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Conversaciones de Paz:
Cultivos ilícitos, narcotráfico y agenda de paz

Ed. Indepaz – Mandato Ciudadano por la paz, junio de 2000

Repoblamiento ganadero: un programa de paz

Asociación de Comités de Ganaderos del norte del Caquetá y el sur del Meta

El siguiente texto fue presentado por Don Bertil Valderrama, presidente de la Asociación de Comités de Ganaderos del norte del Caquetá y el sur del Meta, en las Audiencias Públicas del Gobierno y las Farc, dentro del proceso de negociaciones para la paz. Fue elaborado con el concurso de Omar García, Alcalde de San Vicente del Caguán y Javier Múnera, Director de CEUDES.

Queridos amigos del Gobierno y de las Farc, compatriotas asistentes a las audiencias públicas por la paz

Quiero empezar diciendo que los sanvicentunos siempre hemos estado dispuestos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance por la paz y por la defensa del bienestar y los derechos de todos los colombianos. Ustedes han sido testigos de excepción de la abierta disposición por la paz que tienen nuestras gentes.

Y la paz es justicia social. Esa es la base del acuerdo que ha permitido iniciar las conversaciones por la solución negociada al conflicto armado. En nuestra región, y me refiero al norte del Caquetá y al sur del Meta, sabemos que la justicia social es contar con las condiciones necesarias para trabajar, para producir, pues aquí todos somos gentes de trabajo.

Somos campesinos. Nuestra región está poblada por las familias de pequeños y medianos propietarios rurales, mayoritariamente dedicados a la ganadería, que no cuentan con las condiciones necesarias para sacar todo el provecho de su tierra y de su capacidad productiva. Decir aquí justicia social, decir paz, es decir condiciones adecuadas para trabajar nuestras tierras.

Nuestra región y nuestra gente es de tradición ganadera, no cocalera. Por eso nuestra propuesta de paz está basada en lo que sabemos hacer: por eso hablamos de repoblamiento ganadero.

Hoy vemos al frente de fincas ganaderas a gentes que llevan los apellidos de los quineros, de los caucheros, de los tigreros que fundaron la región. Hoy vemos a quienes hasta hace unos años trabajaban la madera dedicados a la ganadería. Lo mismo que los que llegaron con los procesos de colonización impulsados por el Incora o que se aventuraron a abrir un fundo en la selva: primero lo del pancoger, el maíz, el plátano, la yuca, y después los pastos, esperando que haya con qué comprar unas vaquitas o tomando algunas al mayor valor.

Somos gente de trabajo y gente de paz.

En 1953 San Vicente fue incendiado por la chulavita. Y nos levantamos en indignación y protesta civil. En 1964 fue bombardeada brutalmente la región del Pato. Y le dimos la mejor acogida a esas familias que huían en medio de la selva sin más pertenencia que sus propias vidas. En 1998 estalló una bomba en el parque del comercio y fuimos todos a hablar con la guerrilla. Y cuando el Dr. Pastrana anunció el despeje, nos comprometimos, fortalecimos nuestro Comité Ejecutivo de Paz y promovimos la Asociación de Municipios del Despeje por la Paz.

Nuestra región se ha construido con la inmigración, especialmente con la de los perseguidos y huidos del interior del país. Y siguen llegando campesinos desplazados del Magdalena Medio o del Putumayo o del Huila, que buscan cobijo en nuestra región, buscando a donde va el corte para establecer su fundo. Y llegan siempre para quedarse, pues llegan con lo que les ha dejado esta violencia infame que atraviesa el país: su vida.

Estas tierras, que siempre fueron de gentes de paz, que siempre ha dado acogida a los perseguidos de la región andina, hace 20 años empezó a convertirse también en escenario de guerra, coincidiendo con el proceso de establecimiento de los cultivos de coca. Llegó la coca y con ella los matones de los narcotraficantes y la guerra. Todavía están en la memoria los tiempos de la guerra con el M19 en el sur del Caquetá, la guerra del Yarí y de Puerto Asís que enfrentaron a los masetos con las Farc. Y desde entonces cambió el signo de los conflictos sociales: antes eran las marchas campesinas, las movilizaciones populares. A partir de allí los paros armados, la confrontación militar, en lógicas que no interpretan ni la historia ni los anhelos de nuestras comunidades.

La guerra y la coca han hecho perder terreno a los sistemas productivos legales de la región, pues la gente se muestra reacia a invertir aquí. Muchos se han ido, otros han sacado su ganado. Pero la mayoría nos hemos mantenido. Es nuestra tierra y la queremos. Es nuestra gente y nuestra vida y a ellos y a ella nos apegamos.

El resultado es muy duro: Entre San Vicente del Caguán, Doncello, Puerto Rico y La Macarena tenemos un millón de cabezas de ganado, pero tenemos pastos para levantar tres millones. Y teniendo como producir y sabiendo producir, hemos visto con desasosiego como muchos venden todo para cubrir las cuotas y los intereses de los créditos bancarios, mientras la producción y el mercado de la coca, con sus métodos clandestinos, van ganando terreno.

Hagamos aquí un pequeño paréntesis: En estos mismos años las mejores tierras de vocación agrícola de los valles del Magdalena, San Jorge, Sinú, Cesar, dejan de ser propiedad de campesinos y agricultores, pasando a ser adquirida por los dueños de los grandes capitales provenientes de lavado de dólares. Tierras de vocación agrícola, las mejores del país, se dedican a la ganadería extensiva, generando desplazamientos. Esas grandes fortunas ilegales solo han servido para el empobrecimiento del país.

Una reforma agraria integral deberá devolver estas tierras a su vocación agrícola y a sus antiguos propietarios, los campesinos desplazados. Y buena parte de ese hato ganadero bien puede servir de base para el gran fondo de repoblamiento ganadero que estamos proponiendo, con sistemas productivos que generen trabajo bien remunerado, con ingresos adecuados para todos. Hasta aquí el paréntesis.

Ya mencioné que en esta región tenemos pasturas para recibir de manera inmediata dos millones de reces. Pero eso no es lo fundamental. Lo mas importante es que tenemos gente que sabe el oficio y tiene los medios básicos para trabajar, generando miles de empleos en transporte, servicios y trabajo directo en las fincas.

Sabemos trabajar nuestras tierras y nuestro ganado, pero más que eso, sabemos que el conocimiento que tenemos NO ES SUFICIENTE.

Ninguno de nosotros recuerda con claridad cuándo y cómo fue que aprendió a ordeñar, a vacunar el ganado. Aquí todo el mundo sabe desde siempre cuándo, donde y cómo hace la siembra del maíz, la yuca o el plátano. Pero no nos hemos quedado ahí. Hemos buscado y en parte encontrado más y mejores conocimientos. El SENA, el Proyecto Recuperación de Ecosistemas del Piedemonte Caqueteño, el ICA y CORPOICA. Umatas y Secretarías de Agricultura. Nestlé y Trébol. Los fondos ganaderos del Huila y el Caquetá y Fedefondos. Todos nos han traído nuevos saberes para el manejo de nuestros sistemas productivos. Pero aquí seguimos teniendo un gran déficit.

El programa de repoblamiento ganadero necesita más y mejores conocimientos sobre el manejo de estas tierras y sus potencialidades. Todavía no manejamos con propiedad el establecimiento de praderas mejoradas, de arreglos silvopastoriles, de bancos de proteínas, de forrajeras y pastos de corte, es decir, de las técnicas que nos permitan sacar mejor provecho a estas tierras de vocación forestal, que han demostrado en los últimos 100 años que no son tacañas con los que hemos manejado ganado vacuno en ellas, pero que si las aprendemos a conocer y a trabajar respetando sus condiciones ecológicas, nos ayudarán a crear más trabajo y más bienestar para todos. Esos conocimientos nos permitirán hacer también un pacto de paz con la amazonia, nosotros respetándole su vocación forestal y ella dándonos un ambiente apto para nuestros proyectos económicos en tanto hagamos un manejo ambiental y socialmente sostenible.

El repoblamiento ganadero es también una estrategia para la eliminación de los cultivos de coca, construyendo una alternativa seria para nuestra gente. Pero una cosa debemos tener siempre en claro: No hay ningún producto agropecuario que dé mayor rentabilidad que la coca, así como tampoco hay otro renglón que lleve asociados encarecimiento tan grande en los bienes de primera necesidad y construya un clima de descomposición social tan fuerte.

Además, a los cultivos de coca llegan dos tipos de personas: Unos acosados por el desplazamiento que genera la violencia o por el empobrecimiento que viene destruyendo la producción agropecuaria colombiana, que solo buscan como conseguir condiciones decentes de vida. Otros, ligados a la estructura delictiva de este negocio, que van tras el enriquecimiento rápido y que no se detienen en ningún tipo de consideración para conseguir sus fines. Los primeros son nuestros hermanos y con ellos sabemos que podemos sacar adelante este programa, pues es parte de la opción de vida que ellos buscan. Con los segundos nunca hemos sabido que hacer y por tanto frente a ellos y a los cultivos comerciales de coca no tenemos propuestas.

En resumen: el programa de repoblamiento ganadero tiene unos objetivos muy precisos:

El repoblamiento lo lograremos mediante las siguientes estrategias:

Tengamos bien presente que el programa de repoblamiento ganadero puede darle a nuestra región las condiciones para:

Este programa debe contar con un Comité de Dirección en el cual deben estar presentes al menos:

El Comité de Dirección nombrará Director del Proyecto, cuyo perfil será definido por el propio Comité de Dirección en el mismo acto que realice la convocatoria pública a concurso para el cargo.

El Comité de Dirección del Programa de Repoblamiento impulsará también:
  1. La conformación del equipo técnico para el repoblamiento. Responsable de la selección del pie de cría que sea traído a la región para repoblamiento con ganadería de doble propósito, buscando el mejoramiento genético del hato ganadero de la región. Este equipo deberá contar con asesoría permanente del Ministerio de Agricultura, el ICA, Fedegan y Fedepondos. Este equipo estará conformado por tres expertos en producción ganadera, uno de los cuales al menos será Médico Veterinario experto en vacunos. El equipo será seleccionado por un comité compuesto por los tres presidentes de los Comités Ganaderos Municipales y un delegado del Ministro de Agricultura, entre los candidatos que presenten su hoja de vida, previa convocatoria pública.
  2. Comités de selección de usuarios del programa de Repoblamiento Ganadero. Esta labor será realizada en cada municipio por un equipo de trabajo conformado por tres delegados de cada Comité Municipal de ganaderos y tres delegados de la Asociación Municipal de Juntas de Acción Comunal.


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