo año, las entregas de armas “legales” aumentaron, de $28 mil millones en 1996, a US$34.6 millones, 82.5% de la cuales fueron a parar en los países del Sur. En “Arms Sales Decline Globally but US Still Leads”, New York Times, 6-08-99.

[30] Desde la década de los 90 los Estados Unidos buscan establecer un Centro Multinacional Antinarcóticos por los lados de Panamá.

[31] H.R. 4300, Sección 101

[32] La importancia de la China actualmente en el Nuevo Orden Mundial se conjuga con el hecho de que “la República Popular China [RPC], por intermedio del Hutchinson Whampoa Ltd. Company, con sede en Hong Kong , y que tiene estrechos vínculos con el gobierno de la RPC y el Ejército de Liberación del Pueblo (ELP) beneficia de un leasing a 25 años , con opción de prolongación por otros 25 años, para el control de los puertos del Atlántico y del Pacífico, Balboa y Cristóbal, y la instalaciones adyacentes..... El crimen organizado chino esta activamente involucrado en el contrabando de drogas, armas e inmigrantes ilegales en Panamá” La Comisión recomienda que es importante “mantener una presencia crítica a la seguridad nacional y la lucha antinarcóticos para los Estados Unidos en Panamá, así como limitar la influencia de la China comunista en el Canal y en la región. ... Adicionalmente, la pérdida de los Forward Operational Bases en Panamá tendrá serias implicaciones para la seguridad hemisférica, incluso para el despliegue rápido en tiempos de crisis”. En Santoli, Al, The Panama Canal in Transition –Threats to US Security and China’s Growing Role in Latin America, An American Foreign Council Investigative Report, junio 23, 1999.

[33] Para el desarrollo de lo relativo a la historia estadounidense, nos hemos basado en el excelente trabajo del historiador y Director del Library of Congress, Daniel Boorstin, The Americans (3 Vols.), Vintage Books, Random House, 1958, y otros, tanto como en fuentes primarias en formato impreso y en la www.

[34] Estos discursos —o doctrinas— sistemáticamente hacen referencia a la liberación de los pueblos y la del prohibicionismo no se distingue en su búsqueda de liberar a la humanidad del flagelo de las drogas.

[35] En Bennassar, Bartolomé, Histoire des Espagnoles, (Vol. I y II) Armand Colin, 1985, pp. 321. Hablando de la España de los reyes católicos, Bennassar afirma “Vis-à-vis des minorités religieuses , les souverains changèrent totalement de politique et abandonnèrent une tolérance royale, devenue traditionnelle, pour une brusque et brutale intolérance, cédant enfin à la pression populaire, faisant fi de d’une des plus profondes originalités de leurs États, la coexistence des trois religions ».

[36] Romano, Ruggeiro, Los Conquistadores, París, Flammarion, “Questions de Histoire”, 1972

[37] La palabra settlers implica un sentido de arraigo permanente.

[38] Recordemos que la Iglesia Anglicana precede en poco a la Reforma Protestante y se desarrolla en un contrapunteo entre doctrinas católicas y protestantes.

[39] La historia estadounidense se puede reconstruir a partir de las sentencias de Federal Supreme Court ya que estas son la representación y la confirmación de los cambios sociales.

[40]Lo que se confirma en la Segunda Enmienda de la Constitución sobre “el derecho a portar armas” a fin de garantizar la disponibilidad de “una milicia bien regulada”, uno de los presagios de la cultura armamentista estadounidense.

[41] El Act de 1718, que permitía a asumir un cargo público sin prestar juramento, equiparaba las leyes de los Quaker de Pennsylvania a las leyes capitales inglesas.

[42] Moroni 10:4-5, The Book of Mormon, publicado por the Church of Jesus of Latter-day Saints, Salt Lake City, Utah, 1964

[43]“La poligamia es una doctrina, es un deber de los miembros de esta secta. Esta institución está sutilmente relacionada con el resto de la teología mormona y, sobretodo, con su creencia en la preexistencia. Si, como sostenían los Mormones, numerosos espíritus estaban en realidad deambulando sin cuerpo, esperando impacientemente por un tabernáculo corporal para habitar esta tierra, entonces era el deber de todos los hombres y mujeres proveer dichos tabernáculos de la manera más rápida y eficaz. La mujer sólo podría salvarse a través del matrimonio y la recompensa del hombre en el más allá sería mayor entre más hijos tuviese. De esta manera, el sexo, más que un placer sensual, era un deber a cumplir”. En Boorstin; op. cit.

[44] “...loathsome to the eye, hateful to the nose, harmful to the brain [and] dangerous to the lungs".

[45] Andrés López hace notar una ambivalencia similar frente a la coca de parte de la Iglesia Católica cuando resalta las críticas efectuadas a mediados del s. XVI y la falta de medidas de proscripción. En Colombia cambio de s..., op. cit,

[46] DeFord, Susan, Tobacco: The Noxious Weed That Built a Nation, Washington Post, miércoles, mayo 14 1997; P. H01.

[47] Boorstin, op..cit., p.128.

[48] Lang McGrew, Jane, National Commission on Marihuana and Drug Abuse, History of Tobacco Regulation, documento preparado para la Comisión por esta abogada de Washington D.C.

[49] Boorstin sostiene que esta doctrina es un iceberg para los Puritanos y que la parte más visible y sobresaliente en Nueva Inglaterra es el congregacionalismo, o federación de la iglesias.

[50] “Camino por el que se lloró”, en lengua indígena.

[51] James K. Polk, President of the United States at Washington, D.C., to the Congress of the United States. A Special Message Calling for a Declaration of War against Mexico, Washington, mayo 11, 1846

[52] “The Significance of the Frontier in American History”, The Ægis, University of Wisconsin, noviembre 4, 1892 .

[53] “The chief business of the American people is business”.

[54] “Según la UNICEF, el 90% de las víctimas de las guerras contemporáneas está compuesto por niños y civiles, mientras que el porcentaje en la Primera Guerra Mundial fue del 14%”. En Tortosa, José María, “Globalización, Estado Nacional y Violencia”, Paz y Guerra en Conflictos de Baja Intensidad, Encuentro Colombo Español, Tiempos de Paz, 1996, p. 17.

[55] Para el año fiscal 2001 los militares de Turquía y Grecia sólo recibirán $US2.5 millones y US$1 millón, respectivamente. Los “favorecidos” siguen siendo, como en las últimas décadas bajo y el Arms Export Control Act (22 U.S.C. 2763), Israel con casi US$2 mil millones y Egipto con $US1.3 mil millones (en armas “sobrantes o obsoletas”). Colombia, aún con el Plan Clinton/Pastrana, sigue siendo tercera receptora salvo que ahora es primera en antinarcóticos."

[56]En Rand Beers, Assistant Secretary for International Narcotics and Law Enforcement Affairs, Statement before the Senate Armed Services Committee, Washington, DC, abril 4, 2000.

[57] En Goldberg, Peter, The Facts about Drug Abuse, The Federal Government’s Response to Illicit Drugs 1969-1978, Drug Abuse Council, 1980

[58]Para el desarrollo del “état des lieux”, ver OGD, État des Drogues, drogue des Étas, Hachette, 1994.

[59] En un escándalo desatado por el San José Mercury News se revela por ejemplo que la CIA surtía los aviones para los Contras y los pilotos (de la CIA) llevaban la cocaína de la Base Aérea de Ilopando en el Salvador a las bases militares estadounidenses para su despacho a California. En “Dark Alliance: The Story Behind the Crack Explosion”. Los artículos comienzan a partir del 18 de agosto de 1986. En las audiencias ante el Senado, el abogado Jack Blum concluyó que los interese geopolíticos inmediatos había con frecuencia llevado la CIA a establecer alianzas con criminales pues se consideraba que el fin justifica los medios.

[60] Senate Committee Report on Drugs, Law Enforcement and Foreign Policy, presidido por el Senador John Kerry.

[61] Restrepo, Luis Alberto, “Estrategia norteamericana de seguridad y tráfico de drogas: lectura de un informe del Congreso de Estados Unidos”, Análisis Político, IEPRI, No. 13, mayo-agosto 1991, p.24.

[62] Según WOLA, la Estrategia Andina se inicia con la década de los 90. Peligro inminente, WOLA, IEPRI, 1993. Americas Watch parece coincidir con esta apreciación de que es en la década de los 90 que los Estados Unidos, bajo la mirada de Bush papá, dirige su atención preferencial a la lucha antinarcóticos en Colombia. En La ‘guerra’ contra las drogas en Colombia, CEI y IEPRI, 1991.

[63] Escohotado, op. cit.,

[64]Clairmon et Cavanagh , Acool, Favre, 1986 en Caballero, op. cit., p.237

[65] Grinspoon, Lester ,M.D., Marihuana Reconsidered, Harvard University Press, 1971, p.15.

[66]Grinspoon cita, entre otros, a Manuel Komroff y a Mandel, J.

[67] Herer, Jack, Hemp and the Marihuana Conspiracy: The Emperor Wears No Clothes, Hemp Publishing, (1985) 1991; Frazier, Jack, The Great American Hemp Industry, Solar Age Press, 1991; Conrad, Cris, HEMP: Lifeline to the Future, Creative Xpressions, 1993.

[68] “Tabac : l'OMS accuse les fabricants de saper son action pour la santé”, Le Monde, 3-09-2000.

[69] ibid.

[70] Tovar Pinzón, Hermes, Colombia: droga, economía, guerra y paz, Ed. Planeta, 1999, p. 52.

[71] Ibid, Tovar, p. 90.

[72] Brindemos con coca, brindemos por la vida, Bloque Social Alternativo del Departamento del Cauca.

 [73] op. cit. p. 262. (Vol. 1)

[74] ibid. pp. 30-31 (Vol. 2)

[75] Prohibición que la China se esforzaba por imponer desde 1729 sobre las importaciones inglesas desde la India.

[76]Edward M. Brecher, The Consumers Union Report on Licit and Illicit Drugs –Opiates, Consumer Reports Magazine, 1972.

[77] Estos inmigrantes chinos recibían el opio a través de un monopolio español.

[78] China de país consumidor se había convertido en país productor del opio.

[79] Caballero, op. cit., pp. 36

[80] Ver entre otros, The Consumers Union Report, Escohotado, Caballero, op.cit

[81] El OGD en su informe para 1998-1999 sostiene que la mayoría de los 1.700.000 presos en los Estados Unidos lo son por crímenes de droga y mayoritariamente negros o de minorías latinas y asiáticas. Kopp, op. cit. sostiene que el 99% de los “jíbaros” en los Estados Unidos son afroamericanos.

[82]El Informe de 1972 de la National Commission on Marihuana and Drug Abuse.

[83] Para una crítica de las organizaciones humanitarias como portadoras de un supracolonialismo occidental, ver Pandolfi, Mariella “La industria humanitaria y el supracolonialismo en el territorio de los Balkanes”, Análisis Político, No. 43, noviembre 2000.

[84] Nueva Historia de Colombia, Planeta Colombiana Editorial, 1989-1998.

[85] Lines, Patrcia, Homeschooling, Estimating Numbers and Growth, documento de trabajo para el US Department of Education, en www.

[86] Huntington, Samuel, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, Simon & Schuster, 1996, p. 65.

[87] Este sistema llamado el “boss saloon system” se consolidó alrededor de los campos mineros y era un sistema por medio del cual , entre otras, se le pagaba a los empleados con licor.

[88] Esta expresión tendría una connotación positiva y podría referirse a aquellos que saben lo que quieren, lo persiguen y lo consiguen. La traducción al francés de Boorstin habla de chasseurs d’affaires.

[89] Estudiosos de las mentalidades en Occidente como el historiador Jean Delumeau afirman que, a diferencia de la visión cíclica del destino del hombre del hinduismo y el budismo, para el cristianismo el fin del tiempo (o juicio final) coincidiría con el “fin de la historia”; visión según la cual el hombre será juzgado por lo que ha hecho o ha dejado de hacer sin que se le presente una segunda oportunidad.. En Entretiens sur la fin du temps, Fayard, 1998, p. 78.

[90]La vuelta atrás con respecto a los usos medicinales de la marihuana ya parece ineluctable. Está, entre otras, la demanda ante la corte federal, Conant v. McCaffrey, instaurada en 1997 por el medico Arnold Leff (asesor en políticas de drogas de Nixon y Carter) que sostiene la incapacidad del grupo de medicos que representa “para justificar la política del gobierno federal de negar a enfermos y pacientes terminales un medicamento que  les puede ser útil”. En el aparte número 7 de esta demanda, Leff  afirma que “Para muchos de mis pacientes con Sida, yo prescribo  Marinol, una versión sintética del ingrediente activo primario de la marihuana, para combatir las graves nauseas y estimular el apetito.  En algunos casos, sin embargo, el Marinol es inadecuado pues los pacientes no logran tolerarlo o absorberlo de manera eficaz. Un número significativo de mis pacientes encuentran que el  Marinol es demasiado fuerte y los pone dysfóricos (“high” [es decir, los “traba”]). Muchos de estos pacientes consideran que fumar la marihuana medicinal les permite limitar la dosis, evitando así la indeseable sensación dysfórica”. 

[91] Para el desarrollo de lo relativo a las Convenciones Internacionales la principal fuente ha sido el detallado “código” de Derecho de la Droga de Francis Caballero así como fuentes primarias y otras en la www. 

[92] Caballero, Ibíd. pp.37

[93] Ha de notarse, sin embargo, que para la época una buena parte de la marihuana era traída de Méjico.

[94] 67th Congress, Public Law No. 227. To amend the act of February 9, 1909, as amended, to prohibit the importation and use of opium for other than medicinal purposes. Aprobado mayo 26 1922.

[95] Moreno, María Mercedes, Plan Colombia ¿el fin de la historia o la reconfiguración cultural?, septiembre 2000.

[96] “Die schweizerische Drogenpolitik”, Oficina federal de salud pública, Berna, marzo de 1999 en Levy, Anne, “Face à la drogue, le modèle suisse”, Monde Diplomatique, decembre 2000.

[97]“Bush adviser talks tough on Colombia”, The Guardian, 12/28/2000. 

[98] Cassens, Bernard, “Irréversible, la mondialisation?”, Monde Diplomatique, enero 2001, p. 4.

 

 


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